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Mensaje por Nero Mar Mayo 15, 2012 3:54 pm

Desde ese simple y llano día en que lo volví a ver; al hombre que se hace llamar y auto proclamar mi hermano mayor, ahora... No lo sé, pero tenía esa "obligación" de visitarlo de vez en cuando, si era que el mayor estaba libre para ese momento, sino abre desperdiciado un simple boleto de tren para nada. Sin embargo había algo que no podía evitar; y era el simple hecho de corretear a cualquier soldado no importa el color y el escudo que tengan, pero últimamente los soldados de amarillo ya no correteaban tanto, quizá se enteraron de que era el hermano menor del general de su armada o simplemente Credo le había dado la orden de no volver a corretear al "cachorro de cabellera blanca"

... Algo me decía que era más la segunda opción.

Pero por error -Y grave error- Accidentalmente me había tropezado con un soldado alto, grande y robusto que justamente iba pasando tranquilamente como si nada con su taza de café en mano, y lo obvio paso. Al tropezarme con él había derramado su café caliente sobre su camisa, se enojo y mucho. Quizá ese desorden obsesivo-compulsivo que tenía el mayor con la limpieza se la pasaba a sus soldados o verdaderamente era muy estricto con ellos.

Sin más gritó fúrico y lanzo la taza al suelo rompiéndola en el acto, trató de lanzarseme encima pero fui más rápido al esquivarlo, repitió la misma acción varias veces sin lograrlo y su camisa ahora no solo tenía manchas de café sino grandes manchones de tierra. Gruñó con ferocidad y sacó su espada. ¿Pero que demonios...? ¿Es que acaso no podía lavar simplemente su camisa?

¡Intentarle hablar no funciona! Porqué sin pensarlo dos veces volvió a lanzarse sobre mí, en vano otra vez, y esta vez había comenzado a huir. Por un buen tiempo estuve tratando de encontrar la manera de que dejará de perseguirme, hasta que sin darme cuenta había llegado a una parte que conocía bien.

-¡Genial! ¿Y ahora que debería hacer? -Miré a todos lados buscando a aquel soldado que me perseguía pero no lo veía en ninguna parte. ¿Lo despiste acaso? Eso espero.

Me moví con cautela prestando atención por si encontraba al soldado o él me encontrará a mí. No tenía más opción, creo que para: "Momentos desesperados, casos desesperados".

-¡Credo! -Grité, ya estando frente a la puerta del mayor, comenzaba a golpearla como desesperado- ¡Credo, credo, credo, ábreme la puerta!
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Mensaje por Sarah Vilhelm Mar Mayo 15, 2012 6:19 pm

Aquél día, por alguna inexplicable razón, la agenda de Sarah mostraba que ella tenía dos días libres completos. Al principio la mujer no se lo creyó, pero "la agenda nunca miente" y como habían pasado algunas semanas desde la última vez que vio a Credo, lo primero que pensó fue hacerle una visita sorpresa.

Al llegar a la casa del general notó que estaba vacía, pero estaba segura de que él debía volver en la noche, así que usó su propia llave para entrar. Después, como si se encontrara en su propia casa, tomó una ducha y, por comodidad -y por no querer ponerse el "humillante" disfraz de campesina-, se quedó vestida con la bata de baño.

Ya iba a anochecer y ella estaba comenzando a aburrirse, de manera que se le ocurrió la maravillosa idea de prepararle un café a su pareja. Investigó por toda la cocina hasta encontrar el frasco de café, lo miró con sospecha y luego dirigió la vista hacia el fogón. Sabía que en algún momento ambas cosas debían de juntarse, pero no sabía cómo hacerlo. Torció la boca y, armándose de valor, cogió el frasco entre sus manos.

-¡Credo! ...¡Credo, Credo, Credo, ábreme la puerta! -escuchó de pronto. La pobre mujer se asustó tanto que soltó el frasco, luego éste rebotó en el suelo y los granos de café volaron por todos lados. Al caer, terminaron desparramándose por el piso de la cocina.

-¡Noooooo! -gritó la reina con angustia.

Y por si eso no fuera -según ella- lo suficientemente malo, los gritos siguieron tras la puerta. Desde luego, Sarah no tenía idea de quién podría ser, pero sonaba bastante desesperado... y si iba a la casa del general entonces no podía tratarse de una mala persona, ¿no? "Muy bien" Convencida de sus razonamientos, Sarah cogió su espada -sólo por seguridad-, corrió hasta la puerta y... la abrió.
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Mensaje por Nero Miér Mayo 16, 2012 1:17 pm

Y ahí estaba yo, golpeando como desesperado la puerta en afán del que el mayor la abriera en algún momento -Si es que estaba en su casa- Si no lo estaba, pues estaba completa y totalmente jodido, hasta que me dejen nuevamente comprar un boleto de regreso a Rubine -¡Maldita sea eso viejos con su ley de no venderle boletos a los menores de edad!-

-¡Credo, credo, credo! -Seguía gritando el nombre de aquel general hasta que este diera señales de vida, golpeando con más rapidez la puerta.

Pero nada, simplemente nada. Aunque, a lo que alcance a oír entre mis propios gritos y golpe fue como se caía algo al suelo, ¿Estaría haciendo algo antes de dignarse a venir? Más sin embargo el "¡Nooo!" De manera angustiada me sobresalto, porqué por un segundo...

Sonó a voz de una mujer.

Ladeé la cabeza negatoriamente, de seguro fue el grito de alguien más en alguna de las casas vecinas, esperaba. Después del grito solo pude escuchar pasos y ver bajo la puerta la sombra de alguien.

-¡Hasta que al fin! -Abrieron la puerta y.... -¡¿Eh?!

Como si con mi mirada sorprendida no fuera lo suficiente para esta situación. Una mujer había abierto la puerta, de cabello oscuro y ojos color azul, pero eso no era lo que me extrañaba.... Lo que REALMENTE me extrañaba era el hecho de que:

1- Tuviera una espada en la mano.

Y por sobre todo:

2- ... Estaba en bata de baño.

Credo tiene que explicarme muuuuuuuuuuuuchas cosas

-¿Ehmm.... ? -Di varios pasos hacia atrás alzando la mirada para ver la fachada de la casa, estaba muy seguro de que esta era la casa de mi hermano mayor... Entonces, ¿Que hacia una mujer, en bata, ahí?

-¡Oye! ¿Aqui no vive el general de la armada de Diamante? -¿Y si no lo conocía?- Un semi-humano -Casi increíble- Alto, castaño, con orejas -Apunte mis propias orejas- y cola de perro -Luego entre mis manos tomé la mia- Con cara de pocos amigos, ¿No vive aqui acaso?

¡Ok! Podría ser que me equivoque de casa, en ese caso estaba pasando por la peor vergüenza del mundo, ¡Yo estaba seguro que aquí vivía!

