El misterioso caso de la Coneja de Marzo -priv-

La capitana Orchid era una mujer de rutinas y por eso el hecho de verse tan de pronto buscando a una coneja por todo Wonderland le tenía un tanto confundida. Para empezar porque, por alguna razón, al preguntar en el pueblo por la Coneja de Marzo toda la gente le había dado indicaciones equivocadas. Y así fue como la joven mujer anduvo toda la tarde dando vueltas de un lado a otro, comprobando las direcciones que consiguió, una a una, sin éxito.

Era ya la hora de la merienda cuando la capitana pensó en abortar la misión, pues al final sólo necesitaba a la Coneja para que entregase un paquete y se le ocurrió que podía entregarlo ella misma. Sin embargo tuvo que desechar esa idea tan pronto como la pensó porque recordó que la orden de encontrar a la Coneja venía de su mismísima reina. ¿Pero para qué rayos la reina querría que ese pequeño mamífero entregase el paquete? Era obvio que en el castillo tenían mensajeros eficientes e incluso cualquiera de los soldados pudo haber hecho el trabajo, ¡pero no! su alteza malcriada había insistido que el encargo debía ser entregado exclusivamente por la coneja.

La pelirrosa miró con poco convencimiento el paquete que debía llevar y se puso a jugar con él, dándole vueltas.

"Esto no tiene sentido" pensó al dirigirse a comprobar la última dirección. Se trataba nada más y nada menos que la sala de té donde acostumbraban andar revoloteando la liebre, la lirona y el sombrerero loco. Vainilla llegó al lugar y al ver cerrada la pequeña puerta brincó la valla de un salto y sin ningún reparo.

-¿Hola? ¿Se encuentra aquí la Coneja de Marzo? ¡¿Coneja de Marzo?! ¡He venido en nombre de la reina de Corazones! -exclamó al ver la sala aparentemente vacía. Y es que si el "Hola" no funcionaba entonces el "He venido en nombre de la reina corta-cabezas" debía llamar un poco más la atención.

Spoiler:

Si, eso le gustaba, eso debia hacer, dia a dia, todo perfecto, para que? para la hora del té por supuesto, ya que de nueva cuenta aparecia la pequeña liebre entretenida y al mismo tiempo atareada para que la mesa quedara perfecta para el sombrerero y sus invitados, que normalmente eran ella y la lirona...
Paso a paso todo tomo forma, pero hoy no habia quedado satisfecha con su trabajo, hoy queria algo diferente, como que? Flores! si!! muchas flores de diversos colores y aromas, solo hoy se dijo a si misma mientras sacudia las migajitas que en su mandil habian caido cuando cortaba la pieza de pan... feliz feliz... aniverasrio? complementarios? como iba trataba de tararear la famosa cancion del sombrerero dando brincos internandos en el bosque, pero no recordaba muy bien la letra...
En el bosque hayó por lo que habia ido, flores de distintos tamaños, colores, aromas y formas, todas aquellas que llamaban su atencion las cortaba y recogia en su mandilito Oh!! un jazmin diviso y fue hacia el para olerlo, cosa que le hizo esturnar y sacudirse la nariz nouu, jazmines no se dijo en tono agripado, pero ya era tiempo de regresar a la sala de té y terminar de arreglar de una buena vez... regreso con mas cuidado para no maltratar ni perder las flores, pero estando aun lejos diviso a una mujer de brillante armadura Invitados tan pronto? se apresuro para alcanzarla, aunque se detuvo en seco cuando oyo lo que esta mujer gritaba "coneja de marzo" palabras que resonaron en su cabeza como eco... solto el mandil blanco dejando caer las flores y corriendo hacia la mujer, en cuanto llego hasta ella dio un brinco a su espaldas colgandosele del cuello, mienttras daba tirones a lo que su mano daba alcance, principalmente su cabello rosa A quien le decis Coneja de marzo!!! o buscais al conejo o a la liebre, no los compareis!! no los compareis!! no es lo mismo!! lo ultimo lo repetia y repetia, y es que la muchachita nunca habia tolerado que la llamaran Conejo, ya que obviamente es una liebre.

