Nostalgia caprichosa PRIV. Credo

Cuando el mayor acepto, una sonrisa ilumino mi rostro, el castaño no aprecia muy convencido, pero o importaba había aceptado y eso me hacia feliz –No, no, en absoluto- le insistía al mayor y dirigí mis pasos hacia el comedor del lugar, era un gran salón, con muchas mesas distribuidas armónicamente, unos cuantos meseros y meseras iban de aquí para acá con pedidos y recados, esta vez todo bien organizado; era un lugar con iluminación tenue, que le daba un ambiente bastante cálido al lugar.

Una joven nos guio hasta una mesa para dos a un costado del lugar, antes de sentarme me quite el saco, recordando que era el saco del mayor así que con una sonrisa tímida se lo devolví, más que seguro que luego lo olvidaba tal cual estaba olvidándolo ahora –Gracias- dije tímidamente y proseguí a sentarme, la mesera nos entrego un pequeño menú a cada uno y haciendo un ademan se retiro.

-Este lugar es como un restorán, como tienen tantas personas tratan de tener platos para todos los gusto, espero que haya algo que le guste- dije suavemente y seguí leyendo el menú, estofado con arroz, carne asada, pastas, carne guisada con puré, realmente nada me apetecía pero el listado seguía hasta que vi algo que me gusto –Hoy tienen bastante variedad- comente para romper el breve silencio que hubo entre nosotros y mire al can con una sonrisa.

Una vez decidí que comería aquella noche, imitando los movimientos del mayor deje el menú a un lado, nuevamente un silencio se hizo presente, a diferencia del silencio con otras personas este no era nada incomodo, la compañía del castaño me era grata y agradable, me hacia sentí algo nostálgico y cálido en el pecho, no podía evitar sonreír, y así estaba sonriente hasta que el mayor hablo.

-hum…- dije primero curiosa –S-si, su nombre es Nero- Asentí y mis mejillas se tornaron ligeramente rojas –Usted lo conoce señor credo?- pregunte algo tímida y apenada, realmente pensar en aquel albino me hacía sentir mariposas revolotear en el estomago, algo agradable y desagradable a la vez.

La misma joven que antes nos guio y atendió, se acerco a anotar el pedido, sonriendo se dirigió a ambos, pero, supongo que por cortesía, me pregunto primero a mi que pediría, a lo que tras un segundo le respondí que pescado al horno con ensalada, y un jugo de fresa, anoto mi pedido y miro al canido frente a mí y le dijo con una voz suave –Y el joven, que pedirá?- y sonrió tenuemente mientras esperaba la respuesta del castaño.

La joven anoto el pedido del castaño y con una reverencia sutil se retiro nuevamente dejándonos a la luz tenue del lugar, con un ambiente agradable, el mayor me respondió y para mi alivio no bebía ni comía nada, sino seguramente ahora estaría atragantada, o ahogándome de la sorpresa, aquellos dos eran hermanos, no cabía en mi tanta sorpresa y quedaba muy expresado en mi rostro.

Trate de calmarme un poco, en ese mundo ya nada me parecía imposible, ni siquiera coincidencias tan grandes como estas, ya sabía que por algo me había recordado a Nero cuando le conocí y vi sus orejas perrunas.

Realmente me parecía una pregunta extraña, que yo le contara sobre Nero? Siendo hermanos no debían conocerse ya?, mas no quise ser impertinente, ya averiguaría después a que se debía la pregunta, sin embargo el problema era que responderle.

