Encuentro inevitable. {Priv. Lycaon}

Aquellos árboles que se alzaban tan orgullosamente por el bosque de Wonderland, recibían los últimos rayos del sol, que se ocultaba por el horizonte. A pesar de no tener un reloj ni nada para confirmar la hora, Weiss estaba segura de que pronto serian cerca de las 7 de la noche. Y no había nada que detuviese a la oscuridad que pronto invadiría el lugar. La albina no tenía miedo de la negrura que haría acto de presencia pronto, más bien, se sentía insegura de las criaturas que le acecharan desde ahí, donde no podía distinguir demasiado entre formas. Sabia que tenia que salir rápido de aquel lugar, más que nada porque no lo conocía, no estaba familiarizada con el ambiente y por ende, menos con sus habitantes.

Su deseo de conocer Wonderland se estaba realizando, poco a poco. Había ido al Reino de los Tréboles anteriormente, donde tuvo un inesperado encuentro con una peculiar miembro de la realeza. Ese asunto le había hecho querer cambiar un poco de aires. Ya había conocido más o menos las ciudades y pueblos, pensó que sería mejor alejarse un poco y conocer la naturaleza. Había tenido un maravilloso día, viendo desde lejos criaturas que de niña le hubiera fascinado aun más conocer. Suspiro. Sin duda alguna se había perdido. Por más que su sentido de la orientación no fuera particularmente bueno ni malo, pensaba que podría arreglárselas solas. Tampoco es que tuviera como opción pedírselo a alguien. Conocía varias personas que realmente no estaban de acuerdo en mantener contacto con las criaturas de Wonderland, que las veía como un peligro. Aunque Weiss estaba en contra de aquello, no podía decirles nada, simplemente se quedaba callada.

Miró hacia su alrededor, pensando si quizás, podía reconocer si estaba dando vueltas o no.- Este bosque es simplemente hermoso pero… no consigo distinguir por donde voy. –Dijo su queja para sí misma. Quería encontrarse con alguien, para pedirle ayuda, pero al mismo tiempo prefería quedarse así, sin compañía. No conocía los seres de esos lugares, ni siquiera los había sentido nombrar, por lo que estaba prácticamente bastante vulnerable. Sus pasos y algunos cantos de grillos era lo único que sus oídos podían captar. Hasta que creyó escuchar que algo como una rama se rompía a sus espaldas. Se dio vuelta, agarrando fuertemente su espada envainada con la mano derecha, al mínimo momento que viera algo, la sacaría. Pero no fue así, no vio nada.- ¿Habrá… sido mi imaginación?. –Se pregunto a si misma. No estaba segura. Miro hacia el cielo. Ya estaba totalmente oscuro.

Ya era de noche.

No estaba segura si sentía una presencia que la observaba desde la oscuridad, o solo era un juego de su imaginación. Trago duramente, mientras se daba vuelta y seguía caminando, claro que ahora prestando aun más atención. Sin embargo, esto no la ayudaba en nada. Los nervios seguían presentes en ella, ya no en tanta cantidad como cuando había escuchado que una rama se rompía, pero si por la sola idea de que alguna criatura desconocida para ella, la estuviera siguiendo. El problema no era solamente ese, si no que, tampoco sabría bien como actuar si algo se le apreciara. No tenía la mínima idea de las habilidades de los habitantes de ese bosque, así que sin contar con su espada, estaba totalmente desarmada, vulnerable.

A pesar de que siguió caminando, y en trayecto intento distraerse de aquellos pensamientos que solo aumentaban sus nervios, aun no conseguía descubrir porque lugar del bosque estaba. No recordaba alguna planta o flor particular, todo le parecía desconocido a medida que avanzaba. Quizás debía dar media vuelta, así puede que encontrara la salida, pero no quería arriesgarse a caminar todo el trayecto que ya había realizado en vano. Así que, además de perdida, no tenía ninguna opción que quisiera si quiera considerar. Tampoco había visto señales de la presencia de humanos, o criaturas al menos, que le transmitieran que podía acercarse y preguntar por indicaciones. Sabía bien que las criaturas de Wonderland no eran para nada tontas, sabía que quizás, ahora mismo la estaban observando.

