Brisa Marina - Augusto-

Le dí una mordida pequeña al sándwich de queso , volví la vista al basto océano que se ponía ante mi , la verdad era muy bonito , tomé del jugo de naranja y suspire , era un lugar sumamente tranquilo , estaba bajo la sombra de un árbol , exactamente en el limite de donde inicia la playa , no quería mancharme de arena la falda o los zapatos.

Me habían dado unas horas de descanso , puesto que gracias a la buena fortuna no había soldados heridos y puesto que pasaba aquello no requerían mis servicios , el general me dio las gracias y me dijo que tenia toda la tarde libre.

Decidí venir a la playa por que tenía tiempo de no hacerlo , me hacía falta aquella brisa marina tan linda , una sonrisa se dibujo en mis labios tenuemente , antes de volver a darle otra pequeña mordida a mi comida.

Me pasé por detrás de la oreja derecha algunos mechones de cabello que se movían rebeldes con el viento , entrecerré los ojos sonriente , me gustaba la canción que hacia el mar con el vaivén de las olas . Me arremangué hasta la altura de mis codos las mangas de la blusa que llevaba puesta , hacía mas calor que en el castillo , y ya estando en esos detalles, me amarré mi cabello en una coleta , pasé mi mano por mi nuca suavemente y volví a lo mio que era comer .

Mi madre y los que me conocían decía que comía muy despacio , siempre había sido así , pero bueno casi nunca hacia esperar a alguien ya que siempre comía en mis ratos libres , en el castillos algunos soldados muy simpáticos me hacían compañía , pero también estar a solas unos momentos es bueno..

La brisa, el sol y las fichas de dominó apuntaban que sería un día tranquilo, pero me equivoqué. Todo comenzó cuando llegaron unos guardias gritando algo como lo siguiente:

“¡Han robado!” A lo que todos saltamos de nuestras sillas.

Después de escuchar el reporte, decidí que yo también debía ir a buscar al ladrón. Ese ladrón era la doceava vez que asaltaba una de las carretas de importaciones y en esta ocasión, junto con otros objetos, había robado un encargo de vino que era especialmente para mí. Me enfurecí cual reina roja y salí en mi caballo a buscar a la irreverente ladrona… porque pues sí, el asaltante se trataba de una mujer. ¿Descripción? Delgada, rostro inocente… pelirroja.

¡Le atraparía! ¡Juraba que lo haría!

Buscamos durante horas y, así, el labor de rastreo nos llevó hasta la playa. Decidimos separarnos para buscar más rápido y entonces le encontré.

-¡Alto ahí! ¡Estás arrestada! –berreé a la vez que me acercaba tan rápido como galopaba mi fiero caballo.

Había terminado mi almuerzo muy agusto , me quedaba lo último del jugo , estaba mirando el imponente mar , tan tranquilo..

Al pararme , me sacudí despacio la ropa , la arena aún así se me había pegado un poco , pero no era nada de que alarmarse , levanté el recipiente con el jugo y me lo tomé al hilo , me relamí los labios.

Mientras recogía las cosas noté de reojo que alguien cabalgaba a lo lejos .. sonreí algún día podría hacerlo.. espero.. me encogí de hombros y me colgué el morral en el hombro , verificando que no faltara nada me di la vuelta para emprender mi camino de regreso cundo escuché un grito y volteé asustada

¿Yo?¡¡ .-dije haciéndome hacia atrás para caer de sentón , un caballero venía sobre un caballo, directo hacia mi..

-¡Sí! ¡Tú! -le advertí mientras galopaba a su encuentro. Pero la arena de playa no es confiable y mi potranca lo comprobó después de saltar sobre una enorme duna. Se alzó sobre sus dos patas traseras y dio uno de los saltos más majestuosos que alguien pudiera observar en su vida. La enorme yegua voló encima de la dorada arena y preparó sus cascos delanteros para caer sobre ellos.