-Eh.. Nero.. es un chico muy amable conmigo…- decía torpemente, presa de nervios injustificados, solo era el hermano mayor, y una pregunta cualquiera, por que colocarme así de nerviosa, si seguía de esta forma, mejor le decía directamente a Nero que sentía pues estaba siendo algo obvia… o eso pensaba… rogaba estar en un error –Aunque no parece alguien muy preocupado, realmente se preocupa mucho por mí, desde que nos conocimos… el siempre me ha salvado de cada lio o problema en el que eh estado en este mundo- decía sonrojándome y jugando con mis manos algo nerviosa e infantil –Aunque me parece alguien misterioso de cierta forma.. e introvertido de otra- eso ultimo lo dije mirando al castaño, no era una acusación ni nada parecido, solo un comentario –y pues.. me ha enseñado bastante de este mundo, a veces parece un hermano mayor de tanto que se preocupa y me regaña- dije en un tono algo alegre.

-¿Por qué esa pregunta señor Credo?- me aventure a preguntar finalmente, antes de que el mayor pudiera responder llego la joven mesera con nuestros pedidos, y los dejo cada uno en el lugar correspondiente –Provecho- dijo y se retiro nuevamente

-Gracias- murmure a la joven antes de que se fuera, y tome un sorbo del jugo de mi vaso, apoye la parte inter del ante brazo cerca de la muñeca en el borde de la mesa, y tome el cubierto correspondiente, aunque solo hice eso pues toda mi atención la centre en la respuesta del capitán, se había puesto bastante serio, y a medida que escuchaba lo que me decía iba entendiendo el motivo de su seriedad, una vez acabo murmure suavemente –Provecho- y corte un trozo de pescado y lo comí, en esos momentos mi actuar era bastante educado, el estar cenando con el capitán de la armada amarilla me recordó las clases de etiqueta que había tenido, e inconscientemente puse todo en práctica, una vez trague el trozo que lleve a mi boca mire al castaño para hablarle –Descuide… desconozco muchas cosas de Nero.. y entiendo completamente que se reserven parte de su vida- dije suavemente con una sonrisa –No se preocupe por nada, de mi nadie se enterara de su relación, no conozco mucho sobre las rivalidades de los reinos, tampoco de cómo funcionan las cosas por lo que no hablo con mucha gente, nunca eh ido al reino rojo, Nero me lo prohibió, y a nadie le comentare aquello, así como no comento nada que no tenga relación directa conmigo- le asegure con una sonrisa y comí un poco de ensalada.

Moría de ganas por preguntar cómo se habían encontrado, sin embargo no deseaba incomodarlo, seguro seria un tema privado, y de no serlo el capitán solo me lo comentaría, pero no sabía que tema poner, así que de momento solo comí un poco más de pescado, llevaba trozos pequeños a mi boca y comía lentamente, si, mi tutora tenía muchas esperanzas en que me convirtiera en una señorita de sociedad, y que encontrara a un joven “perfecto” con quien estar, seguro nunca se imagino que yo acabaría en un mundo tan loco como era “Wonderland”, baje ligeramente el rostro mientras comía al recodar a mi familia del mundo exterior, pero rápidamente recobre el ánimo al mirar al castaño y sonreírle, había perdido cosas importantes, pero a la vez había ganado cosas importantes.

Comía un poco más, ya llevaba la mitad del plato, el silencio se apodero de la escena momentáneamente, pero note que el mayor hablaría, así que le preste atención. Pensé momentáneamente en lo que decía y limpie mis labios para responderle –Pero, yo soy siempre así, me acostumbraron de pequeña a usar buenos modales, siempre, sin importar con quien este. Así que no creo que este actuando distinto solo por su titulo- le respondí y sonríe alegremente.

Luego de unos instantes en silencio mire al mayor para volverle a hablar –Antes, tenía una tutora que siempre me hacia practicar mis modales, me hacia clases de etiqueta, ella insistía en que debía convertirme en una señorita de alta sociedad, para conseguir un novio que me diera una buena vida, estoy segura que nunca pensó que acabaría en un mudo como este- di una pequeña risita al acabar de hablar, la situación era un poco graciosa, también triste, pero estaba feliz como para pensar en lo malo.

