De paso, una sensación mágica. [Privado Alice Nightray]

Después del ataque de Joker, mi mayor preocupación fue el estado en que el reino azul se encontraba; de acuerdo a la información que teníamos los ciudadanos no se habían visto involucrados, el ataque llegó únicamente a las familias reales. Parte de mi se reconfortaba pues el pueblo me era prioridad, aunque por otra parte, aun se iniciaba la reconstrucción del castillo y de por medio también estaba la salud de Alfred que se hallaba aun herido por mi culpa.

En cuanto el daño a mi cuerpo aminoro me dirigí a el pueblo, aunque mas alejado del castillo era el que mas deseaba visitar en ese momento, allí vivía la clase trabajadora del reino, es mas, muchos de ellos colaboraban actualmente para reconstruir el castillo; tome unos de los nuevos caballos del establo a quien yo misma bautice como "sombra" pues cuando nació en las caballerizas fue el único de color negro y con esa mancha blanca en su hocico logro convertirse en mi actual favorito. Por supuesto conmigo iban dos soldados, en estos momentos me era difícil el poder salir a solas como acostumbraba anteriormente. Vestía ropajes nada llamativos, ropas normales, no hubiese sentido bien conmigo misma llevando otro tipo de vestimenta.
Unas horas cabalgando fueron suficientes para adentrarnos a las calles del pueblo, para entonces mi mente divagaba; temía un nuevo ataque de joker y ese sentimiento de "inutilidad" me invadía de nuevo. Trabajaba tanto para mantener la paz en ese reino, para alejar las guerras y dar seguridad a cada habitante, pero era cuestión de minutos para que esa paz se desvaneciera frente a mi.
Desperté en cuanto uno de los soldados me habló para avisarme que nos acercábamos a la casa del señor del pueblo, quien era un intermediario entre los pobladores y la realeza. En casa de ese hombre dejamos los caballos, antes de hablar seriamente con él decidí que seria mejor recorrer el pueblo, o al menos parte de el; los soldados se negaron a dejarme sola, quizás el mismo Alfred se los ordenó, pero a cambio les pedí que mantuvieran cierta distancia. Me alegraba darme cuenta que el ambiente no habia cambiado ni un poco, estaba animado; Mientras caminaba por la calle central una pequeña se acercó a mi para saludarme con su madre detrás tratando de detenerla. Sonreí a la señora que no paraba de disculparse y tomé de la mano a la pequeña con la que camine algunos metros, pues quería enseñarme su hogar; la sonrisa que esa niña me mostraba me hacia recordar tantas de las decisiones que había tomado en mi vida, de las que no me arrepentía porque no fueron tomadas para mi misma, sino para crear esas sonrisas a quienes me rodeaban y que me reconfortaban en momentos como este.
Después de devolver a la pequeña a brazos de su madre continué caminando sola por la calle, limitándome a observar a mi alrededor.

Mientras mas pasos daba, mas me adentraba al pueblo y el murmullo de los pobladores aumentaba al mismo ritmo, se trataba de la zona habitacional que albergaba la mayoría de los hogares del pueblo, también, muy cerca de ahí se encontraba el sanatorio el cual me hubiese gustado visitar de haber llevado presentes; mas sin embargo mi visita no era preparada.

En cuanto pasaba, algunas personas me saludaban a lo lejos y yo les respondía con una sonrisa o el movimiento de mi diestra, no era extraño pues a pesar de mi "intento de no llamar la atención" mi rostro era bien conocido y no era primera vez que realizaba estas visitas, desde muy joven escapaba del castillo para ir conociendo el reino aun con las reprendas de mi padre. Amaba el ambiente de los pueblos y la cercanía entre los habitantes, así como la libertad que disfrutaban, me hacia envidiarlos, y no de mala forma.
Durante mi recorrido visual vi a un chico de alto, delgado de cabello desarreglado y ojos grises, similares a los míos, pero no me fije en el por mucho tiempo, apenas noté que caminaba en la misma acera que yo. Segundos después ese mismo chico llamó por completo mi atención al detener mis pasos, obligándome a mirarlo, por supuesto con sorpresa.
El joven sonreía de una forma extraña a la de los demás ciudadanos, opte por mirarlo detenidamente mientras escuchaba cada palabra que decía, no recordaba haberlo visto antes en este pueblo y no me parecía conocido de otro lugar, podría casi asegurar que era la primera vez que me lo topaba. Mis mejillas se colorearon ligeramente de carmín ante su casi poético hablar, especialmente llamó mi atención lo de su alma, además de que me llamo noble, por supuesto siquiera era de este reino.
Pregunto por una taberna, desvié mi mirada tratando de ubicar una taberna cercana, pero unos labios sobre mi diestra me hicieron mirarlo de nuevo. El carmín de mis mejillas se asentuo, no me acostumbraba a ese tipo de acciones, especialmente fuera de protocolo. Retire mi mano lentamente y la cubrí con la izquierda tímidamente.
Recuerdo una taberna, esta a dos calles de aquí, yendo de frente, la localizara al girar hacia la derecha.
Le sonreí, seguro era un extranjero que visitaba por primera vez el reino azul, a juzgar por su apariencia no causaría problemas, y eso era lo que yo esperaba, no quisiera que el ritmo del pueblo se viera entorpecido por un extraño.
De que reino nos visita joven?, por cierto, agradezco sus hermosas palabras, no frecuentemente un extraño adivina que eres de la nobleza y te alaba con tanta seguridad
Como me era costumbre, le hablaba de una forma con pauta amable, ignoraba sus intenciones pero de mi parte no esperaba las peores.

