De visita a la torre del reloj [privado White Rabbit]

-hmm... ¿"Ritan"? -Masculló el conejo de forma somnolienta. Sin darse cuenta se había quedado dormido leyendo en el sofá del segundo piso. Tenía el libro en la cara, y otra pila de libros sobre su estómago, los cuales se cayeron haciendo un ruido sordo cuando "Ritan" se incorporó para sentarse. Había jurado escuchar a alguien llamarlo de forma lejana. Entonces escuchó como desde lo alto de la torre una voz (que enseguida reconoció como la de su mejor amigo) amenazaba con apropiarse de la torre, su casa.

Sonriendo ampliamente dio un brinco para ponerse de pie y tomó las escaleras de caracol que seguían hacia arriba casi interminablemenete. Pocas veces iba a la parte más alta de la torre, pues la pereza de subir tantas escaleras no era una minucia. Roxas por su lado siempre subía y por tanto lo obligaba a él a subir también. El soldado le había confesado que le gustaban los lugares altos por que podía apreciar los paisajes y cosas así. Richard estaba convencido de que al rubio solo le gustaba verlo sufrir por tener que subir escaleras.

Cuando ya hubo llegado arriba, tomó un poco de aliento y se acercó sigilosamente al chico que no parecía haber notado su parecencia y como gustaba de hacer, lo tacleó. -¡Roxy~~! -exclamó abrazando al chico, para luego poner una expresión seria y un tono de voz neutro. -Aparecí, así que la torre aún es mía. -y luego se echó a reír. -Ha pasado tiempo.

Hizo una mueca desdeñosa al escuchar eso último. -Hmp. Si te tomaras los descansos adecuados, tu trabajo no te consumiría tanto. -Dijo con un tono que sonó más hostil de lo que pretendía. No quería parecer resentido por que su amigo lo abandonara durante tanto tiempo, pero bueno, él también era humano... o al menos la mitad de uno, y también podía comportarse de forma poco madura sin poder evitarlo. Era de esos impulsos que se cometían sin pensar y que cuando te dabas cuenta de que no eran la mejor decisión ya era muy tarde.

-¡Disculpa, eso fue un poco rudo! -dijo en seguida notando que se había pasado un poco de la raya con eso. A fin de cuentas se suponía que sus reuniones debían ser pura alegría. Realmente no quería sentirse mal, ni hacer sentir mal a Roxas.

Soltó al rubio para que lo pudiera mirar de frente y se agarró una de las orejas para jugar con ella mientras movía sus ojos mirando hacia los lados, luego puso boca de pato y agregó: -De verdad no quise decirlo. -y rápidamente volvió a sonreír para recuperar un ambiente "normal" - Y bueno, ¿muchos problemas en el reino? Aunque, -se puso un dedo en la sien ladeando la cabeza, -un reino tan pacifico de verdad dudo que los tenga.

Se quedó un poco inquieto con el tono y la expresión de Roxas. Sobretodo con que le dijese que tenía la razón y que lo que había dicho no era rudo, siendo que lo fue por donde se viese. Aún así seguía pensando que cambiar el tema para alivianar el ambiente había sido la mejor opción. Así que decidió no darle más vueltas al asunto y tajarlo mientras aún se podía.

-A mi tampoco me gustan los combates, soy bastante cobarde y lo sabes. Aún así tengo enemigos, -dijo soltando un suspiro. -Problemático ¿no? -Sin dejar de sonreír, se sentó en una de las ventanas estremeciéndose un poco por lo frío de la pierda. Había un buen espacio entre su espalda y el vacío, pero aún así una caída desde esa altura no era algo para la risa.

La habitación más alta de la torre estaba casi al aire libre. Constaba de una serie de calados, (cuadrados en la base, redondeándose a medida que iban subiendo hasta terminar completamente curvos) bastante extensos a modo de ventanas (sin vidrio o algo que separase el exterior del interior) y otro calado a modo de puerta cuya base llegaba hasta el suelo. Ésta llevaba a una escalera externa por la cual se podía subir a la "azotea" de la torre.