Seguí comiendo un poco más luego de mi comentario cuando mi vista se centro en la puerta de la cocina, de donde salían meseras y meseros con las bandejas con platos, bebidas, etc. Hasta que divise a una joven de cabellera castaña y movimientos algo torpes, me tense al instante recordando la lluvia de comida y utensilios que ocasiono la muchacha el primer día que estuve acá.

-hum... señor Credo… olvide advertirle sobre una cosa- le dije algo apenada –Algunas meseras son un poco… torpes.. y acaban desparramando todo o creando una lluvia de comida o utensilios, que nunca daña… pero muchas veces ensucia a las persona- le explicaba algo apenada, la joven pasaba de forma indiferente al lado de nuestra mesa balanceando una bandeja con copas de vino, que supuse era para un grupo de personas de otra mesa, en dirección opuesta venia una joven con platos de comida y vasos de diversos jugos.

Cerré los ojos suplicando que no pasara nada, que este día fuera anormal y nada se regara en el suelo, pero ambas chicas chocaron de frentón, como tenía los ojos cerrados no vi que paso, y el vino, la comida y los jugos quedaron regados a nuestro alrededor.

Suspire y mire al mayor, pero sentí algo caliente que llamo mi atención, un plato de caldo había caído en mis piernas, manchando mi vestido y el mantel, por suerte no estaba hirviendo, solo caliente, las copas de vino también cayeron a nuestro alrededor, manchando todo el mantel –Lo lamento- me disculpaba con el mayor, suponiendo que él también acabo manchado con el incidente.

Tom la servilleta para limpiarme un poco, al rosarla sentí el ardor por la quemadura –auch…- murmure cerrando un ojos pero seguía limpiándome –hum.. se mancho señor Credo?- le preguntaba tímidamente, lo más lógico era que se hubiera manchado… pero la lógica prácticamente no existía en este mundo.

En el suelo las dos meseras se intentaban parar, pero solo volvían a caer, se disculpaban entre ellas, una vez se colocaron de pie, una corrió a buscar paños para limpiar y la otra muchacha se dirigió a nosotros –Discúlpennos muchos, no fue nuestra intención, enseguida traeremos algo para que se limpien, y limpiaremos el sector- dijo apenada y corrió a buscar más cosas junto con la otra mesera.

-Esto es algo usual acá… siempre ocurre algún incidente de este tipo, lo había olvidado por completo, discúlpeme- decía apenada.

OFF:
1.- espero que ahora si se entienda n///nU
si no se entiende de nuevo.. avísame u.uUU

El moreno realmente se veía molesto, y es que su uniforme se veía pulcramente limpio, y no parecía de las personas que descuidan su presentación personal, además… el caldo estaba caliente, a mi me ardía… no me extrañaría que todo eso lo molestara. Realmente me sentía apenada.

Baje un poco la mirada, l situación me resultaba algo molesta, le seguía causando problemas la mayor, a pesar que este fue para agradecerle por tomarse el tiempo de acompañarme hasta acá.

Llego la primera mesera, una chica de cabellera oscura y corta, con un paño húmedo que le extendió al castaño. –Si gusta podemos lavar su ropa nos tomaría solo un poco de tiempo, realmente disculpe la molestia y el problema.- decía totalmente apenada y con otro paño limpiaba la mesa, era mucho más hábil que la chica castaña; por su lado, la castaña salía de la cocina con un balde con agua y un paño para limpiar el suelo, además de un mantel nuevo, algo no me daba buena espina de que ella viniera así de cargada.

En menos de un minuto la mesera de hebras castañas volvió a tropezar, y con la mirada seguí el recorrido aéreo de aquel balde lleno de agua –Esto caerá cerca….- pensé mirándolo pero antes de acabar mi pensamiento el balde estaba sobre mí, vertiendo todo su contenido sobre mi persona y cayendo a un lado mío, a pocos centímetros de haberme golpeado. Lo único rescatable de la situación era que ya no me ardía la pierna, pero estaba congelándome.

