Cuentos de miedo~ [Priv. Elizabeth]

Neliam se inclinó hacia delante, callándose momentáneamente para aumentar la tensión de la escena. Sus rasgos, apenas distinguibles por la poca luz de aquel ocaso -y porque Nerium se negaba en rotundo a encender fuego, porque le daba miedo provocar incendios-, resultaban tétricos en la penumbra. Además, su ojo ámbar había tomaba proporciones amarillentas con la luz, y la pupila estaba contraída a causa de un rayo que incidía directamente sobre el ojo. El resultado era una Nerium encogida cual animalito contra la pared de piedra.

A pesar de que temblaba ligeramente, tenía la atención fija en las palabras de su contraparte. Nunca había sido capaz de ignorar sus historias, por mucho que la asustaran, porque creía en ella. Conforme el silencio se alargaba, incapaz de soportar la tensión, decidió hablar.

–¿Y qué pasó?

Los labios de Neliam dibujaron una sonrisa enorme y macabra. Sin embargo, para alguien que no sabía distinguir del todo las expresiones, como le pasaba a Nerium, lo que la asustó fueron las manos de la otra, que habían tomado la postura de garras.

–Nadie nunca volvió a saber de ella. Solo se encontró su precioso sombrerito ensangrentado a los pies de aquel sauce. Y el lloraba. Por eso se llaman sauces llorones. Y por eso no debes acercarte a ellos cuando haya luna amarilla. Porque el Coco los estará rondando, en busca de víctimas a las que llevarse.

La violeta asintió, tragando saliva, muy seria. Neliam podría decirle cualquier cosa, incluso que la luna estaba llena de queso -cosa que, efectivamente le había dicho- y ella le creería a rajatabla. Por eso, no volvería a confiar en los sauces llorones las noches de luna amarilla.

En ese momento, un ruido resonó en la tarde y Nerium dio un salto del miedo. Saltó hacia su inmaterial acompañante, sin antes evitar gimotear.

–¡El Coco, el Coco viene a por nosotras!

Aquella tarde me sentía abrumada, necesitaba hacer algo, molestar a alguien, me sentía como un león enjaulado así que decidí salir de casa y empezar a vagar hasta encontrar algo interesante para hacer, algún alma en pena a quien poder molestar o asustar.

Mis flotaciones, claro aburrida no quería caminar prefería levitar y ser llevada por el viento, una brisa suave pero fuerte me llevo hasta uno de los tantos bosques de wonderland, uno oscuro y tétrico, descendí hasta el suelo y tome una forma corpórea para caminar por un sendero algo improvisado, escuche a lo lejos una conversación y me acerque en completo silencio, al fin lograría quitarme este aburrimiento de encima.

-Jum.. una chica asustada...- pensé mirando desde atrás de un árbol a una chica de pelo violeta y traje de un color mas oscuro, parecía un gatito asustado, pero de que?. Sin querer produje un pequeño ruido y escuche su grito que me llamo la atención, -con quien más esta?- me fije detalladamente, y pude notar que si estaba con alguien, que resultaba ser un algo más que un alguien, y por lo del "coco" asumí que habían estado contando historias de terror.

-Esto sera divertido- pensé con una sonrisa torcida y una mirada demente en mis pupilas violáceas, era la ocasión perfecta para dar un buen susto, nuevamente reduje la densidad de mi cuerpo y me moví hasta un árbol más cercano a la muchacha y su ente acompañante, lentamente empece a bajar la temperatura del lugar, y a congelar un poco el aire para que apareciera una no muy densa neblina, pero lo suficientemente tenebrosa como para ayudar en mi broma.

-Neblina, listo, que más le puedo agregar?.. mensaje "del más allá"?- Pensé por un instante mirando el lugar y pude notar la pared de detrás de la chica, volviéndome totalmente incorpórea y por ende invisible a los ojos humanos "volé" hasta la pared y escribí una frase peculiar, "Vengo por ti" la escribí congelando la pared en el lugar de las letras, luego volví mi dedo corpóreo y toque el hombro de la chica para que volteara y viera el mensaje.

Luego de ver que la chica aterrada veía el mensaje volví mas densa la niebla y volví mi cuerpo corpóreo, que por la espesura de la neblina no se distinguía más que como una figura humanoide que a veces se distorsionaba -Vengo a por ti...- murmure en una voz macabra mientras sonreía de forma maliciosa, quería reír a carcajadas pero me controlaba para no arruinar la broma, quería ver cuanto la podía asustar, ser un fantasma tenia infinidad de cosas divertidas.

Neliam, que nunca se cansaba de contarle mentiras, siempre disfrutaba de sus reacciones, tuyo que reconocer que aquella fue mejor que todas las anteriores. Era más que sublime. Jamás la había visto correr tan rápido a su regazo, con tal cara de miedo. Y todo por un ruidito de nada. Ella también lo había escuchado, sin embargo no le dio la más mínima importancia. ¡Nerium era tan inocente...!

Le acarició el pelo, ahogando la risa para no arruinar el ambiente, y empezó a murmurar por lo bajo suaves palabras tranquilizantes para reconfortarla. Estaba tan concentrada en esa tarea, que no se dio cuenta de lo que pasaba alrededor. Ni la neblina, ni el cambio de temperatura... Nada, absolutamente nada importaba, más allá de enredar sus inmateriales dedos en la cabellera de color lila de su contraparte. De hecho, ni se hubiera dado cuenta de lo que pasaba, si no hubiera sido por la propia Nerium.

–Neliam– llamó, en voz muy bajito. Seguía temblando, pero ya no era por miedo. El busco cambio ambiental había hecho mella en ella, sensación que se había aumentado por el miedo–. Neliam, tengo frío.

La rosa entonces se percató de lo que pasaba. Alzó la vista y se encontró con que el despejado día -aun si era de otoño- se había trasformado en un mundo neblinoso. Nerium se levantó también y miró alrededor. De pronto, el miedo volvió a reflejarse en sus ojos.

–¿Es... Es el Coco?– volvió a gimotear, mirando hacia el exterior, seguramente esperando a que apareciera un monstruo gigantesco con la intención de llevársela a rastras, o de comérsela ahí mismo.

–"El Coco no existe"– pensó Neliam para sus adentros, pero no dijo nada. Tenía que cuidar de Nerium, y por eso tenía que ser fuerte. Además, no quería perder la credibilidad de su preciosa hermana–. Ponte detrás de mi– se limitó a ordenar, incorporándose lentamente.