Off: Perdona lo raro xDU -Se lanza a un hoyo-
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Mensaje por Sarah Vilhelm Jue Mayo 17, 2012 3:08 am

Para sorpresa de Sarah, un joven semi-humano de perro fue lo que encontró al otro lado de la puerta. Y no era precisamente el perro que estaba esperando. Entonces arrugó su ceño, pero no por enojo, sino por extrañeza. Resultaba impresionante el parecido de las orejas de Credo con las del albino. Sin embargo, a Sarah ni siquiera se le ocurrió que pudieran tener algún parentesco, porque recordaba perfectamente que Credo le había dicho que el reino de Corazones le había privado de su familia.

Le observó cuidadosamente y cuando hubo concluido que el cachorro no representaba una amenaza, bajó el arma. Sólo había que ver el rostro Nero para darse cuenta que estaba más desconcertado que ella, por lo que su majestad soltó una suave risa ante la evidente confusión del menor.

En más de una ocasión abrió la boca para hablar, pero se abstuvo cuando el otro continuó haciendo un comentario tras otro. "Alto, castaño, con orejas y cola de perro. Con cara de pocos amigos" Definitivamente ambos se referían a la misma persona, aunque Wilhlemina pensó que ella fácilmente podía haber añadido unos 160+ adjetivos más a la descripción del militar. Pero no era momento para cursilerías.

Se aclaró la garganta antes de hablar.

-Sí, aquí vive Credo. No está -respondió con una sonrisa- ¿Te sientes bien? ¿Necesitas ayuda? -le preguntó intentando amabilidad. Y es que de cierta manera le dejaba preocupación, porque normalmente uno no hacía por nada ese tipo de gritos de urgencia y desesperación.
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Mensaje por Nero Dom Mayo 20, 2012 7:35 pm

De abajo hacia arriba mi mirada pasaba encima de la pelinegra que tenía en frente, y es como no hacerlo cuando vas en busca de tu hermano, y te abre la puerta una mujer... Y en bata. Y no solo la bata, sino la espada que tiempo después bajo y ahora me hablaba y sonreía con amabilidad. La ventaja de vivir en Wonderland, es que las cosas raras no son raras para ti, en fin, mil y unas preguntas divagaron en mi mente comenzando por las principales: "¿Como es que conoces a Credo?" Y la más importante: "¿Porqué estas en bata?"

-¿Eh? -Y la voz de la mayor me sacó de mi ensimismamiento. ¡No está! Grandioso, simplemente grandioso, ¿Y ahora que debía hacer? Pase ligeramente mis dedos sobre mis hebras blancas en forma de fastidio, estaba huyendo de un psicópata que me quería rebanar en varios pedazos por accidentalmente haberle tirado su taza de café sobre su camisa, y de nueva cuenta me consigo esta extraña situación.

¿Ayuda? Pues si que la necesitaba.

-Pues yo....

-¡¿Donde estas maldito bastardo?! -Aquel gritó me hizo dar un pequeño salto de miedo a la vez que giraba la cabeza en todas las direcciones buscando con la mirada al dueño de aquella voz. No lo veía así que tiene que estar del otro lado de la calle.

Sin pensarlo ni asimilarlo había empujado sin aplicar mucha fuerza ni nada a la mujer que tenía en frente y cerrar la puerta de golpe, quedando ahora de espalda contra la puerta. Bajo esta ahora se veía la sombra de alguien al otro lado de esta y unos muy audibles gruñidos, sentía como las gotas de sudor descendían por mis sienes hasta desembocarse en mi barbilla e ir directamente al suelo. Un ultimo gruñido y después simplemente el dulce sonido de las pisadas alejándose, exhalé todo el aire que contenía a forma de alivio doblandome y apoyando mis manos con mis rodillas.

"El peligro" Ya había pasado... Pero...

-¿Eh...? -Al alzar la mirada y encontrarme con la no muy grata mirada inquisidora de la mayor, no sabía que contestar en ese tan raro momento- Ehmm... Uh...
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Mensaje por Sarah Vilhelm Dom Mayo 20, 2012 11:04 pm

Ante la poca elocuencia del cachorro, la mujer en bata arqueó una ceja.

"Seguro que puedo tenerle algo de paciencia" pensó para mantener la calma, intentando también mantener la sonrisa.

Cuando el albino por fin iba a responder, las cosas cambiaron de rumbo tan rápidamente que sólo consiguió poner a Sarah de mal humor. ¡Su alteza serenísima de Corazones había sido empujada cual vil objeto! ¡Y ella sin poder mandarle arrestar por su irreverencia!

De hecho, ganas no le faltaron para echarlo de la casa y obligarlo así a "enfrentar sus problemas como un hombrecito". Sin embargo, al percibir la agresividad en el hombre que hizo temblar al menor, prefirió dejar que el albino se escondiera. Su majestad podía ser muy cruel y despiadada, pero solamente cuando era necesario.

La tranquilidad volvió demasiado pronto. Entonces Sarah miró con seriedad al menor y luego a éste se le ocurrió moverse haciendo que sus miradas se cruzaran. Gran error.

-¡¿Y a ti quién te dio permiso de entrar a esta casa?! -cuestionó indignándose como cualquier señora "de las de antes". Y sin darle a Nero oportunidad de responder, lo sujetó de una oreja y abrió la puerta, para luego sacarlo a puros jalones.- No puedes estar aquí, cachorro -sentenció cruzándose de brazos todavía con la espada en una mano, como si fuera cualquier cosa.

Obviamente al desconocer el parentesco entre ambos canes, la reina se sintió con todo el derecho de sacarlo porque no era su casa -y esa era la verdad-. Vale, tampoco era la suya, pero ¿eso qué importaba?
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Mensaje por Nero Lun Mayo 21, 2012 4:51 pm

Si, se enojo por haberla empujado pero realmente necesitaba esconderme de aquel psicópata que quería rebanarme en dos y que ahora me hacia cuestionar el método de entrenamiento que le aplicaba el mayor a sus soldados, si si, Credo era estricto y toda la cosa pero tampoco tan sádico, ¿O no?

No importa, la cuestión es que ya estaba a salvo, de uno, ahora venía la otra. Sin tiempo a responder me jalaron de una oreja y me sacaron a regañadientes de la casa del mayor, mientras yo forcejeaba por liberarme de ese agarre hasta lograrlo y ahora ver a la mujer en bata con el ceño levemente fruncido. ¿No podía estar aquí? ¡¿Como que no?! Podía, quería y lo hacía si se me daba la gana, tenía el permiso y el derecho a hacerlo.

-Quizá el dueño de esta casa es quien me da el permiso ¿Eh? -Respondí de forma hostil a la vez que acariciaba un poco mi oreja. Ahora mismo cruzaba de brazos mirando con suma desconfianza a la mujer que tenía en frente- ¿Quien se supone que eres tú y que haces en la casa de Credo?

Tratar de "Tú" a alguien mayor era bastante despectivo, tratar de "Tú" a la reina de corazón, fácilmente podría ver mi cabeza rodar por el suelo. Por ahora solo podía imaginar esta conversación con una extraña en la casa de mi hermano mayor.

-Y de paso... -Una vez más le miré de arriba a abajo- ¿En bata? ¿Y con una espada en la mano? ¿En donde crees que estamos, en Corazones?

Ver una persona con un arma en las manos era como "El pan nuestro de cada día" en el reino rojo, al menos se veían más en estos últimos días.