Lo que apoyo esa última idea, fue la sensación de un par de ojos que la miraban directamente. Un escalofrió le recorrió por la espalda, así como sus pasos se volvieron un poco más rápidos, quería dejar de sentirse de esa manera, lo más pronto posible. Pero los segundos pasaron, y nada cambio. Se paró, mientras exhalaba profundamente, se daba vuelta y, aun manteniendo su mano apretando la espada, hablo dirigiéndose a lo que sea que este en esa inmensa oscuridad.– Hay alguien ahí, ¿Cierto?. –Dudaba si siquiera le fueran a responder, pero, ¿Qué otra cosa podía hacer?. Solo esperaba que si nadie le contestara, efectivamente no habría nada ahí.- Sea quien sea… O sea lo que sea.. –Dijo eso último bajando un poco la voz.– Le pido que se presente delante de mí. –Trataba de sonar lo más segura de sí misma posible, pero estaba dudando si había hecho la decisión correcta en hablar.

Estaba a punto de dar vuelta y continuar, cuando una voz que salió de entre los arbustos y arboles le respondió. Por un momento, pudo escuchar su propio latido, puesto que la voz parecía estar bastante más cerca de ella de lo que esperaba. Respiro hondo por lo bajo, para mirar a quien o que sea que le haya respondido. Su asombro creció en parte, cuando se dio cuenta de que era un muchacho. Parecía ser un humano normal y corriente, sin duda, se preguntaba si de verdad lo era. Era más alto que la chica, y delgado. No parecía ser muy amenazante, este incluso, se disculpo y le explico porque se había escondido.– Ya veo… bueno... Supongo que lo siento. –No sabía lo que decía, pero tampoco se le ocurría una mejor respuesta.– Dijiste especie... entonces, ¿Debo asumir que no es humano? –Quiso preguntarlo de una buena manera, porque a veces, Weiss podía parecer ruda e intimidante sin intentarlo. Ahora, frente a lo que ella creía, una criatura de Wonderland, que se veía de esa manera, cualquiera podría bajar la guardia. Es que si, se veía como si no tuviera intenciones de hacerle daño.

Y Weiss sabía que no todas las criaturas eran así, sedientas de sangre o simplemente agresivas. Pero como no se había encontrado con ninguna en mucho tiempo, dudaba de sus palabras, aunque en el fondo, realmente deseaba que fuera así. Miró hacia su alrededor, esperaba ver a otros acercarse también, pero solo estaba el muchacho. Este parecía no querer mirarla a los ojos, y Weiss se preguntaba la razón.– ¿Estas… solo? –Le preguntó. Quería asegurarse. Sabía que no podía confiar totalmente, pero… por alguna razón de todas formas lo hizo. Puede que por los eventos de su niñez, en el fondo, aun sentía que podía confiar ciegamente en los seres de Wonderland.

Incluso si había otros, Weiss no lograba distinguirlos de la capa de negro que cubría el bosque. Se sentía vulnerable, de nuevo. Y odiaba esa sensación. No porque fuera orgullosa, pero en parte, creía poder protegerse a si misma.

– Vampiro.. –Murmuro después de él. Seguía mirándolo fijo, no quería perder detalle de lo que él hacía. No sabía nada aparte de que no era un humano, y aunque lo fuera, sabía que no podía bajar la guardia tan fácilmente. Por alguna razón, quizás porque el muchacho no la veía a los ojos, le pareció que era algo inofensivo. Que no la iba a atacar. Esperaba que tuviera razón. Si se librara un combate y ella estuviera involucrada, dudaba si podría ganar. Desconocía aquellos lugares, y todo lo que tenía a favor era su habilidad con la espada. De pronto choco miradas con el muchacho, por primera vez notaba como este parecía examinarla. Agarro con más fuerza su espada.– Quizás espera para atacarme.. –Pensó.

El chico afirmo que estaba solo, y luego le dijo que tenía un campamento. Le ofreció quedarse con él. Weiss sabía que no estaba en ventaja. Aunque tuviera su espada, y confiara en su habilidad para combatir con esta, dudaba si sus reacciones fueran lo suficientemente rápidas y eficaces como para hacer frente a un vampiro. Nunca antes se había enfrentado a uno.– Dime, ¿Cómo te llamas?. –Preguntó al muchacho. Sabía bien que le podía mentir si a este se le antojaba, pero de todas formas, quería algo aparte de su memoria para recordarlo. Si llegaba a estar en una situación donde le atacara y ella tuviera que huir, de alguna forma quería poder identificarlo o al menos llamarlo.