Se centró. Ella tenía todo lo que la otra no: era su odio, su furia, su desconfianza. Y, sobre todo, su sexto sentido. No escuchaba nada, no veía nada. No sentía nada. Fuera lo que fuera que estaba pasando, no era algo material lo que lo estaba provocando. Nerium, por su parte, permaneció a su espalda, pegada a la pared. De pronto, sintió un escalofrío en la espalda y como algo (algo que no era como Neliam, algo que era sólido) la tocaba. Se giró, asustada y se encontró con el mensaje. Ahogó un grito y cogió la mano de Neliam. Esta se giró a tiempo para escuchar la voz.

Escudriñó la niebla y vio una forma vaga. Pero realmente, eso no emitía ruidos. Ni andar, ni respirar. ¿Qué era?

–Nerium, no es el Coco.

–¿Ah, no?

–No– susurró con cariño, pegándose a ella hasta que sus bordes se fundieron con los del vestido de la otra.

–Entonces, ¿qué es?

Soltó una pequeña risita. Estaba pensando a toda velocidad. ¿Qué era lo que no andaba, lo que no respiraba, pero que podía hacer lo que ella no, manipular el mundo real? La respuesta fue clara. Aun así, necesitaba cerciorarse.

–¿Por qué no se lo preguntas?

La otra miró por encima de su hombro, insegura. No obstante, tal como lo esperaba, los labios de Nerium se entreabrieron y susurraron al aire.

–¿Qué eres?

Disfrutaba ver la cara de terror de la chica, era algo magnifico y gracioso, sin embargo algo, ese "ente" que no lograba distinguí le daba valor, y el juego se acabo, me había hablado directamente, y para mi ese siempre era el fin, por que desde ese punto era muy tedioso mantener el ambiente tétrico, al fin y al cabo muchas veces se pegaban un buen susto con solo saber que era un fantasma.

Guarde silencio mientras esperaba que la niebla se disipara, después de todo ya no quería seguir con el juego, ya me había divertido lo suficiente por un día; cuando ya estaba lo suficientemente tenue para distinguir con claridad hice mi imagen totalmente corpórea y humana -por que claro, aveces me gustaba jugar y volverme animales o monstruos para asustar- tenia nuevamente el cuerpo cuando vivía, ese cuerpo de niña de cabello violeta y largo, cara infantil, ojos grandes y violeta grisaseo.

-Hola!- dije alegremente casi como si no hubiera intentado matar de miedo a la chica frente a mi -Me llamo Elizabeth, soy un fantasma juguetón- agregue con una sonrisa infantil que en ciertos momentos por la luz se veía mas retorcida que infantil y me iba acercando lentamente a la chica, cuando ya estuve a escasos pasos frente a ella la niebla se había disipado por completo, y volvía a estar ese día semi radiante de otoño que empezaba a acabar.

-Te eh asustado mucho?, perdóname- dije con una sonrisa terna, al tiempo que desaparecía y aparecía detrás de ella y le murmuraba al oído en un tono macabro -Aveces no me puedo controlar- y al instante volvía a aparecer en el lugar de antes, con una actitud inocente de quien "no daña ni a una mosca".

-Es fácil de asustar.. una linda victima para jugar varias bromas, definitivamente no la quiero espantar, espero poder mantenerla conmigo- pensaba mientras seguía sonriendo con mis manos hacia atrás jugando con los dedos, realmente quería seguir jugando pero ahora de forma mas "linda" ya no pretendía asustarla, solo quería jugar.

-Y quien eres tu?, como te llamas?- le pregunte curiosamente, quería saber mas de mi nueva victima favorita.

Después de la insegura pregunta de Nerium, todo permaneció en silencio durante varios minutos. Mientras la otra todavía temblaba a su lado, Neliam se limitó a escudriñar el terreno. Cuando se dio cuenta de que era capaz de ver más allá del límite de la cueva, supo que lo que lo había provocado había terminado su juego, o lo que estuviera haciendo. A pesar de que no le gustaba ver aterrorizada a su contraparte, tuvo que admitir que aquella dependencia que sentía la violeta con ella hacía que se sintiera bien.

Sin embargo, todo eso se truncó cuando vio aparecer entre la niebla una figura humana. Creía que aquella cosa se había largado, y por eso todo desaparecía. No obstante, no dijo nada. Sentía curiosidad por ese ser. Al parecer, la curiosidad fue contagiosa, porque Nerium se inclinó hacia adelante, aun sin alejarse mucho de ella, para mirarla.

–Ne~, Neliam– musitó bajito, volviendo a su sitio, cuando terminó de examinarla–. Ella es como tu; ella también aparece de la nada.

Aunque no le respondió, aquella comparación no le gustó nada. Nadie era como ella. Se limitó a examinarla con veneno en la mirada, impasible ante sus palabras amigables o sus gestos de amenaza. Ella no le temía a nada... Salvo a perder a su querida Nerium. Ésta, por su lado, permanecía inmune a los diferentes matices que aparecían en el rostro de la pequeña. No era por valor, sino más bien por el hecho de que le costaba distinguir las expresiones. Por eso, solo se limitó a responder.

–Hola, señorita Elizabeth– saludó, de la misma forma que saludaba a cualquier cosa que se le pasara por delante. De nuevo, se giró con naturalidad hacia su nee-san–. Ne~, Neliam. ¿Qué es un fantasma?

Una sonrisa retorcida apareció en el rostro de Neliam, a la par que su mente terminaba un plan malévolo para alejarla de aquella niña. Ahí tenía su oportunidad. Avanzó un par de pasos, hasta estar justo en medio de ambas. Fingió examinarla antes de girarse y corretear hacia Nerium para susurrarle al oído.

–Los fantasmas son los amigos del Coco– respondió con voz traviesa, aún con el ojo fijo en ella. No quería que volviera a acercarse tanto a su protegida.

El efecto de esas palabras fue inmediato: la piel de la otra perdió el color. Sin embargo, lo siguiente se escapó a sus predicciones.

–Ne~ Señorita Elizabeth, ¿es usted amiga del Coco?– inquirió, aunque sin despegarse del lado de la rosada, y sin percatarse de la pregunta.

La neblina ya estaba disipada, ya me veía como una humana normal y daba vueltas por aquí y por allá en la vuelta, me empezaba a aburrir enormemente y eso nunca acababa bien, vi como la chica frente a mi conversaba con ese ente, me resultaba muy curioso al no verlo.

-¿que sera?... creo que le preguntare- estaba pensando en aquello cuando vi una expresión de terror absoluto en el rostro de la chica que estaba frente a mi, y sonreí, me encantaban esas expresión, claro que mas me gustaba provocarlas yo, pero aun así las podía disfrutar.