-No hay nada nuevo, ya sabes, no pasan muchas cosas interesantes por aquí. -Apoyó ambas manos a los costados a la altura de sus rodillas y comenzó a balancear los pies hacia adelante.

Cuando Roxas le preguntó sobre sus enemigos, simplemente se limito a responder con un encogimiento de hombros. Ni siquiera él mismo sabía muy bien como había pasado, pero así eran las cosas.
Tampoco es que le molestara mucho, puesto que no tenía encontrones con ellos ni nada parecido ya que se aseguraba de no cruzar camino con ellos... dentro de lo posible. Y cuando eso sucedía, siempre encontraba una manera de escapar lo más ileso posible. Sip, para Richard todo estaba medianamente bajo control.

Siguió con la mirada el trayecto de su amigo hasta una de las ventanas. Seguía balanceando sus piernas y sus orejas de vez en cuando de contraían de forma inquieta. Escuchó lo que el rubio tenía que decir al tiempo que giraba su cabeza para mirar también hacia afuera, por la misma ventana donde estaba sentado. Guardó silencio un momento antes de responder pues, no siempre estaba muy seguro acerca de que responder sobre ese tema.

-Ya te lo he dicho antes. Busca los pro y los contra acerca de saber más sobre tu pasado y ve que te conviene más. -Sus ojos danzaron desde el celeste del cielo, hasta la imponente caída. Todo se veía realmente pequeño desde aquella altura. -Si te llegas a enterar de algo que realmente no querías saber... ¿Podrías vivir con eso?

Su idea no era desanimar a Roxas, pero era un hecho que éste podía encontrarse con cosas poco agradables.

No le gustaba ver a Roxas tan angustiado. A veces él por su cuenta también se preguntaba si era lo mejor para el rubio enterarse de su pasado. Sabía que no era algo fácil decidirse a ello, pues si a él le costaba llegar a un veredicto, para el otro debía ser mucho, MUCHO más difícil.
Pensó en su propia situación. Él tampoco recordaba mucho de su pasado, solo al niño al cuál perteneció cuando era un peluche, y aún así vivía bien sin saber más que eso. Claro que... Roxy en algún momento tuvo padres, tal vez hermanos y otros familiares. Eso lo diferencia de mi, que vivo bien sin saber más porque tampoco hay mucho más que saber.

Dejó de mirar el exterior para mirar al soldado. Se inclinó hacia adelante (sin soltarse de la base de la ventana) y por ello sus orejas quedaron colgando hacia un lado por culpa de la gravedad. Mirando las cosas de lado hacía que se diera cuenta de detalles que antes pasaban desapercibidos, como que algunas ventanas eran más angostas que otras por casi centímetros. O que algunas ventanas eran más anchas que otras por casi centímetros. Ah, un momento. Sacudió la cabeza volviendo a sentarse bien. No era el momento de pensar en cosas triviales, y menos en cosas TAN triviales.

Espabiló al escuchar al soldado pedir disculpas y decirle algo parecido a lo que había estado pensando hace solo un momento. Resopló volviendo a sonreír. -Me gusta que me compliques con éstas cosas. A fin de cuentas para eso están los amigos. -Volvió a balancear los pies -¿No es esa es la base de la amistad? El amor, la comprensión, la confianza, el apoyo.

-Hey, lo haces sonar como si estuvieses completamente solo. -Murmuró dolido, casi inaudiblemente ya que realmente lo quería guardar para si mismo. -No puedes asegurar que te abandonaran por que hayan querido. Es una opción, pero también son opciones el que estuvieran obligados a hacerlo, o que no haya sido con intención de ningún tipo. -dijo ésta vez de forma audible. -Las opciones son ilimitadas... No deberías pensar tan negativamente, solo te hará mal.