-No me iré de aquí, hasta que Credo llegué, te guste o no -En tono desafiante se lo dije permaneciendo con los brazos cruzados sin siquiera pensar en mover un simple músculo de donde estaba.

Menos mi cola, que está se movía levemente de un lado a otro en forma casi incesante.
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Mensaje por Sarah Vilhelm Miér Mayo 23, 2012 1:29 am

Quien hubiera pensado que un día que pintaba para ser cálido y hogareño, de la nada, se convirtiera en una batalla territorial entre la reina de corazones y su adorable -e irreverente- cuñado.

Sarah alzó el mentón y dirigió una mirada reprobatoria al menor. Nero le sacaba poco más de 10 centímetros de altura a la monarca, de manera que ella tenía que encontrar alguna forma de lucir más "grande" de lo que realmente era.

-¡Crío insolente! -exclamó y sus mejillas se enrojecieron, mas no por vergüenza sino por su notable indignación.- ¡Obviamente no estamos en Corazones! -replicó- ¡Si estuviéramos en mi reino, yo...! -paró en seco al volverse consciente de que lo que estuvo a punto de decir, necesariamente, iba a suponer inconvenientes.

Ser acusada de alta traición podía ser un ejemplo.

-Olvídalo -dijo después de un profundo suspiro, para luego removerse los oscuros cabellos.

Quizá Sarah había preferido pasar del tema, pero eso no significaba que permitiría que el cachorro dijera lo que se le diera su gana. Se ajustó la cintilla que cerraba su bata de baño y continuó hablando con el orgullo y la elegancia que caracterizaba a su familia desde tiempos inmemoriables.

-Mi nombre es Wilhelmina y Credo es mi pareja -dijo tranquilamente- Como podrás darte cuenta, eso me da todo el derecho a estar aquí, con mi presencia, mi mal humor, mi espada y la bata de baño. ¡Pero tú! -le miró con sospecha, alzando una ceja- ¿quién te crees que eres para poner un pie en esta casa?
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Mensaje por Nero Miér Mayo 23, 2012 11:13 am

Miraba atento a las reacciones de la mayor y se me hacía divertido tener que verla hacía abajo y ella a mí hacía arriba con su mentón levantado dandolé aquel orgullo y altivismo que parecía sacar a relucir. Sin embargo solamente podía chasquear con la lengua a cada palabra que decía la mayor en este momento. ¿En su reino... ?

-Ah, pues dejame decirte que yo también soy de Corazones -Dije haciendo enfasis en la palabra "también" señalandome con el dedo pulgar. Y aun así lo que realmente quería decirme lo dejo en el olvido, fruncí el ceño a la vez que ladeaba la cabeza ligeramente hacia la derecha sin entender a lo que se referia.

Esporádicamente, una de mis orejas se movió en un tic sin quitar el ceño fruncido pero ahora manteniendo una sonrisa algo socarrona. Pareja de Credo, bueno en parte me alegraba que aquel demente de la limpieza por fin se consiguiera a alguien, tendría que felicitarlo y burlarme de él cuando lo vea.

Por otra parte, no sabía si debería golpearlo a él o golpearme a mí por haber sido tan idiota en creer que cumpliría la promesa. Me imaginaba que como general que era pasaría por dicho reino a cumplir sus ordenés, y solo para eso... Pero, relacionarse -De forma amorosa- Con alguien del reino rojo, ¿Es una falta a su promesa? Aunque más bien fue de no acercarse a la armada de rojo.

¿Será esa mujer algún soldado del reino? Solo espero que nó. De verdad esperaba que no.

-¿Wilhemina? -Es un nombre extraño- ¿Yo? -Me apunté a mi mismo con arrogancia, sí, si sabia que eso era para mí, solo lo hacía por seguir fastidiando a la mayor- Nero y soy el hermano menor de Credo

Nadie se creía eso a la primera, y era por que en primera: El era castaño y yo era albino.

-Y como podrás darte cuenta eso me da derecho de estar aqui, con mi mal carácter, mi arrogancia, mi rebeldía y mi mal forma de hablar -Sonreía con burla al haber finalizado de burlarme de lo ultimo que dijo la mayor, solo que cambiando algunas palabras- Apuesto a que esto no te lo esperabas, cuñadita


Última edición por Nero el Jue Mayo 24, 2012 8:42 am, editado 1 vez
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Mensaje por Sarah Vilhelm Jue Mayo 24, 2012 12:10 am

Justo como lo había pensado el albino, “Wilhelmina” era un nombre extraño hasta para un habitante de Wonderland, pero Sarah no iba a decirle su nombre real y ese fue el único que se le ocurrió.

-Sí, tú –respondió irritada ante la evidente intención del otro. Pobre mujer, no sabía lo que le esperaba. Bueno, ni tanto, pues lo supo unos segundos después.

-¡¿Su hermano menor?! –chilló.

En su rostro mostró un gesto de sorpresa, que también expresaba lo mucho que se había ofendido con aquella afirmación. Inconscientemente soltó su espada y esta restalló con un sonido metálico contra el suelo. Pero la reina ya no estaba prestando atención ni a eso ni a Nero.

El problema estaba en sus razonamientos. Sarah se lo había creído totalmente, cosa que le llevó a preguntarse porqué Credo nunca se lo mencionó. ¿Por qué engañarla a ella? ¿Para qué inventar aquello de “Mi familia es un escuadrón del ejército”?

Uno de los dos hombres tenía que estar mintiendo.

Sarah se mordió el labio inferior. “Credo siempre me dice la verdad” pensó y devolvió su mirada, antes perdida, hacia el perro. Luego, con aire de triunfo, le sonrió.

-Tú no puedes ser su hermano, Credo no tiene ninguno –dijo acompañando sus palabras con una risa nerviosa- ¡Ve a decirle esas mentiras a otra persona, Nero! ¡Si es que ese es tu verdadero nombre! –exigió. Curioso, porque la que había utilizado un nombre falso había sido ella. Pero sin dar tiempo a más, Sarah recogió su espada y amenazó con ella al menor.

-Te conviene comenzar a decirme la verdad, “cuñadito”.
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Mensaje por Nero Jue Mayo 24, 2012 9:45 am

Evidentemente, la mayor se había irritado por todo lo que había dicho y hecho y eso solo me sacaba una gran sonrisa de autosuficiencia y orgullo en mí. Chilló, oh eso es nuevo, y soltó la espalda haciendo un leve sonido metálico al caer, mi vista paso de Wilhelmina hacía la espada y de nueva otra vez hacía la pelinegra.

Podría estar hablando de más; quiero decir... ¿Podría confiar en ese mujer a fin de cuentas? Era de Corazón y pues, había tantas posibilidades de que se lo dijera a alguien, acerca de mi relación con el canido mayor y que este se esparsa como un gran rumor. Pero visto de otra manera, era la actual "pareja" de él, si Credo confiaba en ella fue por algo, entonces... ¿Estaba en su derecho saber la verdad?

Pero...

-¡Hmf! -Mascullé al notar la punta de la espada frente a mí rostro sin tan siquiera inmutarme por ello- Ese ES mi nombre, raro como todo lo de Wonderland

Con un manotazo había quitado la espada frente de mí y me había movido hacia la izquierda, quedando de perfil hacía la mayor a la cual miraba de soslayo.

