Las flores no solo se encuentran en los jardines -Privado/Aloshka-

-Vaya, conoceré el castillo! guiada por el mismo Rey!- exclamaba en mi mente emocionada, o sea, aquello no era algo muy común que yo supiera. -Y... y... y si nos topamos con el joven Arthur? Que haré?- pensé un poco nerviosa, mientras mis mejillas adquirían un tono rosa algo notorio.

Una vez que el sirviente retiro todo, sonreí levemente, y camine alcanzando al rey, no sabia como comportarme realmente, así que me limite a caminar un poco más atrás del mayor. Escuche lo que le decía al hombre moreno y aun más me emocione, -seria posible conocer a la misma reina?.- pensé emocionada pero intente no demostrarlo del todo, "disimular un poco".

-Si- Dije alegremente mientras asentía con al cabeza, y caminaba aun ligeramente más atrás del rey. Al pasar muchas sirvientas lo saludaban muy respetuosamente, y también me saludaban a mi, yo inclinaba la cabeza respondiendoles el saludo, y les dedicaba una sonrisita tímida. Veía los pasillos, todo el lugar era realmente hermoso, como un castillo salido de un cuento de hadas. Distinguí una pintura que me llamaba la atención, al parecer era de esa reina roja, demonio o lo que sea, que ataco ahora ultimo, pero era de aquello? -Esa pintura... es de la batalla contra la reina roja que sucedió hace un tiempo?- pregunte un poco intrigada, un poco curiosa pero como siempre en un tono respetuoso.

-Realmente no se si hay algún lado en especial, nunca antes he estado en un castillo, así que realmente no se que lugares posee, o cosas así- agregue algo apenada, o bastante apenada pero con una sonrisita en los labios.

OFF: perdona lo corto uwu

-ya veo- musité de forma suave, sabia perfectamente que el tema de aquella batalla era sumamente delicado -y por algún motivo aun más para los semi-humanos- Sonreí suavemente ante sus palabras.

Seguía caminando ligeramente detrás del mayor, aunque la visita era mucho más agradable de lo que pude haber llegado a imaginar, y de repente Su Majestad volvió a hablar. Aunque aveces me producía algo de nostalgia recordar el otro mundo, realmente ya estaba acostumbrada, pues todos en Wonderland sentían mucha curiosidad, y no me afectaba hablar de "mi mundo" mientras fuera de forma general, cuando ya preguntaban por cosas más personales era cuando realmente me afectaba un poco, pero no era le caso.

Sonreí mirando tímidamente al mayor y tome aire para responderle. -Bueno, en mi mundo,creo que hay muchos tipos de castillos, en mis lecciones de historia veía algunas fotos, algunos eran muy parecidos a estos, esos eran castillos de...- hice una pausa como si recordara algo -de Europa- agregué finalmente sonriendo alegre al haberlo recordado. -En mi país en cambio los castillos eran un poco distintos, eran muy grandes, con grandes jardines con gigantescos estanques de agua, muy coloridos y la punta de las torres eran con una forma algo circular, y enroscada terminando en una punta.- Explicaba de forma algo torpe sin saber si me daba a entender. -Dependiendo de cada país, los castillos cambian de forma, en oriente los castillos eran más sobrios y con techos con forma hm..- pensaba como describir esa forma tan extraña -Como una pirámide pero con las paredes curvadas, y las puntas un poco como espirales- explique e intente hacer la forma con mis dedos.

-Su majestad espero se haya entendido- agregue al final algo tímida, recordando la situación y notando que quizá no me expresaba de la forma adecuada al estar ante un rey.

OFF D: que alguien me corrija si aca solo hay pueblos, reinos y la ciudad blanca, creo que no tenemos paises(?)

BTW trate de hacer la platica como algo mas apegado al libro, espero me haya salido(?)

Oh! Tal parecía que el rey amarillo había entendido mis palabras de otra forma, además parece que lo había ofendido con aquello sobre los jardines, la verad era que El otro lado y Wonderland eran muy distintos, en el otro lado las flores no charlaban con las personas, y realmente creo que no me di a entender con los castillos, pero el asunto era que no conocía ninguno personalmente, solo fotos.

