Una visita peligrosa (Priv: Richter)

Hacia un día maravilloso como para quedarse encerrado trabajando en los establos. Igual no habría problema "si se escapaba" nadie iba a reclamarle al príncipe. Además, no necesitaba "niñeras" ni que los guardias le anduviesen buscándole para regresarlo a palacio, como si fuese un niño pequeño y que no sabe comportarse.

Se sacudió las manos y tomo su gabardina azul para encaminarse con dirección a Rubine. Debía haber algo entretenido en el lugar, aunque sea admirar "las bellezas" (dígase mujeres, claro) de la plaza central. En serio ama no poseer el porte altivo de algún noble, puede ir y venir como le dé en gana por el lugar y sin levantar sospecha alguna….

A su parecer, no había nada interesante en el lugar, bueno como si variase mucho. Pero igual salir un poco de castillo y del establo, no estaba mal, andaría por ahí un buen rato. No obstante, los planes del castaño se vinieron abajo cuando de repente algo le hizo apretar los ojos con fuerza y llevarse las manos a la cabeza…

-¡Maldita sea!- Berreó ¿Por qué ahora? Maldita migraña. Exhaló lentamente aire… No podía estar así en la calle. Y no podía ver que alguien le mirase en semejante estado de “debilidad”

Ni modo, tendría que regresar. Caminó de manera apresurada, sin fijarse en su trayecto debido a la prisa, y fue entonces, que chocó con el joven que previamente había estado mirando el escaparate de la panadería.

-Ah... Lo lamento ¿Estás bien, chico?-

-Pero por supuesto que...- No... Hasta la luz del sol le molestaba, ojala se le pasara rápido ese maldito mal estar.

Con la ayuda del menor se sentó en el suelo. Inconscientemente, el castaño se llevó ambas manos hasta la cabeza, presionándola ligeramente, como si eso fuese a ayudarle a pasar la migraña. Tantas preguntas de boca del menor; Richter solamente frunció el cejo, todas las palabras le retumbaban en la mente, una sensación no muy agradable que digamos, pero tampoco podía gritarle al muchacho así como así, despues de todo, el había tenido la culpa.

-Wow, chico, no tan rápido.- Murmuró. Lo bueno es que no poseía insignia real en el momento y tampoco era “tan conocido” entre la muchedumbre.

Además, nadie conocía de los problemas que suele tener, en parte, pensaba era bueno, no necesitaba que alguien de diamantes se enterara y sacara provecho de la situación.

Richter suspiro ligeramente al sentir el frasco sobre su enguantada mano. Con desconfianza la miro por unos breves instantes, antes de tomar la mano del chico y poner en ella la botella nuevamente. Negó con la cabeza, despues se llevo la izquierda hasta la frente, presionándola ligeramente.

-No, no. Guárdala, seguro la necesitas para despues- No necesitaba ayuda, era orgulloso y fue imprudencia suya salir tan repentinamente.

En ocasiones por lo mismo daba aviso a uno de los sirvientes, solo por si pasaba semejante cosa le ayudase a volver a palacio. Aunque esto no era muy a menudo, claro. Abrió lentamente los ojos cuando sintió que la dolencia disminuía aunque fuese un poco, y como pudo, se puso de pie, para observar mejor al chico con el que había chocado.

Bueno, al menos no era de Diamantes, o eso parecía.

-No tenias por que ver eso- Y cruzó los brazos a la altura de su pecho, tratando de recobrar el porte que siempre mostraba.