-Sí, Credo antes creía no tener ningún hermano, al igual que yo

¿Realmente estaba a punto de contarle eso? Hmm... Supongo que vale la pena intentar, siendo la pareja de Credo, suponía que no iba a traicionarlo a él y hacerle daño a ambos...

¿Cierto?

-Verás, hace trece años nuestra familia fue atacada por la armada de corazón, no sé como él termino acá, pero fue mejor así -Con las orejas hechada hacia atrás ahora caminaba de forma pausada de un lado a otro al momento en que contaba la historia- No fue hace unos meses que nos encontramos nuevamente, aunque claro, yo de una no creía que fuera mi hermano en cambio él lo acepto sin miedo a pensarlo...

Por un largo tiempo vive con dudas de que fuera mi hermano pero él demostro serlo a la final, y por ello me alegraba saber que ya no estaba solo y a su vez temía de que ahora sucedieran muchas cosas. Comenzando por las rencillas de Corazones y Diamantes.

-Credo me había prometido que no diría nada acerca de nuestra relación a alguien de Corazón -Especificando más que nada a los soldados- Por ahora, es todo lo que te voy a decir...
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Mensaje por Sarah Vilhelm Vie Mayo 25, 2012 2:52 am

"Raro como todo en Wonderland".

Su majestad le miró ceñuda ante la atrevida afirmación. Le dieron ganas de protestar porque, evidentemente, en Wonderland todo era normal. ¡Se trataba de algo muy lógico! Pero el albino no le dejó tiempo de nada, pues golpeó su arma en una demostración de pura brutalidad -según el pensamiento de la mujer de sangre real-.

"¡Maldito animal...!" pensó, sin reflexionar que si llamaba así a Nero también aplicaba el 'insulto' para alguien más.

En aquél momento quiso replicar, empujar al chiquillo, amenazarle. Mas fue entonces cuando él abrió la boca para decir algo que no eran majaderías... Estaba contándole la verdad y Sarah no pudo hacer nada más que escucharle.

"Hace trece años... mi familia le privó de la suya." Recordaba con tristeza las palabras del castaño, era la misma versión. Y poco a poco, conforme Nero hablaba, Sarah bajaba su espada; pero no sólo eso, sino que también cambió su semblante y ahora lucía afligida y ausente.

Así que ¿ella nunca supo algo así por ser la reina de Corazón? Intentó enojarse con Credo, pero no pudo; de pronto la decisión del can parecía totalmente comprensible.

"No importa..." pensó con amargura, erróneamente, sabiendo que no podría engañarse nunca. Sí que le importaba, le importaba tanto que hasta dolía. Se dio la vuelta y cerró la puerta de la casa para luego irse a sentar al sillón. Recargó el codo en el brazo del mueble y posteriormente estampó la frente en la palma de su mano. Todavía pensaba en las palabras del albino e imaginó a Credo Southworth con 12 años de edad.

Sonrió con tristeza.

-Está bien, cachorro, tú ganas -masculló con la vista clavada en el suelo- De cualquier manera puedes estar seguro que tu hermano no rompió su promesa... -mencionó intentando conservar la calma. No le había gustado enterarse que su pareja le había ocultado eso, pero quería pensar que resultaba natural el hecho de que un hermano fuera más importante para él que cualquier otra persona de Wonderland.

"Está bien, es algo que tendré que aceptar..." Se dijo mentalmente, aunque aquello había sido un duro golpe a su orgullo, más grande de lo que cualquiera hubiese podido imaginar.
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Mensaje por Nero Lun Mayo 28, 2012 7:29 am

De un momento de total irá -Al menos por parte de la mayor- Pasó a ser un momento tenso y hasta cierto punto triste y nostálgico. Evidentemente aquello que relate había sido un golpe de orgullo para la pelinegra; pero en sí, que ambos nos enteráramos que el mismo hombre por el cual andamos aquí nos ocultará un secreto a los dos. Por mi parte, si veía al mayor le iba a reclamar y que me explicará a diestra y siniestra el como era que no me he enterado de que tenía una cuñada.

Pero, en cambio, la mayor no se veía tan contenta de ello. Bueno, tampoco era para festejar que tú pareja te allá ocultado algo y no poder culparlo por una simple promesa entre hermanos. Viéndolo de otro modo eso era relativamente, toda mi culpa.

Relativamente.

-Tampoco es para que te pongas así -Mencioné caminando hasta estar frente a ella, a unos escasos centímetros de distancia- Velo de este modo, a mí también me oculto algo...

¡Claro! Me iba a enterar de la noche a la mañana que el solterón de mi hermano mayor ya se había encontrado a alguien. Supongo que ya tenía paso libre para poder pulular en la casa del mayor.

-Y para que veas que no soy malo ni rencoroso -Llevé una mano a mi pecho sonriendo con burla- ¿Que te parece un té?

No le di tiempo a la otra en responder, de todas maneras la iba a escuchar en cualquier rincón de la casa -Gracias oídos caninos- Y me dirigí a la cocina, se que Credo no acostumbra tomar té de nada, sino café pero la ultima vez le había dicho que al menos tuviera un tipo de té en su alacena.

Espero que si me haya hecho caso. Sin embargo al poner un pie en la cocina solo oí un leve "Crack" bajo mis pies.

-¿Eh? -Confundido di un paso hacia atrás y levemente me agaché a tomar aquel objeto que pise, volví a erguirme y mirar aun más confundido aquello que no esperaba ver en el piso del obsesivo-compulsivo por la limpieza.

Un grano de café. De hecho, había más granos de café regado por toda el suelo de la cocina ahora que levantaba la vista, y ligeramente podía ver el casi vació frasco de granos de café a un lado de la mesa.

-¿Que demonios paso aquí?
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Mensaje por Sarah Vilhelm Jue Mayo 31, 2012 12:48 am

La reina de corazones deseó enfadarse con Credo Southworth por no haberle dicho la verdad desde el principio, pero se vio incapaz de hacerlo sin importar lo mucho que lo intentó.

“Me hiciste creer que mi familia acabó con la tuya…” pensó decepcionada y con justa razón: vivir creyendo algo como eso no era fácil. Y aunque ahora venía a enterarse que no era cierto, no encontraba manera de culpar al general de Diamantes. Probablemente se trataba de los efectos secundarios del amor.

“Si hubiera sido tú, también me lo hubiera ocultado… varias veces” concluyó y luego pensó en las palabras del albino. Ciertamente, Credo no le había hablado de ella, pero no había problema. “Si hubiera sido tú, me avergonzaría de estar con alguien como yo…” pensó.

Escuchó la voz de Nero que escurría en una aparente y contagiosa despreocupación. Sarah se puso de pie y le miró. “Me pregunto qué pensará este niño cuando sepa quien soy”. Hizo un vago intento por sonreír.

-Vale, tienes razón –le dijo, no porque realmente estuviera de acuerdo, más bien sus recientes reflexiones le causaban cierto remordimiento ¡Si tan sólo Nero supiera con quién se había metido su hermano!

