Ficha de Arthur Kirkland (Sin Acabar)

Psicológica: Gruñón, cascarrabias, irónico, sarcástico, una mujer en su estado de menstruación. Arthur es una de esas personas que parecen tener un constante enfado con el mundo, especialmente cuando las cosas no van precisamente como a él le gustaría que fueran. Aunque si no se le llega a molestar, es una persona tranquila y caballerosa, con un gran corazón y amable, esto cambia en cuanto cualquier de "las cosas que no se deben tocar" dentro de su personalidad se tocan. Estas cosas son bastantes, empezando por el desorden y acabando por sus sentimientos.

Ah, sí, sus sentimientos. De todo, es lo que más problemas le causan. Le cuesta mucho admitir sus propios sentimientos, sean de la clase que sean. Esto se debe principalmente a que en su infancia siempre estuvo solo, y más adelante sufrió un abandono, el cual le marcó para siempre, convirtiéndole en una persona con un corazón completamente cerrado. Teme a la soledad, sin embargo, también teme al rechazo. Esto genera que se cierre lo máximo posible a la gente, ya que piensa que "si no se hace cercano de nadie, nadie puede dañarle". Es un sistema de autodefensa que le hace daño, pero prefiere no arriesgarse a otro corazón partido.

Con la gente que no conoce, o a las que realmente odia, suele ser una persona fría, ruda y de un ego del tamaño de Inglaterra. La reencarnación del él que un día fue un "pirata", parte de él mismo que desapareció tras ser partido su corazón.

En definitiva, podríamos resumir su comportamiento como "Tsundere". Rudo, molesto y gruñón por fuera, pero con un gran corazón, romántico y dulce, una vez llegan a moverse las piezas que deben moverse.

Física: Un cuerpo pequeño, a pesar de no tener baja altura. La impresión general que genera Arthur es la de alguien a quien no hay por qué tener tanto en cuenta, pues su ceño permanente fruncido y su típica expresión de inconformismo con el mundo logra exactamente el efecto contrario al que quiere; hace que parezca aún más inofensivo. Aún así, las cicatrices que recorren la piel del inglés y el tatuaje, que en ocasiones aún le molesta, son aspectos que muestran que no es alguien que deba ser tomado a la ligera.

Su cabello es rubio, de un color un poco apagado. Lacio y muy suave al tacto, aunque de alguna forma parecer negarse a permanecer peinado, yéndose cada mechón a dónde le da la gana. Aún así, puede lograr tener un aspecto bastante elegante.

Aunque por supuesto, esto no es lo más significativo de este británico. Pues lo más importante se encuentra en su rostro, de facciones afiladas pero suaves, una extraña combinación con un resultado innegablemente hermoso. Especialmente si le sumamos un par de ojos verdes, brillantes como esmeraldas, grandes y mucho más expresivos de lo que le convendría la mayoría de las veces. Y, justo encima de esas esmeraldas, podemos encontrar lo que al principio podemos creer que es un error de nuestros ojos, dos algas que se le han pegado sin querer a la frente, o mucha suciedad. Pero, no. Son cejas, unas enormes cejas que, para su desgracia, jamás ha logrado eliminar de su frente, por lo que simplemente las acepta como son.

A la hora de vestir, sea para lo que sea, es bastante arreglado. Podría decirse que sabe ir bien en cualquier situación.