Conociendo *libre*

No lo había pensado en un comienzo, pero ahora que miraba más detenidamente el rostro de quien era su interlocutor, podía apreciar algo muy curioso: la extraña expresión que cargaba consigo. ¿Acaso al chico le pasaría algo malo?. Bartz no era un genio, pero no debía de ser muy inteligente para notar la extraña forma en que hablaba o dirigía la mirada. Cómo el castaño no tenía tanto problema en preguntar directamente que era lo que pensaban las personas a sus alrededores, creía que no sería mala idea hacerlo.

-Sí, un par de años -le sonrió al chico.- Mmmh. Si... recuerdo todo.-calló por un momento y su expresión se volvió mucho más salada que antes. Era la primera vez que alguien le preguntaba de esa manera tan profunda acerca de su pasado.- Pero... A veces es bueno seguir adelante y no recordarlo. -Susurró para sí mismo. Se quedó en silencio una pequeña fracción de minuto y luego negó con la cabeza varias veces cómo dispersando sus pensamientos y volvió a sonreir alegremente- Reinos. ¡Estas en Wonderland!. ¿En serio no sabes nada?.-su manó se posó bajo su mentón cómo pensando.- Mmmh. Que problema ¡Bueno, aquí estoy! ¡Te ayudaré en lo que necesites, Cloud!.

Si puso una aguda atención a la forma como Cloud daba su opinión con respecto a la inteligencia. A pesar de que seguramente era algo que cualquier persona que pensara con bastante lógica podría haber dicho, claro, ahí era el punto de lo que Bartz veía como lo que era llamado "Inteligencia", pero siempre había pensado en una sola y fija "inteligencia", así que bastante que le había sorprendido lo dicho por el rubio, sin embargo, por más que la sorpresa era enorme, realmente le hacía sentir feliz el no ser considerado por el otro como una persona tonta o inutil, sino como alguien de un poco de importancia.

-Te lo agradezco, realmente me has hecho feliz con eso.-Aunque lo dijo de forma más seria de lo que acostumbraba a ser (un chico bastante loco), la sinceridad con la que lo había dicho, y esa amable sonrisa que se esbozaba en sus finos labios decían mucho de lo que realmente sentía, una alegría completo. De todas formas, facilmente terminaba desviandose y dejando salir su infantil forma de ser de un momento a otro. Sin darse cuenta (o tal vez es que estaba demasiado acostumbrado a ello) había nombrado a ese plumífero amarillo, el cual correspondía al nombre de Boko, y que coincidentemente era el mismo que había causado el encuentro entre ambos chicos, tal vez no en forma física, pero la resemblanza que el rubio le daba a su amigo, le habían impulsado desde un primer momento en seguir al otro para saber más de él, y vaya, que le había ido bastante bien, pues no solo estaba pasando un grato rato, sino que también había conseguido un nuevo amigo.- ¡Ah si, Boko!. Boko es mi mejor amigo... -y como buen mímico que era, con sus manos hacía la forma de todo lo que iba nombrando por características físicas de su gigante amigo.-. Es amarillo, así de alto, quizás de unos 2 metros o mas, es bastante gordito, pero creo que esas son sus características normales. ¡Ah! su cara tiene esta forma y sus ojos son tan azules como los tuyos.- ¡Sí!, seguramente su forma de expresarse, más las mímicas habían dejado en claro que susodicho no era precisamente un humano.

Y luego de describir a su compañero, el tema se había desviado (eventualmente gracias a la torpeza e hiperactividad del castaño) hacia la enorme espada que cargaba el chico. Uh, con que su amigo le había regalado esa espada. Eso... eso... ¡eso lo convertía como una especie de memento entre ambos jovenes! Era casi... como su propia espada que había sido dada por su padre, Dorgann.

-Ooooh.... e-e-.......¡¿es en serio?!.-Sus ojos se volvieron mucho más expresivos, al punto de que casi se podía percebir una especie de fulgor en toda la zona de sus irises. Y bueno, aunque se suponía que con esa pregunta debía de esperar la respuesta del contrario, la enorme y ancha espada ya se encontraba entre sus manos, y ahora el chico comenzaba a agitarla, con un tanto de dificultad al inicio, pero rápidamente acostumbrandose al manejo de esta. Esa era una gran virtud, no importaba el arma que fuera, en poco tiempo pasaba casi a ser una más de sí, casi... literalmente..- ¿Eh?. ¿Más de mí?.-La punta de la espada se enterró en el suelo, con lo que Bartz apoyó el mentón sobre el mango de esta, y sus ojos se desviaron hacia los azules orbes contrarios..- Bueno, ya sabes mi nombre... Mmmh. No tengo muchos recuerdos de mi madre, fallecio hace mucho tiempo así que honestamente... no recuerdo nada de ella más que de su rostro, pero mi padre siempre estuvo a mi lado haciendo de ambos roles, hasta que... bueno, sufrió una enfermedad y... te imaginaras que pasó.-.Lo decía con mucha tranquilidad, a pesar de que en el fondo si le dolía el hecho de recordar que se encontraba algo... solo.-