Sin embargo, y como buen miembro de la realeza de Corazones, Su alteza no pudo decir que no al té, así que fue siguiendo al cachorro hasta la cocina. Pero ese inestable momento de paz se vio quebrantado por un granito de café aplastado.

-¿Qué demonios pasó aquí? –soltó el menor y, automáticamente, Sarah recordó su pequeño incidente con el frasco.

-¡No! –exclamó horrorizada- ¡El café! Quería recogerlo, lo juro… pero -nada se le ocurrió- ¡fue tu culpa, tú me asustaste! –lo señaló acusadoramente.

Bien podía parecer –y de hecho, era- una exageración, pero la reina conocía bien el ‘pequeño’ trastorno obsesivo compulsivo de su pareja y no quería causarle ninguna molestia. Aunque seguramente Credo no le diría nada y solamente se pondría a limpiar, Wilhelmina no quería incomodarlo, de manera que entró a la cocina, cogió el frasco vacío y se sentó en el suelo. Entonces –y contra toda lógica y pronóstico- comenzó a recoger los granitos de café... de uno por uno.
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Mensaje por Nero Dom Jun 03, 2012 6:42 pm

Esto; fácilmente podría ser una peligrosa escena, si el marginado por la limpieza llegará y viera todo este desastre pues creo que nos sacaría a ambos de la casa para ponerse a limpiar toda la cocina y de paso el resto de su casa; ya conocía bien a ese lunático. Pude haber seguido fácilmente por la cocina y recoger el frasco de café pero la mayor se adelantó primero en acusarme y luego en tomar el frasco, sentarse en el suelo y...

Recoger los granos... Un por uno.... ¿Acaso esto era una muy mala y estúpida broma? ¿De verdad pensaba recoger TODOS esos granos como si nada y devolver el frasco a su lugar.....? ¿... Y sin que el mayor se de cuenta?

-¡Espera! ¿Que crees que haces? -Me coloqué a su lado, agachándome para estar a su altura y poder mirarla de una forma confundida- Si lo piensas recoger tardarás siglos, además de que esos granos ya están sucios, es mejor botarlos...

Había entonado bastante la palabra "sucio" para que entendiera el porqué se lo decía. Volví a levantarme y salí un momento de la cocina en busca de lo que se necesitaba para este caso, a los segundos entre con una escoba en la mano y un recogedor en la otra. Nuevamente me acerqué a donde estaba la pelinegra y deje la escoba y el recogedor recargados de la mesa, me doblé para tomar el frasco con cuidado de sus manos y la tapa, cerrarlo y devolverlo al estante en donde pertenecía.

-Tú barre mientras yo hago el té -Mencioné mirándola por encima del hombro con las manos extendidas hacía el mismo estante. Movía los frascos y demáses buscando algún indició de té -Si es que este hombre por fin compro algo de eso- Y me encontré con dos paquetes:

Uno de menta y otro de rosas.

-¿Cual prefieres, menta o rosas? -Pregunté mirándola nuevamente por sobre el hombro en espera de su respuesta.
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Mensaje por Sarah Vilhelm Dom Jun 03, 2012 9:50 pm

La gobernante del reino rojo se encontraba tan concentrada en su tarea que ya llevaba unos 8 o 9 granitos cuando Nero la interrumpió. Sarah se detuvo durante unos instantes y volteó a verlo. Le observó atentamente, sus facciones, el color de su cabello y de sus ojos. Resultaba increíble cómo la forma en que se trataban cambió de un momento a otro.

-¿Sucios? ¡El piso de esta cocina está más limpio que mi mesita de té! –contestó con una sonrisa. No era broma.

El albino se puso de pie y Sarah lo siguió con la mirada hasta que salió de la cocina. Sonrió cuando vio a Nero volver con esos instrumentos de limpieza en las manos, pensando que si él limpiaba eso facilitaría las cosas.

“Si él quiere recoger esto no lo voy a detener” pensó satisfecha, pero eso sólo fue porque no sabía lo que vendría…

El cachorro dejó la escoba y el recogedor a un lado y le quitó a Sarah su precioso frasco. Era su imaginación o ¡¿el menor la había puesto a barrer?!

-¿Qué? –replicó con indignación, incorporándose a su vez. Tenía que tratarse de un juego… porque ¿cómo se suponía que Su alteza serenísima Sarah Vilhelm iba a hacer algo como eso?

Su mandíbula se trincó por el puro querer protestar y no hacerlo. ¡Era cierto! Nero no tenía idea de quién era ella en realidad y tampoco le convenía que lo supiera. Si bien llevaba puesta la bata de baño, se suponía que si luego usaba ropa de campesina era porque fingía ser una, ¿no?

-Está bien –respondió poco convencida de sus palabras- Pero más vale que el té de rosas te quede delicioso –agregó, indicándole con el dedo índice. Sarah tampoco sabía hacer té, pero su cuñado no tenía porqué saberlo… todavía.

Fue a coger la dichosa escoba y tembló ante la aspereza del mango de madera. “Esto no puede ser difícil…” pensó “he visto a la criada hacerlo infinidad de veces.” Y así, dándose ánimos ella sola, comenzó a barrer. Primero lo hizo lentamente, con cuidado, pero ya cuando tomó más confianza, barrió restregando la escoba contra el suelo hasta levantarla, de manera que los granitos de café rodaban por todo el suelo, esparciéndose.
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Mensaje por Nero Miér Jun 06, 2012 4:07 pm

La mujer de ojos prusia tenía un punto; el suelo estaba más limpio que la misma acera. Podría llamar a dicho suelo “Piso espejo” exageradamente hablando pero con los granos de café regados la denominación se iba por unos minutos. Deje de ver a la mayor para concentrarme en hacer el dichoso té de rosas para ambos –Sí, me había decidido por ese- Busqué en las gavetas una tetera de metal que servía perfectamente para calentar agua la cual llene aproximadamente como hasta la mitad de este, lo coloqué sobre el fogón y ya solo quedaba encenderlo; más fácil aún solo necesitaba fósforos o hasta un par de piedras para hacerlo, y el mayor usaba fósforos –Porqué dicha caja estaba a un lado del fogón, ya veo que en su casa no usa métodos de “supervivencia”-

Después de encenderlo deje la tetera sobre la llama esperando a que hirviera y tomé dos tazas y dos pequeñas bolsas de té que coloque dentro de la taza, todo parecía listo solamente faltaba era terminar de recoger los granos de café. Con los puños sobre la cintura volteé a ver a la de cabello ébano que parecía decidida –Y a la vez parecía frustrada- Barriendo de una forma…. De una muy mala forma el suelo.

-Algo me dice que no barres mucho –Me recargué del lavaplatos con los brazos cruzados y con una sonrisa burlona característica de mí- No debes levantar los granos de café, tienes que recogerlos hasta crear una…. Uhmm… “Montaña” con ellos.

De la tetera vapor comenzaba a brotar de la punta de esté, tomé un trapo de cocina agarrando con él la manilla del artefacto, con cuidado serví el agua en las tazas agregando la cantidad necesaria y dejando que las bolsas de té tiñeran de un color rojizo/marrón el agua hervida. Ya solo quedaba era agregarle azúcar así que tomé el frasco de este de la alacena y una cucharilla, empecé agregando una única cucharada al que sería mío pero… ¿Cuánto querrá la mayor? Bueno, es humana ¿No? A los humanos les gusta mucho el azúcar ¿No?

