Entre los grandes abetos (libre)

Cuando veo el bosque, normalmente pienso en los parques de mi ciudad la cual extraño estar, aun sigo sin acostumbrarme a este sitio, la gente rara, las criaturas peculiares, me pone nerviosa puesto que no se como actuar, ni siquiera saber si ellos me lastimarian.

Me encontraba caminando entre los grandes arboles del sitio, muchos colocados de forma normal, como en el mundo...eran abetos, lo pude notar por sus formas y la forma de su tronco, a lo lejos escuchaba el canto de las aves y el de los grillos, un sonido sin duda alguna calmante.

Sigo caminando entre ellos, tratando de buscar algo que comer...tenia hambre, no habia comido nada desde que llegue aqui, pero nada. Toda mi vista se tropezo de repente con un arbol que resaltaba del resto...un duraznero.

-¡Pero que hace aqui un duraznero en medio de una arboleda de abetos!-dije muy impresionada, sin duda alguna si...este lugar lo podia calificar como raro. Aun teniendo la razon, mi estomago pudo mas que mi conciencia, incitandome a comerme uno de los duraznos que ya se veia marudo de ese arbol.

Era mas grande que los demas, de color rojizo naranja, tome camino hacia el mismo...acercando mi mano y desprendiendolo de la rama, su textura...suave:

-¡No puedo resistirme a comermelo!-termine la oracion y le di una gran mordida al fruto.

Me había escapado con dificultad del castillo. Para mi escolta, los guardias y los nobles andaba tomando un baño. Para los soldados que vieron como tomaba a Vera, mi caballo, tenían que guardar mi secreto si querían conservar la cabeza.

"Finalmente algo de libertad" pensé mientras cabalgaba a todo galope, internándome en el bosque. Tenía mucho de no entrar ahí, al menos sola. Había dejado las joyas, la corona y todas esas tonterías en el baño. Apenas y me había salido por la ventana y vestida con lo más básico de mi vestuario usual: un vestido rojo. Andaba descalza, despeinada, pero feliz. Feliz de sentir algo de libertad por fin.

Llegue a una zona donde si mal no recordaba había abetos y en medio de esos arboles, había uno muy particular. Un árbol de duraznos, los más dulces y deliciosos de Wonderland. Realmente era difícil de dar con ese árbol, pues entre los grandes abetos no cualquier sabía que había un duraznero ahí.

Llegué a un trote más lento, observando bien el lugar para asegurarme de estar en la zona correcta. Moría por probar uno de ellos, se podría decir que eran casi mágicos. Sin embargo al estar cercas noté la presencia de una chica. Una chica relativamente alta, al menos más que yo podía deducir. Era esbelta y de tes clara, usaba lentes de armazón delgado. Tenía el cabello largo y lacio, en color café. Y una vestimenta muy peculiar, se notaba que no era del lugar. Posiblemente era una humana que no tenía mucho de llegar.

Sonreí de lado, maliciosamente, sería divertido asustarla un poco.

—¿Quien es la persona que se osa a comer uno de esos duraznos? - le grité con mi mejor tono de loca. Acercándome aun sobre mi semental color chocolate, que ante las sombra de los frondosos abetos se veía más oscuro, casi negro, además de que las sombras y mi aspecto desalineado seguramente tendrían algún efecto sobre la chica.

Off: disculpa la tardanza Cissy u_U, he estado ocupada D:

-¡Waaaaaa, esto esta delicioso!-fue una exclamacion de gusto tremenda, sentir el liquido jugoso del durazno escurir en mi boca era exquisito, como un gran licor dulce que podia fascinar a cualquier bebedor.

Tanto fue mi disfrute de la fruta que no me habia dado cuenta que una sombra relativamente grande se habia parado justo a mi lado, apenas la podia notar gracias a la luz de la luna, fue interrumpida mi tarea de seguir comiendome el durazno, ya que habia escuchado un grito potente:

"—¿Quien es la persona que se osa a comer uno de esos duraznos? -"-eso fue lo que grito la persona, por su voz casi potente pero a la vez tersa, surgio la hipotesis que tal vez se trataba de una mujer, en eso me voltee a verla con el fruto en mano.

Era una mujer pelirroja sumamente hermosa, de cuerpo bien proporcionado y piel blanca, montada encima de un gran caballo color cafe oscuro, al parecer con solo oir su voz me flaquearon las piernas unos instantes, su voz era potente, firme, austera.

-¡Genial, ¿y ahora que hago?, ¿le disparo?, no es una estupidez, que locuras dices Maya!-mi cabeza no debaja de llenarse de lo que podia hacer o no hacer ante la presencia de la mujer, que al parecer, la intencion de su timbre de voz potente, si, estaba enojada....tal vez por que tome los duraznos sin permiso, asi que me arme de valor unos segundos y solte un suspiro, viendo fijamente a la mujer pelirroja.

-Llevo dias sin comer, solo sera uno....no mas-dije seriamente mientras me acomodaba las gafas, no podria soltar otro comentario de donde venia hasta ver exactamente lo que era esta mujer, que al parecer, era lo mas normal que he visto.