¿Cuántas veces debe perderse una persona para darse cuenta de que hay que dejar de guiarse por la curiosidad? Exactamente.... Ni idea.(?) ¿Qué hora es?, ¡Es hora de buscar respuestas! (!?)

Si, de acuerdo, se suponía que ya debía haber aprendido la lección número uno de su manual interno de 3 lecciones de vida.

Número 1.- No caer en la tentación.
Número 2.- No prestar atención a cosas tiradas en la calle (porque puedes tropezar)
y Número 3.- No caminar demasiado con zapatillas no aptas para la situación.

Se había perdido nuevamente producto de su curiosidad felina pero esta vez, no tenía ni la más mínima idea de qué lugar podría ser ese. Al mirar a su al rededor, notó que altas paredes de una especie de arbusto le rodeaban y se le hacía algo conocido pero... Luego de pensar mucho, no llegó a ninguna conclusión. Entonces, recordó que uno de sus hermanos adoraba un libro sin dibujos que trataba de un detective llamado Sherlock Holmes (Lo de los dibujos le marcó para siempre ya que a pesar que aquel libro no los poseía, le pareció que la historia era bastante interesante), y como éste hombre siempre resolvía casos increíbles, quizá fingir que era él por unos minutos le ayudaría a descubrir en qué lugar se encontraba!
Comenzó su investigación buscando pistas al rededor y encontró arbustos, pasto y más arbustos... Entonces, razonó (muy acertadamente a su parecer) que era más que obvio que se encontraba en un castillo de arbustos! Por eso las altas paredes que hacían que todo pareciera pasillos! Era el castillo del Rey y la Reina de arbustos!
No, esperen... Ahora que miraba el cielo... No tenía techo. Entonces no podía ser un castillo de un Rey y una Reina de arbustos porque si lloviera, ambos se mojarían y según su mamá, aquel que se moja con la lluvia se enferma y de seguro los reyes no querrían enfermarse, no señor!
Caminó hacia adelante completamente convencido de que ahora se llama Sherlock y debía resolver un caso y llegó hasta un callejón sin salida! Entonces, retrocedió por donde mismo y otra vez, un callejón sin salida! Entonces, caminó y caminó pero por alguna razón, siempre terminaba en callejones sin salida! "¡Malditos sean, callejones!" pensó impacentándose a la vez que comenzaba a razonar que quizá los arbustos conspiraban en su contra...
- ¡Lamento si los ofendí señores arbustos! Por favor, sólo quiero salir de aquí... Si anochece, de seguro moriré de hambre. ¡Y no querrán a un muerto de hambre entre sus ramas! Mamá dice que los muertos de hambre sólo sirven para lustrar zapatos y como ustedes no usan zapatos, seré una molestia! -
Personalmente, Julian pensó que eso bastaría para que le dejaran salir pero no sucedió nada...
- Por favor... -
Imploró con unas ganas de echarse a llorar como cuando era pequeño y caía y se raspaba las rodillas.

- ¿Uh? - Se volteó para mirarle con un rostro de absoluta sorpresa. Encontrar (o más bien, ser encontrado) por otra alma humana (o eso parecía) en medio de esa masa de arbustos (y lo mejor de todo, esa persona tenía un buen carácter!, hasta ahora, sólo había conocido personas con personalidades extravagantes...), seguramente era un regalo del Líder de la mafia de arbustos que ya se había cansado de sus berrinches nada propios de un adolescente de 16 años, "Recuérdate el regañarme luego por eso!", anotó mentalmente por ahí, ya que Julian era una persona que sabía cuando cometía errores y como tal, sabía cuando era hora de regañarse para que no volviera a suceder.

