¡Pillado!... ¿pillado?... [Priv. Nero].

Justo cuando las cosas no podian verse más locas. Creía que al llegar al Reino del Treból iba a estar algo en paz, con todo el marullo que se forma en el Reino de Corazón, y no se diga en los bosques, ultimamente han estado todo raro desde lo del "Tren Infernal" y la cuestión, en verdad no le veía tanta importancia a eso, solo que no comprendía porque los humanos se alteraban tanto, ¿Que tenía de especial ese tal dichoso tren? Como sea, eso no iba mucho al caso ahora.

Un crimen se cometió, un supuesto robo de animales de granja, no era la gran cosa, es más, ya era normal que de vez en cuando se robaran a los animales de los granjeros, pero siempre inculpaban a los semi-humanos ya que normalmente rondamos por esos lares, nosotros NO robamos animales, incluso SOMOS animales con carácterísticas humanas, pero eso no les importa en nada. Y sin pensarlo 2 veces me incriminaron a mi, ya que estab de paso por ese lugar, y de un momento a otro terminé en el calabozo. Y por si fuera poco, la tortura no terminaba, me enviarían a un guardia a vigilarme, y no podría ser mejor persona que cierto rubio bajito.

-Yo tambien te quiero Roxy~~ -Dije burlonamente, acercandome a la reja, tomando entre mis dos manos los barrotes de ella- A tí te enviaron a cuidarme, que halago~~

Jojo, no me tocó mejor guardia que el bajito y meloso de Roxas, el que siempre intentaba verse como un "chico duro" conmigo y tal vez con otros, me daba la oportunidad de burlarme de él sin tan siquiera intentarlo, y aunque intentará imponer respeto por ser soldado, el sabia facilmente como era yo, y siempre se ponía a discutir conmigo, era tan interesante discutir con él de vez en cuando, solo para ver quien de los dos tiene la razón, y al final volveriamos a discutir para rectificar esa razón, aveces pienso que todo eso es tan inmaduro, y las otras veces daba igual.

Una socarrona risa escapó de mi garganta, eso de llamarlo "Roxy" siempre funciona, ni aunque me diera una lección dejaría de llamarlo así. ¡Ah claro, niñera! Como si necesitará uno, con un ligero puchero lo miré a los ojos, y una de mis orejas marcaba un leve tic.

-Yo no necesito una niñera -Dije, viendolo moverse de lado a lado, hasta sentarse frente a mí, y mirarme con curiosidad, ya, estó siempre pasaba, siempre me inplicaban por todo- ¿Que crees? ¡Nada! A los humanos les gusta inculpar a otros...

Terminé por cruzarme de brazos, gruñendo ligeramente, eso era casi todo el tiempo, si no se culpaban entre sí culpaban a los semi-humanos, y así resolvian sus conflictos, ¡Gran forma de resolverlo!.

-Que quedé claro....¡Me vale vergas los animales de granja!....¡¿Que coño iba a hacer yo robandolos?! -Otro gruñido, terminé yo tambien por sentarme en el suelo, con ambas orejas gachas, esto era rídiculo, siempre era encerrado por nada.

¡Tan obstinado como siempre el rubio! Y era increíble que lo considerará mi amigo, aunque no me extraña, normalmente tenía amistades de esta índole, comenzaba a sentir que era un imán para atraer personas extrañas, y con extraña me refiero a mucho más extraña que Roxas, mucho, mucho más.

¿Veinte? Adorable. No era malo, bueno, no tan malo, no podía matar ni a una mosca, bueno, aunque podía golpear a cualquiera, pero solo en defensa propia, está bien, también lo hacía cuando me enojaba, ¡De acuerdo! ¡Lo admito! A veces podía golpear a las personas cuando me enojan o por protección, y con golpear no me refiero a un simple golpe, sino hasta hacerlo desfallecer o que imploré misericordia. Me llegó a meter fácil en problemas por mi falta de moral y mi mal carácter, pero esto era absurda, ya era como la decimo primera o que se yo de vez que metían al calabozo por cosas que yo no hice, y al final del día terminaban por abrir esas puertas y decirme "Lamentamos todo lo sucedido, espero que no vuelva a pasar" ¡JODER!