Balanceó sus pies un poco más y luego se bajó de la ventana donde estaba sentado. Se estiró con pereza dejando escapar un resoplido, pues siempre que conversaba de cosas tan "profundas" le entraba sueño. Sin contar que era un perezoso por excelencia. -Pero bueno, me gusta eso de no querer deprimirse más. -Sonrió moviendo sus brazos de forma animada, aunque en el fondo sabía que por mucho que su amigo dijera que no se quería deprimir iba a terminar haciéndolo igual. A fin de cuentas era de ese tipo de cosas que no se podían evitar, como sentirse un poco envidioso de que al menos el chico tuviera cierta esperanza de tener familiares vivos en alguna parte. O sentirse olvidado de cierta forma, es decir, Roxas lo tenía a él después de todo, ¿para que quería saber de su familia?.Genial Richard, además de cobarde eres terriblemente egoísta. Pensó golpeándose mentalmente. Estaba siendo inmaduro al pensar que Roxas lo abandonaría si todo terminaba color de rosas con respecto a su familia y su pasado.

-Vamos a la azotea a mirar las nubes pasar. - Propuso de pronto caminando hacia la puerta. -Podemos buscar formas en ellas o que se yo. Así podrás distraerte. -Y así salió esperando que Roxas le siguiera. La temperatura era la misma, con la diferencia de que ya no había paredes que obstruyeran la mitad de la brisa que corría.
Las delgadas escaleras que llevaban hacia el mismísimo punto en que la torre se conectaba con el cielo siempre le parecieron algo endebles, así que tragando nervioso comenzó a subirlas. No mires hacia abajo, no mires hacia abajo, no mires hacia abajo.

Resopló. De no ser porque Roxas le aclaró en seguida la intención de lo que dijo, seguro ya le hubiera saltado encima para clavarlo al piso de la azotea y evitar que hiciera algo estúpido.

-Woah woah woah, momento, -dijo poniendo sus manos al frente haciendo ademán de "detente". -repite eso y me veré obligado a negarte el acceso a más de la mitad de la torre. -No era necesario decir que claramente se lo estaba tomando con humor a pesar del susto inicial. Pues enojarse o molestarse cuando el rubio se ponía melancólico y más, a varios metros de altura, era algo poco sensato. No es que pensara que Roxas tuviera complejo suicida... aunque debería irse con cuidado solo por si acaso.

-Pues si pudieras volar, sería genial. Pero me parece que lanzarte por una torre no es lo mismo que sentir la sensación de volar. Caer y volar son cosas diferentes, si que si. -razonó en voz alta agarrándose el mentón con una mano y ladeando la cabeza levemente hacia la izquierda. -Tal vez si conociéramos a alguien con esa habilidad podríamos pedirle que nos de un paseo, como un semi-humano mitad ave, o algún hechicero. -rió girando sobre un pie antes de tirarse como saco de papas de espalda al suelo, hacerle una seña a Roxas para que se tendiera junto a él y así comenzar a ver las nubes pasar.
Se veían tan blancas y esponjosas que Richard no pudo evitar pensar en su propia cola. ¿Mi cola se verá así de linda? Por que si fuera así, y yo fuera otra persona, estaría todo el tiempo tratando de agarrarla. Pensó de forma aleatoria.
Tendía a pensar tópicos sin mucho sentido cuando subía a ver las nubes (cosa que no hacía muy seguido por culpa de las numerosas escaleras). Tanto que a veces se olvidaba de buscar formas en ellas, y a veces hasta se quedaba dormido ahí a la intemperie, presa fácil de cualquier cosa que vuele lo suficientemente alto y guste de la carne fresca de conejo. Ya había perdido la cuenta de las veces que se había regañado mentalmente por eso.

-Hey Roxy, -llamó de pronto sin quitar la vista del cielo. -¿crees que mi cola parece una nube?