El silencio entre nosotras se empezaba a hacer largo, claro ella había intercambiado palabras con ese otro ente, pero no conmigo, parecía un animalito indefenso, se veía muy tierna, pero eso no me bastaba para no jugar con ella a mi forma, como ya había demostrado; mi mente estaba funcionando a mil por hora cuando su voz temblorosa rompió el silencio y el trabajo de mi no tan equilibrada mente.

-Que? ser amiga del coco?...- parecía que ese ente le decía cosas bastantes bizarras a la chica, la mire incrédula por ser capas de creer aquello, sin embargo mi mente vio una forma de sacar gran provecho a aquella mentira que para mi suerte no había iniciado yo, y no quería quitarle credibilidad a lo que sea que e hablaba.

-Pues... no te mentiré, si, soy una amiga cercana del coco, el me manda a vigilar a todas las personas y elegir sus siguientes victimas- sonreí maliciosamente mientras me volvía ligera y "volaba" por la cueva llenando de escarcha el "techo" de este lugar.

-Pero te diré un secreto, si nos volvemos amigas, yo le diré al coco que no te coma, que no le gustaras, yo te mantendré a salvo, aceptas?- dije al tiempo que me colocaba delante de ella volviéndome corpórea y extendiendo mi mano hacía ella para que la tomara, como si "cerráramos un trato" .

-Te puedo proteger del coco, aceptas?- Dije finalizando todo ese discurso realmente ambiguo, que solo utilice para poder volver a la chica una de mis victimas favoritas.

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Spoiler:

Neliam sonrío para sus adentros al ver la cara que se le quedaba a la niña después de aquella pregunta. ¿En qué estaría pensando? ¿Cuanto tiempo sería capaz de aguantar las bizarrerías de Nerium, que ella misma provocaba, antes de irse? Pensaba que soltaría una evasiva y desaparecería. Se vio sorprendida cuando se encontró con que la otra seguía la corriente.

Nerium abrió mucho los ojos cuando la otra confirmó lo que Neliam le había dicho y retrocedió, hundiéndose en su contraparte, asustada. No quería que el Coco se la llevara, porque le tenía miedo. Neliam le había dicho que mataba a los niños y después se los comía. Y que coleccionaba los ojos para ponerselos de collar, y que con sus huesos decoraba su morada -donde quiera que estuviese-. Neliam le había contado muchas cosas que a ojos de otros resultaban inverosímiles, pero que a ella la atemorizaba, aun si fueran de lo más raras.

La rosada estiró su sonrisa, complacida. Eso, que se acercara más y se alejara de la otra. Sin embargo, tenía una espina clavada. ¿Por qué continuaba con aquel juego? ¿Qué pretendía obtener? ¿Tenía una doble intención al decirlo, o también tenía la costumbre de inventarse historias para engañar a otros? No, se negaba a aceptar que tuvieran algo en común, a pesar de que en ese momento parecían semejarse en varias cosas. Cuando la otra siguió hablando, se dio cuenta de cual era su estratagema. ¿Amigas? ¡¿Amigas?!

Rodeó con sus brazos a Nerium, de forma posesiva. Pero eso no evitaba que la otra la escuchara, y que se le iluminara al rostro. ¿Ser amiga de alguien? ¿Mantenerse lejos del Coco? Ambas eran ideas atractivas. Aunque no sabía exactamente qué hacían los amigos, le gustaba aquella propuesta. No obstante, miró a Neliam, que seguía centrada en tratar de desintegrar a la niña con la mirada.

–No aceptes– gruño, al percatarse de su duda.

–Pero... Pero... ¡Ella es amiga del Coco! Si somos amigas de ella, el Coco no nos comerá– razonó, utilizando el argumento más importante.

–Yo puedo protegerte del Coco– ese argumento parecía molestar más a Neliam. En el fondo, sabía que no podía protegerla de nada, porque no era más que un retazo de su mente. Aunque eso no tenía que saberlo nadie–. Además, puede que esté diciendo una mentira.

–Yo no creo que mienta. Parece muy buena, porque quiere ser nuestra amiga– rebatió con candidez, como si el hecho de ser amigas fuera algo sagrado, pese a que ni siquiera acababa de estar segura de lo que era.

Neliam gruñó y miró hacia otro lado, después de musitar un "haz lo que quieras". A pesar de todo, no podía llevarle la contraria, por mucho que lo intentase; así que optó por la solución más fácil: se refugió en la indiferencia. Nerium no se lo tomó a mal, era incapaz de tomarse a mal las cosas. Se limitó a asentir y a acercarse (algo le decía que tenía que agarrar su mano) a ella.

–Acept... Oh– mientras hablaba, alargó la mano para tocarla, pero sus palabras se perdieron cuando descubrió que su tacto era... Era... Era diferente al de Neliam.. Como ambas desaparecían, ella había creído que sería igual, pero se había equivocado. Por eso no pudo evitar un murmullo de sorpresa, además de alejar la mano momentáneamente. Después la volvió a acercar, tocándola con la punta de los dedos, para asegurarse que real–. Es como cuando toco los arboles– murmuró, con aire maravillado de quien descubre algo totalmente nuevo.

[Off: ¡De acuerdo! Uh~ Víctimas favoritas. Cómo mola eso *mala user xD*. Bueno, pues entonces yo también te pongo en amigas (¡ya no me siento forever alone!) y protectoras (asusta a Nerium cuando quieras ewe). Y en enemigas de Neliam. LOL. Broma, broma >w<]

Sonreí forzadamente esperando su respuesta, notaba como se debatía con aquel ente, que diablos, ya me irritaba tanta conversación aparte con quien sabe que ser, peor debía ser paciente, o perdería todo lo avanzado, ya me desahogaría cuando aceptara, y sobre todo le preguntaría por aquel ser sobrenatural que estaba con la chica de cabellera clara.

Una ves había acabado el debate y al parecer había ganado la chica tangible se acerco a tomar mi mano, y me sorprendió su sorpresa por poder tocarme, y me dio mucha risa que me picara como si fuera una masa extraña que quien sabe si esta vivo o muerta o si muerde. La sola idea me causo gracia, finalmente tomo mi mano.

-Pues soy una persona real, si a eso te refieres, soy un fantasma que se puede volver real.- Dije riendo sin poder aguantar la risa por los actos de aquella niña.