Deje que este acariciara mis orejas, era una de las pocas personas que permitía hacer eso, pero al instante que dejó de acariciarlas, este volteó la mirada sonrojándose, una vaga risilla salió de mis labios, pero no era ni de burla ni de sarcasmo, era una sincera, ahora era yo quien sacaba la mano de las rejas y le despeinaba el cabello.

-¡Ah vamos! Tu mismo sabes que yo me meto mucho en problemas -Una de mis orejas se movía levemente- Además, al final del día aparecerá otro guardia pidiéndome perdón y abriéndome la reja, gran cosa.

Sí, yo tenía esa fama de molestar y ser molestado, igualmente siempre me tocaba estar de "castigado" cuando sucedía algo así, pero extrañamente terminaba solo en los calabozos de este reino, puesto que en el de Diamantes nunca logran atraparme, nunca he ido al reino de la Espada así que no se cómo serán sus guardias, y en el de Corazón, prefieren mil veces torturarme que encerrarme, ya que es la mejor manera de "aprender la lección".

Si tenía que escoger entre cuales de los reinos era mejor estar encerrado, prefería mil veces el de Trébol, al menos aquí me trataban bien, además de que tenia amistades como los príncipes y con algunos guardias, como lo es Roxas, este lugar era el único amable de todos los cuatro reinos. Pero, cuando me encerraban, no podría esperarse más de la hostilidad de los guardias, a veces me trataban por lo que soy, un perro, un animal que no merece respeto, e incluso me tomaban por mudo.

Sí bueno, ya yo estaba acostumbrado a que en vida solo hubiera hostilidad, pero tener personas cerca como los son Roxas me calman, y me hace pensar que si hay personas buenas en este mundo de locura.

-Siempre te callas en la mejor parte -Si él cree que no notaba eso estaba mal. Odiaba cuando se tornaba silenciosa la conversación, me molestaba y era incómodo, pero con Roxas siempre lograba sacar una conversación.- ¿Y tu como has estado? Eso de ser guardia real no es tan fácil ¿No?

Escuchaba atentamente lo que decía Roxas acerca de los guardias, cierto era, los guardias de Tréboles no eran malos, a pesar de que tenían un entrenamiento estricto como todos los guardias en general, todos en el Reino de Trébol eran pacifistas, y muchas veces eso causaba problemas para ellos, pero sabían como llevárselos sin entrometerse a una guerra, era curioso la forma de pensar de estas personas. Pero bueno, comparar al Reino de Trébol con él de Corazón era como comparar el agua con el aceite, grandes polos opuestos.

Mientras uno era pacifistas, el otro era amantes de las guerras, eran orgullosos al extremo, conocidos por tener la mejor armada del Wonderland, pero ellos mismo cayeron en ambición al quererse comparar con el Reino de Diamantes, algunas veces deseaba que el Reino de Corazón no fuera tan ambicioso, aunque no muchas personas del reino son así, son muy difícil de encontrar, pero de igual forma en ese reino nací y me crié, siempre llevaría el peso de la ambición en mi sangre.

Aquella última pregunta me hizo dudar un poco. ¡Vamos! Mi vida no era tan mala ¿O sí? ¿Qué hay de mis padres? Ellos murieron a manos de los guardias de rojo cuando era un simple niño, ¿Mis hermanos? Me separaron de ellos, y de seguro están muertos, solamente he llegado a conocer una vida, la de mascota real. Tanto tiempo que pasé entre torturas, la hostilidad de los reyes fue marcada en todo mi cuerpo como castigo, claro, hasta que se cansaron de mí y me abandonaron en los bosques. ¡Ah! ¿Y mi nueva vida? Casi la misma que la anterior, como ya a los reyes no les importó, a los guardias aun le parezco divertido, así que debo estar huyendo de ellos interminables veces y escondiéndome en los bosques hasta que el peligro pasará.

-Mi vida es un asco -Y no solo eso, parecía ser solo una vacio, en ella no había nada buena, ni siquiera intentándola cambiar lograría hacerla ver mejor con ese pasado tan tormentoso que me embargaba. Instintivamente desvié la mirada, realmente ya no podía mirar a Roxas de los ojos, comparado con su pasado, el de él era mil veces mejor que la mía, al menos él tenía esperanzas de encontrar, quizás, a algún familiar suyo- Vale más que mera mierda, y obviamente es difícil, no he sido más que una mascota para los guardias de corazón....