-…mío- acabe mi pensamiento ahora algo fastidiada, mi cabellera estaba totalmente empapada, y eso era mucho pues tenía volumen y llegaba a mis caderas, mi vestido se unía a todo lo empapado, por suerte solo hasta la cintura, mi flequillo se pegaba a mi rostro y temblaba de frio, ambas meseras me miraban enmudecidas, y un segundo después se volvían a disculpar, aunque nuevamente se centraron en el castaño, por algún motivo le daban más importancia, quizá porque yo vivía ahí.

-Y esto… realmente es nuevo- dije un poco molesta, aunque más con frio, una mesera distinta me paso una toalla y se fue de inmediato, seguramente no quería que la involucraran. Trate de secarme un poco, sin embargo no era mucho lo que ayudaba. Y sumando a todo, mi plato, o lo que quedaba de su contenido estaban “nadando” en el agua que había caído en él.

Un golpe seco hizo saltar a todos los próximos a la mesa, las dos meseras, algunas mesas continuas y a mí, ambas meseras se miraron y se veían asustada, hasta yo me tense por la expresión del castaño.

-Perdónenos- Dijo la primera joven y fue corriendo por todo lo necesario para limpiar el lugar, la segunda totalmente pálida inclino la cabeza y se fue velozmente a buscar lo solicitado, volvió mucho más calmada y lenta en su actuar, logrando llegar a nuestra mesa sin provocar ningún otro accidente.

Durante toda esa escena mire fijamente al mayor, pensando, temiendo también una reprenda, por traerlo acá sabiendo de estos accidentes, cuando se dirigió a mi instintivamente cerré los ojos, sin embargo los abrí cuando escuche su tono preocupado, hasta cierto punto paternal. –Yo…yo..- tartamudee en primera instancia, aun estaba algo asustada y temblaba por frio –Estoy bien, no es nada… me puedo ir a cambiar y el balde no me golpeo- decía mientras mi cabello aun escurría, la primea toalla que me pasaron ya estaba empapad ay yo no estaba más seca que antes en absoluto.

Luego se abrió la puerta del lugar de golpe y todas las meseras se asustaron, al tiempo que una voz femenina y firme hablaba -¡¿Alguien puede explicarme porque tanto alboroto?!- La mujer se acerco hasta nuestra mesa, era Jazmin, la misma mujer de apariencia tranquila y amable que vimos en un principio. Se dirigió al capitán y se inclino un poco –Disculpe por favor a estas jovencitas, realmente son torpes pero no son malas personas- luego se dirigió a mí, tomo la toalla que la segunda joven traía y cubrió mi cabello –Sera mejor que sequemos tu cabello pronto, es tarde y t puedes enfermar-

La primera joven empezó a limpiar enseguida, y en apenas minutos tenía el lugar como nuevo, mientras tanto la segunda solo traía y llevaba toallas. –Su uniforme sigue manchado capitán? Si es así lo hare lavar en seguida si gusta- decía en un tono firme pero amable, se notaba molesta pero solo con las camareras. –Aloshka, ve a cambiarte ese vestido y vuelves- me dijo con firmeza, rápidamente me puse de pie, mi cabello estaba bastante más seco –S-si- realmente ella asustaba cuando se enojaba –Discúlpeme un segundo señor Credo- incline un poco la cabeza y corrí a cambiarme.

La mesera que limpio el lugar, dejo literalmente como nuevo, llevándose platos y absolutamente todo –Por favor, siéntase cómodo y con la confianza para volver a pedir lo que guste, todo lo que guste, disculpe este mal rato ocasionado- se disculpaba con sinceridad mientras indicaba a una mesera para que trajera más café -Ahora si me disculpa, iré a hablar con unas señoritas, Aloshka no tardara en volver, con su permiso- hizo un ademan y se dirigió a la puerta de la cocina.

Cerré fuertemente la puerta de mi habitación, me sentía apenada por la situación, molesta por todo esto, que estaría pensando el mayor? Estaría enojado?, claro que a mí no me hablo como si estuviera enojado, por el contrario se escucho sumamente preocupado, tome una toalla y luego de quitarme el vestido mojado y secarme bien me coloque otra ropa, un vestido gris con negro.