Justo ahí fue cuando comenzaron nuestros problemas.

Mi caballo cayó sobre un pequeño montículo que no tenía nada de especial... al menos en apariencia, pues en ese momento las patas de la Hiedra se hundieron sobre esa extraña y blanda arena haciéndola caer. Yo con ella, desde luego.

No sé cómo pero, pasándome las leyes de la física por entre los dedos, yo caí primero. Y luego cayó la yegua sobre mí. Curiosamente, ella no se lastimó... evidentemente porque se levantó casi de inmediato.

Pero mientras tanto...

-¡¡¡AAAAHHH!!! -berreé cual moribundo animal -comparación que no estaba muy lejos de la realidad-. Me removía sobre la cuna de arena, levantando polvo, a la vez que me sostenía el brazo derecho. Sentí un dolor intenso que realmente hizo que considerara abandonar mi virilidad para comenzar a llorar como un bebé.

Me estremecí un poco cuando grito ese " si tú" , ¿ pero que le había hecho yo?? , cuando se acerco vi que tenía el uniforme de espadas.. ooh no ¡¡¡ la reina me había advertido de aquello , que era tan buena enfermera que cualquier reino me quería para su enfermería , estaba a punto de correr despavorida al pensar en que él me secuestraría cuando vi que su yegua dio un salto, pero uno que me dejo impresionada , se vio hermoso , lastima que me daba miedo montar a caballo.. pero que hermo...

- AH ¡¡¡ ESTAS BIEN?¡¡.. - grite mientras lo vi volar directo al suelo me acerqué pero corrí de regreso pues la yegua calló sobre él .. - CIELOS CIELOS ¡¡¡ MALA YEGUA LO MATASTE ¡¡¡ ..- grite asustada llevándome ambas manos a la boca

La yegua se paró rapidamente y cabalgo no muy lejos , él gritó tan fuerte que me estremeció.. - Cielos, cielos, ensera no te muevas ¡¡¡ .. - corrí hacia él incandome justo a un lado.. - Per... permiteme ver.. - dije tomándole con cuidado su brazo.. me mordi ligeramente el labio no se veía nada bien .. - suelta tu brazo¡¡.. - dije al ver que con su otra mano sostenía su brazo herido.. como pude quité su mano la cual ocupé las dos mías para poder quitarla.

Levanté con cuidado la manga de su uniforme.. - no.. no es mu grave solo te.. te... espera aquí.. - dije corriendo hacia donde estaba sentada, no se cuando mi bolso se calló pero estaba ahí , saqué una venda que traía por casualidad y un durazno que me sobro del almuerzo tan pacifico hasta hace dos minutos.

Tenía una subluxación el hueso se había desacomodado solo un poco... - Mira muerde esto..-dije poniéndole en la boca el durazno.. - solo.. haré una chequeo que puede resultar incomodo, soy doctora , tu tranquilo.. - murmuré obviamente no le diría que le acomodaría un hueso , se ponen más nerviosos.

Ese salto fue espectacular , tu yegua es muy bonita.. - decía mientras con agua limpiaba la arena que tenía en el brazo , me quité el suéter y lo puse bajo el mismo.. - me gustaría saber montar pero.. - puse mis manos en posición solo había una oportunidad.. - me da miedo.. - y dicho esto moví su brazo y se oyó un sonido hueco donde el hueso regreso a su lugar.

Al momento en que él mordio con todas sus fuerzas el durazno , me recosté levemente sobre su pecho para evitar que hiciera un movimiento brusco.. - Ya paso ya paso... - murmuraba mientras sentía que poco a poco se calmaba, me paré despacio.. - No muevas tu brazo tengo que ponerle una .. rama.. a.. a falta de tablilla.. - dije poniendo una rama derecha y resistente bajo el brazo, puse un poco de ungüento general que siempre traía por si caso y comencé a vendarle.