¡Rayos! Odiaba todo esto, ¡Lo odiaba! Tener está vida llena de pura miseria, por años he intentado mejorarla, hacerla ver mejor que tener todo esa mierda de pasado, pero lo estoy haciendo estúpidamente mal, toda mi vida fue, es y será hostilidad, pura y remota hostilidad para el muy idiota del perro albino que no tiene a nadie que lloré por él cuando muera, ¡Malditos!. Estar aquí encerrado me recordaba a esos tiempos en el castillo de corazón, ¡En realidad todo me recordaba al castillo! A los reyes, a los guardias, a todos esos malditos que destrozaron mi vida y todo lo que tenía en ella.

¿Que era esto? Sentí algo húmedo bajar por mi mejilla, ¿Era una lágrima? Con solo subir mi mano hasta mi cara y limpiarme con ella pude confirmar mis sospechas, había una lágrima en ella, estaba llorando, desde hace muchos años que no lloraba, creí no volver a verlo necesario ahora que estaba libre del dominio de los reyes, todo esto me hizo rememorar a mi pasado, me hizo sentir más, y creo que esto es causa de eso.

No me molestaba que Roxas me llamará idiota, es más, la mayoría me llamaba así, y en vez de enojarme me hacía sentir feliz, me hacía sentir, ¿Querido? Bueno, así era como se decía.

-No es tú culpa -Me apresuré a decirle volviéndole a mirar a los ojos, creo que hice sentirlo aún peor, más culpable - No te estoy obligando a que estés conmigo, puedo cargar con el peso de la soledad, no es nada....-Una sonrisa, fingida pero llena de dolor, a ver si así calmaba a Roxas, o a mí mismo- Es solo que yo....No.....-Genial, un nudo en mi garganta, lo que faltaba- No....Creo merecer....Tener esta amistad.....o amistades con.....

Automáticamente mi mirada bajó al suelo, pude sentir como más y más lágrimas bajaban de mis ojos impactando al suelo, era muy duro tener una vida así, y tener que cubrir esos sentimientos de dolor a todos, con tal de verlos feliz a ellos.

Increíble que me viera rebajado a esto, de seguro que Roxas pensaba que era uno de esos chicos duro de corazón, pero ahora me encuentro aquí, llorando como nena frente al rubio ojiazul, no pude haberme rebajado más de lo que ya estaba. Estúpido ambiente cargado de desesperación, no sabía que podría deprimirme fácilmente, normalmente rehuía de ello tratando de jugarle una broma a alguien, por eso terminaba en problemas algunas veces, pero valía la pena.

Pero no como ahora, sentía un enorme vacío interior, recordar todo eso no era nada sano para mí, ahora me sentía vagamente egoísta por hacer que el rubio se sienta peor por mí depresión, así que era mejor no mirarlo a los ojos y dejar que las lágrimas caigan. Dice que nadie le obliga a nada pero yo lo sentía así, de todas formas es guardia de trébol, es obvio que debía cumplir con su deber. Escuché el sonido de un click, como si se abriera una puerta, pero no me importo, seguía con la mirada gacha, sin siquiera a atreverme a levantarla, pero....

-¡¿Eh?! -Al sentir el peso del rubio caer sobre mí, fue como auto impulso, levanté la mirada y para mi sorpresa era cierto, Roxas me estaba abrazando, del tiempo que llevábamos conociéndonos, nunca lo había visto hacer algo que tenga que ver con demostrar estos tipos de sentimientos. Estaba incluso amenazándome con golpearme si me alejaba de él, jejé, ya me imaginaba al rubio haciéndolo si doy un paso fuera.

Yo también terminé por rodearle con mis brazos, a la vez que mi cola se movía espontáneamente, él había sido egoístas, yo había sido egoístas, los dos habíamos sido egoístas, eso de no dejar mostrar nuestros sentimientos estaba bien trillado, al final logré calmarme con su abrazo, y por mi parte, pegué mi barbilla sobre su cabeza, bajando un poco las orejas, al igual que este, cerré los ojos para captar mejor el momento.

