SOLO PARA VERTE [PRIVADO ROXAS]

Ya hacía horas que llevaba en el país de tréboles, nadie me había mandado a ir en alguna misión, más aunque lo hicieran, dudaba mucho de que la obedeciera. Si algo me caracterizaba era que a pesar de servir a la armada del reino de corazones y tener superiores que supervisaban mis actos, en cierta manera odiaba recibir mandatos, razón por la que la mayoría de personas ya sabían que no podían mandarme ninguna misión que no me interesara de anterioridad, por ello me había ganado cierta fama de vaga. Pero poco tenía que ver todo aquello con mi situación actual.

Si me hubieran preguntado la razón por la que me había hecho todo ese camino hasta un reino, que yo mismo consideraba aburrido, puesto que a diferencia de mi reino, este en rara ocasión ocurría peleas o derramamientos de sangre, llevaba años acostumbrado a pasear por calles bañadas de sangre fresca y de gritos. De alguna forma se había convertido en una rutina que ya no podía evitar sentir casi añoranza por ella. De todas formas, del ser el caso, no habría sabido que responder, o a lo mejor simplemente no quería darme cuenta de que a lo mejor y sólo a lo mejor, quería volver a verle.

Aun aburrido, me paseé por las nocturnas calles de la ciudad, tarareando una canción que juraría que me acababa de inventar, tan sólo porque me ponía nervioso el silencio completo, era tan desconcertante y casi horripilante, no se oía ni el más mínimo susurro. Mal jure interiormente y pateé una de las piedras que había en el camino. Pronto llegué a lo que debía ser el palacio, no dude nada en introducirme, por la noche la guardia siempre disminuía de todas formas no quería ser visto, por ello, caminé entre las sombras, si tardaba mucho en verlo, me iría sin más.

Me manejaba por el jardín con naturalidad, ya tan acostumbrado estaba a las sombras, que moverme entre ellas, era cómo andar por casa, no sabía cuanto ni como, había comenzado a sentirme seguro entre ellas, estas te concedían seguridad y te ocultaban, por ello las solía buscar y casi siempre vestía de negro. Primero fue una costumbre, después se transformó en un modo de vida. La vejetación del jardín despedía cierto olor húmedo, debía de tratarse por el rocío de la entrada noche, en parte me sentía decepcionado, ya que a pesar de estar buscándolo durante horas, aun no le había visto y eso me enfurecía, no se suponía que encontrar a un individuo fuera tan dificil, al menos eso había pensado en un principio, claro que a cada minuto que pasaba, la probabilidad de encontrarme con él se hacía cada vez menos posible, quizás debería introducirme en el castillo y buscarlo más abiertamente, después de todo nada me aseguraba que él estuviera fuera.

Repentinamente y cuando casi iba a pasar de largo, lo vi, no lo abría visto de haber seguido sumido en mis pensamientos, pero fue un segundo, que como el avijonazo de una avispa tube que girar la cabeza hacía la derecha, entonces, es cuando lo vi, recostado en una baranda parecía contemplarlo todo entre astraido y aburrido, para que engañarnos, poseía un rostro encantador y hacía tanto tiempo que no lo veía que casi me había olvidado del color pajizo que tenía su cabello, así que esa era la persona que había ido a buscar y la cual por fin había encontrado.

No me acerqué directamente, sino que seguí contemplándole desde las sombras, sin poder apartar la vista de él, era algo estúpido, el no parar de buscar a una persona, para después dar con ella y ni acercarse, pero no había otro modo, sabía que su expresión cambiaría nada más verme y quería seguir disfrutando de ella. Debido a mi proximidad con él, no pude evitar escuchar aquella pregunta, no estaba muy seguro a quién se la hacía de todas formas terminé acercándome, haciéndo ruido para que me viera.

No porque la mires más irá más rápido-fue mi unico comentario y saludo, poniéndome bajo un haz de luz para que pudiera reconocerme.