La reverencia que hizo al ofrecerle quedarse con él, la hizo sentir un tanto extraña. No importaba quien fuera, ella, al ser un soldado, no estaba acostumbrada a que le hicieran ese tipo de cosas. Hubo un momento en que si, pero era cuando fue pequeña, había preferido olvidar todo ese tipo de cosas. – ¿Tu campamento está lejos de aquí? –Estaba decidida a ir, ahora si. ¿Tenía acaso una mejor opción?. Podía darse vuelta y no volverle a ver de nuevo, pero… si ese ser resultaba ser uno que no intentara atacarle ni nada por el estilo, se arrepentiría de haberlo dejado.

– Lycaon... ¿Duque? –Parpadeo varias veces. Se quedo algo atónito, porque que aquel muchacho fuera un duque era algo difícil de creer. No por el hecho de que fuera un vampiro, sabia de nobles que llegaban a ser Magos y otro tipo de criaturas, si no porque según él estaba solo. Y no había conocido antes a un noble que decidiera pasear por un bosque como ese sin ninguna compañía. Se relajo un poco más, y ahora se notaba. Aunque mantenía su mano en la base de su espada, ya no la agarraba con fuerza. Simplemente parecía que apoyaba el peso de su mano ahí.

Respiro profundamente. Necesitaba calmarse, sabía que nada podía salir bien si estaba llena de nervios y dudas de si misma. Se conocía lo suficientemente bien como para asegurarlo.– Debo decirle que agradezco de su preocupación, y que no tengo razón para pensar en su oferta de manera ofendida.– Le contesto con la misma formalidad. Decidió, en tan solo unos segundos después de que él terminara de hablar, que lo mejor sería que la acompañara. En realidad, no tenía mucho caso pensar en si estaba haciendo lo correcto o no, en ir junto a una persona que no conocía. No podía valerse solamente del nombre del muchacho, eso lo sabía bien, pero tampoco es que tuviera otras mejores opciones. Al menos si tenía un campamento podría descansar un poco, pensando que estaba segura. Siendo como Weiss era, no sería de sorprender si se quedara un largo rato pensando en que hacer, tenía un gran problema y era el no poder decidir frente a dos opciones. Menos cuando estas dos eran contrarias, y cada una tenía sus pro y contra.

– No vine con mis compañeros, vine sola. –Le aseguró. Weiss no era mala mintiendo o algo así, simplemente odiaba hacerlo. Le llamo la atención que él dijera que venía por investigación.– Si me permite preguntar, ¿Podría decirme que es lo que está investigando?. –Encontraba curiosidad en  el muchacho, más que nada en lo que estaría haciendo en un lugar como ese.

Cuando Lycaon se dio vuelta para dirigirse al campamento, ella le siguió por detrás.– Weiss. Weiss Schnee es mi nombre. Siento no haberme presentado antes. –Mientras decía esto, realizaba una graciosa reverencia. Alzaba las puntas de su vestido, de su falda más exactamente, mientras cruzaba una pierna de tras de otra. Era toda la imagen de una persona, hija de un noble o algo asi.

Como Weiss había pensado, aquel muchacho de apariencia tan singular, si resultaba ser parte de la nobleza del Reino de Diamantes. La albina se puso a pensar en su suerte, últimamente se había encontrado con varias personas de alto status, y cada uno, era la imagen totalmente diferente de lo que esperaba, a excepción de la muchacha de Silverwolf. No sabía si considerarlo algo bueno o malo, conocer a nobles que no tuvieran ese carácter tan arrogante que ella simplemente odiaba y que prefería mantener lo más lejos posible. Solo quedaba ver en cuál de las categorías entraba Lycaon, quizás en ninguna, pero le daba la sensación de que tenía un poco de ambas. Tambien, su curiosidad creció al pensar que él había dicho estar solo, ¿Acaso no había ladrones u otras criaturas en el bosque?. Bueno, era un vampiro y podía defenderse solo, pero de todas formas, los nobles siempre suelen tener uno o dos guardaespaldas cerca de ellos, por precaución. Sin embargo, este chico no se veía como alguien que siquiera pensara en ello.– Supongo que tiene mucha confianza en si mismo… –Pensó para si misma.