Vainilla tuvo la intención de seguir examinando el lugar cuando escuchó acercarse tras ella unos pasos apresurados. Entonces, como el buen soldado que era, se giró tan rápido como pudo para ver de qué se trataba. Sin embargo, la liebre fue mucho más veloz y cuando Vainilla se dio cuenta ya la tenía encima jalándole de sus preciosos cabellos.

-¡Agh! ¡No! ¡No, no! -gimió por el dolor y soltó la caja que llevaba en las manos - ¡El paquete!

Se movía desesperadamente tratando de sacarse a Heigha de encima, esfuerzos que hacía en vano por supuesto, ya que tenía cuidado de no lastimarla. Caminó hasta la mesa del té y apoyó ambas manos sobre ella, todavía llevando arriba a su agresora.

-Seño.... -suspiró para tranquilizarse- Señorita liebre, yo estoy buscando a la coneja de Marzo... Así que le llamo coneja de Marzo a la coneja de Marzo -respondió su pregunta sin perder la calma, al menos por el momento. Sacó de uno de sus bolsillos un papel y lo desdobló, después lo levantó sobre uno de sus hombros, mostrándoselo así a la de pelo castaño- ¿Ves? Aquí dice "Entregar el paquete a Heigha "la coneja de Marzo" y está firmado por su majestad de rojo -aclaró con algo de dificultad por encontrarse todavía debajo de la pequeña liebre.- Dime, ¿de casualidad has visto a esta coneja quien, desde luego, no es lo mismo que una liebre?

La pequeña ñiebre insistia en jalonear a la soldado que la habia ofendido de tan cruel forma, la soldado caminaba y buscaba cosas pero poca atencion le presto Heigha, hasta que le mostraron el papelito complice de tal atrocidad contra su orgullo, lo tomo con rapidez y de la misma forma bajo de las espaldas de la mujer... Leyo atentamente y sin despegar la vista de la hoja hablo con algo de escepticismo
Existen dos seres posibles para este papel "el conejo blanco y la Liebre de marzo... y yo! la LIEBRE soy la mensajera....
enrollo el papellito con ambas manos y lo arrojo sobre la cabeza de la mujer para luego caminar pacientemente hacia la mesa y tomar asiento, mientras sse servia el te e ignoraba lo demas que pudiera pasar No se quien pueda equivocar a dos seres con tanta historia en este pais... exijo saberlo
Su tono no daba a interpretarlo mismo que sus palabras, aunque en la forma en la que desgarraba con los dinetes el pastelillo era facil deducir que se encontraba sumamente enojada.

La peuqeña liebre segui desgarrando sin piedad los pastelillos que frente a ella se encontraban, tomando de vez en cuando un sorbo de te, tratando de escuchar las palabras de la joven de cabellos rosas aunque si mucho exito, ya que no entendia la mayor parte de los comentarios, repentinamente la soldado se quedo callada, la liebre la miro de reojo, parecia qu tenia problemas con su pan, instintivamente sonrio "karma" fue lo que penso, aunque era algo comun que sucediera para la pequeña era como la venganza perfecta, aunque no lo disfruto mucho en cuanto oyo la ultima pregunta...
yo... un conejo? parecia que sus venas en la frente reventarian en cualquier momento, la taza que tenia en manos exploto debido a la fuerza con la que la tomo, entrecerraba los ojos pero no por mucho ya que al fin y al cabo exploto.
Se lanzo sobre la mesa resbalando hasta tomar el cuello de la pelirosa Jamas, JAMAS me confundas con un conejo!! mira estas orejas, miralas!! son de liebre no de conejo
sus ojos destilaban enojo, pero segundos despues derramaron algunas lagrimas dejando lugar a una pequeña muy dramatica Has herido mis sentimeintos, confundirme con un conejo no tiene perdon, que parte de mi dice que soy unos de esos animalejos? decia entre sollozos, bajo de la mesa y sacudio su vestido que abia quedado muy manchado solo por esto, no entregare nada, regresa el paquete a su remitente esto lo dijo seriamente, mientras daba media vuelta y caminaba lentamente hacia el bosque.