-Ambos fuimos unos tontos egoístas -Sonreí con tristeza, suspirando levemente, igualmente movía los brazos, para apretar un poco más el abrazo, sin llegar a lastimar al otro- Tú tambien eres importante para mí Roxas...No sé qué haría si alguien como tú se aleja de mí para siempre...

El silencio que ahora propagaba en el ambiente no era incómodo, al contrario, era ahora reconfortante, y a la vez cálido, ha de ser por el pequeño rubio que tenía entre mis brazos, podía notar su respirar, escuchar los latidos de su corazón, ya ninguno de los dos estaba tenso, al menos eso era lo que notaba. Hace tiempo que no sabía tan siquiera de lo que era un abrazo, y como ninguno de los dos es tan demostrativo, no me era de esperar que no hiciéramos cosas así.

Nuevamente el rubio habló, me mantuve callado todo ese tiempo escuchando todo lo que quería decir, más sin embargo volvió a callar, ya era muy típico que hiciera eso, y noté como sus orbes azules so volvían acuosos, y esté terminaba por acurrucarse bajo mi cuello. Era gracioso, hace minutos atrás era yo quien se lamentaba y lloraba, ahora es él, esto es lo que ocurre con esta clase de ambiente, y lo más raro es que se hayá tornado así en un lugar tan hostil como un calabozo.

-Descuida -Acaricie su cabeza, alborotando un poco sus hebras doradas, a la vez que soltaba un pequeño bufido, ahora era mi deber calmarlo, de seguro no sería tan fácil, al igual que yo, tendrá muchas cosas dentro de sí que quiere hacer relucir al mundo, tantos remordimientos, sí iba a decir algo, será mejor que lo diga ahora- No pasa nada, vamos, hace unos instantes era yo quien lloraba, no te preocupes, de aquí nada sale....

Estaba prometiendo guardar cualquier cosa que el rubio podría decir, sea lo que fuese, nunca nadie aparte de mí, lo sabrá.

Spoiler:

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-No estoy siendo condescendiente -Al menos no ahora, pero bueno, no era mi problema que hablará siempre con ese mismo tono de cinismo y burla en mi voz. Aún esperaba que llorará, ¿Para qué? ¿Burlarme de él? Aunque sería una oportunidad perfecta, no tenía esas ganas de jugar con la estabilidad emocional del rubio, a fin de cuentas solo quería que se descargará de todo ese remordimiento que traía consigo.

¿Adoptado? Nuevo, al menos alguien cuido de él, pero ya no era tiempo para lamentarse, otra vez, mejor callar y escuchar. Soledad, sabía exactamente lo que estaba pasando Roxas, pero en cambio a él solo le afecta el abandono, el miedo de pensar que tus allegados te dején a la merced de la nada, el pavor de ver un futuro sin realizarse, el de no tener a quien compartir momentos gratos y momentos tristes, sí, todo eso lo entendía muy bien.

Pero era solo cuestión de tener algo que a todos nos hace falta: fuerza de voluntad. Esta vez, si noté que el rubio comenzaba a dejar salir esas cristalinas perlas de sus orbes azules. Patético, estúpido, tonto e idiota, todas esas frases parecían querer salir de los labios del rubio, o de los míos.

-No eres patético -Lo tomé por los hombros, jalándolo cuidadosamente hacia adelante, solo para verlo a la cara, y pasar mi dedo pulgar sobre su mejillas y parpados, secando sus lágrimas -Entiendo todo eso de la soledad, pensar en que alguien querido te abandone aterra, y causa más temor cuando esté muere frente a tus ojos...

Y eso lo había vivido bastante bien.

-Pero aprendí que la vida sigue, que el futuro no se puede predecir....-Mi mano pasó a estar sobre su cabeza, volviendo a desordenar su rubia cabellera, mostrándole una de mis mejores sonrisa sinceras- Y que a pesar de que sea un idiota bocón y de mal carácter, siempre consigo la forma de hacer buenos amigos, como tú Roxas.

Spoiler:

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Después de la tormenta venía la calma ¿No? Ahora mismo, ambos estábamos calmados. Claaaaro, no esperaba abrirme de esa manera con Roxas, pero tener esta clase de conversación, de alguna u otra forma termine mostrando ese lado afable y fraternal que imaginaba tener muy oculto dentro de mi misma persona, tan oculto, que tan siquiera yo mismo creía ser de esa manera.