-Ahora somos amigas, puedes confiar en mi por que nunca te traicionare- le dije sonriendo y me aventure a acariciar su mejilla con cariño. [color:6fec=blue]-Ahora por favor dime, con quien hablas? quien es la persona que esta contigo?- pregunte como si la pudiera ver, el termino "sacar mentira por verdad" quedaba bastante bien para esta ocasión.

Esperaba la respuesta de la chica, y sonreía, tuve muchas ideas para el futuro y todas me causaban alegría por que ya tenia con quien divertirme.

Después de aquella primera sorpresa de que Elizabeth fuera corpórea, Nerium descubrió más cosas. La mano de la chiquilla era suave, pero no suave como la hierba, las hojas, o el pelaje de los animales, sino algo diferente; también era fría, como si bajo su piel escondiera hielo, lo que le resultaba extraño. Aunque, ¿qué sabía ella? Nunca había tocado a una cosa que parecía ser como Neliam pero en versión corpórea. Estaba tan centrada en su análisis que no se percató de la reacción ante sus bizarras acciones hasta que no le volvieron a hablar.

Entonces alzó la vista, como si necesitara mirarla para escucharla, con cara de curiosidad. Un fantasma... Neliam le había dicho que los fantasmas eran amigos del Coco. ¿Sería por eso que se podían volver corpóreos? Aquello era una buena respuesta. Pensaba preguntárselo a Neliam, pero Elizabeth continuó con su diálogo. Por otra parte, la rosada permanecía en silencio, dedicándose simplemente a mirar con odio a la niña.

La morada se centró en sus palabras. Era cierto, eran amigas... ¿Qué hacían las amigas? Eso también tendría que preguntárselo a Neliam. Algo le dijo que el hecho de que no la traicionara era bueno, aunque no tenía muy claro qué era eso de traicionar. Se esforzó por sonreír, porque eso era lo que se hacía en situaciones buenas, pero la mueca se le quedó congelada en la cara cuando sintió algo frío y corpóreo rozar su mejilla. La reacción fue inmediata, se apartó ligeramente. Aquello la había tomado por sorpresa. ¿Las amigas hacían eso?

Neliam soltó un gruñido y se colocó a su espalda, pegada a ella. Si la fantasma la hubiera visto, seguramente se habría llevado una mala impresión de su carácter y una bonita vista de sus dientes. Nerium se relajó al tenerla a su espalda. Además, se suponía que tenía que confiar en su nueva amiga, ¿no? Estiró sus labios hasta que formaron una sonrisa pequeña, tímida, que se acentuó un poco más cuando Elizabeth preguntó por su contraparte.

–Ella es Neliam– respondió con naturalidad, sin ser consciente de que Elizabeth no la veía–. Es mi... ¿Cómo lo llamaste, Neliam?

–Dueña– escupió, abrazándola con posesividad.

–¿Eso era?– inquirió, insegura. Creía que era algo más largo, pero no recordaba bien la palabra. Se encogió de hombros, Neliam siempre tenía razón–. Ella es mi dueña. Estoy segura de que también querrá ser tu amiga. – le aseguró a Elizabeth, con aire de cándida felicidad.

Note su reacción ante mi caricia, y era obvio que no era algo que debía repetir, por lo menos no por ahora, ahora mi curiosidad seguía con esa persona espectral, aun más que yo, espere con algo de ansias la respuesta de Nerium.

La ansiada respuesta llego a mis oídos, pero no era lo suficientemente claro, ya sabía que algo estaba con ella pero no podía verlo, ni entender que era; -Su dueña?, resulta ser alguien posesivo por lo que parece, esto sera divertido- sonreí con malicia, las cosas se mostraban más y más interesantes para mi persona.

-hola Neliam, un gusto espero también seamos amigas- Dije dulcemente, a sabiendas que seguramente ella no lo quería después de todo, era obvio que ella empezó con el cuento del coco, pero quizá ella también encontraría provechosa esa amistad, aun que no lo sabía con certeza.

-Creo que puedo hacer que Neliam se vuelva temporalmente corpórea, te gustaría Nerium?- pregunta mirando a la chica morada, creyendo que así lograría conocer a quien se dice dueña de la chica de cabello lila, y quizá entender algo más de lo que parece ser una retorcida relación de total dependencia la una de la otra.

Espere la respuesta de la chica que veía frente a mi, mientras tanto empece a jugar con la escarcha, formando gruesas capas de hielo en las paredes.

Un gruñido que bien podría haber competido contra los sonidos animales estándar surgió de la garganta de Neliam cuando Elizabeth se dirigió directamente a ella. Era la primera vez que alguien le hablaba directamente, que escuchaba su nombre de los labios de otra persona. Decidió que definitivamente no le gustaba. Se limitó a mirar hacia otro lado, altiva, indiferente a la calidez que había tomado la voz de la chiquilla.

Nerium no se dio cuenta del rechazo en cantidades industriales que procedía de su acompañante. Le encantaba el hecho de que Elizabeth fuera también amiga de Neliam y viceversa. Era algo idílico, porque nunca habían tenido una amiga; además, Elizabeth era perfecta, porque podía ser corpórea como ella y también intangible como Neliam. Aun no sabía a qué se dedicaban exactamente las amigas, pero ya podría jurar que se iban a divertir.

Elizabeth empezó a hablar: Nerium dejó de divagar y Neliam de fingir que la ignoraba. No era para menos, la sugerencia suave y aparentemente desinteresada era algo que desde un principio Neliam creía contranatura. ¿A qué se refería con volverla temporalmente corpórea? ¿Qué era lo que tramaba hacer? En su rostro, mezcla de desconcierto y desconfianza, empezaron a surgir pequeños tics. Por su parte, a Nerium se le iluminó el rostro. Neliam corpórea. ¿Eso significaba que podría tocarla como a los árboles, como a Elizabeth?

–¡Sí!– aceptó sin pensar, con su único ojo muy abierto. Era uno de los pocos gestos que sabía hacer para demostrar sentimientos.

–¡No!– se negó Neliam al mismo tiempo con un siseo digno de la envidia de cualquier serpiente.

Nerium se giró de inmediato para encararla, llena de curiosidad. ¡Aquel era un plan perfecto! Además, ella confiaba, ella debía confiar en Elizabeth.

–¿Por qué no?– preguntó, entre desilusionada y curiosa.

A Neliam no le gustó su tono. Más bien, le desagradó el hecho de que los ánimos de la morada decayeran. Ella estaba hecha para protegerla, era su deber impedir que a Nerium llegara cualquier relación con la tristeza. Todo era culpa de la fantasma; hasta entonces ella lo había llevado muy bien (menos cuando había animales muertos. A Nerium siempre le hacían llorar ver cosas así). Se esforzó por buscar una excusa que convenciera a Nerium.