Le siguió por detrás, mirando cuidadosamente por donde iba. El comentario del chico la hizo pensar un poco más en todo el tema de los vampiros. Ella nunca había visto uno, menos de tan cerca, ¿Así serian todos?. ¿O acaso Lycaon sería una especie de caso especial o algo por el estilo?. Volvió a la realidad, dejando de lado por ahora al menos sus pensamientos, al escuchar la voz del chico.– ¿Guerrera?, en realidad… no creo ser tal cosa. –Dijo serenamente. No sabía bien porque lo hizo. No se veía a sí misma de esa manera, si no lo contrario. Intentaba llegar a estar a la altura de la palabra, pero aun pensaba estar en el comienzo del camino.

Sus ojos se abrieron, al tiempo que escuchaba con algo de fascinación la razón del porque estaba Lycaon en aquel bosque.– Una enciclopedia… –Tomo aire antes de seguir hablando, una bocanada grande, que intentaba disimular.– Realmente… creo que sería grandioso tener algo como eso.. Las personas suelen desconocer mucho de Wonderland y sus habitantes. –No solo lo decía por ella, lo veía como algo positivo. Quizás eso le enseñaría a los demás a no hablar de esos seres sin saber nada.– Es un trabajo realmente interesante. –Agregó.

Que él se acercara y le tomara de los hombros, la dejo algo aturdida.– ¿Pero qué..?. –Lycaon se explico, diciéndole que no era necesario que hiciera eso.– Lamento si le molesto, y... no volveré a hacerlo si así lo prefiere. –Dijo firmemente, y tratando de mantener firme, porque aquella repentina acción la dejo bastante sorprendida. Aclaró su garganta, Weiss simplemente no estaba muy acostumbrada a tener a las personas en general cerca de ella, o a cualquier ser en realidad. Por lo que lentamente y tratando de disimular aquello, para que el joven no se percatara, dio dos pasos atrás.

La carcajada del muchacho, y lo que él dijo a continuación, simplemente la dejaron más sorprendida que antes. Lycaon seguía hablando con mucha formalidad, más de lo que ella había estado acostumbrada aquellos últimos años. Por lo que, involuntariamente, se sentía algo extraña.– Bueno.. si usted así lo cree.. –Cerró un poco sus ojos. No quería verlo directamente a los ojos, y eso era porque la albina, simplemente no estaba acostumbrada a ese tipo de elogios. Claro que había escuchado anteriormente algunos, pero en general eran cosas como: ¨Bien hecho, Schnee.¨, ¨Hoy se ah lucido en el servicio.¨, ¨Cumplió exitosamente con su trabajo.¨ Y algunas otras frases. Pero para ella no significaban demasiado. Estaba agradecida que pensaran de esa manera, pero de cierta manera, pensaba que en realidad, no era tan buena. Quizás solo sobresalía un poco más que los otros, porque ella realmente quería hacer bien su trabajo. Que le elogiaran o no, no cambiaria demasiado aquello, ella seguiría firme en lo que quería ser. Sin embargo, aquí estaba. Detrás de un muchacho que parecía hablar con gracia cada vez que abría la boca, como si el dar elogios y demás fuera parte de él.– Seguramente fue instruido de esa manera. –Agregando que Weiss veía sus acciones, delicadas y sin apuro, pero al mismo tiempo firmes.

Asintió, dándole a entender que estaba de acuerdo con lo que Lycaon decía. Puede que esta generación habría estado demasiado encerrada a la idea de que los habitantes de Wonderland podrían llegar a ser agradables, pero no había que resignarse a demostrarles lo contrario. Poco a poco, había personas que comenzaban a comprender aquello, eso, era suficiente razón como para seguir intentándolo. Por ejemplo ella. Estaba hablando tranquilamente con un joven vampiro, que a pesar de que era parte de la nobleza, podía haberla atacado ahí mismo, y sin embargo, conversaban como si fuera bastante normal. ¿Por qué no tendría que serlo?. El joven parecía maravillado al hablar de los atardeceres. Weiss recordó que ella, no le prestaba demasiada atención a esa clase de cosas, le parecían hermosas si, pero no se consideraba alguien que podía apreciarlos correctamente.

