Sorpresa arruinada -Priv Vainilla-

Cerré pesadamente , otro libro y lo volví a poner en el estante , suspiraba cada dos segundos y mi cara tenía en ella un leve puchero y decepción.. ese día había decidido ir a ver a mi amiga Sarah , pues extrañamente me dieron un día libre y más que nada, permiso para salir.

No avise que vendría pues quería darle una sorpresa a mi amiga.. pero ella me la dio a mi.. ya que estaba en una junta o algo así.. lejos del castillo y no sabían cuando regresaría.. decidí esperarla un rato.. total no tenía mucho que hacer, así que fui a la biblioteca a pasar el rato.

Me senté en una mesa junto a un gran ventanal , con un vitral lleno de decoraciones de los símbolos del reino , el cristal semi transparente color rojo , hacía que una gama del mismo , entrara por la luz solar. Apoyé un codo en la mesa y en la misma mano mi mejilla izquierda, miraba por la ventana , desde ahí se veía el jardín , era muy diferente al de mi castillo , pero ambos eran bonitos.. "Estoy en el famoso reino de corazones... encerrada en la biblioteca sola.. que diversión.. "

Un capitán del ejército no tenía porqué hacer de guardia de la nobleza, pero ese día a Vainilla Orchid le tocaba un pedacito de ese pastel... peor aún porque a ella ni siquiera le gustaban los postres. Se le escuchaba caminar en uno de los pasillos gracias al chasquido que producían sus tacones.

Curioso que le tocase atender a la reina de trébol, Corett Amelie, sólo por ser mujer. Entendía de cierta forma, un trabajo tan delicado como ese no se le podía dejar a cualquier soldado que rebosara ineptitud.

Abrió la puerta de la biblioteca cuando se encontró frente a ella y se adentró en el lugar. No era su salón favorito del castillo, pero no estaba ahí por motivos de recreación. ¿Leer? Ja, por favor, ella era una actriz, no una oruga con lentes fondo de botella.

La luz que traspasaba por el ventanal le daba un ambiente cálido a la habitación en unos suaves tonos rosados. Y ahí a un lado se encontraba la joven albina, sumida en la vista que le ofrecía la ventana, ¿Corett Amelie se llamaba? Había escuchado su nombre en varias ocasiones, mas la mujer no lucía exactamente como se la había imaginado.

La capitán se acercó en silencio y encontrándose a una distancia prudente, se puso en posición de 'firme'. Entonces se inclinó en una reverencia.

-Su real majestad, Corett Amelie Severus, -anunció para comenzar con la presentación- Vainilla Orchid, capitán de la armada roja, a su servicio.

Me levanté de golpe dando un leve grito de susto, estaba tan metida en mis pensamientos que escuchar de repente una voz , fue muy sorpresivo.. - Por todos los cielos... que susto..-dije con una mano sobre mi pecho , la miré con los ojos muy abiertos..

Ah.. perdona... -dije sonrojandome levemente.. debería pensar que era una loca o algo así.. pero en verdad me asustó.. - Mucho gusto.. -dije tomando aire para calmarme..

Trate de entrar en compostura rápidamente.. - ¿Te ha mandado la reina?... -comenté intrigada..pues se supone ella no sabia que estaba aquí... me crucé de brazos.. ¿creen que siempre ocupo guardias a mi alrededor?

Aun que en el fondo estaba agradecida de que fuera una mujer a la que mandaron , tenía .. ciertas negaciones con los soldados masculinos de otros reinos.. bueno cuando llego a ir..

Vainilla tembló ligeramente al momento en que la reina se asustó. ¡Maldición! ¡Esa no había sido su intención! Y si ya se encontraba agachada por reverenciarla, cuando eso pasó la mujer se inclinó aún más.

-¡Le ruego disculpe la imprudencia de este soldado! -exclamó urgente. No la conocía, pero estaba segura que se tiraría al piso para suplicar en caso que se lo pidiera. Cuando se hubo calmado prosiguió a contestar la pregunta de Corett.