–Porque... No queremos que ella se canse mucho. Si... Si me convierte en corpórea, aunque sea solo por un poquito, puede que le cueste tanto, tanto que...– pensando en la muerte, una idea retorcida se le ocurrió–, que podría morir. Tú no quieres que pase eso con nuestra amiga, ¿verdad?

Nerium vaciló y miró temerosa a Elizabeth.

–Neliam dice que hacer eso podría lastimarte. No morirás, ¿verdad? No quiero dejar de tener amigas– inquirió con tono suplicante, profundamente afectada ante la idea de que eso pasara.

[Off Rol: Asdasdasd @_@ Perdón por lo enredado del post, tengo la cabeza llena de una mezcla extraña de economía y filosofía. El próximo será más... hum... Wonderland en vez de puramente random @_@ Ahora iré a limpiarme las formulas que se me escapan por la oreja >.>U (?)]

Luego de mi gentil ofrecimiento vi como la chica conversaba con mi nueva "amiga" Neliam -creo.. que si estando incorpórea la logro tocar.. conectare con ella y la podre ver a libertad.. e incluso si tocándola yo me vuelvo corpórea.. creo que la podre volver corpórea.. pero se nota que no querrá que la toque... ni si quiera se, si querrá ser corpórea..- pensaba ignorando toda la conversación de aquellas dos almas, seguía analizando los comportamientos de Neliam sobre Nerium, para averiguar más sobre quien estaba segura no seria exactamente mi amiga, tenía el presentimiento que todo esto seria un lió de lo más divertido para mi, donde podría ganar mucho, y que molestar a Neliam se volvería mi pasatiempo numero uno.

Cuando la chica morada me volvió a hablar dirigí mi atención a ella, dejando de analizar a quien aun no lograba ver. -Que si me pasara algo? para serte sincera, no lo se, pero dudo morir, después de todo, yo ya estoy muerta, y por eso no me puede pasar nada mas grave- sonreí respondiendole a la chica queriendo tranquilizarla, mi plan debía resultar, de una u otra forma necesitaba ver a quien me empezaría a enfrentar.

-entonces, que opinan? lo intentamos?- dije animosamente, quería que Nerium se entusiasmara para que la otra se viera obligada a aceptar, después de todo algo me quedaba claro, quien no existe quiere mantener feliz y aislada a la chica física, pero ella misma me facilito las cosas para acercarme a Nerium.. El Coco.. resulto ser un buen pretexto; sonreí para mis adentros esperando la respuesta de la chica de cabellera lila.

OFF: perdón por la demora.. me había traspapelado ú_ù! y perdón por lo corto x3!!

Neliam no estaba convencida. Sin embargo, mientras Nerium consultaba sobre cuánto daño podría recibir aquella nueva amiga, empezó a plantearse aquella idea. No le gustaba que lo hiciera justamente aquella niña -para qué negarlo, desearía ser capaz de hacerlo por sus propios medios y no con la ayuda de alguien-, pero no resultaba tan malo. Nunca se había planteado ser corpórea, porque aunque sabía más que Nerium no tenía más conocimientos que los que había aprendido con el viejo en el bosque. ¿Y si lo consiguiera? ¿No sería aquello perfecto? La gran frustración de su existencia se disolvería en el aire: podría proteger a Nerium bien, podría alejarlos a todos de ella...

Además, por otro lado, eso le serviría para calcular el poder de esa chiquilla. A pesar de su odio visceral -y puede que no tan justificado, pero eso no venía a cuento-, no podía negar que sentía curiosidad. Sabía pocas cosas de los fantasmas y aquella era una buena ocasión para cambiar eso. De hecho, sería maravilloso si encontrara su punto débil o cualquier otro tipo de conocimiento. De pronto, aquella conclusión hizo que se replanteara seriamente la idea.

Nerium por su parte escuchó atentamente sus palabras. Y eso hizo que su rostro perdiera el color inmediatamente cuando escuchó el comentario de que estaba muerta. En seguida retrocedió unos pasos: la muerte la asustaba, casi tanto como el Coco. Dejaba a los animalitos del bosque fríos y quietos, y nunca la veía venir. Se preguntó cuando la Muerte habría dejado el cuerpo de Elizabeth frío. Ese pensamiento no le gustaba. Pensó en preguntar por qué, pero por una vez decidió no hacerlo. Se limitó a mirar al suelo, indecisa, tras la propuesta. ¿Podría una muerta morir dos veces?

–Sí, hagámoslo– el susurro de Neliam la sacó de su ensimismamiento. La miró con extrañeza, sorprendida por su repentina colaboración. Neliam, al notar su mirada, se encogió de hombros–.Si ella lo desea, no veo por qué no podríamos intentarlo– explicó con simpleza, esperando que aquello dejara satisfecha a su contraparte.

Nerium siguió indecisa. Miró de hito en hito a Elizabeth y a Neliam hasta que se mareó. Luego tuvo que esperar unos segundos para recuperarse y al final la insistente mirada de Neliam la convenció.

–B-bueno– tartamudeó, deshaciendo los pasos que había retrocedido, aun insegura–. No desaparecerás, ¿verdad?

Sonreí suavemente, pero con gran satisfacción para mis adentros, conocer a ese ser, que no sabia si era imaginario, un fantasma o qué, era un paso importante, lo necesitaba desesperadamente para sabe de que se trataba todo el juego en el que empezaba a participar.

-Claro que no desapareceré Nerium, eso es casi imposible, así que no te preocupes, ahora...- me detuve unos segundo pensando la forma correcta de plantear la teoría, y por supuesto, de ver cual seria el mejor experimento para intentar volver corpórea a la chica invisible -Extenderé mi mano, que Neliam trate de tomarla, no importa que el contacto no se sienta, creo que con eso bastara, luego de eso yo haré lo mio, y creo que podre volverla corpórea, aunque sea de forma momentánea, dudo mucho pode hacerlo permanente por que ni yo misma puedo tener un cuerpo físico de forma permanente- dije, tan clara como pude, y extendí mi mano en dirección hacía Nerium, asumiendo que Neliam se encontraría en ese mismo sentido, después de todo no podía visualizarla, pero algo me decía que allí se encontraba, muy cerca a la chica frente a mi, una ves pensé ya debía haber tocado mi mano cerré mis ojos, me concentre lo suficiente que todo el lugar se nublo, la humedad aumento considerablemente, y la temperatura descendió, lentamente por las partículas de aire se fue formando un cuerpo, que se fue endureciendo por la magia de mis poderes de muerta.

