Extraño, muy extraño! {Priv. White Rabbit }

Escuchó unas palabras provenientes de otra boca y respondió cortésmente - Ah, ¿No? - Desvió su somnolienta mirada hacia el costado desde donde venía aquella voz y vio claramente a un conejo esponjoso y adorable que, obviamente, debía ser el dueño de la voz que había escuchado hace nada.
- Pensé que... Bueno, ya que son conejos y adoran comer zanahorias, tendrían una gran reserva en sus madrigueras o que llevarían un par consigo para cuando sea hora de merendar y se encuentren lejos de casa... O algo así.... -
Se sorprendió de sí mismo mientras se oía razonar como lo habría hecho un adulto! Y lo que le sorprendía aún más era que podía hablar normalmente con un conejo. En realidad, mantuvo esa conversación como si hablar con conejos fuese lo más normal del mundo hasta que lo vio bien... Abrió sus ojos con sorpresa mientras pestañeaba de par en par... ¡Era un conejo blanco que hablaba!
Se irguió para poder sentarse sobre la hierba y admirar mejor su cuerpo blanco y tan abrazable.
- ¡Se-señor conejo...! - Sonrió ampliamente y con un nudo en la garganta, ¿se pondría a llorar?, "Ni se te ocurra hacerlo ahora Julian!" se reprochó internamente, aunque normalmente no se hacía caso. Restregó las palmas de sus manos contra sus ojos para que no quedara ninguna clase de vestigio de ese vergonzoso acto que casi acababa de hacer.
Hablar con alguien más era agradable y lo era aún más porque posiblemente su compañero lo sacaría de ese lugar y lo llevaría a algún pueblo cercano en el cual pudiese comer y dormir como deberían hacerlo los humanos normales.
Sin embargo, le pareció descortés pedirle de inmediato algo, porque a pesar de todo, sus padres le habían enseñado modales y no era bueno pedir cosas cuando recién se conocía a una persona... Aunque... Ahora estaba hablando con un animal... Bueno, los modales deberían aplicarse de igual forma para todos!
Lo primero era presentarse agradablemente, sí señor!
- Soy Julian Hargreaves, vengo de Inglaterra y tengo 16 años. ¡Es un verdadero placer conocerle! - Esa última frase la había escuchado de su hermano mayor y pensó que sería un buen momento para decirla ya que cuando su hermano la dijo al poco tiempo su padre lo estaba felicitando por hacer buenos negocios y esas cosas de las cuales no entendía ni lo más mínimo, entonces concluyó que si quería ser felicitado debía decir esa frase a toda aquella nueva persona (o animal) que conociera.

- Ya veo... - Así que su razonamiento no estaba en lo correcto... Bueno, no importaba mucho, después de todo estaba hablando con un conejo y le fascinaba la idea, debería dedicar toda su atención hacia él para jamas olvidar ese momento.
Cuando el conejo le halagó por sus modales, casi estalló de felicidad, al parecer, la frase que le robó a su hermano mayor si era bastante efectiva!
- Muchas gracias señor! - Obviamente, debía agradecer el cumplido -Usted también me agrada... - y corresponderlo de algún modo.
Acababa de descubrir que su nombre era Richard Kuroi pero le acomodaba mucho más decirle "Señor Conejo"... Aunque quizá debería preguntar de qué modo decirle para no molestarle llamándole de modos que no desea... Pero preguntaría luego; ahora, una sola cosa rondaba en su mente... Quería abrazarlo.
El contrario tenía el aspecto de un conejo de peluche enorme y desde que cayó en la cuenta de que era él con quien hablaba, las ganas de apretarle fuertemente le superaban, era como un sueño cumplido! ahora podría morir en paz...
Pero... ¿Debía preguntar?, ¡Dios! ahora tenía muchas preguntas que hacerle, aunque en el fondo de su mente, sabía que debería guardarlas para luego porque su estomago comenzó a gruñir como si tuviera un monstruo dentro...¡OH! ¿un monstruo?
"Eso podría ser real... Gruñe demasiado fuerte y duele un poco..." ¡UWAH! Tenía un monstruo dentro! Se estremeció un poco y aferró sus brazos a su estómago con fuerza, si el monstruo deseaba escapar de ahí, no le sería tan fácil! pero lo más importante de todo es que no debía dejar que el otro se enterara de ello... Porque si lo hacía, de seguro huiría asustado y no volvería a verlo jamás! No lo permitiría.
"Señor monstruo, prefiero que me devore a mí en lugar de al conejo! Después de todo, existen muchos más humanos en el mundo, yo no marco ninguna diferencia... Sin embargo, jamás en mi vida había visto un conejo que habla, así que es mi deber mantenerlo con vida!" creía fervientemente que todos deberían conocer al conejo alguna vez en su vida... De seguro las personas se harían mucho más amables o algo si descubrieran que hay animales que también pueden hablar...