Algo cabisbaja trate de corregir mi error -eh, esto, yo, no, creo que no me día entender. . . - sin embargo me fui silenciando ya que su majestad me invitaba amablemente a conocer el jardín, lo cual me encantaba. Estaba realmente feliz por la invitación, asentí suavemente con la cabeza y lo seguí hasta un magnifico jardín, que realmente no tenia nada que envidiarle a otros que había visto en fotos o postales.

Me incline a ver las flores que el mayor me indicaba con una sonrisa sutil. -Muy pocas veces puedo charlar con las florecillas de la ciudad blanca, usualmente duermen, me pregunto si les agradare a estas preciosas florecitas- murmuré muy sutilmente aunque dirigiéndome respetuosamente al rey -Buenos días- les dije a las flores en un tono tímido, en un intento de agradarles, no sabia si no agradarle a las flores significaba algo, quizá pensaban que a las flores no le agradaban las chicas malas o algo así. No quería que el rey tuviera una mala impresión debido a esto.

OFF: si, creo que no hay paises, y si, la conversación fue bastante similar al libro, aunque las flores deberan ser engreidas y algo antipaticas y quedara casi exacto x3!

Todas las flores empezaron a hablar, se fijaban mucho en mi persona y cuando mencionaron "algo marchita" mi poco ego disminuyo aun más, y acababa de descubrir que eso era posible. Sin embargo sonreí -Ustedes creen?- dije suavemente intentando pasarlo por alto.

Realmente las flores de palacio eran muy distintas a las flores de la ciudad blanca, que eran mucho más dóciles y amables (claro cuando se les pillaba despiertas). Sin embargo las palabras del rey resultaban reconfortantes, aunque sea un poco y sonreí -si, esta bien, no pasa nada- dije susurrando, quizá afectaban un poquito a mi ego, pero ya pasaría, tampoco era que me fuera a suicidar por eso.

Aunque de repente una duda algo macabra surgió por mi mente -Su majestad disculpe... que pasa cuando cortan a una flor como estas?- pregunte tímidamente y de forma suave en un susurro, tampoco quería que las flores creyeran que las quería cortar o algo, aunque habían unas bastante bonitas, y otras que vivían en su mundo sin prestarnos atención alguna.

El rey de Diamantes cerró los ojos mientras fruncía con ligereza el cejo. Posó la diestra sobre su pecho, como si intentase pensar correctamente las palabras que emplearía para dirigirse a la rosa tan chismosa que le había estado hablando desde hacía unos instantes.

Si, ya sabia que Charlotte en ocasiones tiraba los panecillos que le ofrecia, y si, aún por cortecia seguia ofreciendoselos y que ella misma no le decia nada para no herirle. A veces, se le olvida, que es el único al que le gustan las cosas quemadas. Escuchó a Aloshka y le miró de reojo, si bien, ella mencionó que no pasaba nada, estaba seguro que no era de esa manera.

Sonrió

-¿Por qué? ¿Gustas cortar una? Puedes hacerlo, sería un justo y merecido castigo por ser tan irrespetuosas. ¡Ah! claro, la margarita es inocente. Pero la rosa- Y enfocó el azul mirar sobre la misma -Es culpable- Se cruzó de brazos y alzó ligeramente el mentón, cerrando nuevamente los ojos

Y con aires de superioridad -fingidos al igual que el tono de voz que estaba a punto de emplear- fue que habló

-es culpable- Mencionó nuevamente -Que le corten de raíz por equivocarse al dar su "informe" pues los "liros" son inexistentes. Yo solo conozco lirios, así que, Aloshka puedes proceder a la ejecución si gustas- Si, el tono que había imitado era el de la reina roja con su singular "corténle la cabeza"

-¡jUM!- Reprochó la margarita mirando con las hojas en su tallo aún a la rosa -¿Ves lo que causas?- Pero la rosa no pudo argumentar nada, pues la dalia se le adelantó -Si, ¿Ves? el Rey ya se molestó- Aunque era broma, ky no estaba molesto. Daba igual la flora se vio envuelta de nuevo en una "conversación interna" y de la jardinera lo único que se escuchaba era un unisono de voces pequeñas y chillonas e imposibles de interpretar...