[Bleh, no importa cuanto intente rellenar, nunca me quedan posts largos úwu]

-¿Alguien que nos enseñe a volar? -pensó con una gotita cayéndole por la sien mientras miraba a Roxas de reojo. Eso ya estaba un poco más difícil pues ninguno de los dos podría... es decir eran... o mejor dicho no eran... bueno era imposible y punto. No estaban biológicamente diseñados para volar por su cuenta, así que más opción además de preguntarle a alguien por un aventón estaba fuera de posibilidad.
Aún así prefirió callar.

Soltó un sonoro suspiro esperando la respuesta del rubio acerca de sus divagaciones sobre su cola y las nubes y tal como había pensado, su respuesta fue bastante predecible. A fin de cuentas cualquier persona lo suficientemente aburrida llegaría a la misma conclusión. Además tratándose de Wonderland... ¿Quién no?
Podrían incluso llegar a las más disparatadas conclusiones.
De hecho... su conclusión era bastante normal a decir verdad, para ser habitantes de tan absurdo país. Las nubes se comparan con algodones. Las colas de conejo se comparan con algodones. Entonces las colas de conejo perfectamente podían compararse con una nube.

Suspiró y volvió a perderse en la parsimonia de las nubes que pasaban hasta que escuchó la pregunta que ésta vez hizo su amigo.
Lo pensó un momento y luego se echó a reír. -Las nubes de lluvia, duh. -respondió mofándose un poco. -Son grises.

Guardó silencio un rato y luego agregó: -También al atardecer cuando les llegan los últimos rayos de sol se tiñen de naranjo y rosa... aunque claro, solo es el color reflejado así que prácticamente no son de ese color. -Puso especial énfasis cuando dijo "son" ya que esas nubes seguían siendo blancas... en teoría.

-Hmmmm... -cerró los ojos por unos segundos y dejó que la birsa jugueteara con su cabello. Tanta tranquilidad estaba haciendo que le entrara sueño.
Las palabras de su amigo no ayudaban con eso, pues cada vez que el rubio se convertía en FilosoRoxas significaba que empezaría con sus frases profundas y problemas existenciales. A veces era divertido, pero otras veces Richard se sentía mal por no poder responder a todas las dudas e inquietudes de su amigo. Y en algunas ocasiones incluso él mismo comenzaba a filosofar sobre la inmortalidad del cangrejo o quizás que rayos pasara por su cabeza en ese momento. Aunque seguro jamás le ganaría a la cantidad de cosas que podían pasar por la mente del otro.

-¿Preguntas uh? -bostezó descaradamente y luego se desperezó. -Si tienes tantas preguntas, solo deberías hacerlas y ya. Y si tu problema es que te cuesta relacionarte con la gente... hace que alguien más pregunte por ti. -se encogió de hombros como su fuese de lo más obvio. Y pues... si lo pensaba bien claro que era obvio. Era cosa que usara un mediador entre él y el resto de la gente. Se evitaría tener que cambiar su forma de ser.
Aunque en el fondo eso no parecía ser lo que Roxas necesitaba. Lo que es necesitaba tal vez era...

Volvió a quedarse en silenció. ¡Lo tenía! Incluso había dejado de respirar al darse cuenta. Sonrió ampliamente mirando como una nube que se veía especialmente blanca y esponjosa pasaba sobre ellos cubriéndolos con su sombra momentáneamente.

-Roxy -llamó de una forma algo brusca. -Necesitas una novia. -soltó luego de la prolongada pausa. Así sin más. Sin anestesia. Directo al punto. -Tal vez eso te ayude a dejar de pensar tanto en problemas existenciales.

¿Quién no lo haría? Si, una chica que mantuviera la atención de su amigo puesta en ella seguro haría que éste dejara de preocuparse tanto.

-Entonces, -dijo incorporándose de un salto. Se acercó más a Roxas sentándose de piernas cruzadas en dirección hacia él con una mirada expectante. Y entonces preguntó. -¿Hay alguien que te guste?