Lycaon se disculpo por haberse acercado tanto, sin duda se había dado cuenta de la reacción de la chica. – No se preocupe... En realidad, no tiene porque disculparse... Más bien soy yo– Admitió. Pero no termino de hablar, simplemente no tenía idea de cómo seguir la frase, y esperaba darle a entender al muchacho que no se preocupara por aquello, que era un problema suyo, que haya sido él quien se le haya acercado no tenía nada que ver. Le siguió en silencio, y se sintió rara. Porque a pesar de que las apariencias eran algo que a ella no le importaba, y Lycaon se mostraba ser diferente a otros nobles, de todas formas, no quería dejarle una idea errónea de cómo era ella.– Y… Y no tiene porque agregar el ¨Lady¨ a mi nombre, no hace falta. –Dijo rompiendo el silencio. Sus pasos resonaban en el bosque.

La caminata hacia el lugar fue realizada casi silenciosamente. Weiss notaba como a pesar de que ella se esforzaba para no hacer demasiado ruido con sus pisadas, esto era inútil, cualquier criatura podría detectarla. Por otro lado, Lycaon no hacia el menos sonido. Veía como sus pies efectivamente tocaban el suelo, pero la ausencia del sonido le hacía creer que estaba flotando o algo. Le hacía recordar a los fantasmas.

El lugar donde se encontraba el campamento estaba al lado de un hermoso lago. Este, reflejaba las estrellas del oscuro firmamento, dando un hermoso paisaje, digno de cualquier pintura o fotografía para recordar. Antes de entrar, Weiss se dio unos segundos a si misma para mirarlo mejor.– Es hermoso. –Dejando de lado todas las posibles criaturas que pudieran estar mirándola para devorarla como cena, el lugar era simplemente fantástico. Se dijo a si misma que, a pesar de haberse perdido, debía de volver en alguna otra ocasión. Quizás, la próxima vez, en compañía de alguien más. Sin duda alguna, Wonderland volvía a fascinarla una vez más, tal cual como lo hizo cuando Weiss aun era una niña.

El interior del campamento la sorprendió un poco. El decorado era algo diferente y al mismo tiempo como ella esperaba. La gruesa tela no dejaba pasar ninguna luz proveniente del exterior. A estas alturas no tenia porque preguntarse la razón.– Al contrario, parece un lugar.. Bastante cómodo. –Le respondió. La albina era de la misma manera. No le gustaba viajar con demasiadas cosas encima, prefería hacerlo ligeramente, de esta forma estaba más cómoda. Además de que si se daba el caso, pelear sería más difícil si debía hacerlo con un gran equipaje en su espalda. A pesar de que pensaba de esta manera, Weiss nunca había ido de campamento o algo parecido. Explorar si, pero había regresado a su dormitorio al final del día, sabia como poner una tienda, pero jamás lo había hecho para quedarse de campamento o algo así, simplemente era una habilidad que les exigían al estudiar para ser soldado.

– Gracias. –Le dijo al sentarse en la silla que el muchacho le ofreció. Y después, siguió escuchándolo.– En realidad… todo me parece bien pero… con una manzana me basta. –No quería hacer que Lycaon tuviera que prepararle toda una cena solo por un antojo suyo. No, había comido hace unas horas, y pensaba que podía aguantar hasta que saliera del bosque. Luego se daría una cena como debía ser. Agarro el vaso con agua que Lycaon le ofreció, y tomo varias veces. Estaba algo sedienta ya, y aunque trataba de disimularlo, seguramente él lo habia notado. Dejo al vaso en una mesa cercana.– Le agradezco por... sus… atenciones. –No sabía bien como llamarlas, pero se sentía algo avergonzada de que la atendieran de esa manera.– A decir verdad, no se bien cuanto tiempo, pero estoy segura que un par de horas. –Le contesto sinceramente. Los enormes árboles le habían impedido poder calcular la hora por el sol, así que estaba algo desorientada.

– Lo hare yo misma, no necesita molestarse con eso. –Le dijo rápidamente, mientras extendía su mano para quitarle suavemente el frasco y el trapo.

