Trebol de tres hojas [Privado/Narodni Price.]

Desde muy temprano por la mañana pensó que podría estar un tiempo a solas paseando con la reina de trébol. Pero todo cambió cuando le pidieron de favor cuidar de la pequeña hermana de Corett: Narodni Price

Suponía no haber problema pero, apenas si posee información de los hermanos de la reina, Zero, Lyra y Narodni, no convive mucho con ellos y es el guardia personal de Corett. No hay mucho que hacer, ha de seguir las ordenes para no decepcionar a su majestad.

Pasear por los enormes jardines de palacio no debería representar problema alguno, menos en un dia como ese, el cielo estaba despejado, no habia casi nubes. No hacia calor tampoco y aunque lo hubiera, los frondosos arboles se harian cargo de tapar los molestos rayos del sol.

De pie, firme junto a la albina se encontraba Diarmuid, un joven alto de complexion atletica, de ojos dorados y cabello corto azabache algo rizado, ataviado en un traje verde con una hombrera de metal a la izquierda, botas largas color cafe y, en cada mano, una lanza. En la derecha una de color carmin, en la izquierda color dorado.

Hace una ligera reverencia con la cabeza, en señal de respeto, antes de entablar palabra alguna -Diarmuid ua duibhne, a su servicio Alteza. Por hoy sere su escolta personal, espero poder servirle en todo lo que requiera, señorita Narodni--

Siempre lo mismo. Realmente me molestaba la situación. ¿Acaso nunca podría estar sola? No puedo dar un paso hacia fuera del castillo sin que algún soldadito verde se pare junto a mí. Y siempre uno diferente. Ni siquiera alcanzaba a establecer relación con ninguno de ellos que, al día siguiente, alguien nuevo venía. Estoy segura de que no soy así de insoportable... Quiero recostarme en el pasto y buscar tréboles tranquila, pensar, estar conmigo, observar las nubes, caminar por el pueblo y relacionarme con personas sin ningún uniforme rodeándome (y sin tener escaparme del castillo para lograrlo.).
El hombre de turno, esta vez, era el guarda espaldas principal de mi hermana, y mi carcelera, Corett. Amo a mi hermana más que a nadie, pero me molesta que cuide tanto de mí. Ni siquiera sé el nombre de este hombre.
Resignada, me acerqué a él. Al momento oí sus corteses palabras.
Genial, al menos éste habla sin que yo tenga que dirigirle la palabra primero.

- Muchas gracias. - Comencé a avanzar sobre el camino adoquinado que conducía a la salida del castillo. - Permíteme preguntarte ¿Cual es tu nombre?

Tuvo la oportunidad de ver una que otra ocasión a la princesa de trébol, mejor dicho a una de las dos. Aun así, el joven no está muy seguro de hacer de guardia de Narodni por ese día, simplemente, se siente más en confianza con Corett. Al parecer, ya había metido la pata. Avergonzado ladea ligeramente la mirada, y así, seguir a princesa, a un lado suyo. –Diarmuid, alteza. También puede llamarme Lancer, si es de su gusto- En ocasiones siente que tiene un nombre un tanto difícil de recordar.

-Se que le parecerá un poco molesta mi presencia, pero le recuerdo que no es con afán de incomodar sino para vuestra protección- Sabe que tréboles es el reino más tranquilo y pacifico de wonderland. Pero el incidente ocurrido hace unos días –Por el cual sus brazos muestran ligeros cortes- no le ha dejado tranquilo; ese que paso en la vieja catedral y en donde dió muerte a un ladrón. –Podemos ir a donde usted guste- Despues de todo ella sigue mandando, él está ahí solo por si algo malo ocurre; aunque no piensa sea el caso.

¿El hogar del conejo blanco? Diarmuid asiente con la cabeza en aprobación ante la idea de su alteza esmeralda. El cambio de planes fue algo que le desconcertó, pero no va a argumentar palabra alguna en contra, ella es quien dirige la camina, quien dice que se hará. El Lancero es fiel, y siempre ha de cumplir su palabra, a menos que se oponga a su honor, cosa que no cree viniendo de la realeza de trébol. Se sitia a su diestra, comenzando así el trayecto hasta la afamada torre del reloj. Tardaran algo de tiempo llegar hasta allá, pero una charla amena no estaba de mas. -Si ir hacia allá es de vuestro agrado, entonces así será- Sin ninguna clase de réplica, responde a las palabras de Price. Al sol de medio día se siente de maravilla con una tenía brisa que aleja el calor. Mientras caminan atravesando el jardín, el joven lancero se atreve a cuestionar algo que le causa bastante intriga, y espera no verse entrometido de ninguna manera. –Alteza ¿Por qué no gusta de ir acompañada? Son tiempos difíciles… Hay varias rencillas entre los cuatro reinos.-