Un tren, dos trenes, tres trenes y un reno invisible~ [Libre]

El tren que partía al Reino de Corazones salió de la estación con un fuerte silbido. Nerium lo contempló desaparecer lentamente con aire curioso, siguiendo su estela de vapor después de perder el contacto visual con la máquina. A pesar del ruido infernal que hacían esos aparatos -desde el punto de vista de alguien que vivía en el bosque-, tenía que admitir que aquellas máquinas de nubes le encantaban. Neliam había dicho que tenían más función que esa, pero no le había prestado mucha atención.

Después de que el cielo acabara de tragarse las nubecitas artificiales, giró la vista a Neliam, que estaba sentada a su lado en el banco. Como no había pasajeros a los que odiar, se dedicaba a dejar vagar la mirada variando puntualmente entre el andén y los trenes que estaban estacionados, con aire aburrido.

—Ne, Neliam— llamó con suavidad, antes de señalar a las máquinas que miraba ella—. ¿Cómo dices que se pueden mover?

—Tira de ellos un reno invisible— respondió de inmediato la rosada, sin dudar un segundo.

—Pero... Tiene que ser un reno muy grande— Nerium miró esperanzada hacia las vías, como si realmente creyera ir a ver en cualquier momento la sombra de un animal. De hecho, realmente lo hacía.

—Claro que lo son. Son renos gigantes, por eso tienen que ser invisibles. La gente se asustaría si fuera de otra forma— añadió bajando la voz en tono confidencial y mirando alrededor, fingiendo que buscaba si alguien podría escucharlas.

—Entiendo, entiendo— Nerium esbozó una sonrisa ingenua—. Ne, Neliam. ¿Crees que alguna vez podremos tocarlos?

Neliam tuvo que reprimir la risa.

—Estoy segura de que sí.