Pequeñas y grandes bromas (libre)

Era un día en el que decidió que quería fastidiar a algunas personas del Reino de Corazones y que mejor lugar para sembrar la confusión y el pánico que en un laberinto que le proporcionaba escondites y salidas perfectos donde ella podría cometer sus diabluras sin ser sencillamente sorprendida.
No se apiadó de ningún noble o ciudadano para hacer uso de sus múltiples voces tanto amenazadoras o incluso prometedoras para terminar riéndose en el aire mientras se burlaba de las expresiones de pánico de la gente que desesperadamente buscaba otra ruta o desviación.

A una pareja de enamorados los espantó con la voz de un hombre viejo que les indicaba que se comportaran en un lugar público, a un noble lanzó maullidos muy agudos de gato e incluso llegó a espantar a un grupo de gente haciendo ruidos de que una jauría de perros rabiosos a la vuelta de la esquina. Debía admitir que llevaba tiempo que no se llevaba unas buenas risas e incluso de lo que tiraban por accidente por el susto ella lo recolectaba si es que era interesante o tenía colores resaltantes, lo común le aburría de sobremanera y sería con lo último que lidiaría en ese día.

"¿Quién será mi sig. víctima? Espero que sea un noble... esos son muy sensibles a los ruidos fuertes" - se dijo a si misma en pensamientos mientras una sonrisa asomaba en su cara.

Lyra se escondió en unos arbustos mientras esperaba con emoción al pobre incauto que cayera en sus bromas.

Se estaba volviendo aburrido estar ahí escondida en el arbusto, al parecer ya nadie se atrevía a entrar por el laberinto, pero bueno, al menos no habían parado a avisar a la guardia o cualquier cuerpo de vigilancia en la ciudad.

Pero miren nada más que observaban sus ojos rojos llenos de malicia infantil mientras se omitía unas risas para no ser descubierta.

Ohh si... Ya había visto a su víctima, una señorita que se encontraba tranquila en ese punto del laberinto y que apostaba se iba a reír como nunca del buen susto que le plantaría.
Desde dentro del arbusto podía verla así que empezó a preparar un poco su garganta mientras pensaba que podía hacer para implantarle miedo. ¿Qué podría escoger? Se le ocurría un gato furioso, un señora de esas que critican y regañan por todo a los jóvenes... No, mejor algo para una indefensa señorita del Reino de Corazones.

De su garganta salieron sonidos guturales pareciendo que estaban a unos metros lejos de la posición que se encontraban y poco a poco los hacía más fuertes y amenazantes, primero como si sólo viniera de una criatura, un perro muy grande pero empezó a añadir más gruñidos y ladridos como si fuera una jauría sarnosa y ella ya sólo esperaba ver el espectáculo de gritos cobardes y salidas a toda velocidad.

Esa chica no se estaba asustando, le enojaba no ver reacciones divertidas, muchísimo. Por eso siguió con insistencia con sus imitaciones prodigiosas de perros salvajes, rabiosos y peligrosos para ver algún fruto de su broma.
Pero... le pareció curioso el hecho de verla congelar cosas, era muy mágico y hermoso. Tenía ganas de preguntarle y ver mas de cerca esos objetos cubiertos de hielo

Aunque al ver al objeto contundente quedando del misma material la hizo retroceder en el arbusto donde se encontraba y cuando vio que salió volando hacia ella salió del mismo aunque quedó del otro lado de esa pared del laberinto, aun no siendo descubierta.

Si, la chica se estaba poniendo lista con ella pero no se rendiría fácilmente, ella quería oír o ver una expresión de terror o al menos como convocaba sus poderes de hielo.
Hizo sonidos de perros más grandes y guturales amenazando a acercarse pero tenía que sobresaltarla de alguna manera.

"Idea~"

Con una sonrisa amplia voló rápidamente por el pasillo del laberinto quedando en la pared de arbusto detrás de la jovencita.
Inhaló profundamente y emitió un sonido de perro, el más terrible y sonoro pero natural que podía emitir.

Solo tuvo que esperar para ver otra reacción.

Spoiler:

En ese momento, ese pequeño susto le fue suficiente para soltar una carcajada con aquella voz prestada que había tomado hace tiempo. Esa cara de total contención emocional a veces era la mejor de todas por que uno buscaba no revelarse.

Esa risa sería bastante obvia de que estaba detrás así que decidió hacerle otra broma más solo para confundirla.

- ¿Cómo te atreves a molestarme el día? - repitió las mismas palabras que la joven copiando su voz de manera perfecta. Se elevó un poco, a unos centímetros del suelo para que no se oyeran sus pisadas y se desplazó por el laberinto para perder a la joven que quería plantarle cara. - Estoy por ahí, por allá - Respondió con la voz de la persona que fastidiaba mientras oyó el movimiento de los arbustos por el salto, pensó que era por donde ella estaba antes.

Le sorprendió bastante que la pared de arbustos a su derecha se estaba congelando. Lyra solo pudo sonreír divertida de ver como se delataba fácilmente con aquel poder de hielo.

- Yo soy tu, tu eres yo ¿No oyes que somos iguales? - le respondió divertida mientras se movía un poco mas aprisa en dirección contraria donde las plantas se estaban congelando.