-¡Claro que estoy bien! -escupí- ¡Aún no muero, ladrona! -me quejé mientras me removía dramáticamente sobre la arena dorada y el intenso dolor -por exagerado que sonara- que invadía mi malvado ser.- Un momento, ¿cómo que espera? ¡No me toques, imberbe! -gemí como nena cuando me tocó.

Eso no se había visto bien, pero lo que pasó después... pues tampoco.

-¡Ja! ¡Doctora! -exclamé con sarcasmo- ¡Ahora resulta que eres doctora! ¡¡Entonces yo soy la reina de Corazones!! -me burlé a la vez intentaba escapar de ella, me asustaba la idea de que la pelirroja estuviese por hacer algo que yo nunca hacía: ayudar. Sólo imaginarlo hacía que se me revolviera el estómago.

Así, quise alejarme pero la verdad fue que entre tanto movimiento sólo logré hacer una enorme cuna. Mi cuerpo había quedado lo suficientemente aturdido como para impedirme levantar al instante. Entonces la miré con horror: comenzó a acercarse tranquilamente hacia mí, con una fruta en la mano y yo asumí que eso no estaba bien.

Estaba en lo correcto.

-¡¿Qué carajo?! -grité un segundo antes de que me boca fuese taponeada con un gigantesco durazno.- ¡¡MPFFFHH!! -balbuceé e intenté alejarme, pero ella se había puesto sobre mí. Y luego....

-¿¡MPPPFGGHH!?! -emití cuando ella hizo que algo tronara mi brazo provocándome un dolor de los mil rayos. Ni todo el dolor que yo había infringido a otros durante mi vida se comparaba a era horrible sensación, podría jurarlo. Pataleé como bebé e intenté liberarme, pero la mocosa, -me costaba decir- sabía perfectamente lo que hacía.

Después me vendó el brazo junto con una estúpida rama de árbol y yo escupí el durazno. Me senté en el suelo y la miré con el ceño fruncido y la boca torcida.

-TE ODIO -mascullé.

Cuando terminé me dejé caer en la arena dejando salir un largo suspiro , si que me había puesto nerviosa ante aquello... cuando me gritó lo volteé a ver asustada... como podía odiarme... le salvé su brazo , claro que si fuera otro tipo de persona le hubiera comenzado a reclamar aquello , pero no lo era ... volví a suspirar despacito y miré su uniforme del reino de espadas ..

- No me odies ... - dije con la mirada preocupada , me recogí el cabello , tanta "acción" me había dado calor , lo miré unos segundos y después una sonrisita se dibujo en mis labios..recordé lo que grito en medio de aquel desorden cuando yo trataba de calmarlo ,

Pff .. dijiste ¿reina de corazones?? eres gracioso.. - reí un poco tapándome con ambas manos mi boca.. ¿que diría la reina de enterase de esto??? se vería el graciosisimo en ese traje tan pomposo.- eres extraño... sin ofender.. - dije alarmada cuando supe que tal vez eso si ofendía..

Por cierto... ¿por que me llamas ladrona...? yo nunca he robado nada, tal vez alguna fruta de un árbol, pero nada grave , creo que usted me confunde ¡¡¡ . - dije "enojada" no me gustaba que me acusaran , como a la mayoría d elas personas y menos con tanta determinación con la que él lo hacía.

Comencé a enredar lo que sobro de la venda , la yegua de él cabalgaba cercanos a nosotros... - es muy bonita.. - dije mientras sacudía la arena de mis brazos...

A pesar de su delicadeza y dulzura, la miraba con todo el desprecio que fui capaz de reunir en mi ser.

-¿De qué te ríes? -bufé mientras me encogía de hombros. Yo no decía ese tipo de cosas para que la gente se riera, así que me puse de pie al tiempo que le dedicaba mi mejor cara de mala leche. También me hubiera gustado cruzarme de brazos para completar el cuadro pero la rama vendada a uno de ellos me lo impedía por obvias razones.