Al cabo de unos minutos de frió intenso abrí los ojos, deseando ver si el pequeño experimento dio resultado, sonreí al ver que una chica algo similar a Nerium se encontraba tomando mi mano, lentamente la solté, con intenciones de descubrir si el efecto se desvanecería junto con la separación de nuestra piel, me alivie al ver que se mantenía tal cual. -Mucho gusto Neliam- la salude con una sonrisa -Qué se siente el cambio?- Le pregunte de forma suave, ya habían pasado demasiados años desde que descubrí que podía recobrar una forma física, tanto había pasado que había olvidado como me sentí al volver a ser tangible.

Luego de aquello deje que la parejita tuviera unos minutos entre ellas, quizá quisieran abrazarse o algo similar, no quería incomodar, no era tan malvada. -Creo que con mi fuerza, su cuerpo durara como un par de hora, incluso si me fuera en este instante, pero me necesitara cada ves que desee ser tangible- sonreí para mis adentros nuevamente aquello me daba una ventaja sobre la , recién descubierta, chica blanca, o rosado muy pálido.

Finalmente mire a la nueva chica, mi miada mostraba mi sentimiento de victoria, la miaba directamente a los ojos queriendo analizar que pasaba por su mente, si realmente seriamos amigas, o ella me quería doblemente muerta, por haberme metido con su Nerium, en mis labios se marcaba una sonrisa llena de ego y orgullo.

OFF: gomen la tardanza, siento que quedo algo.. extraño? no estoy segura >.<U

Nerium contempló aun dubitativa a Elizabeth dando instrucciones, aun cuando esta le aseguró que no pasaría nada. No obstante, permaneció en silencio, limitándose a contemplar como poco a poco se iba moviendo hasta tomar posiciones, prestando atención a cada palabra. Tenía que admitir también que aquello la intrigaba un poco. ¿Cómo podría hacer que Neliam se volviera conrpórea? ¿Sería porque era amiga del Coco? ¿Cómo se sentiría Neliam cuando fuera tangible? Su cabecita empezó lentamente a llenarse de dudas mientras la escena se desarrollaba frente a ella.

Neliam por su parte contempló sus movimientos mientras pensaba. Se mostraba escéptica a que ella tuviera la capacidad de hacerla corpórea, pero no lo descartaba. Y, en tal caso, ¿no le debería una? Su oferta era desinteresada; sin embargo, eso no implicaba que hacer eso era algo importante. La gente no hacía las cosas porque sí. Además, por otro lado, se exponía a ser vista por alguien que no era Nerium y, más aún, ser vulnerable a ella. Aquello era un punto importante.

Solo salió de sus cavilaciones cuando la chiquilla le indicó lo que tenía que hacer. Entonces, después de dirigirle una mirada a Nerium, se acercó y tendió la mano hacia Elizabeth. Lo normal habría sido cerrar los ojos, pero ella no lo hizo. Se limitó a mantener la mirada clavada en la pequeña, hasta que sintió algo parecido a lo que sentía cuando poseía el cuerpo de Nerium, solo que, por primera vez, sin necesidad de meterse en su cuerpo. Fue algo ciertamente extraño el no tener que atravesar ninguna puerta: sentir por primera vez como el cuerpo la buscaba a ella y no al revés. Incluso un poco inquietante, aunque eso jamás lo admitiría.

Se quedó aferrada a la mano de Elizabeth un par de segundos, mientras se acostumbraba a ser corpórea. Respiró lentamente, llenando de aire sus pulmones, y parpadeó con su único ojo visible. Después miró su ropa: tenía que admitir que había hecho un buen trabajo. Cuando se soltaron, la miró a ella. No pudo evitar adoptar un aire altivo, orgulloso. Sabía que por eso le debía algo a la fantasmita, pero eso no impedía que tuviera que ser amable. Se limitó a dibujar una torcida sonrisa como respuesta al saludo.

–Corpóreo– respondió a su pregunta con cierta guasa–. Y tal vez un poco frío– añadió mirando la mano que había tocado. Sin embargo, no puso continuar hablando porque Nerium apareció a su lado.

La lila la miró con curiosidad. No veía ninguna diferencia a simple vista, porque para ella Neliam seguía tan opaca como siempre. Neliam de inmediato estiró el brazo y hundió el dedo en su mejilla, para dar a entender que había cambiado. Nerium ahogó una risita con las cosquillas y cogió su mano de inmediato. Se sentía raro, nada que ver con las ocasiones anteriores.

A pesar de que Neliam cambió su sonrisa por que parecía menos mueca, volvió pronto la mirada a Elizabeth. Ahora que era tangible y visible, no podía permitirse perderla de vista. Reconoció su gesto -ella era mucho más hábil al identificar expresiones- y su mirada se afiló ligeramente. No obstante, delante de Nerium no haría nada ofensivo, y mucho menos con aquella que se había hecho tan amiga de ella.. Así que pestañeó lentamente y, a pesar de que su pupila se había alargado ligeramente, rehizo el gesto medianamente alegre.

–¿Y bien? ¿Cumplo las expectativas de tu imaginación?

[Off Rol: Nah, a mi me gusta como quedó. De nuevo perdón por la demora, pero este fin de semana me dejó fundida x_x]

-Parece que ella si sabía que realmente no la podía ver- pensé frustrada y con duda pero sin cambiar la expresión triunfal de mi rostro, ni esa sonrisa de autosuficiencia.

-Te ves, tal cual a cuando no eras tangible, no cambiaste en nada- dije la pequeña mentira que me hacia ser superior con una sonrisa llena de seguridad, esas sonrisas que son arrogantes hasta cabrear.

Camine unos pasos alrededor de la pareja -Dime Nerium, eres feliz ahora que ella es como tu?- le pregunte a la lila con una sonrisa amigable, sin mirar a la rosa, aveces resultaba un poco confuso tener a ambas, llegando a confundirlas.

-Como quisiera conocer realmente a Neliam, parece tan distinta a lo que muestra frente a Nerium- pensaba mirando de reojo a la rosa y esperando la respuesta de Nerium

Al escuchar aquella mentira, las cejas de Neliam se dispararon hacia arriba en un claro gesto escéptico. Sin embargo, de la misma forma que aquella fantasmilla guardaba las apariencias, ella también se quedó callada, respondiendo a aquella afirmación con la misma sonrisa que había esbozado para Nerium, si bien su ojo se mantenía frío. Su pupila se mantenía fija en la niña y en los movimientos que hacía, como si fuera una leona a punto de saltar de su presa.