-Es parte del protocolo de seguridad, majestad -respondió al instante, pero con tranquilidad.

Se irguió y miró a la joven albina, asegurándose de que su mirada -que solía asustar a la gente- no la percibía en plan retador.

-Como ya le han informado, su alteza serenísima no se encuentra en el castillo, de manera que tendré el honor de acompañarle para garantizar su seguridad y bienestar hasta que su alteza Sarah regrese. En caso, claro, que usted esté de acuerdo, -hablaba en un tono más o menos robótico, más por cuidar no volver a arruinar el momento que por otra cosa. -Si no, me limitaré a montar una guardia en la puerta de esta biblioteca. Le suplico ordene lo que sea que desee -concluyó sabiendo que ese "lo que sea" era literal.

Abrí los ojos de par en par, notablemente sorprendida , ella si que era entregada al deber.. sonreí y asentí. Sus disculpas me hicieron sentir mas segura con su presencia , debido a que no era muy confiada de las personas siempre ponía una pequeña barrera , pero por el momento ya no la tenía , ella se veía sincera conmigo.

Descuida , no te preocupes, tu presencia sera grata para mi..no me gusta estar para nada sola..- murmuré sonrojandome un poco. Suspiré y me alisé el vestido levemente. Me pare frente a ella , a una corta distancia , pero prudente sobre todo .

Vainilla ... señorita Vainilla.. por favor , lleveme a conocer los alrededores del castillo , siendo mi primera vez en este lugar no me gustaría quedarme solo en la biblioteca.. - comenté sonriendo y ladeando un poco la cabeza.

Hice un ademán de que ella pasara primero , ambas caminamos hacia la puerta, pensé levemente en Sarah..y en lo que hacía, pero negué con la cabeza y me fijé mejor en mi nueva acompañante , me parecía muy valiente ser una soldado del reino de corazones.

Vainilla, quien ya estaba comenzando a preocuparse por la integridad de su sueldo, se sintió enormemente aliviada al escuchar las afables palabras de la reina de trébol.

-A sus órdenes, real majestad -dijo mientras se colocaba una mano sobre el pecho y se inclinaba un poco hacia adelante, haciéndole una reverencia a su vez- Será un honor escoltarla en su paseo por el palacio -sonrió. Si bien Vainilla estaba feliz de conocer a la reina Corett, el hecho de tener que hablarle con tanta seriedad y amabilidad sí le costaba... y le costaba mucho. ¡Ella sólo era una persona normal!

Vio dudosa cómo Corett le indicaba que se adelantara y caminó hasta la puerta, entonces la abrió para su majestad.

-¿Qué lugar le gustaría visitar primero, su real majestad? -preguntó cuando salieron de la biblioteca, intentando también hacer memoria para recordar lo que había en ese castillo que pudiese interesarle a la invitada.- ¿Puedo sugerir el cuarto de las armas y armaduras de los reyes? -le dijo con una nota de felicidad, mas luego reflexionó al respecto. ¡Era la reina de Tréboles con quien trataba! ¿Eso no sería una ofensa para ella?- Emm... ¿la terraza jardín? -agregó con la boca torcida, esperando así enmendar su error. ¡Por algo Vainilla no solía ser la de las relaciones sociales!

Reí levemente al escucharla cambiar de opinión tan rápido , cubrí mi boca con el dorso de mi mano.. - Perdona es que.. haces unas caras muy graciosas.. - dije entre risas moderadas.

Si me gustaría ver el cuarto de las armaduras y las armas, se escucha interesante , además si te gusta mucho a ti , mi visita guiada sera de primera.. -comenté sonriendole levemente y dándole el pase para que caminara primero y me guiara.

Caminábamos por los largos pasillos del palacio decorados hasta el tope de color rojo.. - Cielos.. yo me estresaría con tanto rojo..-murmuré levemente mirando asombrada el castillo.


- Digo.. sin ofender.. ya deben estar acostumbrados.. y bueno.. -opté por callarme , la verdad aveces maldecía esa sinceridad mía..