Miró a Aloshka, sonriéndole

-Claro que seria exagerado ejecutar a alguien por un error como ese.- Rascó su mejilla usando el indice diestro -Respecto a tu duda. La respuesta es lógica: chillarían y gritarían, no es algo agradable para el oído tienen una voz tan aguda... Mi General* no pasa mucho por los jardines por esto mismo... Después se batirían tratando de liberarse y por último se quedarían quietas. No es como si muriesen, pero tampoco están vivas. Si las siembras de nuevo retoman la conversación, como si nada hubiese pasado-

*OFFHabla de Credo pues los sonidos agudos son sumamente molestos para el oido cánido x'D y Ky dijo "que es lógico" porque en wonderland lo es (?)

Escuchaba atenta las palabras del mayor, con una leve sonrisa ante su broma, la cual milagrosamente comprendió, pero mientras "dictaba" la sentencia se hinco mirando a la rosa seriamente.

-Lo que usted diga su majestad- dije en un fingido tono serio luego de que el Rey dijera que procediera con la ejecución, acerque mi mano a la rosa lentamente para mantener el suspenso, pero luego solo acaricie sus suaves pétalos, parecía que le había dado un susto a la pobre que había enmudecido, y le sonreí a la margarita que me resultaba simpática, luego con cuidado me volví a colocar de pie, tal cual decía su majestad seria absurdo cortar una rosa tan linda, solo por eso, aunque fuera chismosa.

Reí bajito viendo como la rosa seguía algo asustada y todas las demás flores hablaban entre ellas, y luego le sonreí al rubio y le puse toda mi atención escuchando su explicación, que realmente me parecía bastante lógica.

-Por un segundo pensé que seria como un asesinato, que bueno que al volver a plantarlas vuelvan a hablar, los días en mi antigua casa hubieran sido mucho más divertidos si las flores hablaran... pero ellas nunca me dirigían la palabra por mucho que intentara hablarles.- Agregué un poco divertida y un poco nostálgica, pero con una gran sonrisa, había aprendido a apreciar los lindos recuerdos de mi pasada vida, y disfrutar el presente que no era en absoluto malo.

El rey amarillo era realmente atento y agradable, ya no me sentía incomoda ni anda por el estilo. -Oh, procurare mejor no cortar ninguna flor- dije a modo de comentario mirando al mayor con una sonrisa.

Cuando empezó a caminar seguí sus pasos calmadamente, el paseo por el jardín era bastante agradable, aun con los murmuros de la flora que habitaba el lugar.

-Seria fantástico poder ver más del castillo- dije sin medir la emoción con la que hablaba, al sentirme más cómoda olvidaba controlarme un poco, después de todo seguía hablando con su majestad el Rey Ky Kiske del reino de diamantes. -Este.. lo siento- dije algo apenada pero con una sonrisa infantil aunque me sorprendí un poco cuando giro a verme.

-No, no es necesario.- Insistí apenada, ya que estaba acostumbrada a la curiosidad que presentaban los habitantes de Wonderland por el mundo exterior. -Realmente puede preguntar lo que quiera su majestad, hm.. a decir verdad no tengo preguntas en este mismo instante, pero si quería agradecerle por toda su gentileza hacia mi persona- dijo con una gran sonrisa.

-Pero.. este.. hm...- balbuceé algo nerviosa y un poco sonrojada. -Co-como es el joven Arthur?... digo, el príncipe?- pregunte tímidamente bajando el rostro bastante sonrojada.

Observaba atentamente la mayor, un poco ansiosa ante la respuesta, y ahora nerviosa ante su actitud y seriedad. Al parecer realmente el rey se sentía mal por como se comportaba el joven Arthur, al parecer se sentía culpable. No estaba muy segura de que decir en aquel instante.

Sonreí suavemente cuando el mayor volvió a subir el rostro. -Si, su  majestad, si responde mi pregunta, no conozco mucho al príncipe Arthur, pero cuando lo vi realmente no me pareció una mala persona, me pareció alguien curioso pues actuaba de forma curiosa... pero sus ojos demostraban honestidad y sinceridad...- agregué sonrojada y algo apenada, bastante apenada por lo que acababa de decir, pero una parte de mi creía que debía decirlo.