El nombre de la taberna, me preguntó y no supe como responder, me quede pensativa unos segundos, desviando mi mirada en señal de tratara de recordar ese dato; mas sin embargo, no me fue posible. Yo realmente no visitaba las tabernas, quizás alguna vez divise el nombre pero jamas me lo grabé.
Lo siento, solo puedo darte la localización. comenté un poco disgustada.
"¿Acompañarlo?" pensé; podría hacerlo porque no me era molestia, igual mi trayecto tenia contemplado pasar muy cerca. Di media vuelta, buscando con la mirada a el par de soldados, asegurandome que siguiesen conmigo en la lejanía; no debía confiarme del todo. Ademas de ello no podía darme el lujo de tardar demasiado, aun tenia que platicar con el señor del pueblo.
Sera un placer acompañarlo.

Lo miré de nuevo, mientras daba respuesta a la pregunta que antes le formulé, de nuevo mezclaba sus palabras como si de un poeta de la vida diaria se tratase, eso me agradaba en cierta forma porque me causaba curiosidad, no a menudo escuchas esas rimas improvisadas.
Se trataba de un ciudadano del reino de tréboles, a juzgar por lo que se de ese reino, podía creerle que fuese en son de paz, quizás se trataba de una misión o una simple visita, le preguntaría mas adelante. Reí por lo bajo cuando dijo no fiarse de si mismo, ¿eso era posible?
Le aseguro que puede fiarse de mi, yo lo haría...
contraste totalmente a su comentario; a diferencia de él, yo me conocia bien y me juzgaba a mi misma de sobremanera, y eso me daba la pauta para decirme a mi misma si me era de fiar o no, siendo lo primero acertado.

Pase a su lado para continuar el camino, indicándole que me acompañara para guiarlo hasta la taberna que mencione antes, separe mis manos para llevarlas hasta mi cabello y semi-peinarlo, para acomodarlo pues lo sentía un poco revuelto; Incline un poco la cabeza
Algunas personas consideran de mala educación solicitar un nombre cuando aun no se ha proporcionado el vuestro, aunque a mi eso no me causa problema, soy Alice Nightray, para servirle.

Me inmute cuando pregunto el joven si estaba nerviosa, acaso había dado alguna seña equivocada? Lleve mis manos a mis mejillas rápidamente adivinando el porque, como me era costumbre, mis mejillas se coloreaban con tanta facilidad y el saberlo, contrario a tranquilizarme me apenaba aun mas por la apariencia tan frágil y tímida que daba a conocer. Baje las manos dejando la seña al descubierto, esperando desapareciera pronto.
No es nada, solo ignorelo.
Di los primeros pasos para comenzar nuestro camino
Lo reconozco, por ahora los reinos de espada y tréboles son muy pacíficos, no hemos tenido problema alguno y me encantaría que así siguiese; igualmente no podemos quejarnos de la relación con Diamantes y Corazones, lo que menos me gustaría sería que existiese una riña que pudiera acarrear problemas a futuro.
Eso sin contar la amenaza a la que la realeza en general estaba expuesta.
Afortunadamente el opio no es amenaza hoy en día, el controlarlo debe ser prioridad, pueden que cause daños...
Detuve mis palabras en cuanto noté que el chico repentinamente se tapo la cara quedándose inmóvil, regrese hasta él de inmediato para revisarlo, le tome de las manos para ver su rostro
Te encuentras bien? musite con obvia preocupación.