Agregue dos cucharadas revolviendo con la misma cucharilla pulverizando está en el té.

-Espero que sea de tú agrado –Me acerqué a ella con ambas tazas en la mano y le extendí una- Bueno Guillé, ¿Me contarás cuanto tiempo llevas saliendo con el amargado?
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Mensaje por Sarah Vilhelm Dom Jun 10, 2012 7:25 pm

Mientras Nero preparaba el dichoso té de rosas, la reina del reino rojo hacía sus mejores esfuerzos afinando las habilidades para pseudo-barrer.

"Pues esto resultó ser muy fácil" sonrió al ver cómo unos granos de café chocaban contra la alacena y después salían disparados por el impacto. Era lindo para ella pensar que tantos juegos de croquet habían servido de algo. Pero como nada podía ser perfecto, el cuñado llegó oportunamente a destruir sus ilusiones.

Sarah se detuvo un momento y volteó a verlo, debía añadir que la sonrisa sardónica en el rostro del albino le ofendió en sobre manera. ¿Pero qué podía hacer? ¿Meterle un bofetón por majadero? No, gracias.

Tomando en cuenta las posibles consecuencias de una agresión, la explosiva mujer pensó que si contaba hasta el mil ocho mil podría tranquilizarse, aunque en realidad sólo pasaron 6 escasos segundos entre su mirada inquisitiva al menor y su muy concreta contestación.

-Bueno -dijo como si nada y le dio la espalda para intentar llevar a cabo eso de "la montaña".

"Esto es una ridiculez. Obviamente las montañas de café no existen en Wonderland" reflexionaba mientras barría de mala gana y, de pronto, un rayo de sabiduría la iluminó "Aunque por lo que sé, en algún otro mundo podrían existir" sonrió satisfecha y echó la pequeña cordillera de café al recogedor.

"Esto fue horrible" pensó "No vuelvo a barrer" Aventó la escoba a un lado y aceptó la taza de té que le ofrecía el albino.

-Gracias -se limitó a decir mientras caminaba hasta la mesa donde tomó asiento.

"¿Guillé?" frunció el entrecejo ¿Quién carajos era Guillé? Ah, sí, ella. Entonces el amargado tenía que ser el General Southworth, seguro.

-¡Hey! Sé que Credo no es el hombre más gracioso de Wonderland, pero tampoco llega a ese nivel -comentó para hacer tiempo y luego bebió un sorbo del azucarado té.

Sabía que tarde o temprano tenía que responder a las preguntas de Nero. No obstante, el hecho de que lo tolerara no significaba que confiara en él. Por lo tanto -y en vista del resto de las circunstancias- sólo le quedaba hacer una cosa: omitir información y, de ser necesario, sustituirla por otra que no necesariamente tenía que ser verdadera... en otras palabras "mentir".

-¿Tiempo? Pues poco -habló con seguridad, como si esa fuera la respuesta más lógica- A veces salimos, a veces no. Y esa es toda la historia -sonrió. Debía cambiar de tema y debía hacerlo ya- Hay algo que me llama la atención sobre ustedes dos -mencionó mirando al menor- No viven juntos... ¿por qué?
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Mensaje por Nero Mar Jun 19, 2012 7:39 pm

La de cabello negro barría de una manera muy forzada; como si recoger unos cuantos granos de café fuera lo más horrendo del mundo. Sin dejar de mirar la intrigante hazaña de la mayor me hacía mentalmente varias preguntas, la primera y principal era; ¿De donde Credo sacó a alguien así? ¡Claro! Si lo decía en voz alta de seguro sonaría como una ofensa para ella, solamente me intrigaba saber como fue que conoció a esta mujer que desde el momento en que casi me sacaba a jalonazos de la casa había dicho que era del reino rojo, de una forma indirecta.

Obviamente, aún no iba a lanzarle dichas preguntas hasta no confiar en ella o que al menos demuestre de que puedo hacerlo. No, Credo no llega al nivel del amargado solamente toca un poco ese punto. Seguramente ella no lo notaría, pero me di cuenta de la manera en que resumía y escondía algunas palabras y luego intentaba cambiar el tema. A pesar de nada soy un perro, un perro sabe de esas cosas. Le di un sorbo a mi té antes de responderle notando que aún estaba caliente.

-Yo tengo mis razones -Pronunciando mirando el interior de la taza con sumo desinterés. Si ella iba a jugar a esconder cosas, dos pueden jugar ese juego- ¿Y tú, porqué no? ¿O aún no tienes la confianza como para mirarlo deambular por la casa sin camisa?

Al menos claro, que ya hayan llegado al punto extremo de su relación; y con extremo me refiero a muchas cosas de ese punto. Me senté frente a ella con la única diferencia de que yo di vuelta a la silla, o sea con el respaldo de la silla adelanté. Coloqué la taza sobre la mesa y luego ambos brazos sobre el respaldo a su vez que recargaba la barbilla sobre estos.

-Vienes del Reino de Corazón ¿No? -Debía rectificar, quien sabe si de verdad no lo era y ya empezaba a equivocarme. Aunque, con la actitud orgullosa y altiva de la mayor podría estar en un por ciento bastante seguro- Nunca te he visto por las calles, ¿Por qué?

En este punto, donde ambos empezábamos a cuestionarnos el uno con él otro hacía que el ambiente se volviera denso y hasta pesado, y más cuando ambos tenemos en meta esconder algunas cosas y responder con otras. Tomé una vez más la taza pero no probé otro sorbo de ella sino que la movía un poco para revolver el té dentro, hacer que se tiñera un poco más de lo que estaba.

-Debo decir que me impresiona que Credo tenga pareja, quiero decir; con tantos deberes que tiene no creo que tenía tiempo como para eso.. -Eso de ser el superior de una armada entera debe ser rudo, muy rudo-... Hasta yo bromeaba con él diciéndole que si no conseguía a alguien antes de los treinta yo se lo conseguiría.

Cuantas reprendas y sermones no me lleve yo por eso. Y más cuando me burlaba de su antigua relación con esa chica llamada "Kyrie" que conocí ese día en el sanatorio. La primera impresión que tenía de esa mujer era que era una chica extremadamente buena y dulce, resultó ser eso y más; torpe, lenta y despistada como nadie, al menos a mi parecer. Y ahora Wilhelmina, una mujer que parece que fácilmente perdería los estribos, demasiado orgullosa y demandante.

.... Hasta ahora no me había puesto a pensar en cual era el tipo de mujeres que le gustaban a Credo.... Hasta ahora.

-Si Credo no ha mencionado algo de mí, no sería nada -Ladeé la cabeza a la vez que encogía los hombros- Poco conoce de mí ha decir verdad...

No más de lo relevante, claro.

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Mensaje por Sarah Vilhelm Jue Jun 28, 2012 10:29 pm

La mujer frunció el ceño ligeramente como respuesta a la “extensa” explicación brindada por el menor. Sin embargo, su leve molestia desapareció al escuchar lo siguiente.