Weiss escucho atentamente la historia sobre aquel lago. Una historia de amor trágica, por alguna razón no le sorprendió demasiado. A pesar de que siempre le habían gustado ese tipo de historias, al menos de niña, ahora de mayor, le parecían algo que no tenía mucha lógica. Recordaba cómo mientras el tiempo pasaba, e iba creciendo, comenzaba a cuestionarse porque no habrían ambos amantes actuar de otra manera, para que pudieran seguir con vida y juntos. Muchas veces no sabían cómo responderle, diciéndole que no había salida o algo así. Pero no era suficiente para la albina. Una suave brisa corrió, dándole un aspecto algo más misterioso al lugar. Como si no fuera suficiente con saber que el espíritu de la mujer aun ronda por aquellos lados. Weiss no les temía o algo así, y creía parcialmente en su existencia, pero eran algo que prefería evitar, más que nada porque pensaba que no podría defenderse si llegaba a suceder algo.– ¿Alguna vez lo escucho?. –Pregunto refiriéndose a los lamentos de la mujer. Simple curiosidad.

– De repente se volvió demasiado tétrica... –Murmuró, dándole la razón al muchacho. No sería la primera vez que escuchaba alguna historia de amor trágico y esta terminara de una forma un tanto aterradora. Le sorprendió un poco escuchar lo que Lycaon le decía, por unos momentos había olvidado que era un vampiro, y que por ende, su percepción de la vida era bastante diferente del de otras criaturas.– Depende... Depende de la persona, supongo. –Dijo mirando hacia un costado.– No todos tenemos la misma idea de la muerte, así que, creo que sería algo difícil de explicarlo. –Finalizo. La albina no le temía a aquello, lo aceptaba, pero aun así, aun no quería morir, había muchas cosas que quería hacer. Sabía que la muerte era algo natural, que al menos a ella, le llegaría en su momento. Pero sabía que deprimirse o intentar evitarla era algo idiota, por así decirlo, solamente tenía que esforzarse para cumplir sus objetivos antes del momento.

Agarró firmemente la manzana.– Gracias, Muchas gracias. –Quizás dijo demasiado, él no se veía molesto en cuanto a ayudarla, si no lo contrario, parecía haberlo decidido. Aun así, Weiss sentía que quizás lo estaba molestando, ya que Lycaon dijo que tenía un objetivo en ese lugar y ella no quería frenarlo o distraerlo. Por eso, pensaba en irse apenas pudiera, apenas su pierna se encontrara mejor claro. El raspón ardía un poco, aun si no movía su pierna. Esperaba que esta se estabilizara un poco pronto y que no tardara demasiado en hacerlo.– Y con esto es suficiente. –Dijo levantando un poco la manzana.– No se preocupe. –Miro la fruta, se veía roja y tentadora.
Noto que el muchacho se quedo mirándola fijamente, y no lograba entender el porqué completamente.– ¿Sucede algo? –Le cuestiono. Pero él, rápidamente, trajo una pluma con un diseño bastante curioso y una libreta de hojas color negro. La albina pensó que iba a dibujar o escribir algo, y se preguntaba qué. Entre todas las posibilidades que podía pasar por su mente en aquel momento, ni en un largo tiempo, podría haber adivinado que le pediría permiso para dibujarla. –¿Qué?, Bueno.. Supongo que sí, no tiene que pedir permiso para eso. –Le dijo algo nerviosa. No estaba acostumbrada a esa clase de tratos.– Pero… ¿Está seguro de eso?, Quiero decir, puede encontrar otras cosas para dibujar en este lugar, que creo que serian mejor modelo.[/color] –Le explicó, un pequeño rubor se instalo en sus mejillas, pero desapareció después de unos segundos.

La albina escuchaba con atención a lo que el muchacho le decía, a medida que en su cabeza formulaba una idea propia.– Quizás podría haber sido yo.. No, no eh gritado desde que llegue aquí, al menos. Entonces, dejando de lado la posibilidad de que habría alguien más... –Tragó duramente. Sentía como un escalofrió le recorría la espalda. Como se dijo antes, Weiss no sentía especial terror o miedo hacia los eventos y seres paranormales, pero realmente prefería evitarlos. Era algo bastante curioso aquello. Desde chica, no le había tenido miedo a nada en particular, siempre había sido de tener mucho coraje y valor, se preguntaba qué era lo que la había cambiado, como para comenzar a pensar en cosas que desde pequeña no lo había hecho.