Mientras el canido estaba esperando se acerco la mesera inicial con más café que dejo suavemente en la mesa frente al castaño –Nuevamente disculpe por aquel percance, deseara servirse algo más?- decía bastante nerviosa y apenada, y miraba el suelo mientras esperaba la respuesta del capitán de la armada amarilla.

Rápidamente salí de mi habitación y me dirigí al comedor, específicamente a la mesa que ocupábamos, estaba la mesera parada como si esperara algo, suspire un tanto molesta, pero tratando de estar tranquila y ya estando ahí me senté sin mirar a la mesera –Disculpe la demora señor Credo- dije suavemente algo apenada, pero con una sonrisa suave, y luego me quede en silencio esperando a que la mesera dijera algo o se fuera.

OFF: quieres que se siga alargando o empezar a cerrarlo? hay tu me avisas ^^

Ante las palabras del mayor la mesera hizo un gesto y luego me miro, antes de que dijera cualquier cosa negué con la cabeza y ella se retiro, realmente no quería nada más y menos de alguna mesera, ya si después me daba hambre pasaría a la cocina o donde Jazmín.

-Si, estoy mejor, ya me seque bien, bueno el pelo me quedo un poco húmedo pero se secara de aquí a que me vaya a dormir… me arropare bien- decía suavemente, me sentía algo apenada por que se preocupara tanto, pero a la vez alegre.

De todas formas la mesera se acerco y dejo un vaso de chocolate caliente sin mirarme, me indico hacia la cocina y vi a Jazmín, ni modo, me lo tomaría pero no mire a la mesera –Hum… señor Credo gracias por preocuparse y haberse tomado tantas molestias por mi- dije finalmente y le di un sorbo al chocolate caliente, mire hacia una de las ventanas, ya empezaba a oscurecer, y me preocupaba que el mayor se fuera tan tarde, sin embargo no quería sonar grosera pregonándole.

OFF: y ya con esto empezaríamos a cerrarlo, yo creo que a lo más un par de post más, o no?

Tome otro trago de chocolate caliente, deje de mirar la ventana y mire la taza con el liquido humeante, eso hasta que la voz del castaño me hizo levantar la vista y concentrarme en algo más que el lindo humo espiral que salía del liquido.

Sonreí alegremente ante su primer comentario, pues yo no era del reino amarillo, así que lo había hecho por decisión propia. No sabía que decir ate eso, pero no fue necesario pues el mayor volvió a tomar la palabra, volví a mirar rápidamente a la ventana, aunque sabía bien que era tarde ya, le sonreí alegremente –No suena grosero, entiendo completamente que se deba ir- dije con bastantes ánimos al tiempo que me colocaba de pie, para acompañar al capitan hasta la puerta como correspondía.

Mientras salíamos del comedor unas meseras se despidieron del capitan, como acostumbraban, se veían tranquilas quizá no se habían enterado del incidente –Vuelva pronto- Decían al unisonó de esa forma casi robótica, como si lo tuvieran grabado y solo movieran la boca, en fin nada significante, pues solo era una costumbre de las meseras medianamente normales de este lugar.

Llegamos hasta la puerta, corría un viento fresco casi helado, me sentía bastante apeada por todo pero le sonreí al capitan amarillo. -Muchas gracias por haberme traído, espero que llegue bien hasta su hogar- dije de forma dulce con una sonrisa similar, en esos momentos me hubiera gustado tener algún “medio de transporte” que facilitarle al mayor para que llegara más pronto a su hogar.

Mientras veía que se alejaba movía la mano de un lado a otro en forma de despido sonriendo, cuando se perdió de mi visión volví a entrar, tome el chocolate y me fui a mi alcoba.

OFF: ya esta :D! cualquier cosa avísame si quieres que cambie algo o que se yo :D!