Me había quedado quito, inmovil, portando una imperturvable sonrisa que podía llegar incluso a parecer agradable, me extrañaba trealmente, ¿cuanto tiempo llevaba conteniéndome sin verlo? Seguía tan encantador cómo siempre y sin embargo estaba cambiado, después de todo ese era el destino que se les asignaban a los seres humanos, porque a pesar de todo lo que podiamos realizar eso no quitaba que lo fuéramos y que el tiempo tuviera poder sobre nosotros, claro que reflesionar sobre estas cosas me llevaba a pensar que realmente él podía haber cambiado después de todo, y esta idea me carcomía cómo una pequeña droga, poco a poco y destrozándome sin que me diera cuenta, por ello aquella frase, aquél saludo tan extraño había sido más mi única forma de comportarme, después de todo era mi personalidad, yo no había cambiado, ni si quiera había cambiado la visión que tenía de él, aunque dudo que esta cambiará algún día.

Repentinamente se alteró, no era para menos, después de todo lo había encontrado en medio de su puesto de trabajo y quisiera o no eso era más que una sorpresa para él, ya que se suponía que si estaba aquí era porque estaba haciendo alguna clase de guardia, si que eran eficientes en este reino, las guardias eran peores que en el mío, y mirá que el palacio de los reyes siempre estaba lleno de soldados inútiles que ni si quiera hacian su guardias como era devido, si a mí me hubieran ordenado hacer algo tan aburrido como montar guardia nocturna, supongo que habría destrozado la cabeza al superior que me lo ordenase, después de todo esa parte de mí también era algo más de mi personalidad.

Él siguió buscándome con la mirada, alerta y preparado, cuando por fin fijó sus ojos azules en mí, una parte de mí se derritió,noté que la sonrisa se ensanchaba y perdía algo de la tensión momentanea, durante un segundo no me reconoció, no llegó a formular la preguntá, más sus manos rápidas taparón su boca, evitando decir algo más, realmente se veía lindo de esa forma, cuando volvió a hablar lo hizo en un tono más bajo, claramente acababa de recordarme, no era tan fácil olvidarse de mí, según suponía, me dejé caer sobre mi pierna derecha, mientrás el volvía a su actitud normal, pasando de la sorpresa.

Sonreí para mí al oir su voz, ligeramente rota, ¿estaba asustado? no eso no debía ser puesto que no temblaba ¿quizás nervioso? Tanto podía haberle afectado mi visita, no dejaba de pensar que de ser así mme aprobecharía de ello, con tranquilidad y sin efectuar ningún movimiento brusco, me fui acercándo hasta él, saltándo la baranda que se interponía entre ambos, como única barrera y situandome a escaso metro de distancia, no lo suficientemente lejos como para no poder alargar la mano y tocarlo, pero no tan cerca cómo para no estrecharlo entre mis brazos. -¿No te alegras de verme, Roxas?-pregunté con voz suave y acariciadora, incluso a la escasa luz de la luna llena, podía percibir su leve sonrojo, resultaba adorable.

Me incliné hacía delante, haciendo algo de alarde de mi altura superior y acercándo mi cara un poco más a la suya para que pudiera verme mejor-Pero si tanta curiosidad tienes te lo dire- no me miraba directamente y eso me disgustaba, ya que adoraba el color de sus ojos y el brillo de este cuando me miraban-vine para raptarte-sonreí un poco más.

Incluso yo reconocía que nuestra cercanía era escesiva y abasalladora, más lo prefería así, estar cerca de él era uno de esos placeres que la vida tan rara vez parecía brindar y yo no era nadie para despreciarlos simplemente. Sería tan maravilloso raptarlo realmente, tomarlo y llevarmelo a algún lugar lejano donde sólo yo pudiera estar con él, ser yo él único rostro humano que pudiera ver, sería tan fatástico poder verlo siempre y que quisiera, si lo raptaba podría hacer eso y mucho más si me lo proponía, todo quedaría solucionado. ¿Acaso el no podía notar el deseo de tenerlo en mis palabras? Era un deseo demasiado fuerte cómo para simplemente ignorarlo,¿tan malo era querer que el único nombre que pronunciaran sus labios fuera el mío?