La joven capitana sonrió cuando Corett dijo lo de las caras graciosas. Se lo había tomado como el mejor de los cumplidos porque ella era una excelente actriz y, por tanto, hacer caras era una pequeña parte de su gran repertorio.

-Sus órdenes son mis deseos –dijo al tiempo que le hacía una reverencia, sí, otra.

-Está bien, su majestad, la decoración de una casa es el reflejo de quienes habitan en ella –dijo con una sonrisa. En realidad le había hecho bastante gracia porque la albina había dicho “estresarse” y pues… tenía razón. Pero no todo era malo, también habría que considerar que el rojo era, de igual forma, el color de la ira, la pasión y el amor.

Le guió a través de un largo pasillo hasta que llegaron al tope, donde se alzaba una enorme puerta de cedro. Había un naipe soldado en la entrada haciendo la guardia y Vainilla le hizo una seña con el dedo índice, luego él abrió la puerta. Al llegar la militar se quedó a un lado, esperando en ‘firmes’ a que la reina de Tréboles pasara.

Desde antes de acceder a la habitación ya podía percibirse lo impresionante que era. Por un lado tenía gigantescos ventanales que daban hacia los jardines y, más lejos, a Rubine. Había largas cortinas rojas con adornos en dorado y al otro lado se encontraban las armas de guerra en la pared, junto una muestra de cada armadura, incluyendo las de los reyes y sus trajes de militar.

Miré divertida al guardia , todo aquí era tan peculiar , muy diferente a mi castillo y a lo que estoy acostumbrada, ver cada cosa era un pequeño descubrimiento , miré atenta como abrían la gran puerta, hice un gesto de agradecimiento al guardia que espero a que pasara con gran respeto.

Vaya... - murmuré mientras miraba ese gran salón lleno de armas y adornos muy elegantes.... seguía a Vainilla de cerca.. - si que tienen un armamento digno.. - me acerqué a las armaduras de los reyes, eran las más vistosas.

En el castillo de tréboles , también hay un salón de armas, pero el suyo es el doble de grande.. - dije mirando mi reflejo en la brillante armadura .

Me hice un poco hacia atrás para ver todo de lejos.. no puedo negar que un leve escalofríos recorrió mi columna vertebral al pensar en aquellas armas y armaduras ..


Señorita Vainilla.. usted.. ¿sabe usar todas esas armas?.. - pregunté mirandole con una leve sonrisa en mis labios y muy interesada en su respuesta

Caminaban a su propio paso por todo el salón, Corett observando la colección que yacía en aquél cuarto y Vainilla haciendo de guía y protección para la joven albina. Si bien el salón de armas era motivo de orgullo para la pelirrosa, el hecho de que la invitada se emocionara le hacía volver a disfrutar de aquél pasaje casi como si fuera suyo.

-Conocer su salón de armas sería lindo... Ojalá pueda ir algún día -dijo sinceramente, dudando realmente de poder hacerlo. ¿O acaso a los soldados les permitían hacer viajes de placer?

Escuchó a Corett dirigiéndose a ella y se detuvo. Un vergonzoso rubor invadió su rostro cuando se dio cuenta que la reina de Trébol le miraba con suma curiosidad.

-Yo... no. Aquí hay muchas armas que ya no se usan -alzando su dedo índice le señaló algunas- Utilizo, como la mayoría de los soldados, varias armas de filo, pero este látigo es mi favorito -dijo mostrándole a su vez el chicote que llevaba colgado en su cinto.

-Majestad ...Sin querer he notado la forma en que mira estas armas y armaduras -decía mientras se posicionaba a su lado- ¿Le gustaría probarse algunas? -y volteó a mirarla, sonriéndole con ternura.

Miré atenta las armas que ella señalaba... - Aaah ya veo , si se ven muy antiguas.. - murmuré mientras volvía mi atención a ella quien me decía su arma favorita.