El pasado al pasado, ya no era bueno que ambos estemos así, conversando de cosas dolorosas y rebajarnos a tal nivel, ya era tiempo de animar un poco las cosas ¿O nó?. Miedo y soledad, todo eso que llenan nuestros corazones con amargas experiencias, tienden a nublarnos el camino y nunca vemos lo que verdaderamente importa: Una nueva oportunidad de comenzar a existir y unas nuevas personas que nos ayudarán y apoyaran con gran lealtad.

¿Privilegio? No hice más que sonreír de forma arrogante al escuchar eso, sí claro, "privilegio".

-¿Privilegio? ¡Puff...! Suerte, no muchos merecen la oportunidad de conocerme -Tan arrogante como siempre, pero al menos había quitado el ambiente pesado y deprimente- Tú tuviste muuuuuuuuucha suerte Roxy.

Spoiler:

¡Cumplido! El amargó ambiente se esfumó con solo una simple broma, todo terminá bien cuando la risa se involucra, dependiendo el tipo de risa claro está, pero me desvió del tema, lo importante es que ninguno de los dos volverá a renegar ese pasado llenó de soledad, y sí sucedía, pues tendría que golpear a alguien, y eso sería muy divertido. Reí al escuchar como contraresto mi broma con otra, ¿Mala suerte? ¡Que cruel! Pero era algo irónico y a la vez cierto, a donde sea que iba parecía seguirme una ola de mala suerte, y aqui está el resultado de ello, estar encerrado tras unas rejas de metal.

-Cruel -Canturreé sin dejar de sonreír en esa manera tan arrogante y burlona, volviendo a desordenar las rubias hebras de Roxas de una manera algo brusca, pero nada que le pueda hacer daño.

¿Agradecer? ¿A que? No había nada que agradecer, y si había no lo veía, yo solo veía una buena amistad, una en la que raramente me abrí, ok ya no parecere el "chico duro" frente a los ojos del rubio, ahora eso le baja puntos a mi orgullo, y con eso Roxas puede burlarse perfectamente de mí, y yo fácilmente de él con solo recordar este día.

Ojo por ojo, diente por diente.

-No tienes por que agradecer -Negué con la cabeza, volviendo a mirar a sus azulines orbes- Un alivio para ambos diría yo -Una vez mas reí al ver la cara sonrojada de este- Pues yo tampoco voy a dar estos shows, al menos que se haga el momento y me paguen para eso -Otra broma, nada como para divertirse con esta situación.

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Crueldad. Ahora todo lo que salió de los pequeños labios del rubio era simplemente una vaga crueldad. De igual manera esto lo disfrutaba más, reír con las personas a quienes apreció con toda mi vida, y aunque fuera casi irónico, adoraba mucho cuando el rubio y yo discutíamos por X razón, hasta ver a qué punto exacto llegábamos, y ver que tan ridículo tema nuevo sacábamos de discusión. Al mal tiempo buena cara, y con mal tiempo significa el trágico momento que pasamos anteriormente.

Y como siempre las bromas callaban, como siempre, Roxas no era de eso que tenía una respuesta en broma para cada situación, él era más serio, y se tomaba todo muy al pie de la letra, ¿Qué clase de vida era esa? Era muy aburrida, debería tener algo más de diversión, pero él mismo se la buscó, con eso de ser “guardia del Reino de Trébol” ya es más que suficiente. ¿Señor corruptor de la ley? Original, tomé su mano dando un pequeño impulso me levanté, también limpie mi pantalón, y lo bueno de tener cola era que está me servía para terminar de limpiar mi pantalón.

-¿Señor corrupto de la ley? Eso es nuevo…-Mencioné con cierta burla, moviendo levemente las orejas, como escuchando a ver si algún otro guardia se acercaba. Aunque, ¿Para qué hacerlo? La puerta estaba abierta de todas maneras – Tanta sufrimiento…-Fingí una cara de tragedia, de esas que nada más existen en las comedias ridículas, y de un simple movimiento salí de la jaula, alzando los brazos como si de un espectáculo tratará- Para ver que tú mismo abriste la jaula

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