Vainilla estuvo a punto de decir algo como "¿En qué te basas para decir que no eres un conejo?", pero no pudo. ¿Por qué? Pues porque la pequeña liebre había saltado sobre ella... otra vez.

"¡No puedo respirar! ¡Esta coneja va a acabar con mi vida!" pensó cuando comenzó a sentirse asfixiada.

No tuvo mucho tiempo para pensar en su muerte. Por exigencia de la menor, miró con atención sus adorables orejas y luego recordó cómo eran las de los conejos que había visto con intención de compararlas. Casi inmediatamente sacó su conclusión: no hallaba diferencia alguna entre ambos. Abrió la boca para decírselo a la castaña, pero fue entonces cuando ella comenzó a llorar.

"¿Qué? ¿Por qué llora?" se preguntó. Daba igual la razón, ver llorar a una linda mujer siempre iba a partirle el corazón. La miró sacudirse el vestido, en silencio, tratando de averiguar si lo que dijo fue lo que la ofendió tanto. Suspiró sonoramente, mientras se sentaba derecha en la silla. ¡Vamos, cualquier ser de Wonderland estaría de acuerdo en que la menor estaba exagerando!

-Solo por esto, no entregare nada, regresa el paquete a su remitente.

Escuchó de la liebre y aunque al principio no le tomó mucha importancia al comentario, al pensar que debía devolver el paquete a su reina supo que esa cuestión de convencer a Heigha tenía que ser en serio. Muy en serio.

-Oye, ¡no! -exclamó alarmada y levantándose de un salto, para luego ir a correr tras ella.- ¡Tienes que entregar el paquete! -suplicó. Y entonces se dio cuenta de algo terrible:

-¡Mi paquete! -gritó al darse cuenta que no lo tenía en las manos. ¡Ah! Se le había caído cuando Heigha saltó sobre ella, ¿verdad? La cuestión era que Vainilla lo recordara.- ¡NOOO! ¡Moriré! ¡Me van a matar mis compañeros de trabajo cuando la reina lo sepa!

Que sorpresa me lleve al escuchar que habia perdido el paquete que le habian encomendado, ya comprendia porque la habian mandado conmigo, quizas esta mujer no era la mas indicada para entregar el correro de los reyes, mire de reojo a un lado, luego al otro y taran! el paquete estaba a mi lado, quizas dentro de mis tantos revoloteos yo misma lo habia arrojado cerca, me agache para levantarlo y una vez erguida de nuevo me encamine haca ella con el paquete en manos
Es este tu encargo?
se lo acerque para que lo viese, aunque no tenia la mas minima intencion de entregarselo
Sera una pena que nunca llegue a su destino, seguro su majestad se enojara mucho, y sera tu culpa
la pequeña liebre destilaba sarcasmo en cada una de sus palabras, si, asi era yo, era mi oportunidad de vengarme, porque nadie me dice conejo!
de nueva cuenta di media vuelta para tratar de alejarme del lugar, veamos que tan confiable es la soldado.

-¿Es este tu encargo? -escuchó decir a Heigha, a lo que la capitana asintió inmediatamente, mostrando un poco de desesperación. Lo bueno era que había encontrado el paquete, lo malo, que no lo tenía en sus manos.

Al reflexionarlo, la mujer de cabellos rosados sintió el temor invadir cada centímetro de su ser... y era con una buena razón, pues ya estaba imaginándose a sus compañeros de juerga llevándola a la guillotina por órdenes de la reina.

"¡Mi cabeza!" pensó y se llevó ambas manos a las orejas, como si su cabeza fuera a caerse y tuviera que sostenerla.

- ¡Hey, nooo! -corrió tras la castaña- ¡Vuelve! ¡Haré lo que sea, nena, lo que sea! -exclamó suplicante, mientras le daba jaloncitos a los olanes de la manga de su vestido. La idea de andar de lamebotas con alguien que no fuese un superior de Rojo no le agradaba mucho, pero cuando se trataba de asegurar su integridad física, las cosas de ese tipo pasaban a segundo plano.- Así que dime, con confianza, ¿qué quieres?