Tarde para el té!

Cuatro de la tarde. La hora perfecta para el té.. Y no había nadie para tomarlo. Tomó su tetera de liebre preferida entre sus manos para rellenar la taza que se encontraba frente a ella, distraída. Hacía demasiado que no tenía ningún encargo de alguno de los reinos para trasladar un paquete o ser la chef de sus reuniones por lo que su tiempo libre se extendía frente a ella en grandes cantidades aunque de manera bastante aburrida puesto que hacía ya bastante tiempo que no coincidía con el sombrerero o el lirón a la hora del té, a pesar de que con frecuencia se pasaba por allí. ¿Donde estarían? No era lo mismo aquella sala sin ellos.

El líquido rebalsaba por los finos bordes de porcelana, mas la liebre estaba más entretenida pensando en el parecido entre un cuervo y un escritorio con la facilidad para cambiar de un tema a otro que la caracterizaba, por lo que no parecía notarlo, siquiera cuando reemplazó la tetera por la azucarera, echando en la taza cantidades indiscriminadas de su blanco contenido hasta que el líquido desapareció por completo, dejando en su lugar un pequeño y níveo montón. Mientras más dulce mejor, reflexionaba mirando los pájaros a través de la ventana. Hacía mucho que no probaba volar ¿Seguiría siendo igual de golpeado? Ahora no, desechó la idea con un suspiro, bajando la vista hacia su taza. La última vez había caído sobre un soldado de diamantes y.. El pensamiento se vió interrumpido por sus propias carcajadas al recordar la situación. Pobrecito.

-Pero que..? Otra vez -musitó con voz musical, formando una ligera mueca con los labios antes de lanzar la pequeña pieza tras de sí, rebuscando con la mirada alguna otra interesante. El té no tenía sentido si se tomaba en una taza aburrida.. Si había una con forma de liebre sería mejor.

Se encontraba rebuscando entre las tazas, tirando o moviendo cosas sin demasiado cuidado por lo que poco a poco la mesa se iba convirtiendo en un revoltijo, aunque no era extraño pues antes tampoco estaba ordenada por lo que no notó la entrada de la pequeña figura que había ingresado en la sala, así como tampoco de que su sombrero se había ido deslizando hacia atrás hasta terminar en el piso, dejando al descubierto las esponjosas orejas color castaño. No fue si no hasta que le hablaron que notó que no estaba sola, levantando primero una oreja, luego la otra y recién por último la mirada.

-¿Alice? -repitió desconcertada y algo sorprendida por la recién llegada mas al cabo de unos segundos recuperó su sonrisa habitual, parándose sobre la silla para hacer una reverencia- Dime Hare -se presenta inclinándose hacia adelante mientras baja las orejas hasta su posición habitual, la curiosidad asomando a sus ojos verdes.

Soltó una risa ante la pregunta, asintiendo mientras señala con un gesto la mesa, repleta de pasteles y demás comidas perfectas para acompañar una buena y caliente taza de té.
-¿Con qué otra cosa acompañaría el té sino? -replica divertida al tiempo que salta sobre la larga mesa para buscar una taza de fina porcelana azul con algunos detalles en blanco para luego regresar de lo más tranquila a su lugar (aún caminando sobre la mesa) y dejarse caer en su asiento con otro salto, sin inmutarse por lo que volteo en su camino, aunque la tetera por supuesto, seguía intacta en su lugar. Se sirvió tranquilamente, sacando de su bolsillo lo que parecía ser una extraña cuchara con la cual empezó a revolver su té luego de colocarle algunos terrones de azúcar, sin dejar de observar con creciente interés a la recién llegada.

-¿Eres nueva por aquí? -inquiere bebiendo un sorbo de la cálida infusión, sin poder evitar el soltar un suspiro de satisfacción por el sabor. Su sombrero aún continuaba en el piso pero puesto que no lo había visto ni notado su ausencia, no se preocupaba, de todos modos sus orejas combinaban con su cabello y no las ocultaba por ninguna razón en particular, solo le gustaba ese accesorio.

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