Duelo fortuito + Heridas en el tiempo. [Privado con Vergil & Seth Arkwright, se aceptan invitados, SOLO con autorización.]

¿Hacia cuanto tiempo que se encontraba ya en ese lugar? ¿Habría una manera de volver? ¿De retroceder el tiempo para evitar justo ese momento que le llevo a cometer ese "fatal error"? Suspiro pesadamente mientras cavilaba una vez más que diablos fue lo que salió mal. La puerta al inframundo había estado abierta, había advertido a su gemelo de haber separado ambos amuletos, no pretendía más que estar en el hogar de su padre: El legendario Sparda.

Y no obstante, se encontraba en Wonderland, lugar en donde la locura reina, lugar en donde lo coherente es lo incoherente y viceversa. Le tomo algo de tiempo percatarse que no se encontraba en el lugar donde creía y, al hacerlo, no pudo hacer mas que tragarse su enojo... Uno de los peores que ha tenido desde hacia mucho, debía de admitir.

Al menos, si lo veía con buenos ojos, estaba lejos de su fastidioso hermano, ese ser que tanto repudia, y que, irónicamente si se miraba al espejo, podía observar. Ataviado de una elegante gabardina celeste, vestido como si un noble fuese, camina por el lugar sin darle importancia a nada, ni a nadie. Aunque claro, el lugar se encontraba solo, según rumoreaban, de wonderland, no puede salirse...

Quizá tendría una chance, si lograba encontrar a la chiquilla que logró llegar desde una madriguera como los cuentos contaban. Que lindos eran los cuentos, las leyendas, siempre tienden a narrar todo como algo bueno, ignorando, lo oscuro que puede llegar a ser en realidad el hecho que se narra.

Perdido entre una maraña de pensamientos, el demonio continua caminando, hasta que, algo finalmente capta su atención, o mejor dicho alguien: Aley Flowright. Con arrogancia el demonio de blancas hebras eleva ligeramente el mentón para observarle con ese aire de grandeza que siempre ha mostrado.

"Tu camino acaba aquí"

Mencionaba... Que gracioso, creer que esta a la altura de uno de los hijos de Sparda. No obstante, grande fue su supresa al ver de lo que aquel "extraño" era capaz.

El corte bien fue algo simple, de eludir, y simple por alguna manera mencionarlo. Su mano izquierda se encarga de desnudar su demoniaca arma de su filo, su diestra termino el trabajo aprovechando dicho movimiento para ejecutar un corte parecido al del joven y que se torno en varias esferas de aire, las cuales se encargaron del impacto. No obstante, la explosión termino por arrastrarle varios metros hacia atrás, haciendo que frunciese ligeramente el cejo.

-Petimetre. ¿Osas levantar la mano contra mi, sucio ser sin raza definida?-

Menciona con voz severa y fúnebre el de ojos color cielo. Elevando la siniestra, es como a su lado a la altura de sus hombros, cuchillas etéreas color celeste se manifiestan. Señalando al joven de cabello plateado, es como estas se dirigieron rápidamente hacia el rasgando él aire ante su trayecto.

OFF:

Spoiler:

Sumido en un profundo descanzo, su mente se encontraba vacía e inerte mientras esperaba que él (Aley) le llamara. De un momento a otro, el vació comenzó a transformarse en un tormentoso paisaje, como si hubiera abierto los ojos, con sus caoticas nubes que lloraban dejando caer pequeñas y efímeras gotas que terminarían su largo pero veloz viaje al tocar el suelo. De un momento a otro era capaz de sentir la presión que era ejercida contra su empuñadura, podia sentir sus latidos, escuchar sus pensamientos servirle ciegamente como el arma que es.
Su sola presencía convertía esa dócil y húmeda brisa en un agitado viento que pronto envolvía a su amo en un manto verdoso con la única misión de protegerle, mientras relucía con elegancia el verde y peligroso filo de su pura y brilante hoja.
Oyó su voz (la de Aley), y por instinto, como si estuviesen conectados sabía su órden, su deber. (No le fallaré, este seguro de eso) Pensó para sus adentros mientras su atención se centraba en el objetivo. Su letal filo brilló con intensidad mientras, impulsado por el movimiento, cortantes y resplandecientes ráfagas fueron emanadas de su cuerpo que se desplazaban a su oponente cual caoticos y huracanados vientos que resplandecian como si fueran divinos, pero cargaban consido un enorme poder destructivo.
El enemigo (Vergil) desenfundo tambien su espada e imitó nuestro ataque, y de su espada emanaban esferas de energía, que al chocar harian una explosión de gran magnitud. (Cuidado!!) Gritó para sus adentros aunque no era escuchado, mientras aquel campo que rodeaba a su amo se hacia mas grande y mas grueso, como una muralla hecha de viento, protegiendo al hombre de esmeraldas por ojos de aquella explosión, aunque al parecer su defensa no fue lo sufucientemente fuerte y la ráfaga incandecente de aquel impacto desvaneció parcialmente su intento de muralla que apenas y logró hacer su trabajo.

