Ding Dong(Priv. Nero)

La torre del reloj. Era, el lugar que más odiaba de todo Wonderland, ¿Y porqué sería eso?.

¡DING DONG DING DONG!

Por esos, las muy putas campanadas que daba el reloj a cada misera hora que pasaba, era un sonido agudo que rompería los timpanos de cualquiera, y para mí, tener unas orejas canidas que captaban el sonido aún a kilómetros de distancia era excesivamente doloroso.

Esta más que jodido, y las campanas no dejaban de sonar, y mi orejas, dobladas y gachas, debía protegarlas con mi mano, claro, como si eso ayudará mucho, y quejarme con los sacerdotes tampoco me ayuda mucho. ¡Con una mierda, yo solo quiero que se acabarán las campanadas!.

-¡Puta madre! -Había gritado al aire, aunque dudaba mucho que se escuchará con el sonido de las campanadas- ¡Acaben con esta maldición ya!

¡Ding Dong! Las campanadas cesarón, al fin. Ya creía que me iba a quedar sordo, incluso llevé mi dedo meñique derecho a dentro de mi oreja, ya que aun quedaba ese horrible sonido chirriante en ella, ese simple sonido que no te deja pensar tan siquiera un poco.

De hecho, ese pequeño sonido no se comparaba en nada a la escándalosa risa de un chico rubio, que tenía una pinta de loco que nadie se la quitá, y de paso estaba rodando por el suelo, es muy raro. ¡¿Canoso?! ¿Quien se cree? Pero me impresionó que se haya insultado a su mismo tambien. Esa pose militar, había topado con un soldado, genial, mi día no iba a comenzar bien, más su forma de hablar lo hacía verse lejos de su trabajo.

-Estas sarrado -Me topé con un demente joder- No soy de aqui y no soy el guardia de este lugar, soy Nero y solo estoy de paso, ¿Y a tí que te importa como me vista?

Sus mares de pregunta me estancarón, y siento que se aproximan más, ¿Por qué coño siempre paró con personas de una capacidad cerebral nula?