Debe de ser una maestra en usarlo, señorita Vainilla .. - sonreí alegre mientras recordaba su deseo.. - Espero algún día tener el honor de recibirle en mi castillo.. - asentí

Yo.. yo puedo ?? .. - la miré con los ojos bien abierto.. la verdad si me llamaba bastante la atención hacer aquello , aplaudí levemente y me dirigí a una armadura de una princesa pasada del reino.. - esa me llama... - dije tocando la superficie de la armadura con las yemas de mis dedos..

Creo que debo quitarme el vestido no ?? .. - dije al ver que con eso no me podría poder la armadura.. volteé a varios lados de la sala y vi al fondo unas gruesas y largas banderas que caían hasta el piso.

Ahí es perfecto ¡¡¡ vamos vamos Vainilla trae la armadura¡¡- dije sumamente contenta que no me percaté de que le había llamado de "tu" y ademas que tal vez perdí todo mi porte de reina.

Bien, ser tan permisivo podía sonar fuera de lugar -sobretodo considerando que Vainilla era un simple capitán-, pero le habían dicho que tenía que complacer a Corett ¡Y eso era precisamente lo que estaba haciendo!. Además ¿acaso había algo que la reina de Tréboles no pudiera hacer en el castillo de Sarah y Alexander? Las prohibiciones para ella estaban contadas... y jugar un rato en el salón de armas definitivamente no entraba en esa categoría... O por lo menos eso era lo que la militar esperaba.

Que su cabeza continuara sobre su cuello dependía de ello.

Pero fuera como fuera, Vainilla dejó atrás esos pensamientos y sonrió abiertamente y con autosuficiencia cuando la albina expresó estar de acuerdo con la idea.

-Es correcto, Majestad -respondió inmediatamente, pero Corett ya se había adelantado e incluso había elegido algo para probarse: la armadura de la princesa Victoria, la madre de Sarah.

Vainilla se preguntó si sería bueno decírselo.

-Sí, eso creo... -comentó con muy poco convencimiento, imaginándose a ella misma cargando la armadura hasta una recámara para visitas.

"Ugh..." Se cristalizaron sus pensamientos en esa expresión de una sola palabra, hasta que...

-¿Tras las banderas? -preguntó la capitana arqueando una ceja, mientras cargaba en sus brazos las piezas metálicas de la armadura de Victoria. Luego escuchó cómo le hablaba la reina, con tanta confianza y emoción. La pobre pelirrosa trastabilló- Ya voy, Su majestad -dijo dirigiéndose a pasos lentos y cuidadosos, con la magnífica armadura tambaleándose en sus brazos.

Volteé para ver si me había seguido o solo había corrido en vano, por suerte si me había seguido, sonreí alegre al pensar que se veía graciosa batallando con la armadura, pero pronto me volteé para que ella no me viera, pensaría que me burlaba y nada de eso. Entré tras las gruesas banderas, había buen espacio así que comencé a desvestirme.

Como pude me desabroché el vestido de la parte de atrás y comencé a desvestirme , me estaba tardando un poco por que era ese típico vestido de galas para visitar otros reinos y bueno estaba lleno de adornos..

No veas¡¡ ,. - dije más que de amenaza como juego puesto que estaba muy emocionada por ponerme la armadura , debajo de todo traía un ligero vestido de seda sobre mi ropa interior que me llegaba un poco arriba de la rodilla

Pasame primero.. bueno lo que se ponga primero.. - dije mientras sacaba mi mano para sostener lo que sea que me daría. Pero después de pensarlo unos segundos saqué la cabeza para verle.

Nunca me he puesto nada parecido entonces si necesito tu ayuda... - resolví por sacar medio cuerpo claro que estaba algo sonrojada pues estaba en paños menores frente a alguien que apenas había visto pero bueno quería en verdad sentir que era ponerse una armadura.

-Muy bien, ¡estos ojos no verán nada entonces! -dijo nada más para responder, rodando los ojos. Ya que desde el otro lado de las gruesas banderas ¿cómo se suponía que la vería con esa pesada tela de por medio?

Claro, no es como si quisiera verla ....¿O sí?