Su reacción me pilló completamente desprevenido, su mano se acercó demasiado y me empujó directamente la cara con ella hacía atrás. No pude evitar retroceder medio paso. Recobrado de la sorpresa miré entre las rendijas de sus dedos como estaba ligeramente sonrojado, era tan increiblemente lindo cuando estaba de esa forma, me recuerda tanto a cuando lo conocí aquella vez. Se rascó el cuello y volteó para no verme soltándome, incliné hacía un lado la cabeza claramente confundido. Sonreí al escuchar sus palabras, no podía ocultar del todo su voz y nerviosismo. A veces era mejor ser simplemente dulce con él.

Quizás la culpa la tenía yo por haber sido tan directo, Roxas era la clase de persona con la que debía de ir más lentamente, así que intentando relajarme respiré un tanto más calmado y me limité a poner la mano en su hombro despreocupadamente, como si fuera algo común o lo hiciera todos los días. -1 ¿A quién más de este reino aburrido vendría a ver que no fueras tu? 2. De haber venido de día me habrían descubierto y 3 no puedes decir que simplemente te alegras de verme-suspiré dramaticamente-Si te sirve de incentivo-dije con voz suave y pausada-te eche mucho de menos y en verdad adoro estar ahora aquí... contigo-sonreí con dulzura- Después de todo somos "amigos" ¿no?-pregunté recalcando la palabra amigos, para destacar que había algo más que eso.

Ladeé durante un segundo la cabeza hacía el paisaje ya que había notado que él se sentía un tanto atraido por este y simplemente sentí la necesidad de contemplar aunque fuera un segundo lo que sus ojos eran capaces de ver, era estúpido, en que clase de hombre cursi me había convertido haciendo cosas vergonzosas como eso, era realmente raro en mí comportarme de esa forma, pero en verdad adporaba esta en ese momento con él y cualquier cosa que nos pudiera hacercar me alegraba infinitamente. Aunque fuera tan sólo eso, aunque sólo pudiera ver lo que el veía.

Ciertamente era un paisaje bello, aunque tan aburrido y monótomo como el resto de país, ni si quiera había rosas blancas teñidas de sangre como había en el palacio de corazones, la reina podía tener gustos realmente estraños cuando se trataba de esas cosas. Aun así era la misma luna, eso supongo era igual en todos sitios... Aun permanecía mi mano en su hombro, me veía incapaz de quitara, notaría mis esfuerzos por darle algo de confianza, después de todo hacía tanto que no nos veíamos que era casi triste que se corportara así después de tanto tiempo.

Volteó para verme, no era mucha la luz que había pero era suficiente como para poder reconocer su rasgos y colores con nitidez, aunque opara que engañarnos, adoraba cuando los rayos del sol arrancaban destellos dorados a su cabello. Por sus palabras, acababa de darme cuenta de que al fin había caido en la verdadera razón por la que estaba allí, aunque era obvio desde el principio que lo único que haría que me trsladara desde mi país hasta este era verle a él, a veces no se veían cosas tan claras como esta. Había pronunciado la palabra amigos, pero quise decir otra clase de palabra, por ello sentí algo de felicidad al percivir en su voz deceoción, eso significaba que tenía espectativas máas altas que la simple amistad y eso me agradaba.

Roxas, no seas aburrido-me quejé sin poderlo evitar sonriendo ampliamente-realmente no me importa quedarme aquí-dije en un suspiro-pero después de hacer todo ese camino hasta aquí esperaba que fueramos a algún lugar más diveritido-me incliné de nuevo, tomando su barbilla entre mis dedos y le guiñé un ojo-vamos Roxas, seguro que conoces un lugar más divertido que este, no pasará nada porque hagas una travesura de vez en cuando-me acerqué un poco más-además le puedes achacar toda la culpa a cierto pelirrojo que pasaba por allí ¿no?

