Hogar dulce hogar(?) -Priv/nero-

Una vez que hubo terminado de acomodar todo en la cocina, camino hasta el sofa donde pasaria la noche para sentarse en lo que el otro terminaba.

-¿Como que a donde?-

Era mas que obvio el se quedaria en el sofa y no iba a aceptar un no por respuesta, quiza lo terco y obstinado tambien venia de familia... Pero vamos seria estupido ponerse a discutir sobre ello, a lo cual Credo solamente sonrio de lado mirandole. Ambos podian dormir donde quiera vaya ironia, tipico de un canido ¿No?

-No voy a dejar que duermas en el sofa. Lo mejor es que descanses- Si, si es que pretendia irse al reino rojo al dia siguiente.

Pero obviamente por orgullo no iba a mencionarlo. seguro el viaje era largo y cansado, podria hacerle la propuesta de vivir con el, pero seguramente el arisco de su hermanito no aceptaria. El dia que se avecinaba iba a ser bastante pesado, al menos para el, dar explicaciones de su ausencia y arresto seguro, pero todo valia la pena por el albino que estaba junto suyo.

-No pongas peros y hazme caso, o al menos el favor-

No era un regaño exactamente, pero el mayor se sentiria mal si el muy comodamente se quedaba en su cama mientras Nero en el sofa simplemente, no era justo.

-Ya es tarde, anda a dormir, o si no puedes no dudes en ir por ahi con toda libertad. Me gustaria quedarme otro rato despierto pero yo tengo que levantarme muy temprano-

Servicio... Obvio, total ya hablarian despues. Si es que quedo algo que no se hayan dicho. Que extraño seria el hecho de despertar y saber que esta ahi su hermano menor... Pues pese a las charlas aun no podia creerlo, de hecho, pensaria que ha estado soñando y despertara con el amargo sabor de boca por añorar el pasado, no obstante, todo era tan real, como el dolor de su mano por haber golpeado la pared.

Se miro los nudillos tallados, y un poco hinchados, ya se haria cargo de ello en la mañana.

Ofreciéndome su cama para yo poder descansar, que original. No necesitaba su cama podía dormir perfectamente en donde fuera pero seguro se las arreglaría para obligarme a irme a dormir a su cama.

-No tienes que ofrecerme puedo dormir en el sofá

No servía decir eso cuando el mayor ya se estaba acomodando en él, justamente se me ocurría decir un pero y este se me adelanta. Si ya era tarde, afuera se notaba el frió que hacía y era mejor no salir esta noche al menos no ahora. Bufé, dirigiéndome a la habitación de Credo sin antes mirar atrás y ver por última vez al mayor.

Su habitación, era la sala misma de la limpieza y el orden, todo estaba absolutamente en su lugar, no había tan siquiera una prenda en el suelo o en algún mueble, reí bajamente al ver todo esto. Maniaco obsesivo compulsivo, y sonaba casi absurdo que se haya vuelto aun más obsesivo con el orden desde que entro a la milicia.

-Oh sí, si muevo algo de seguro aparecerá un hoyo negro en toda la habitación –Me tiré de espalda sobre la cama cruzando las manos tras mi nuca y mirando al techo.

Este día fue verdaderamente extraño. Y pensar que solamente vine a molestar a los guardias de amarillo correteándolos como si ellos fueran el perro.

Tontos soldados.

En fin, me moví en esa cama y saque las sabanas, arropándome con ellas y apoyando mi cabeza en la almohada, se sentía raro dormir en la cama de alguien más. Igualmente el sueño siempre vence a uno y con el tiempo caí preso en él.

El can de hebras caoba movio la cabeza ligeramente negando al observar como el otro de mala gana se dirigia hasta su habitacion. Resultaba graciosa la forma en que el otro ponia peros, y pretendia un mal humor, sabiendo y comprobando Credo que aquello no era una mascara para ocultarse y evitar quiza que le dañaran nuevamente.

Echo una ligera risilla mientras se acomodaba en el sofa. Acomodo los antebrazos bajo su cabeza aun sobre la almohada, enfocandose en el techo como si fuera a encontrar algo sumamente interesante en el. Habia sido un dia agitado, emocionante en cierta parte, Trece años... Trece largos años y ahora estaban juntos no era algo que pudiera pasarse de largo al menos asi de facil.