Vainilla se aguantó una risita al ver un pequeño bulto moviéndose tras los gigantescos blasones. Y, sin hacerse mucho problema, dejó el resto de la armadura en el suelo para pasarle la armadura textil a Corett. Se trataba de una densa casaca que llevaba, como mínimo, 10 capas de tela.

Pero entonces no lo aguantó más y, para no ceder ante sus risueños impulsos, se apretó los labios con los dientes. ¡Ver la cara de Corett saliendo de entre las banderas era algo extremadamente divertido! ¡Era como ver la cabeza flotante del gato de Cheshire!

La pelirrosa le miró todavía con la boca así, por lo que en lugar de labios únicamente aparecía una larga y graciosa línea curva. La reina siguió hablando, así que para no reírse frente a ella, Vainilla asintió con la cabeza ante su mandato.

Sin embargo...

-¡A la orden, Alteza! ¡Perdón, Majestad! ¡Su real majestad! -dijo fuerte y con rapidez, como hablaba cuando se sentía en un callejón sin salida lleno de cucarachas y ratas del reino de Diamantes.

¡Sí! ¡De Diamantes!

Un evidente color rojo se coló a la piel de su rostro cuando notó a la reina de Trébol con aquél vestido ligero y, bruscamente -porque lo hizo sin pensar- le colocó encima la armadura textil y luego la cota de malla.

La miré divertida cuando dijo todo aquello de alteza, majestad , etc, etc.. me acerqué más cuando vi que agarró la prenda que iba primero , me alise un poco aquel vestido delgado y ligero y deje que me pusiera lo que fuera que traía entre sus manos..se veía pesado pero muy resistente, supongo que las armaduras deberían ser así para proteger en el campo de batalla , alcé los brazos para facilitarle el ponerme aquello

Ah si pesa¡¡..-dije asombrada tratando de mantener el equilibrio ya que de un momento a otro tenía un buen peso sobre mi poco a poco me fue vistiendo hasta que estuve completamente ¿armada? ese pensamiento iso que riera un poco.

Se siente extraño, no me imagino tener que moverse con algo así en el campo de batalla..-dije asombrada viéndome a mi misma con tanta cosa encima. Me miré en los reflejos de las demás armaduras y escudos reales sentía que me veía muy graciosa y para nada infundaba temor, tal vez por eso no fui caballero o algo similar.

¿Como ve veo?? .-le pregunté a Vainilla .. - -se sincera .. -sonreí y di algunos pasos torpes hasta caminar era un reto en esa cosa. La miré de frente esperando su respuesta.. - Yo pienso que me veo muy graciosa..- agregué tratando de levantar los brazos

Dedicó una tierna mirada hacia la reina, justamente en aquél momento en que dijo que la armadura "Sí pesa". ¡Si supiera que las armaduras completas pesaban por lo menos 25 kilogramos!

-Sí, algo... -dijo solamente, omitiendo el resto de sus pensamientos- Entrenamos mucho para eso, Majestad -comentaba al mismo tiempo que se dedicaba a revisar que Corett llevara puesta correctamente cada pieza. Pero se dio cuenta que de pronto parecía que "manoseaba" a la reina y se sonrojó.

-¿Le digo un secreto? -habló en voz baja, agachándose un poco para quedar a la altura de la otra- Cuando quiera vencer a un caballero bien armado túmbelo del caballo. Las armaduras de esos pesan tanto que, una vez tirado en el suelo, usted habrá ganado el combate -sonrió. Era obvio que Su Real Majestad no era el tipo de reina que combatía a la cabeza de un ejército de cruzados, pero Vainilla deseaba que se sintiera como si pudiera.

Respingó un poco al escuchar la pregunta de la reina y, sin querer, le miró de arriba a abajo, negando ligeramente con la cabeza.

-¿Graciosa? Si se me permite decirlo, usted luce magnífica -confesó- Combatiría a su lado sin dudarlo, -dijo sinceramente, mas se detuvo ante el atrevimiento. Aunque... - Bueno, técnicamente podría hacerlo. Dada la alianza entre el honorable reino de Tréboles y el nuestro...