-Si me permite decirlo, su majestad, creo que usted también es una buena persona. Por que ha logrado un gran reino junto a su esposa y bueno todos quienes aporten... un lugar seguro y agradable donde la gente cree que esta segura, y una prueba de esto es que me dejan venir sola hasta acá, soy un poco descuidada, y suelo meterme en problemas, pero Jazmin, la dueña del lugar donde vivo me dice que esta bien que venga al reino amarillo, que no pasara anda, hasta me pide que le haga encargos... fue en uno de sus encargos que conocí al principe Arthur....- le contaba aun sonrojada pero sonriendo, realmente mi cerebro hablaba por su cuenta, así que opte por dejarlo, al fin y al cabo no era mentira ni nada malo, algo redundante quizas pero no malo.

-Este... perdón si hable más de la cuenta, es lo que pienso, realmente me gusta el reino amarillo, y no lo digo solo por que usted sea el Rey...-Agregué apresurada ante la idea que el mayor pudiera mal interpretar mis palabras, mientras mi manos jugaban con un mechon de mi cabello algo inquietas.

Spoiler:

La chica se notaba algo apenada por lo que acababa de decir, pero todo aquello paso a segundo plano al ver la reacción del mayor, verlo caminar hasta ella y arrodillarse hice que rápidamente sus mejillas se tornaran rojas, sonrojadas era algo pequeño para como estaba la rubia, para que hablar de cuando el Rey deposito un tierno beso, casi paternal, los nervios eran visibles en la joven, aunque por dentro se sentía alegre.

No alcanzo a responder nada, realmente los nervios le tenían atrapada la lengua y ni media palabra podía decir, pero no importo, el rubio prosiguió el dialogo y agrego algo que no solo hizo sonrojar a la joven. De manera rápida todo su rostro se torno rojo incandescente, ciertamente llegaba a "brillar" de lo roja que estaba, quizá hasta la pudieran notar desde a fuera del castillo, y no era para menos a su corta edad pensar en casarse no era algo común, y ni si quiera era una típica broma de amigos del tipo "uy el te esta mirando, te ama" era el deseo del Rey expresado abiertamente. Era una clara directa sobre lo que el rey deseaba para su hermano.

La joven seguía muda, y colorada, tosió un poco de forma forzosa intentando hablar aunque nada le salía. -Yo.. lo siento su majestad, es que.... no es algo que me digan usualmente... bueno, es completamente ajeno a mi realidad, y, y, y, no, no se que piensa el príncipe Arthur sobre mi, además es guapo y muy caballero, pero no lo conozco más que eso, debe ser buena persona pero.... no se si se haya fijado más en mi, y apenas tengo 15 o quizá 16 perdí la cuenta ... - Hizo una pequeña pausa, tenía los ojos ligeramente llorosos por una mezcla de vergüenza y timidez, además de que se sentía mal por todas las explicaciones y trabalenguas que estaba dando. -Yo no se que debería decir en una situación así, su majestad, lo siento- Finalizo apenada pero mirando al rubio a los ojos, el rojo de su rostro había bajado un poco, ya no era radiante, pero seguía bastante colorada como para que cualquiera que pasara por ahí lo notara.

Ante las palabras del mayor asentí suavemente con la cabeza. No intentaba ser de otra forma en absoluto, estaba ahí siendo la misma Aloshka que a veces ayudaba en la cocina de la residencial o ayudaba en el comedor. La misma Aloshka que cometía errores y se apenaba y pedía disculpas.
di unos pequeños pasos rápidos alcanzando a su majestad, mi piel ya volvía a su tono natural, y camine al lado del mayor escuchándolo atentamente. "el general Southworth"... pensé un momento en el apellido, "general" -Oh! el sr Credo, lo siento es que no recordaba su apellido- me disculpe con una sonrisa torpe y apenada... -eh.. pues, hace mucho tiempo, cuando vine por primera veza este reino me perdí, en esos días me sentía muy triste por que extrañaba a mis padres, mi hogar y solía vagar por todas partes sin saber que hacer, me sentía perdida y acababa perdiéndome de verdad. Un día choque con el señor Credo, y él que me vio mal me acompaño hasta la ciudad blanca, me quedo en una residencial que se a vuelto mi hogar. Ahí me esperaba Jazmin, que es una mujer mariposa que es la dueña del lugar, y ella insistió en que el señor Credo aceptara cenar ahí conmigo. Luego sucedió que una meseres que son algo torpe derramaron sopa sobre el impecable uniforme del señor Credo y un balde de agua sobre mi. luego de secarme y terminar de cenar el señor Credo se devolvió al reino amarillo, y desde entonces lo he venido a visitar un par de veces con algunos obsequios de parte de Jazmín que aun se disculpa por lo que sucedió.- quería comentarle al rey la relación del señor Credo y Nero, sin embargo desconocía si el ya sabia de aquello y le había prometido al señor Credo no comentar nada.... -Además tenemos un amigo en común....- murmure sintiéndome un poco culpable por no poder decir aquello de forma clara, pero una promesa era una promesa.