Aunque Lycaon hablaba tranquilamente sobre lo que les esperaba a los vampiros con el tiempo, Weiss lo miraba y dedujo que aunque se mostraba curioso, no era algo bueno el recordar como se suponía que terminaría sus días. La albina nunca había pesando realmente en la muerte, no le temía ni la esperaba. Sabía que en algún momento llegaría, pero no había caso querer esperarla, eso solo la demoraría más.– Ya veo.. es una manera curioso de verlo.. –Dijo. Simplemente por decir algo.– Supongo que nada ni nadie escapa del tiempo. –Comentó a continuación. Porque si, el tiempo podía llegar a ser muy cruel. Diferente para cada persona, no espera a nadie, avanza a su propia manera. ¿Quién no había querido alguna vez que algún momento durara para siempre?, ¿O que algo terminara sin siquiera comenzar?. Eran pensamientos que podían ser entendidos, pero no cumplidos.

– No creo que llegue a días, creo que... Con un rato bastara. –Le contestó. El muchacho se veía listo para atenderla en lo que Weiss necesitara. Y esta se sentía algo rara, el tener tantas atenciones dirigidas a ella. Hacía mucho tiempo que no se sentía de esa manera, no era una sensación agradable ni desagradable, simplemente había olvidado lo que había sido ser atendida por otros.– Realmente agradezco todas sus atenciones pero… pero creo que es más que suficiente... –No quería ofenderlo, de verdad estaba agradecida. Se sentía algo fuera de lugar, como se explico anteriormente.– Puedo quedarme un rato, no tendría ningún inconveniente.–

A pesar de que el chico le dijo que él no tenia inconvenientes en cuanto a dibujarla y le dio las razones, Weiss aun se sentía algo avergonzada por ello. Respiro hondo, pesando que no debía moverse, o hablar. Bueno, quizás eso ultimo si, pero no quería causarle problemas al dibujante.

¿Miedo a la muerte?, Weiss jamás lo había sentido. Tal como decía Lycaon, no parecía padecerlo. La albina nunca había pasado demasiado tiempo pensando en aquello, se concentraba en vivir el ahora, de la manera en la que quería. Y se preguntaba firmemente si a Lycaon, aquellas ideas rondaban por su cabeza. Él no se veía afectado para nada, se mantenía sereno, así como ella, pero se preguntaba si de verdad, era un tema que no le preocupara tanto. Bueno.. Era un vampiro, así que no le debía de preocupar cosas como la muerte, por cuestión de raza, él viviera más, al menos biológicamente, sin duda alguna.– Entiendo.. es que, es la primera vez que.. Bueno, alguien decide retratarme. –Quiso ocultar su pequeño rubor, no era demasiado orgullosa, pero al pensar que el muchacho, seguramente ya había retratado a otras personas, y estas estaban acostumbrada a aquello, se sentía un poco avergonzada. También, por el hecho de ser una soldado, no tenia costumbre de esas cosas y realmente, nunca se había visto a ella, en una posición como la de ahora.– Supongo que hace tiempo que está en… este asunto, de dibujar. –No sabía bien como decírselo, sin sonar demasiado ¨creída¨, ni mucho menos, menospreciarlo.

Al ver el dibujo que él había hecho, sus ojos se abrieron de par en par, por lo que estaba contemplando. Antes, Weiss había visto ya, varios dibujos y pinturas, solo de lejos y sin demasiado detalle, y aun así le parecían hermosos. Pero la del muchacho le parecía mejor que aquellas, desde su humilde opinión, no se consideraba experta en el tema.–Realmente… esto es… –Lo miro fijamente, los ojos de la chica parecían brillar.– …Impresionante. Sin duda… –Quedo callada, porque no sabía bien como decírselo. Conocía poco del arte, nunca se había parado a apreciarlo, no sabía el nombre de las personas en aquel ámbito, y no tenía demasiado interés tampoco. Ahora mismo, se lamentaba no haber prestado más atención a aquello.

Pero, lo que ese brillo en sus ojos fuera dejado de lado, fue un ruido que escucho fuera de la carpa. Inmediatamente, dejo con cuidado el dibujo en una mesa cercana, no quería dañarlo.– ¿Hay algo afuera?. –Murmuró, mientras miraba la tela, y esperaba que alguna sombra se manifestara, para que le diera alguna idea, al menos, del causante de aquel sonido escuchado anteriormente. Con su mano derecha, agarraba firmemente su espada. No tenía miedo, pero desde que podía recordar, había sido cautelosa, cuidadosa, y siempre atenta, en especial en situaciones como esa.