Asentí levemente dos veces cuando ella me comentó que entrenaban para soportar el peso de las armaduras.. - Vaya... - murmuré en verdad sorprendida nunca me hubiera imaginado que se tenía que entrenar también para eso.. seguía con mi mirada las manos de ella que parecían cerciorarse de que todo estuviera en su lugar , cuando las quitó de pronto la mira y estaba sonrojada , sonreí levemente se veía bonita sonrojada.


¿ Un secreto?... - murmuré muy interesada , ella se agachó hasta estar a mi altura , la escuché y cuando dijo aquello mis ojos se iluminaron.. - ahora se un secreto de caballeros... genial ¡¡ lo tendré en cuenta... - dije feliz pero aun murmurando para seguir en la "complicidad" del asunto.

Al escuchar su respuesta ante mi pregunta de como me veía me emocione.

Magnifica??? sii creo que si¡¡. - dije dando media vuleta para tratar de ver como me veía por detrás de la armadura. La seguía escuchando mientras volvía a verle de frente.. - Ah... si.. - traté de sonreír , de nuevo volvió a mi ese "tema delicado" que Sarah y yo nunca tocábamos.. bueno casi nunca pero aún sabia que estaba ahí.

Si , me gustaría ver tus habilidades.. - dije un poco más alegre, me estaba divirtiendo, no dejaría que algo como eso me arruinara el momento.. -¿me ayudas a quitármela? ya me comenzó a doler los hombros y la espalda.. - comenté acercándome a ella.

Poco a poco Vainilla me quitó la pesada armadura cada pieza menos era un suspiro más para mi de alivio , al momento de quitarme uno de los guantes de metal un dedo rozó con la orilla haciéndome un leve corte.. - Au.. - murmuré mirando como una gotita de sangre salia de la yema de mi dedo índice.

Al mencionar la relación entre ambos reinos, la capitana creyó que Corett se emocionaría mucho más; pero eso estuvo muy lejos de pasar. Y aunque la reina había disimulado con una de sus sonrisas tiernas y encantadoras, la pelirrosa pudo notar que había algo escondido al respecto, eso seguro.

-Eek... ¿quitársela? Claro, reina Corett -dijo confundida. ¡Tanto esfuerzo que habían hecho para ponérsela! -en el buen sentido de la oración- y ahora la albina quería deshacerse de ella.

"Por lo menos me queda el consuelo de haberla visto con la armadura de Victoria" pensaba, tratando de organizarse con las piezas metálicas que Amelie le iba pasando. Todos sabían que Corett Amelie era más pacifista que todos los miembros del Consejo de Diamantes juntos; por eso, que ella se hubiese probado una armadura en su presencia resultaba algo "especial".

Volteó a verla justo cuando se quitaba uno de los guanteletes y le miró sonriente, hasta que...

-¡NOOO! -exclamó con horror al ver tres gotitas rojas resbalar por uno de los dedos de Su Majestad. El pálido color de su piel no ayudaba a disimular- ¡Ay, no! ¡Ay, no! ¡Ay, no! -gritaba desesperada. Las piezas de armadura se le caían conforme Vainilla se movía de un lado a otro con sus dos manos temblorosas.- ¡MILY! -llamó a la doctora del castillo, pero pasaron dos segundos y nadie apareció, así que cargó a Corett sobre uno de sus hombros, como si fuera un costal y salió corriendo del salón- ¡MIIIIIiiLY!

Auch.. - volví a murmurar mientras miraba como una tras otra lasgotitas de sangre salían de mi dedo, despacio lleve mi dedo a mis labios para lamer la sangre pero Vainilla grito un tremendo " NOO" que me asusto de sobremanera y no ayudo verle así tirando la armadura de lo nerviosa que estaba.

Vainilla, señorita Vai.. espera. yo.. - decía con dificultad pues ella no me escuchaba estaba demasiado preocupada. La miraba estupefacta , ¿como podía hacer tantas cosas tan rápido ?? de pronto comenzó a llamar a una tal Mily hubiera preguntado de no ser por que ella me cargo en su hombro.

