Una tarde algo diferente (Priv. Nero)

Un silencio se formó mientas Albus parecía tomar decisiones, yo seguía mirándolo con que se negará pero al final insistió. Chasqueé entre dientes llevando una mano a mi rostro y levantándolo hacia arriba, Albus no vería que algo o alguien es malo aunque lo tenga escrito en todo el rostro. Miraba al azabache detenidamente y luego al vago que esperaba pacientemente una respuesta de ambos. Qué más daba ahora.

-Solo por esta vez –Recalqué cruzándome de brazos. Los ojos de aquel hombre brillaron y junto con las mejillas sonrojadas por los altos niveles de alcohol que tenía le daba un aspecto en su totalidad asquerosa y terrorífica. Se acercó a ambos pero al lanzarle un gruñido de mi parte se detuvo a una distancia un tanto corta entre los tres.

-Sabía que podría confiar en ti supremo Merliniano –Y se postró ante él. Primero: Albus no era un supremo lo-que-fuese pero al menos mostró algo de gratitud de la forma como se le demuestra a la realeza. Segundo: ¿Cómo íbamos a encontrar a ese ser o cosa que tanto anhelaba ese hombre?

-La última vez que vi al señor Snuffle estaba cerca del laberinto –Y trotó en dirección al laberinto, deteniéndose en seco y virando para vernos a ambos llamándonos con su mano- ¡Vamos!

Volvió a trotar pero a ratos mirando hacia atrás para cerciorarse de que lo estuviéramos siguiendo.

-Me debes una –Tanto en broma como de verdad le había dicho a Albus. Con una leve palmada en su espalda fue que comencé a caminar esperando a que el menor también lo hiciera.

-Quizás –Fue lo único que supe responderle a Albus en ese momento cuando se pegó a mi por temor a ese borracho, y bien así, si intentaba algo lo golpearía hasta dejarlo inconsciente otra vez.

Por un buen rato estuvimos caminando siguiendo al poco lúcido hombre de barba larga que dé a ratos seguía volteando hacia atrás para cerciorarse de que aún lo siguiéramos. Yo habría dado media vuelta pero de no ser por Albus tuve que resignarme a buscar un elefante de color chillón. Nos condujo hasta el laberinto del reino y se introdujo en él. Bufé, no confiaba en ese tipo para nada pero era el azabache quien se había propuesto a ayudarlo, sin más también me adentré al laberinto.

Y ya para cuando ambos entramos el viejo se había perdido.

-¡Genial! –Sarcásticamente lleve mis puños a mi cintura y alzaba la vista un poco- Se nos perdió el vejestorio –Pronuncié ahora bajando la vista al suelo y rascando mi nuca. ¡Es un laberinto, obviamente TODOS se pierden! Suspiré pesadamente pensando en cómo buscarlo- Será mejor tratar de…

Justo ahí fue donde más temí, Albus también había desaparecido. ¡DIOS! ¿Ahora qué hago? Existían varias posibilidades: 1- Se fue siguiendo algo que vio. 2- El viejo apareció y lo volvió a secuestrar. 3-Siguió algo que vio y el viejo lo secuestro en ese momento.

Apartes de posibilidades, también había una GRAN consecuencia, se me perdió el príncipe. ¡El príncipe de Tréboles! Si la armada se enteraba estoy frito.

-¡La puta que me parió! –Preferiblemente mejor me ponía a buscar a un niño de cabello negro que a un elefante con sombrero- ¡Albus!

Ok, solo debía calmarme y…. ¿Calmarme? ¡A la mierda! Tengo que buscar a Albus antes que la armada me cuelgue de la cola, por instinto miré a todos lados agudizando mi oído al igual que mi olfato para ver si lograba encontrar al niño, y fue una gran satisfacción para mí escuchar la melodiosa voz del menor me daba que no estaba tan lejos, al menos a mi parecer en ese momento agradecía ser un perro a fin de cuentas.

Rápidamente me encamine por donde había escuchado la voz de Albus pero antes de poder siquiera cruzar apareció frente a mí aquel vejestorio que ahora no estaba tan sonriente como antes. De hecho parecía como si estuviera deprimido o algo, incluso estaba tirado en posición fetal en el suelo.

-No debía haber discutido con el señor Snuffle –Se limpiaba la nariz con su larga y asquerosa barba- No tenía que haberle gritado, el es mi mejor amigo…

-Sí sí como sea –Poco me importaba lo que ahora pasaba por la mente del vejete ese y a su lado pase como si nada, hasta que se abrazó a mi pierna cosa que no me gusto para anda y comencé a agitarla tratando de liberarme- ¡Suéltame pedazo de mierda!