Ah decir verdad, el militar no pudo conciliar el sueño facilmente ya que mil y un recuerdos venian a su mente, algunos nitidos, otros mas borrosos y otros por mas que se esforzara no era capaz de enfocarlos correctamente. ¿Cuanto tiempo duro asi? no pudo saberlo, el caso es que mas noche el de ojos azules se levanto para ir por un vaso de agua a la cocina, seguramente le ayudaria a conciliar el sueño y, aunque, su habitacion no quedaba de camino hacia el lugar el canido abrio con cuidado la puerta. Sonrio ligeramente al observar dormir tranquilo al albino, no sabia porque le dio la ligera impresion que tendria problemas para dormir en un sitio ajeno.

Cerro lentamente la puerta procurando siempre no hacer ruido de esa manera el frio no entraria en la habitacion.

Su cuerpo se estremecio de manera leve al probar el agua fria de su vaso, al segundo, decidio que ya era suficiente, de manera que regreso a su sitio a tratar de dormir, para su fortuna, no paso mucho tiempo cuando concilio el sueño. Pasadas unas horas el canido mayor se desperto, encontrandose sobre uno de sus costados. Despabilo, era muy temprano, el sol aun no mostraba señal alguna. Vistio su uniforme, cuidando hasta el mas minimo detalle... aun era muy temprano y tal vez Nero tardaria en despertarse... De cualquier modo se encamino a preparar el desayuno.

Trece largos años habían pasado. Todo iba a cambiar a partir de ahora.

No será así ¿No? ¿Pero que ocurrió? ¿En dónde estaba? Esto acaso era… ¿El castillo de corazón? ¿Cómo era que estaba dentro de nuevo? Miré mis manos sin creérmelo y luego volteé a mi derecha viendo mi reflejo en un espejo; un niño, nuevamente era un niño pequeño. ¡¿Pero que co..?!

-Creíste que podías escapar de nosotros –Solo escuchar esa voz hizo que mi cuerpo temblará y volteará temerosamente a ella. Sin notarlo de mis ojos comenzaron a brotar lágrimas y comenzaba a dar pasos hacia atrás mientras aquellas dos sombras se acercaban a mí.

-No puedes escapar de nosotros –Aquellos dos demonios. Los antiguos reyes de corazones, esas dos bestias que creía jamás volver a ver. ¿A qué demonios les llegue? Ya no podía moverme ¿Una pared tal vez? No lo sé, solamente temía ver de nuevo a esas dos persona, no había escapatoria.

Es un infierno todo lo que paso, ellos son unos demonios. ¡¿Qué hago aquí otra vez?! ¡¿Qué mierda esta ocurriendo?!

-Ven –Aquellas monstruosas sonrisas se reflejaban en esos nítidos cuerpos sin alma. Lentamente fueron acercando sus manos mientras yo me arrinconaba ahí mismo.

No había escapatoria para el tormento.

-Juguemos un rato mascota

-¡No! –Desperté. Todo… ¿Realmente había sido un sueño? Miré a mi rededor, estaba en el cuarto… De Credo, ¿Lo era, no? Una pesadilla, una muy tonta pesadilla.

Suspiré seguido de un leve gruñido. Al parecer aun era temprano, lo notaba por la poca oscuridad del lugar y el silencio. Bostecé y estire los brazos hacia arriba, luego hacia delante bajándolos a la sabana a la vez que pegaba mi rostro a la sabana. Salí de la cama estirando nuevamente los brazos y todo el cuerpo, rascándome la cabeza. ¡Qué flojera levantarse temprano! Salí de la habitación tallándome los ojos.

-¡Yaaawhn! –Bostecé nuevamente encaminándome a la cocina.

Como el can que era, Credo no pudo evitar el hecho de dejar escapar uno que otro bostezo mientras preparaba el desayuno. Se debatia internamente el hecho de despertar o no a Nero, pues era bastante temprano, por otra parte, no podia permitir que su hermano menor se fuera asi sin mas con el estomago vacio hasta Corazones, era un camino largo, claro, el vivia anteriormente ahi asi que se daba una idea ahora.