-La verdad es que el señor Credo fuera de su trabajo sigue siendo estructurado, pero es muy buena persona, se preocupa mucho por mi y por Nero, se llevan muy bien. hmm.. que más le puedo decir, nunca deja de pensar en sus responsabilidades, pero igual logra divertirse, yo lo quiero mucho y a veces lo veo como a un padre...- dije un poco tímida, no podía evitar una figura paterna y una materna, era algo innato, suponía que era para amortiguar el haber "perdido" a mis padres. -Pero tampoco lo he visto en muchas situaciones distintas, así que creo que aun no lo conozco del todo.- Esperaba no estar hablando demás sobre Nero, sin embargo sentía que estaba bien así.

-Bueno, Jazmin es como una madre para mi, no es mi tutora exactamente, es la dueña del lugar donde vivo una residencial de ciudad blanca, no es lujosa pero es uno de mis lugares favoritos.. además no me pone problemas por que no puedo pagar siempre.. a veces NEro responde por mi, pero me da un poco de pena y por eso la ayudo en todo lo que puedo, a veces soy mesera, a veces ayudo en la cocina, limpio u ordeno otras habitaciones, también reparto encargos o globos para los niños, y a veces vengo al reino amarillo a hacer encargos por ella. La quiero mucho y me cuida como una madre.- Dije muy animada e ilusionada, con una gran sonrisa, se notaba que le tenia mucho cariño a la peli azul. -Es una semi humana, mitad mariposa y es una gran persona, estricta y dulce.-
Hable mientras caminaba, mirando al mayor a ratos y otras veces el suelo, no deseaba tropezar. -Cuando las meseras me mojaron aquella vez que cene con el Sr. Credo se llevaron una buena reprimenda, tanto por parte del Sr. Credo como por parte de Jazmin- le contaba con un poco de gracia, debía admitir que aun me reía cuando lo recordaba.
-Ahora sobre mi.... cuando caí por la madriguera buscaba a mi conejo, el Señor Estambrosio, se había escapado al bosque que estaba contiguo a mi hogar... cuando desperté estaba en medio del bosque y Nero me encontró, y me salvo de que un jaguar me comiera.. fue un inicio algo estresante y deprimente, por que el me dijo donde estaba y que ya nunca podría regresar con mis padres... pero así como perdí a mis padres gane a muchos amigos y personas que se preocupan mucho por mi, y eso me hace feliz.- Admití con un poco de timidez, bajando suavemente la vista y algo sonrojada.
-La verdad es que no tengo mucho más que contar... Nero, Jazmin y el Sr. Credo son como mi familia y los quiero mucho, en mis tiempos libres ayudo en la residencial, o paseo, sin ir la bosque, me lo prohibieron, pero aun me adapto a los cambiantes caminos y a veces de todas formas termino en el bosque... me gusta usar vestidos, me gustan los peluches y no tengo color favorito por que todos me gustan mucho, pero quizá el rosa tenga prioridad a veces- Agregué intentando responder de forma más completa la petición del rubio. Luego me detuve al ver una singular danza entre una pelusa y un caballo de jengibre, sin añadir las flores que los acompañaban, era algo singular que nunca había visto antes, y al parecer otras criaturas se acercaban... -Por que hacen eso?...- musite muy bajo mientras los miraba, intentando que no se asustaran para que no huyeran.