Explorar es divertido! y sobretodo entretenido [Pivado: Nero y Loren Blueroses]

Estaba agotado, ya desconocía el tiempo que llevaba atravesando esa enorme espesura que era el desierto, no sabía exactamente donde estaba y cada vez era más audible el chapoteo de los restos de agua que quedaban en mi cantimplora, los cuales eran el ultimo trago que me separaba de la sed acuaciante y asesina. No solía sudar pero en esta ocasión un hilo sudor recorría mi rostro. Estaba envuelto en una tupida capa color arena que cubría tanto mi rostro como mi cuerpo y que impedía en parte que los cada vez más furiosos rallos del sol calleran sobre mí.

Intenté recordarme por millonesima vez la razón por la que me hallaba sólo en medio del basto desierto, sin nada más que algunas piezas de frutas desidratadas por la calor y una cantimplora que comenzaba a escasear su contenido, casi deseperado, miré a lo lejos, intentando discernir por donde se alzaba el sol, encontrandome de nuevo con otro de esos molestos espejimos, esta vez parecían casi reales y aunque ya me habia topado con varios, juraría que las dos personas que tenía a pocos metros de mí eran reales. Cuando el viento trajó consigo las palabras de estos, maljuré interiormente, dándome cuenta de que en verdad eran reales, por extraño que pareciera este echo me alegro y a la vez me disgusto, ya que ellos parecían en mejor condición que yo. Con un poco de suerte conseguiría que me dieran algo de agua y de paso las riquezas que llevaban consigo. Camuflado por mi capa y por la pequeña brisa que traía pequeños granos de arena me fui acercándo a ellos, hasta captar sus palabras.

Había un chico albino, desde cerca pude apreciar su cabello blanco y su piel blanquecina, no dudaba de que el olor que el aire traía consigo de él era el de un perro, normalmente mi ratro de sangre felina me ponía un tanto nervioso ante la presencia de algún chucho, sin embargo, controlaba lo suficiente mis sentimientos, como para dedicarle una sonrisa torcida oculta tras la capa cuando hizo alusión al calor que debía de estar pasando y que parecía ser patético, debería estar de broma, pensé para mí analizándole larganmente con expresión media. Por alguna razón me centré en la otra persona que le acompañaba y del raro y a la vez esótico olor que tenía, no era tonto ya sabía de quien se trataba, pero al vrla no supe si sentirme feliz o molesto. Tanto tiempo sin vernos,Yoruichi...-dije en tono frío acercándome a ella y dejando caer la capucha de mi capa caer.

Mi cabello azulado se hallaba recojido en un intrincado moño sujeto a la base de la nuca, por lo que hacía menos calor con él y aun permanecía con mis orejas desnudas, como de costumbre me acerqué a ella y en una rara muestra de cariño le bese ambas mejillas, demostrándole al desconocido que se había identificado como Nero, de que Yoruichi era amiga y de que él no era bien recibido, siempre me ponía molesto cuando ella se ccomportaba de manera tan hospitalaria con alguien que estaba seguro que acababa de conocer. -Que sepas que no tengo calor ya que el sol no incide sobre mí, de seguro que son cosas que alguien como tu desconoce chucho-comente algo molesto ya que le había dado de beber a él antes que a mí.

Me recosté todo el peso de mi cuerpo sobre una de mis piernas, puesto que suponía que el encuentro iba para largo, me quede mirando con una mezcla de fascinacción y sedienta necesidad como bebía Nero de la botella de agua.No podía evitarlo, notaba que a pesar de la capa el calor se filtraba como una mala enfermedad por cada célula de mi piel, cuando me la pasó, quizás la tomé con más brusquedad de la que debiera y desenrosque la tapa con agilidad para después dar un profundo trago, que aunque no consiguió vaciarla, fue realmente refrescante. Al terminar se la pasé a Yoruichi con un movimiento rapido, como si fuera mucha la tentación de tenerla en mi poder.

No sé lo que significa esa palabra-dije haciéndo alusión a la palabra celos-Puesto que nunca los he padecido- me giré para mirar a Rukia, curioso de la respuesta que dio a lo que le había dicho el otro y a la vez algo compugnido con ella puesto que se comportaba tan despreocupada, era fuerte, pero no podía evitar sentirme algo preocupado por Yoruichi.-Lo único bueno que tiene ser albino es nada... o hay nada bueno en ello-deje caer.

El chucho blanco habló, arrancandome un gruñido inaudible ya que había echo de oidos sordos de mi comentario y este me sacaba de quicio y aun me preocupaba Yoruichi, con lo increibe y dulce que era, repentinamente me besó la mejilla y posó sobre mi hombro su codo, en una postura realmente amigable, aun cuando sabía que ella adoraba el desierto, seguía siendo una sorpresa que lo reconociera. Volví la mirada hacía Nero, con algo de curiosidad. De todas formas ¿que hace una albino en un lugar como este y sin apenas protección para el sol? No me confundas me da absolutamente igual si te achicharras o simplemente desapareces, pero tengo curiosidad.

Notaba mi tensión, aunque fisicamente no la mostrara estaba en verdad molesto. Nero me parecía un chucho sin sesos, pero lo que más me molestaba era que una amiga de casi toda la vida como era Yoruichi, lo tratase tan bien tras haberlo conocido minutos antes, desarrollar tal instinto protector hacía él me resultaba algo inconcedible, aun más, cuando se interpuso entre los dos dando por finalizada la conversación. Pensé en decir de todas las formas lo que tenía en la punta de mi lengua, más sabía que en verdad ella podía enfadarse de verdad y prefería que permaneciera en un estado "agradable" antes que se volviera echa una furia. -Quizás sea interesante verte de ese modo- dije para mí, pensando en como se vería en esa situación, más cuando propuso y aun cuando no me miró directamente a mí sino a Nero, lo de ir a beber algo me sentí algo confudido -Un bar en el desierto ¿tal cosa existe?