Lo que el Capitan del ejercito desconocia, es que el albino habia despertado sin "ayuda". Siguio sumido en sus pensamientos, y en lo que hacia. Alzo ligeramente el rostro con curiosidad notable, al tiempo que una de sus felposas orejas giraba en direccion del albino. ¿Que habia pasado? Era mas que obvio, se acababa de despertar, pero ¿Por que? No tenia finta de madrugar como el lo hacia.

Aunque, la expresion somnolienta del de ojos azules le hizo sonreir con diversion. Años sin ver un gesto similar.

-Buenos dias-

Ya estaba acostumbrado a levantarse a primeras horas del dia, tanto que no le costaba sacarse tanto la pereza como el sueño de encima.

-¿Que haces despierto tan temprano? ¿Paso algo?.- Bueno eso no importaba, al menos el mayor se evito la molestia de despertarle. Nego ligeramente dandose cuenta que sus preguntas eran una completa tonteria.

-El caso es, lavate las manos y la cara, despabilate y ven a la mesa que el desayuno esta listo-

Suspiro pesadamente pues ya sabia lo que pasaria cuando el menor estuviese listo: Se iria al reino donde residia, aquel maldito y belico y que tantas malas memorias le traia a ambos. Ni que hacerle, seguro si le pedia a Nero quedarse a vivir obtendria una negativa como respuesta, no habia mas que aceptar la desicion del albino y seguir cada quien su vida, aunque, algo si le quedaba en claro: ahora las cosas ya no le parecerian tan pesadas ni "Frivolas" como en antaño.

¿Qué tan temprano era? Y Credo tan despierto como si no le afectará, ha de ser la costumbre de ser ahora el Capitán de la armada de amarillo, o una simple costumbre militar también. Como sea, no me llegaba la idea a la mente de cómo es que podía mantenerse despierto a esta alta hora.
Hasta que recordé que tomaba café.

Bufé dando media vuelta para ahora dirigirme una vez más al baño, a lavar mi cara y mis manos y si es posible despabilarme, no era muy madrugador y de seguro el mayor se dio cuanta muy rápido. Oh, salí rápido a su primera pregunta la cual no tomé en cuenta… No iba a contarle aquel absurdo sueño que tuve, ya le había dicho tantas cosas como para poner peor la situación con eso.

Cuando regresé ya todo estaba servido, que rápido era el otro para estas cosas. Ambos tomamos asiento en la mesa y comenzamos cada quien a desayunar aunque a comparación de la noche anterior esta mañana fue relativamente… Anormal.

Sin dudarlo debes en cuando me gastaba una que otra broma sobre el mayor con lo que me contó de su ex, y como otras cosas que conseguía tener a mi favor. Ah y de una simple broma pasó a ser guerra cuando sin pensarlo lanzó su tasa contra mía y terminamos en una ridícula guerra de comida. Oh sí, mancho su uniforme y tuvo que limpiarse así como el resto de la casa que dejamos hecho un desastre. Claro que me lleve mi regaño pero no importaba.

Al poco tiempo ya me había alistado para irme a mi querido y maligno hogar en aquel bélico reino. Suspiré a la vez que gruñía pero que más, igualmente no pensaba invadir la casa de Credo. Al salir de su casa miré al cielo y noté los apenas visibles colores del amanecer, si me iba ahora podría evitar a los soldados de rojos, se despertaban igual de temprano pero tardan un poco haciendo otras cosas antes que sus deberes.

-Supongo que ya me debo ir -¿Por qué se sentía como si no lo volvería a ver? Estaba vivo, ¿No?- ¡Oye! ¿Puedo regresar pasado mañana? La verdad es que no tendré nada que hacer…

Nada, técnicamente.

-Y otra cosa más… -Mencioné antes de ponerme en marcha, caminando hacia atrás- ¡No te creas que por que seas el capitán dejaré de fastidiar a tu escuadrón de inútiles!

Una risa bastante burlona y socarrona a su vez, girando sobre mis talones para seguir caminando en dirección contraria, claro miré sobre mi hombro para despedirme de él con la mano. Que día más loco, pero a pesar de lo malo del principio terminó bastante agradable.

De ahora en adelante ya no me sentiría tan solo, podría volver a tener esa calidez familiar que extrañe, y con las personalidades de ambos de seguro muchas cosas entre divertidas y hartantes saldrán entre los dos.

Pero así es una familia no normal.