Realmente era un tacto suave y agradable el de su barbilla contra mis dedos, ni si quiera un poco rasposo como solían tenerlo los chicos de su edad por la incipiente barba, er atan linda su suavidad que no supe que hacer en verdad ya que quise acariciarle la meilla por un momento más eso no parecía lo más combeniente, era muy frustrante comportarse como un "alguien bueno" para atraparle después de todo a estas alturas ya me gustaría tenerlo lejos de las paredes exteriores de ese castillo que se me veía tan ajeno y sin sentido ¿acaso no podía saltarse una guardia por un día? Nadie atacaría a ese castillo, y si assí fuera ¿qué podría hacer él por evitarlo?

De un nuevo empujón me volvió a alejar de él, sentí algo de molestía al no poder seguir manteniendo el contacto con sus brillantes ojos azules, más cuando alcé la cabeza para mirarlo, no me pasó desapercivido el color rojo que había tomado sus mejillas como si estas fueran a explotar en cualquier momento, resultaba hasta gracioso, pero era una gracia tan adorable que daban ganas de abrazarlo. Sonreí algo pícaro y no dejé de mirarlo en nningún momento, agrandandoo mi sonrisa en cuanto me dije que se saltaría la guardia, nunca pense que unas palabras tan escuetas y dichas con tanta vacilaciób me hicieran tan feliz. Así que no sabía divertirse, esto me provocó una risa y lemiré nuevamente con una nueva intensidad.

Divertirse es fácil-reí-tan sólo haz lo que nunca harías. La diversión radica en romper la barrera de lo que se comprende por correcto... Pero ni te preocupes. -me señalé con un dedo el pecho- yo te demostraré como se lo pasa bien, empezando por abandonar este sitio, así que demos un paseo juntos-sonreí y salté la baranda hacia el jardín, indicándole con la mano ara que me siguiera antes de que alguien reparara en que se iba. Comencé a caminar por el jardín, si conseguía que se divirtiera todo sería más fácil, la diversión después de todo era adictiva y una vez que te acostumbrabas a ella la deseabas sbre muchas cosas, le había llegado la hora, a su edad de aprender a pasarselo bien. Aunque suponía que actuaba de manera egoista, ya que no me importaría hacer cualquier cosa por tenerlo a mi lado, esa manera de actuar me llevaría a la ruina, más no me importaba. -Roxas-pronuncié su nombre con un tono de voz casi melódico-dime, ¿hay un lugar donde nunca allas ido en este reino?

Continuaba caminando hacía delante, cuanto antes desaparecieramos de la vista de cualquier persona mejor sería, claro que mis pasos eran largos y decidos, temiendo que Roxas no pudiera seguirme el paso, me detuve esperando a que me alcanzará, pude oir que decía algunas cosas medio en susurros, suspiré, iba a pedirle que lo repitiera más alto que no lo oía cuando chocó contra mi espalda, soltando un quejido que como mínimo me pareció gracioso. Iba a reirme, más cuando tomó mi manga no pude por menos que sorprenderme, en toda la noche era la primera vez que me tocaba sin que yo se lo pidiera o lo hiciera, era demasiado consciente de él, donde su suave mano me rozaba.

Las ganas de reirme desparecierón, sin embargo al girarme y ver su hermoso rostro mi expresión se endulzó hasta que una sonrisa cariñosa se dibujo en ella, tenía en este momento, mientras decía todo aquello con la cabeza inclinada hacía abajo, parecía tan indefenso de nuevo que tuve las ganas de abrazarlo y decirle que no importaba nada de eso ahora puesto que yo estaba a su lado, así que se sentía sólo, conocía ese sentimiento, muchas veces la soledad era apreciada, pero cuando te dabas cuenta que no tenías a nadie, esta se volvía tan pesada y desgradable que comenzaba a odiarla. Su mano seguía agarrando mi manga, con un movimiento ágil y rápido retiré la pinza que habían echo sus dedos en la tela y tomé con mi mano la suya, entrelazando nuestros dedos, seguido por el impulso que antes había tenido le agarré con la otra mano del hombro e impulse su cuerpo hacía el mío, rodeándole con mis brazos.