-¡Nooo! ¡Por favor! ¡Salva al señor Snuffle! -¿Qué lo salvará? ¿Y a este demente que le pasa por la cabeza?

-¡Grrrr! –Seguía moviéndome a lo que podía arrastrando el vejestorio este hasta llegar donde se encontraba el azabache- Albus…

¡Qué horror! Tener que buscar una cosa que no existe con una vejete pegado a mi pierna y de paso llorando como mujer que acaban de terminar con ella. La peor combinación de todas, de a ratos agitaba a pierna para que me soltará pero mientras más lo hacía más fuerte se apegaba a ella, soplé moviéndome unos cuantos cabellos que tenía en la frente para seguir caminando.

Hasta que al fin llegué a donde Albus pero lo que el menor señalaba me hizo detenerme en seco y abrí desmesuradamente la boca. Un elefante pequeño, rosa de rayas azules y con sombrero estaba a un lado de él........... ¡¿Pero qué mierda?! ¡¿Es real?!

-¡SEÑOR SNUFFLE! -El viejo soltó mi pierna y corrió hasta donde el mini elefante al cual abrazó y siguió llorando como si se hubiera re-encontrado con un amigo lejano- ¡Te extrañe tanto!

Mientras aquella escena se ponía cada vez más y más extraña yo me moví a un lado para quedar al lado de Albus sin creer lo que pasaba. Y de verdad NO ME LO CREÍA.

-No sé tú pero tanto drama me espanta -Comenté al menor sin dejar de mirar como el viejo se limpiaba la nariz con su barba y el elefante le limpiaba las lágrimas con su trompa- Demasiado....

La escena extremadamente melosa de aquellos dos era totalmente alucinante, ya sabía bien que cualquier cosa pasaba en este mundo... ¡¿Pero eso?! Simplemente ridículo y aún así no podía despegar mi mirada de esa escena y hacer muecas de desagrados. No hasta que vi la mano de Albus sobre mi rostro y mirarlo a él... ¿Qué hacer ahora? Pues lo principal sería ver cómo salir de este lugar y ya después ver qué hacer. Estaba por decírselo hasta que Albus se movió rápidamente y se oculto tras de mí, cuando me fije aquel par de raros se nos acercó sonrientemente cosa que no me agradaba en mucho.

-Gracias por ayudarme a encontrar al señor snuffle -El elefante miniatura alzó su trompa para agradecer también de igual forma- Como recompensa les invitaré a todo lo que quieran...

¿Todo lo que queramos? Sonaba tentador, muy tentador. No sé qué pensaría el menor de esto pero por mi parte una leve sonrisa maliciosa se había formado en mi labio, ¿Cómo podría divertirme con una persona ebria? ¡Pues había muchas formas de hacerlo!

Decidido, iríamos con el vejete ebrio y el mini elefante a hacer cualquier cosa, total, como si algo más "normal" no pudiera pasar, pero de igual manera si intentaba en hacer algo no tendría miedo de golpearlo hasta medio desfallecer. Después que Albus diera su aprobación y aquel tipo hiciera todo lo que debía hacer comenzamos el camino principalmente para salir del laberinto, por lo visto aquel tipo se conocía todo el camino de regreso cosa que no me impresionaba, los ebrios hacían cosas impresionantes. Durante el recorrido el pequeño elefante se acercó al menor y este mismo lo tomó entre sus brazos para acariciarlo.

-¿Liviano? -Miraba de reojo al menor y al elefante miniatura que parecía feliz entre los brazos del príncipe. El pequeño elefante me miró y levantó la trompa quizá afirmando aquello que había dejado en duda- Pues yo pensaba en algo más.... No sé.... Grande, gordo y pesado... Sin ofender...

Como que el pequeño elefante se ofendió un poco, porqué empezó a mover de arriba a abajo la trompa como reprendiendome por eso mientras yo simplemente reía divertido por la escena.

-Mirá, elefante de bolsillo... Tú "amigo" nos quiere "recompensar"... ¿Tienes idea de como? -El elefante solo elevó la misma trompa sin saber hasta que el viejo se detuvo.

-Antes que nada debería saber el nombre de mis héroes... -¿Héroes?- Más que todo el de usted supremo merliniano -¿Y aun lo llamaba así?