-No finjas, estoy seguro que fuiste tú quien se robó mi vino. -entrecerré los ojos, mirándola con recelo- Tienes cara de que posees buen gust.... -fui interrumpido cuando la yegua pinta pasó trotando entre ella y yo.- ¡Yegua loca! -exclamé y entonces el animal se acostó en la arena para luego ponerse a rodar, dándose "un baño" de arena.

-¡Oh! ¡Genial! -dije con sarcasmo.- ¡Ya! ¡Hiedra , ya! -grité, pero como me ignoró vilmente, volví mi atención a la pelirroja y la señalé- Tú también, dame tu nombre, ocupación, dirección, motivos del robo. Vamos, responde, ¡estás frente al general del ejército de Espadas y tengo una yegua loca y no dudaré en usarla!

Lo miré asustada cuando se enojó.. no debí tomar un poco de confianza tan rápido.. seguía diciéndome cosas sobre un vino -.... ¿como me podría robar uno si ni tomaba? ... estaba apunto de contestarle cuando la yegua se puse a rodar en la arena , la miré con los ojos bien abiertos...

La yegua ,que ahora por los gritos de él sabía que se llama Hiedra , no le hacía el mínimo de caso , cosa que me causo mucha gracia , pronto el me amenzaba si no contestaba mil y unas preguntas que me hiso al mismo tiempo...

- Yegua.. loca... je je je.. jajajaja.. perdona perdona.. es que... todo es tan gracioso.... lo siento... - dije agarrándome el estomago riendo fuertemente pero con modales , en verdad todo era tan extraño que me daba risa , él e veía duro y pues era un general pero era muy gracioso y decía cosas chistosas..

Cuando pude controlarme , o más bien me obligué a controlarme , suspire y proseguí a contestarle..

- Me llamo Emilia Gysele , pero puede llamarme Mily , soy la doctora del reino de corazones y pues.. vivo en el pueblo de corazones , no tengo motivos del robo pro que yo no robe nada , esta semana estuve ocupadísima creando recetas para curar a los soldados.. y bueno decidí tomarme un tiempo libre solo hoy y viene a la playa... verá yo no tomo alcohol .. entonces.. ¿para que robarlo?... - le contesté lo más conciso posible ,esperando que con aquello me creyera.

Escuché atentamente su presentación. Ella era tan..... adorable. Adorable a tal grado que me ofendía. ¿Qué se creía esa pelirroja siendo tan encantadora?

Entrecerré los ojos, mirándola con sospecha. Sus explicaciones eran buenas, pero yo sabía que la ladrona debía de ser ella. Porque tenía que haber un ladrón, y si no era ella ¿pues quién?

Eso reducía drásticamente mis opciones. De manera que la doctora Emilia tendría que ser culpable, sí o sí.

-¡¿Y entre las recetas para los soldados no se encontraba mi licor?! -cuestioné- ¡Es cierto que el alcohol es la cura para todos los males, pequeña, todos! ¡Estoy seguro que llenaste un montón de recetas con él!

Abrí los ojos de par en par ante tales acusaciones no me hiba a quedar callada , me enojé y mucho , me puse d epie y me acerqué a él.

- ¡¡¿que clase de doctora crees que soy yo?¡¡ .- le dije firmemente mirándole a los ojos , aun que para eso tuviera que levantar casi toda la cabeza.

- ¡¡Soy alguien honrada a la cual sus medicamentos tiene solo lo necesario para poder curar a la gente¡¡ yo jamás le pondría esa porquería del alcohol , y me puede acusar de una borracha ladrona ¡¡ pero nunca de ser una mala doctora al mezclar cosas dañinas a mis pacientes en sus medicamentos¡¡¡ . - respiraba agitada y tomé un poco de aire , tanto me acaloré que terminé por quitarme el suéter ligero que traía.

Después de aquel enojo me dieron algo de ganas de llorar , mis ojos se llenaron de lagrimas pero me volteé dándole la espalda a él , apretando mis labios para no llorar.