Nerium volvió a la realidad cuando Elizabeth mencionó su nombre, dejando entonces de comtemplar absorta como sus dedos se hundían en la piel de Neliam. Seguía bastante impresionada por el cambio, por sentirla tan tangible. No obstante, algo había desaparecido. Cuando Neliam no tenía cuerpo, el contacto entre ambas era diferente. No solo hablando de tacto; cuando Neliam solía tocarla ella sabía que la tocaba, aun si no la veía hacerlo. En ese momento, no sentía nada. ¿Era eso una buena o una mala señal?

–N-no lo sé– respondió de forma un poco entrecortada al final, aun contemplando la unión entre la mano de la rosada y ella, como si no pudiera creer todavía que aquello fuese real–. Es todo... tan raro...

Aquel inocente revés de Nerium hizo que el rostro de Neliam brillara de suficiencia, que se notó en la comisura de sus labios. De alguna manera, se sentía feliz porque aquella declaración le quitara algo de ventaja a la fantasmita.

–Aun así gracias, Elizabeth– añadió la otra para no hacerla sentir mal, esbozando a su vez una sonrisa ingenua–. Me alegra ver que no has desaparecido.

Neliam discrepaba.

-Bueno de todas formas en una hora mas, quizá dos ella volverá a ser como antes, este cambio no es permanente en absoluto.- Le dije sonriendo, lamentaba que no quedara fascinada sin embargo le reste importancia, después de todo a toda persona se le hacen raros los cambios.

-Por que no jugamos a algo?- Añadí de la nada, con una sonrisa linda mirando a Neliam para ver su reacción, deseaba tener un momento a solas para saber de que iba el cuento, por que en sus ojos se notaba que no deseaba compartir a su pequeña, mire a nerium para ver que repsondia pero antes de darle tiempo a repsonder volvi a hablar.

-juguemos a las escondidas, les parece?, si quieren yo cuento, las reglas son simples, no se pueden esconder juntas po que seria trampa, y tampoco muy lejos para que nadie se pierda, yo contare hasta cien y saldré a buscarla.- Recia y explicaba en ton confiado, para que no dudaran en aceptar. Cerré los ojos y delimite el territorio con una pared de hielo, quedando en un lugar bastante amplio para jugar tranquilas.

-En donde vean una pared de hielo es el limite, para no perdernos, entonces aceptan?- mire a la lila con una sonrisa amigable y a la rosa con una sonrisa desafiante, quería provocarla para que aceptara sin dudar, un plan bastante bueno o eso pensaba.

El único ojo visible de Nerium se iluminó al escuchar aquello, a pesar de que no dijo nada. Aun seguía bastante confusa con respecto al cambio que había dado Neliam y cómo se sentía todo. Estaban tan distraída pensando en ello, en lo raro que era sentir la mano -helada- de la rosada con los dedos entrelazados con los suyos, que no se percató de la pequeña decepción que reflejaron los ojos de Elizabeth con su respuesta. Sin embargo, Neliam sí que se dio cuenta y eso hizo que su sonrisa creciera, regodeándose interiormente en ello.

No obstante la sonrisa no le duró demasiado. De hecho, desapareció de un plumazo cuando la fantasmita sugirió jugar a algo. Ni siquiera tuvo que esperar a que continuara hablando para suponer en qué juego estaba pensado aquella niña. Sabía que no podía negarse, porque a Nerium le encantaba jugar (de hecho, apostaría sus manos materiales a que la lila hubiera aceptado antes incluso de saber las opciones, o más bien la opción que les ofrecía). Y eso era lo que la hacía desconfiar. Con las reglas llegaron las condiciones y se dio cuenta de que lo que buscaba Elizabeth era separarlas. Ahora bien, ¿con qué intención? ¿A por cual de las dos querría ir?

Permaneció en silencio, calibrando las posibilidades y taladrándola con la mirada más oscura que era capaz de recrear. El ceño ligeramente fruncido cuando la otra anunció que estaban cercadas, aunque lo camuflara con la excusa de no perderse. Bueno, al menos con terreno limitado las opciones serían más limitadas...

–¡Sí! ¡Vamos, vamos!– aceptó Nerium tal como ambas esperaban. Porque Neliam estaba segura de que aquella pregunta estaba dirigida más a su otra mitad que a ella, que no dudaría en mostrarse festiva. Dulce inocencia.

–Pero entonces, tu también debes ser material– terció por su lado, dibujando una sonrisa ligeramente torcida–. Porque si no lo fueras podrías atravesar los árboles y entonces nos pillarías muy fácilmente– añadió, aunque en vez de mirarla a afectada a la que miraba era a Nerium, para que aceptara la explicación que le daba. Esta asintió con aire inocente, porque ni siquiera se lo había planteado–. Así pues, tu la llevas, Elizabeth– el nombre de la fantasmita salió con un siseo, mientras se nuevo su iris amarillento se volvía hacia ella–. Recuerda no mirar– canturreó socarronamente, algo acelerada.

Lo había hecho todo rápido para que la otra no pudiera negarse. Así, al menos ambas contarían con cierta igualdad de condiciones. Sin perder tiempo, tiró de la mano de Nerium para que echara a correr junto a ella. Al llegar fuera del alcance visual de la otra, se soltaron de las manos.

–¿Dónde te vas a esconder?– preguntó la morada mirando hacia donde Elizabeth se había quedado, como si pensara que contar hasta cien pudiera hacerse tan rápido.

–Si te lo digo, no sería una sorpresa– replicó con dulzura la rosada–. Ve y escóndete bien para que no te encuentre. Pero recuerda alejarte de los sauces.

Nerium asintió y correteó hasta perderse de vista tras unos árboles. Neliam contó hasta cinco antes de volver a moverse justo por dónde habían venido. Había decidido que no iba a perder de vista a la fantasma, porque era la única forma que tenía de asegurarse de que no se acercara a Nerium. Se subió a un árbol cercano al lugar donde supuestamente estaría contando su presa. De inmediato se dio cuenta de que no era tan fácil como cuando era inmaterial y solo tenía que visualizar el sitio dónde quería estar para llegar a él; sin embargo, gracias a que su cuerpo contaba con las mismas características que el de su contraparte resultó más fácil. Tenía que darle las gracias al viejo por eso, al menos la tortura que había sufrido su pequeña protegida no había sido de todo inútil.