Escucho de nuevo la voz del enemigo entre el humo y el polvo, el cual disipó con cierta dificultad emanando una brisa desde su hoja que hacia un sonido agradable y ligero. Su poder destructivo era totalmente opacado e inútil si la mano que le sostenía no le movía, permitiéndole crear apenas unas ofensivas brisas. En cuando la capa de humo fue desvanecida, logró divisar que aquélla persona invocaba dagas celestes que los tenían como objetivo. La ansiedad inavadió su mente, auque la unica manera de demostrar aquel impulso de querer proteger a su creador fue cambiar el color de su filo, de verde a amarillo. Aquel filo amarillo parecia tener un minusculo campo de gravedad que parecia vibrar tanto que se formaba una ligera distorción a su alrededor. Se preparaba para abrir un portal y enviar esas cuchillas a otra parte, pero nesesitaba un movimiento..solo uno.

¡Ah! Exquisito sonido de la carne siendo abierta por el "metal" etero de sus demoniacas armas. Cuanto goze y satisfaccion no le provoco ese simple acto al demonio de luceros celeste. No obstante, su expresion frivola jamas muto. Quiza habia lanzado con endemoniada velocidad los proyectiles. ¿O sera acaso que aquel ser patetico de raza indefinida no era lo bastante veloz como para eludirlos?

sin embargo, Vergil pudo percatarse de aquel extraño vortice. Si aquel extraño de ebras platinas podia hacer semejante cosa, lo mejor seria ser cauteloso, es decir, si no quiere terminar mas perdido de lo que ya esta.

...¿Arma de fuego? Eso parecia ser, o bueno no del todo, no obstante, el hijo mayor de sparda repudia de sobre manera dichos artiilugios, pues, para el, no son dignos de un guerrero nato y orgulloso. Gracias a peleas anteriores con su hermano mayor, era capaz de eludir dichos proyectiles. A lo cual, tomando fuertemente y siempre con una mano a yamato, es como se deshizo de los proyectiles, o al menos de la mayoria pues uno que otro logro traspasar su defensa, a lo cual, solamente responde con un tensar de quijada y un gruñido apenas audible.

Alza la mirada y se encuentra con la desagradable sorpresa de su enemigo huyendo. Aun mas patetico, no obstante se percata de la trampa: El tiene la ventaja del terreno, el es un desconocido en esa tierra tan extraña. Algo tramaba. No debe permitirle hacer nada de la indole. Por un breve momento, parece desaparecer de la vista, no obstante fue un movimiento devastadoramente rapido, y, con yamato en su funda, es como se avalanza sobre el albino.

Desenfundo el arma, mientras se dirigia hacia el, lanzando un corte vertical que, precisamente, iba dirigido hacia las piernas del joven (no con afan de mutilarlas simplemente para hacerle perder el equilibro y caer al piso cesando asi su huida) es como el aire se convierte en una cuchilla.

Alzando nuevamente la siniestra, es como aquellas navajas espectrales se manifestaron nuevamente, pero esta vez a diferencia pasada, rodearon a su propietario comenzando a girar alrededor suyo, si Aley pretendia atacar de frente bueno...

Nuevamente, alza su mano izquierda, pero esta vez como si la sacudiera sin inmutarle que con ello, aquellas dagas le dañasen un poco mas. Es como la lleva hasta su cuello, aflojando ligeramente el corbatin que lleva, sin apartar la vista de su rival en todo momento.

-Creo que, el que deberia de huir soy yo. Es de mala educacion huir de un combate de tal manera. Aunque no me sorprende viniendo de una patetica criatura de raza indefinida.-

Habla con frivola voz, esperando el siguiente movimiento del zorro.

Las cosas cada vez empeoraban...algo andaba ma consigo y sus poderes. Su vortice dimensional fue atravesadopor aquellas filosas dagas que cortaban todo a su paso, y las mismas dañaron a su propietario, lo cual le bloqueó mentalmente...como iba a ser posible que él (Aley) fuera dañado por algo tan insignificante como eso. El resplandor de su filo se extinguió, y aquel manto verdoso que "protegía" a su amo, desapareció, como si su poder se hubiera agotado.
Pronto recuerdos vinieron a su mente, recuerdos no tan alegres...esta no era la primera vez que sucedia algo parecido. Algo le faltaba para ser el arma perfecta...algo le faltaba para superar a aquel sable azul, pero no sabía que.
La huida comenzó, y sabía que no seria de utilidad en esa forma, por lo que su cuerpo recto y metalico comenzó a distorcionarse con lentitud, creando una masa aforma y de aspecto horrible, mientras un resplandor verdoso muy tenue le rodeba.

-Disculpeme, no se que sucede hoy...pero enmendaré mir errores-

Dijo una voz adolecente, mientras flotando en el viendo, hacia su aparicion aquel joven de plateados ojos y cabellos oscuros como la noche, apretando sus puños para comprimir algo de aire y despues crear ua explosión hacia el suelo, creando una nube de polvo y arena que ler serviría de pantalla para proseguir con su huida.

-Escondámonos en algún lugar para poder curar sus heridas, por ahora no mueva su brazó-

Dice el joven volando a espaldas del ojiverde, para intentar cubrir cualquier ataque sorpresa, aunque por la velocidad a la que huian llevamamos un buen tramo de ventaja. No obstante, preparo una bomba de luz que lanzó en dirección donde su oponente deberi estar(pues no sabia si se habia movido o no por la nube de polvo) y la misma, a los pocos segundos de lanzada brillaria con tal intensidad que cegaria incluso a quien trajera una protección en los ojos, auque solo de manera temporal.