Entonces, y luego de varias divagaciones extrañas respecto del líder de la mafia de arbustos, recordó el nombre de aquel chico rubio con aspecto cansado y algunas de las conversaciones anteriores que habían tenido... Un sentimiento de alivio le invadió y su cuerpo actuó antes que su mente. Para cuando había decidido mentalmente "Me lanzaré sobre él!" ya se encontraba sobre su compañero.
- ¡Rooooxas! ¡No sabes cuanto me alegra verte! -
Chillo restregando su rostro con el del contrario. Es que ya que el otro había prometido protegerle, ahora podría resolver el caso de la mafia de arbustos (tal y como Sherlock lo hubiera hecho) con un buen ayudante!
- Y, ¿sabes?, Ahora me llamo Sherlock Holmes y resolver este caso es de suma importancia para Inglaterra! -
Sabía de antemano que quizá para el más pequeño esas palabras no tendrían ninguna clase de sentido puesto que él (Julian) provenía de otro país, y según lo que veía, en el país en el que se encontraba ahora, a pesar de que todos hablaban su idioma (o él hablaba el de ese país, no lo sabía, eso siempre le confundía), nadie conocía Inglaterra, ni a Sherlock, ni a su hermano mayor (según él, todo el mundo conocía a su hermano mayor, ya que siempre que lograba ir con él a algún lugar, todo el mundo se acercaba para decirle cosas o pedirle dinero. Y bueno, para pedirle dinero a alguien más hay que ser amigos, ¿verdad?)

Se aferró al otro chico sin intenciones de soltarle aún, estaba feliz de haberlo visto en ese lugar pero lo que le hacía aún más feliz, era que se sentía reconfortado a su lado. Y además, no parecía poner resistencia de sus abrazos (o no lo hacía aún), su madre los detestaba si venían de él y su padre nunca estaba; sus hermanos estaban demasiado ocupados para recibirlos y no se le permitía hablar demasiado con la gente que hacía su cama o que cocinaba su merienda así que tampoco sabía si podría abrazarlos algún día.
- Lamento si aveces soy molesto o hablo demasiado. - Lo que menos quería ahora era parecerle molesto a su amigo, todo hasta ahora había sido extremadamente confuso, su llegada a ese país, la gente con la que se había encontrado, sus meriendas a deshora y un extraño sentimiento que le apretaba el pecho... Nostalgia o algo así.... Aunque personalmente, Julian no quería volver a su hogar! No, no y no!.... y por si acaso, NO!

No puso resistencia cuando el contrario le alejó, es más, le prestó algo de ayuda y retrocedió un par de pasos él solo. Sonrió suavemente mientras le miraba de forma fija aunque en el fondo, acababa de sacar una importante conclusión:
De ahora en adelante, guardaría sus abrazos para los árboles y sus peluches.
Al parecer, para el resto de los seres humanos, esa clase de demostración de cariño no era muy agradable después de todo. (debió aprender esa lección hace tiempo pero bah! se caracterizaba principalmente por ser una persona terca).
Escuchó la pregunta del contrario y comenzó a pensar en ella... Es cierto, ¿Cómo llegó ahí?... Por obra mágica del destino, quizá.
Todo ocurrió así: caminaba tranquilamente hasta que OH! una puerta!, entró y de pronto OH! una puerta de arbustos!, entró y ahora se hallaba ahí, pensando en como responder esa pregunta.
- Mmmm.... Creo que... Iba caminando y entonces... Llegué aquí y... No pude encontrar la salida. O algo así. -
Pues, para él, ¡aquella respuesta sonaba bastante lógica! así que consideró que no era importante darle más rodeos al asunto.
Miró a su alrededor en busca de algo que le diera indicios para resolver el nuevo caso que tenía en frente (El caso principal siempre fue el averiguar en qué lugar se encontraba, pero luego de descubrir que los arbustos tenían una mafia, decidió que encontrar al líder de ésta pasaría a ser el caso principal y averiguar el lugar, un caso secundario).
- Y bueno, dime mi buen amigo Watson, ¿En qué extraño lugar estamos? -
Ok, esa pregunta le serviría para matar dos pájaros de un tiro, no sólo resolvería el caso secundario (que antes era primario) si no que de la respuesta del contrario podría deducir más o menos qué tipo de lugar le gustan al jefe de la Mafia y así seguirlo para por fin.... Eeem... Llevarlo a la cárcel?, ok, ya se le ocurriría luego qué hacer con él.
Al preguntar, utilizó su mejor tono de detective y se llevó una mano a la barbilla para darle más credibilidad a su papel (aunque creía que le faltaba la ropa y el tono de voz de macho para ser igual igual... Bueno, algún día las tendría y haría cosplay una interpretación perfecta de Holmes~)