Me sonrojé rápidamente y no solo por aquel gesto si no que literalmente casi hiba en ropa interior por los pasillos , por suerte no había nadie quien me viera... espero.

Llegamos a una enfermería y una linda muchacha nos recibió , trató de calmar a Vainilla pero ella esta muy preocupada, le dijo que esperara afuera y luego me dijo a mi con una sonrisa que me sentara para checarme , al ver la herida dijo que no era nada grave y fue por una vendita y me puso pomada para que dejara de sangrar.

" Nunca había visto a Vainilla tan apurada por alguien".. dijo ella risueña mientras me ponía un poquito apretadita la venda para que no se me zafara.. le conteste que debería de ser solo por que si no la reina de corazones la regañaría , después de todo apenas y nos conocíamos

Mily me dio una manta para cubrirme y dejo pasar a Vainilla , me sonrojé levemente.. Mily nos dejo solas en la enfermería .. - Gracias por traerme aquí tan rápido , la verdad que me asuste un poco.. je pero nada grave..- le enseñé mi dedo.

Cuando Vainilla dejó a la reina de tréboles con la doctora, ella la echó inmediatamente de la enfermería. Cualquiera pudo pensar que aquella acción estuvo fuera de lugar, pero en realidad fue lo mejor. O de otra manera hubieran tenido ahí a la capitana de Corazones poniendo de nervios a todos gracias al Síndrome del pozo, el cual consistía en ponerse a caminar el círculos por toda la habitación.

Lo malo fue que, si bien Vainilla no hizo 'el pozo' dentro de la enfermería, el pasillo se convirtió en el lugar perfecto para ponerse a dar vueltas y vueltas. Un guardia que pasó por ahí se detuvo un segundo para observarla.

-¿¡Qué está mirando, soldado?! -bramó la mujer, a lo que el otro prefirió alejarse de ahí.

Unos momentos más tarde, la Dra. Mily Giselle abrió la puerta.

-¡Su Real Majestad! -exclamó la pelirrosa en cuanto la jovencita las dejó a solas.- Yo también me asusté, -suspiró hondo, llenándose de alivio. Y cuando Corett le mostró su dedo vendado, Vainilla la sujetó de la mano, para verlo mejor. Miró el pequeño dedo índice durante unos instantes y luego se dio cuenta de que tenía a un dulce miembro de la realeza cogido del brazo.

-¡Perdón! -dijo soltándola y vio la manta sobre ella- Am... Majestad, ¿debería ir a buscar su ropa?

Reí un poco cuando me dijo que estaba asustada , yo la veía tan valiente que no pensé en que asustaría por mi , cuando ella tomo mi mano sentí un escalofríos pero lo disimulé muy bien , no pensé que me tomaría del brazo.


Des..descuida - sonreí levemente , cuando dijo aquello de mi ropa me sonroje y me enredé más en la manta .. - si.. siii por favor ¡¡ - dije tapándome la boca al ver que había alzado la voz, reí un poco y le miré.

Gracias por todo.. Vainilla.. - suspiré aliviada..- sin ti estuviera sola en este enorme castillo rojo,, - hice una mueca al recordar que Sarah no estaba.. , pero recobre mi sonrisa al ver a Vainilla

Cuando regreses con mi ropa me gustaría ver el resto del recorrido.. - asentí

-Como usted diga, Majestad -contestó la mujer con una sonrisa tímida. Aunque había hecho tantas cosas raras frente a Corett que la timidez ya debería haber desaparecido. O algo.

Vainilla salió de la enfermería y corrió en busca de la ropa de la reina de Tréboles. Rápidamente volvió al salón de armas y comenzó a reunir las prendas. ¿Cómo rayos era que había ocurrido todo eso? Ahora Mily sabía que Vainilla había cargado a una reina semi-desnuda por todo el pasillo. La pelirrosa se sonrojó al recordarlo y sacudió la cabeza como si eso le fuese a ayudar a que se le pasara.