Llevaba tiempo quererle tener así, abrazado a mí, podía notar los latidos de su corazón con mucha más intensidad, la verdad es que le quería con mucha más fuerza de la que debería, lo había notado tan suave y dócil que esperaba que no se me revelara y se retirara.-No seas tonto, eso no importa, ahora no estas sólo, me tienes amí y si quieres puedes tenerme cuanto quieras, sólo necesitas pedírmelo para que yo no te deje nunca, Dime Roxas ¿eso es lo que quieres? podriamos ir a todos esos sitios todos los días de ser así-sonreí ante la idea, tener a Roxas todos los días era un sueño que llevaba mucho tiempo deseando, pero como muchos sueños, este parecía inalcanzable y a la vez doloroso.

OFF:

Definir lo que era Roxas par mí se encontraba entre las tareas más difíciles que nunca me había propuesto, mientras estaba en mi casa en el reino de corazones me lo había preguntado miles de veces, sobre todo en aquellas noches que el recuerdo de sus brillantes ojos o de su suave cabello me habían desvelado. ¿Qué es Roxas para mí? me preguntaba esas noches incesantemente, una y otra vez sin parar, como alguien que ni si quiera era de mi reino podía suponer la diferencia entre dormir o simplemente no descansar durantes semanas enteras, entonces no había comprendido ese sentimiento, alguien como yo, que sólo veía su propio bien, al cual la gente no valía nada, que podían ser amigos y al momento siguiente enemigos, para esa clase de ser que era yo, que vivía de la sangre de otros para sobrevivir esa clase de sentimientos eran muy confusos.

Y así noche tras noche, enfadando todos los días conmigo mismo, pensé que le odiaba, ya que a él le achacaba el mal de este corazón que no me daba descanso. Pero ahora entre mis brazos, notando como sus manos ascienden sobre mi espalda, estrechándome con fuerza suficientemente como para sentirme ahogado de su aroma, ese dulce y fugaz aroma que poseé, que me atrae a la ez y al mismo tiempo me hace desear tener de él más y más, no soltarle nunca, permanecer unido así era para mí más de lo que nunca podía desear y a pesar de que mi boca susurraba aquellas palabras, en verdad rezaba para que no se apartará de mi lado, para que no me abandonará, si hacía falta me entregaría completamente a él, siempre y cuando el fuera mío.

El día que le dí nombre a ese sentimiento, a mi cabeza vino la palabra "amor" algo tan sencillo como eso, me había desvelado y tan pronto lo comprendí, pude dormir, cierto ahora estab todo el día astraido y violento puesto a tener deseos que parecían inalcánzables, en ese entonces soñaba con este momento en el que al fin lo poseyera. Sus palabras acariciarón mi ido y sentí como un escalofrío surgía de mi columna, porque justo ahora me parecía insuficientemente tan sólo un abrazo cuando momentos antes era lo mejor. Lo cierto era que quería a Roxas, no sólo su cuerpo, también anelaba su sangre y alma, quería poseerlo cokmpletamente de todas las maneras posibles y si para ello primero devía entregarme yo a él por completo, lo haría sin dudar.

Mi vida eres tú, Roxas, mi cuerpo se mueve por tí, mi corazón laté por la esperanza de tenerte y si mi sangre esta caliente es por tu recuerdo-dije en un medio suspiro- ¿hablas de monopolizarme? como si yo no deseara eso, quiero que sólo tu me tengas, sea el momento que sea yo siempre estaré allí-Me aparté un momento, lo justo para tomar su rostro entre mis manos y hacer que me mirará, mis ojos se clavarón en los suyos, me relamí ligeramente-El día que tu seas una molesta yo simplemente desapareceré, así que por favor -miré sus labios y me incliné ligeramente- Ten de mí cuanto quieras.