-¡Sin camisa! –exclamó con diversión y se echó a reír justo después de aquél comentario- Eso estaría bien y es lo que yo digo, pero no todo se puede, ¿sabes? –decía mientras desviaba la mirada hacia su taza de té. Sonrió tristemente cuando logró percibir su reflejo en él.- Mi vida está en el reino de Corazones… Su vida está aquí –era cierto… en más sentidos de los que a Sarah le gustaría. Y ahí dejó el argumento, pensando que esa información era suficiente para el joven perro.

Le miró con notable sorpresa cuando éste volteó la silla y se sentó encima con aquella manera tan informal. Aunque bueno, Sarah andando en bata de baño no le podía reclamar ni algo similar.

“Si él conociera Corazones un poco mejor… sabría quien soy” pensó y con justa razón ¿qué era eso de no haberla visto nunca? Era eso o realmente estaba irreconocible.

-Corazones es un reino muy grande, Nero –se limitó a decir- Yo tampoco te había visto antes –intentó sonreírle.

Pero Sarah le estaba mintiendo y no lo sabía... en alguna ocasión, cuando todavía era una niña, el abuelo había llevado al castillo un cachorro de semi-humano. El cachorro era Nero, pero ¿cómo recordarlo?

Así, su cuñado continuaba hablando como si nada… y la reina de rojo daba gracias a ello, pues justo cuando creía que la conversación podía llevarla a un callejón sin salida, el can cambiaba de tema y salía con una cosa, y otra… y otra.

“No sé si el saber que él ha estado solo me hace sentir bien o mal…” pensaba, meneando una cucharilla en su tacita de té. "Soy de lo peor..." Se dijo. Por un lado, le entristecía que Credo hubiese estado tan solitario, pero por otro, saberse la “única” resultaba increíblemente satisfactorio.

-Bueno, -comenzó- pero él te aprecia, ¿no es cierto? Mira, no me habló de ti porque te lo prometió. Si yo hubiera sido tú eso me hubiera hecho muy feliz –confesó y, mientras hablaba, distraída jugueteaba con las joyas que tenía en la bolsita de su bata. De esa manera, y sin pensar en las posibles consecuencias de lo que hacía, sacó su argolla matrimonial… y se la puso.
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Mensaje por Nero Vie Jul 06, 2012 8:04 pm

Al menos, lo que creía un ambiente tenso terminó por volverse una agradable situación. Al menos por ahora, lo único que había logrado saber de la mujer es que vive en el reino rojo y ya tiene un tiempo saliendo con Credo, más la suficiente confianza como para andar en bata por su casa. Al decirlo de esa manera yo también estoy en algo similar, yo vivo en Corazones y bueno, el mayor una vez también vivió ahí y ahora que esta acá cree que estaría más seguro si viviera con él, pero yo ya tenía un hogar y salir de Corazones no era algo fácil, la verdad me era difícil abandonar el reino en el cual nací y crecí hasta ahora. Cierto, Corazones era muy grande y yo lo conocía casi todo.

Y digo casi pues, la parte que esta cerca del castillo real a esa parte no me atrevo ni a poner un pie en frente. No deseaba que imágenes de ese pasado siendo una mascota real volvieran a mi mente, y ya con mucho tenía que algunos soldados todavía recordará cuando era un indefenso cachorro "sin voluntad".

-Raro, y yo suelo vagar por casi todo el lugar -Sonreí ladinamente apoyando mi barbilla en mis brazos mientras me balanceaba un poco en la silla usando como impulso la punta de mis zapatos.

Ahora bien, la pregunta no podía evitar formularse: ¿Por qué a Guille no la había visto antes? Si la hubiera visto antes, igualmente no me cabría en mente que sería la pareja de mi hermano mayor, pero estaría menos sorprendido que ahora. Ok, ahora, hablar del reino de Corazón era lo que menos quería sino ver hasta donde llegaba la de cabello ébano con todo lo que decía.

-¿Apreciarme? -No se porqué lo decía como si estuviera inseguro. Credo me apreciaba, soy su hermano menor a uno de los que se supone que ha estado buscando incansablemente, aún así... -Al menos está cumpliendo con su promesa -Me encogí de hombros- A mi me impresiona que en trece años de no habernos visto se haya vuelto sobreprotector conmigo... Ya yo estoy muy grande como para agarrarle de la mano

Mientras hablábamos noté como ella sacó algo de la bata y luego se lo colocó en la mano, acaso eso era.... ¿Una argolla matrimonial? No dije nada pero mis una de mis orejas se había movido un poco hacía atrás.

-Linda sortija de matrimonio -Dije sin mucho interés ladeando un poco la cabeza- ¿Quien es el afortunado que no sabe de la existencia de mi hermano?
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Mensaje por Sarah Vilhelm Lun Jul 09, 2012 8:57 pm

Sarah escuchaba tranquilamente a Nero mientras ambos disfrutaban del té y de esos efímeros momentos de paz. De cierta manera le asombraban los comentarios del albino, pues pensaba que si era su hermano ¿por qué había de sorprenderse de que quisiera protegerlo? No lo entendía, pero eso era porque lo veía desde su punto de vista... Si fuera necesario, ella -literal- mataría para proteger a su familia.

Dirigió la vista hacia su cuñado, quien le miraba con una oreja torcida hacia atrás. Y casi se le cae la taza de té cuando Nero comentó acerca de la argolla. Entonces Sarah pudo haber inventado cualquier cosa, pero el carácter desprevenido de la situación y si propio temor la forzaron a decir lo primero que se le ocurrió.

-No es mío, lo encontré por ahí -habló sonando casual, pero cuando lo hizo ya se había quitado el anillo. "¿Cuándo me lo quité?" pensó desconcertada, y para disimular se lo dio a Nero. -Está lindo, ¿verdad? -dijo aleatoriamente, creyendo que algo así era lo que diría una persona normal.

La joya se trataba de un pequeño anillo de oro blanco con rubíes incrustados, pero quizá lo más distintivo era la inscripción grabada en su interior que, en lugar de decir algo como "Te amo" o "Para siempre", tenía escrito lo siguiente:

"Nunca nos rendiremos"
Alexander & Sarah


Guillermina sonrió para tratar de ocultar su nerviosismo, esperando que Nero no se percatara de que aquellos nombres hacían referencia a los mismísimos reyes de Corazones... Y que uno de esos reyes era precisamente ella. Una cosa era enterarse que su hermano tenía pareja... pero saber que dicha persona era el gobernante del reino enemigo, entraba en otra categoría.

"¿Qué hago?" Se llevó una mano a la cabeza y comenzó a jugar con su oscuro cabello.

-Permíteme un momento, iré a cambiarme la ropa -se puso de pie- Gracias por el té, te quedó bien -sonrió y salió de la cocina haciendo una poderosa combinación entre discreción y rapidez.

"¡Este niño es un auténtico dolor de cabeza!" pensó cuando hubo cerrado tras de sí la puerta de la habitación. "Pero no es su culpa... suponiendo que todo lo que me dijo haya sido verdad. Y si es así, lo peor vendrá cuando se entere de todas las mentiras" bufó, sabiendo que ese momento eventualmente llegaría.