Volvió con la ropa a la enfermería, donde Mily hacía gala de su ausencia.

-Reina Corett, -le llamó desde la puerta y fue a dejarle la ropa, pero se quedó ahí con ella, como si nada. Luego, de pronto, reaccionó.-¡Ah, lo siento! ¡Me salgo para que se vista! -y de tres brincos salió del cuarto, cerrando la puerta tras de sí. Esperó a Corett unos segundos, pero sintió que no podía esperar más y le habló desde el otro lado de la puerta.- Majestad, ¿le gustaría que tomásemos té en la terraza jardín antes de continuar?

Gracias.. -dije alegre mientras ella me traía mi ropa , entre tanto me dediqué a curiosear con la mirada , era un lugar muy lleno , pero todo sumamente acomodado , Mily me había caído bien , nuestro medico era mayor así que algo serio.. suspire dos veces... eso iso que me quedara pensativa.

Vainilla.. - murmuré , riendo dulcemente , era una chica muy peculiar , me sacó de mis pensamientos cuando regresó y me entregaba la ropa... - Que alivio..-dije juntando mis dos manos a la altura de mi mejilla derecha y tomé mi ropa .

Comencé a extender el vestido bajo la mirada de ella , prontó reacciono y salio de ahí.. me había sacado otra risilla tímida , comencé a vestirme , era mil veces más facil que ponerse una armadura, escuché su pregunta al oto lado dela puerta.

Mientras me alisaba el vestido contesté.. - Ah.. claro me encantaría ¡¡¡ .- dije acercándome a la puerta , la cual abrí despacio , sonriendole de nuevo.

Sera un gusto tomar té en su compañía Vainilla.-asentí mientras me quitaba algunos mechones desacomodados del fleco , así fue como la seguí a nuestra siguiente parada.

La pelirrosa alzó las dos cejas.

¡Ah, así que le encantaría! Bueno, en ese caso no había nada más que agregar. Aunque en momentos le pasaba por la mente qué ocurriría si hacía algo mal. ¿Corett se enfadaría? ¿Le cortaría la cabeza?

Na, ni que fuera Sarah.

¿No?

No.

-Muy bien, le suplico entonces me acompañe, Su Real Majestad.

Y dicho eso continuaron su camino. Tras un par de vueltas y unos escalones, ambas llegaron al jardín en la terraza del castillo de Corazones, que era famoso por su colección de rosas de muchos colores, desde los más comunes hasta algunos antiestéticos o exóticos. Pero quizá lo más agradable de ese detalle era que se trataban del tipo de rosas que no hablaban, de manera que era un lugar atractivo por su tranquilidad.

La barda era baja y color blanco, los mosaicos estaban marmoleados -aunque más bien parecía que alguien le había pasado unos cuantos brochazos- y en el centro estaban un comedor de cristal y una adorable sala de jardín.

-¿Qué debo servirle, reina Corett?

Asentí y comencé a caminar detrás suyo , mirando con admiración y curiosidad cada aspecto del castillo , en verdad era hermoso , volteé a ver la espalda de Vainilla , me impresionaba que una chica pudiera ser tan fuerte , sonreí levemente ante este pensamiento , me la imaginé como un caballero rescatandome , me sonrojé levemente , pero pronto volví mis pensamientos a donde estábamos.

El jardín era magnifico , quede boquiaberta (claro que tapé mi asombro con el dorso de mi mano como toda una dama) , tantas flores distintas y hermosas, algunas jamás las había visto , recordé que Sarah me platicaba mucho de ese hermoso jardín ...

- Un.. un té de jazmín si no es mucha molestia..- murmuré tomando asiento en aquel hermoso lugar , miraba aún maravillada.. - es casi mágico .. bueno en el sentido en que esta muy tranquilo , las flores que hablan son algo groseras..- comenté sonriendo levemente , me puse un mechón de cabello detrás de la oreja y junté mis manos sobre mi regazo.