Se acercó deslizandose entre las ramas de los árboles con todo el sigilo que pudo. Deseaba que Nerium se hubiera ido todo lo lejos que pudiera, pues prefería mil veces enfrentarse a ella que dejar que estuviera con Nerium a solas.

En ese momento, estableció contacto visual con el objetivo. Era hora de empezar el juego.

[Off Rol: Siento la demora. Quise postear varias veces, pero entre la inspiración y que la gente no dejaba de raptarme, hasta ahora no fui capaz. Lo siento~ Prometo que para el próximo no tardaré tanto, aunque tenga que atarme con cadenas a la mesa del ordenador >.<]

Sonreí al ver como aceptaban el juego, la primera parte del plan estaba marchando perfectamente, ahora solo me quedaba tener un momento a solas con la rosa para poder hablar con sinceridad.

-Por supuesto que seré tangible, si solo queremos jugar, no es como para hacer trampa para ganar.- dije sin mayor importancia y acabe de materializar todo mi cuerpo, la nueva chica se apresuro a todo lo que me gusto aun más, todo me resultaba sencillo, me voltee y cubrí mis ojos con mis manos, así en voz alta empecé a contar -1… 2… 3…- lentamente para no hacerlo muy deprisa, mantenía la esperanza que Nerium se alejara bastante de Neliam y así encararla tranquilamente, mientras continuaba contando pensaba en que decirle, en que planeaba ella, trataba de armar un rompecabezas pero sentía que me faltaba piezas.
-98…99…100 LISTAS O NO ALLÁ VOY!- grite avisando que empezaría a buscarlas, y como si el viento me advirtiera rápidamente me gire y observe el alrededor detenidamente, detrás de los troncos, entre los arbustos, me moví lentamente hasta que la sentí mirarme, alce la vista y la vi en la copa de un árbol –buen escondite, pero te encontré neliam.. ahora porque no bajas?- dije en el tono más dulce que pude recrear, unas vez abajo la mire directamente al ojo, que ahora que lo pensaba me resultaba curioso saber que le había pasado.

-Neriam está lejos, o me equivoco?- le dije sonriendo, mi próxima jugada tenía que ser clara, segura, precisa y sin margen de error, no podía perder a la linda Nerium, pero debía tener claro que pensaba esta otra chica –Tu no la quieres compartir, o si?- pregunte suavemente mientras caminaba en alguna dirección buscando a la violeta, no esperaba que la rosa se sorprendiera, esperaba que supiera que tenía preparado y me dijera las cosas como son, después de todo, ella me dio un motivo para unirme a la violeta, y lo aprovecharía al máximo, y si a ella no le gustaba mejor para mi mientras se supiera controlar, la mire de reojo sonriendo esperando su respuesta.

Tenía que admitir que era una rival formidable. No le había costado nada encontrarla, aunque tampoco es que hubiese puesto mucho empeño en esconderse. No obstante, no dejó que su rostro se inmutara un ápice ni pareciese contrariado; al contrario, se limitó a descender a saltos rápidos, para demostrar que no era ninguna debilucha. Y que no le tenía miedo.

Especialmente eso último.

Esperó a que dijese todo lo que tenía que decir antes de empezar con su propio discurso, aunque no apartó ni un solo momento la mirada de ella, sin perderse ni uno solo de sus movimientos.

–No, al menos en eso tienes razón– concedió a su primera, utilizando un tono tan afilado como las espinas de una zarza–. Nerium no está cerca y no hay forma de atraerla. Con algo de suerte, se mantendrá fuera de esto el tiempo suficiente para aclarar las cosas– continuó, esbozando la sonrisa más cínica que fue capaz de crear.

Echó a andar detrás de ella. Deseó aparecerse en su frente, pero atada a las leyes materiales de la forma en la que estaba, no podía hacerlo por mucho que lo intentase. A pesar de todo, no estaba limitada por ello: saltó hasta una rama, pasando por encima de Elizabeth, cayendo frente a ella e interrumpiendo su camino.

–No eres una niña tonta, me alegra saber eso. Así podremos ir al grano– continuó, con aire desafiante–. Como te has dado cuenta, muy inteligentemente, es obvio que no quiero compartirla. Nerium es me pertecene y espero que puedas entenderlo rápido porque no me gusta repetir las cosas– alzó la barbilla, dedicándole una mirada altiva. Al menos en su caso, podía mirarla desde encima, por la pequeña diferencia de centímetros que la separaba–. Te lo dejaré claro ahora, bonita. Más vale que mantengas la distancias con MI protegida.

[Off Rol: Para no pasar vergüenza, omitiré comentarios con respecto a mi antiguo Off. Así que... ¡Perdona por lo corto! Me cuesta hacer un poco la parte hostil contigo >.>U]

Me detuve en seco tras oír el ruido del brinco y tener a la rosa frente a mí, sonreí segura, esto ya no era solo una “pelea” por Nerium, se había transformado en algo personal contra Neliam por lo que no podía permitir que viera algo más que seguridad de mi parte.

Escuche todo su discurso sin interrumpirla, sin dejar mi gran sonrisa rebosante de confianza, cuando acabo la mire de pies a cabeza, de forma desafiante…-Te hare un favor- empecé a decir lentamente mientras sostenía su mirada –Te enseñare a compartir, me diste la oportunidad perfecta para acercarme a Nerium- no podía no sacarle en cara que ella misma me había dado un motivo para que la morada confiara en mí, y ante esa idea mi sonrisa se ampliaba aún más –Y no la desaprovechare, crees que me asustas? No puedes hacerme absolutamente nada bonita, uno yo te di el cuerpo físico, y puedo quitártelo, dos yo no te temo y si me haces algo veré como usarlo a mi favor tres…- hice una pausa dramática -yo ya estoy muerta linda, no puede pasarme nada peor que eso- dije segura, firme y fría, era en parte mentira pero no dejaría que se enterara, me bastaba con que supiera que no le temía en absoluto y que no tenía forma de dañarme.

-Acepto que es tu “protegida”- y al decir la palabra “protegida” hice unas comillas exageradas con los dedos –pero desde ahora es mi AMIGA- hice énfasis en la palabra “amiga” solo por aumentar el enojo de la rosa –aprende a vivir con ello linda- sonreí altanera y camine esquivándola para retomar la búsqueda, mire de reojo a la casi albina ara ver su reacción, realmente quería ver en su cara la frustración, ira o enfado, me reía para mis adentros de solo imaginarlo.

OFF: perdona la tardanza u.uUU