Resignada, metió las manos en la bolsita de la bata de baño para buscar el resto de sus anillos y colocárselos. Luego fue por su ropa de pueblerina y comenzó a vestirse. Tal vez si Sarah supiera un poco más acerca de la "gente normal", hubiera considerado que una mujer del pueblo no anda con varios anillos de oro blanco y rosa... Pero definitivamente este no era el caso.

Terminó de ponerse las botas y se miró al espejo. Sonrió con altivez, mas no se veía como una reina y por eso mismo, haciendo un puchero, salió de la habitación.

-Volví, Nero -dijo entrando a la cocina, buscando al menor con la mirada- ¿En qué estábamos?

Spoiler:
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Mensaje por Nero Mar Jul 10, 2012 5:06 pm

Un anillo de matrimonio...... ¿Que se lo consiguió tirado por ahí? Primero que nada; ¿A que idiota se le ocurriría botar un muy caro anillo por ahí? Creo que si hubiera dicho "Lo robé" Lo hubiera comprendido más. Pero mi asombro no fue tanto eso sino que me lo diera como si nada, lo tome sin entender mucho y comenzaba a registrarlo cerrando un ojo para poder ver la inscripción dentro de él.

"Nunca nos rendiremos" Alexander & Sarah Esos nombres, de alguna u otra manera se me hacían conocidos, esos nombres lo escuchaba mucho en el reino de rojo pero como mi interés hacia ello es menos que del resto del reino me daba igual que significaban. A parte de eso, de oro blanco y rubíes, un anillo realmente caro y para que un campesino lo tenga creo que debía haber vendido hasta su alma para comprarlo.

-¿Donde lo conse... -Y antes de terminar la palabra, la de cabello ébano se había levantado velozmente y desaparecido por el umbral de la cocina- .... Guiste?

Bufé. Me levante de la silla y tomé ambas tazas dejándolas sobre el lavaplatos. Guillé estaba ocultando muchas cosas y eso lo podía notar -De nuevo, ventaja de un semi-humano- A pesar de la forma "segura" en la que hablaba. Volví a sentarme en la silla pero no de la forma maleducada de antes sino de frente, con la espalda al espaldar, un brazo hacía atrás y con una pierna sobre la otra. Podría preguntarle directamente sobre lo que realmente debe de estar pasando pero como bien dije; si ella quiere jugar entonces juguemos. A lo que ella llegaba me entretenía viendo el anillo, más que nada por aquellos nombres que no dejaban de sonarme en la cabeza.

Alexander.... Alexander.... Lo dicen mucho, ¿Quien es él?

Mi vista volvió a la mayor que apareció con un nuevo cambio de ropa, y otros anillos al parecer mucho más caros que el que tengo acá.

-Hablábamos -Alcé los hombros- Dime Guillé, ¿En donde conociste a Credo? ¿Fue en su tiempo libre? Y bueno... -Rodé los ojos, esta pregunta era típica- ¿Que piensa de que sea un semi-humano?

Me esperaba venir algo como despectivo acerca de mi raza, pero primero debo saberlo de la boca de ella.
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Mensaje por Sarah Vilhelm Jue Jul 12, 2012 9:10 pm

Y así, cuando la reina de Corazones creyó que podría zafarse del joven inquisidor, le notó pensativo e incómodo con ella. ¡Oh, decepción!

-Hey, calma, ¡esto no es un interrogatorio! -se defendió al instante, disfrazando la intención con un tono de broma que no salió tan convincente como esperaba. Hizo un ademán con ambas manos, como indicándole a Nero un "Alto".

Luego la mujer se llevó la mano a la nuca y comenzó a darse un disimulado masaje en el cuello. Las preguntas de su adorable cuñado le estaban reventando los nervios uno a uno... en sentido figurado, por supuesto, o de otro modo Guillermina ya no viviría para quejarse al respecto.

Quitando su dura mirada del cachorro, Sarah se dirigió hasta la alacena en busca de algo comestible. La ansiedad le daba hambre y Nero, sin sospecharlo siquiera, estaba llevándola a decidir que comería cualquier cosa que se encontrara.

-Está bien si tanto deseas saberlo, -comenzó a contarle todavía sin mirarlo, pues había puesto sus ojos en un atractivo pan de centeno. Se recargó en el mueble y entonces fue cuando volteó a verlo- Nos conocimos en un juego de Captura la bandera. Un equipo de soldados de Diamantes jugaba contra uno de Corazones y ahí estaba tu hermano -dijo tranquilamente porque eso era una media verdad- Hablamos después del juego, no sé si eso cuenta como tiempo libre u horario de trabajo, Nero -le sonrió antes de pegarle una mordida al pequeño pan negro. En parte porque se estaba muriendo de hambre, pero también era para hacer tiempo en lo que formulaba respuestas coherentes para el chico de las orejas de perro.

-Sobre tu segunda pregunta... -apretó los labios para aguantar la risa- Que sea un semi-humano me gusta. Por ejemplo, adoro acariciar sus orejas cuando lo beso -ahí se detuvo y alzó una ceja, mirando al menor a manera de desafío- ¿lo demás también quieres que te lo cuente? ¿O mejor tú me platicas algo acerca de ti mismo?
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Mensaje por Nero Lun Jul 16, 2012 3:53 pm

Creo; que si fuera un interrogatorio la tendría amarrada a una silla y con la luz de una lámpara de aceite en toda su cara. Baje la pierna y esta vez me incline hacia delante colocando los codos sobre ellas y mi mentón encima de ambas manos; ¿Captura la bandera? ¡Oh! Había escuchado que un escuadrón de soldados de rojo habían asistido a un juego de la misma índole al desierto contra un escuadrón de soldados de amarillo y pues; nunca supe quien perdió y quien gano. Ahora mi duda creció más; ¿Era acaso Guille una soldado de Corazón? Porque a parte de su vestimenta, tener joyas excesivamente caras y asistir a un juego de la milicia es algo que normalmente no haría un campesino.

En fin; la cosa parecía estar en un auge "Normal", hasta la forma en como se conocieron parecía normal; al menos hasta donde entraba esa categoría. Y a la segunda pregunta, no esperaba que dijera que le "encantaba acariciar sus orejas" y mucho menos "mientras lo besa" Ok, al menos eso no era tan incomodo, pero lo otro si ya era totalmente incomodo.

-¡N-No, así esta bien! -Decía con un leve rubor en mis mejillas; ¡Lo que menos quería era horripilantes imágenes mentales en donde tenga que ver con mi hermano mayor! Un escalofrío recorrió mi cuerpo y por inercia mi cola también se crispo, bien ahora ya no podre dormir- ¿Eh? ¿De mí?

Uhm... Llegamos a un punto en donde no sabría que decir; puesto que hay cosas que no debería decir, cosas que no quiero decir y cosas que no tiene mucha plática.

-Aparte de que Credo y yo no nos vimos por trece años... -¡Oh sí! Aquello de seguro no causará que me pregunto el porqué, ¡Claaaaaaro~~!- ¿Que más quieres preguntarme?
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