Causando problemas PRIV DANTE

Ese día me desperté tarde, muy tarde, realmente pasado la hora del almuerzo, dormir tanto me provoco soñar cosas no agradables sobre mis últimos momentos de vida, al despertar suspire y sonreí maniacamente. Si, soñar con mi pasado hacia que mis niveles de bipolaridad y locura crecieran al limite.

Esta ves mantuve el interior de mi vivienda en hielo, escamas, me sentía adormilada y con ganas de romper cosas, vivas en lo posible, mi forma de desquitarme que me hubieran quitado la vida, rápidamente la tarde paso sin sentirla, era algo típico que el tiempo volara sin pasar a visitarme, nunca notaba cuando llegaba y mucho menos cuando se había ido.

Al llegar la noche me coloque mi vestido verde, y salí, sin más, dejando cerrado y la puerta adornada con hielo y me dirigí a uno de mis lugares nocturnos favoritos, el bar clandestino donde me permitían entrar. Salude al cantinero y me senté en un extremo apartado y oscuro del lugar -je, después de la escena que hice la ultima ves.. y que hago cada ves me sorprende que me admitan- pensé con una sonrisa sarcástica en mis labios, posteriormente el cantinero me llevo una copa de vodka.

-Sin hacer escenas al final, por favor- me dijo el cantinero, no le di mayor importancia, una mirada indiferente, una sonrisa maliciosa, congelar el vaso mirándolo fijamente y dejaba de molestar, sonreí para mis adentros de forma victoriosa, amaba aprovecharme de mis poderes.

Una copa iba y otra más, y otra más, apenas siendo las 10 de la noche ya e alcohol en mi cuerpo empezaba a cobrar la cuenta y aburrida empezaba a congelar el mesón a lo que un tipo grandote, enorme a mi parecer se sentó al lado mio quejándose, que estaba frío, que se pegaban sus brazos al mesón.

-Ya cállate bebe- dije mirándolo y jugando con el hielo del meso, sacando algunas púas por aquí y por allá, el tipo se enfureció por haberlo llamado bebe y tiro las bancas aburrida solo me esfume del lugar para empezar a vagar por la ciudad congelando las cosas, congelando a ratas callejeras, para luego romperlas, si el alcohol ya había sacado a relucir mi lado un poco más sádico y bizarro, no dejaba de sonreír de forma maníaca, congelar cosas, quería seguir bebiendo hasta perder la conciencia como otras veces, solo vagar en la calle me traería problemas, que realmente no me importaban, congelar y desaparecer era muy practico, hasta que choque con alguien cayendo al suelo.

-Hey! ten cuidado quieres?- respondí agresivamente congelando el piso a mi alrededor y mire a la persona con la que había chocado. Aspecto desordenado, pelo revuelto y blanco, descuidado, desaseado, si estaba segura que era el semi demonio que creía mi amigo, insistí en mi rudeza a ver como reaccionaba -ten más cuidado para la próxima!- me encantaba provocarlo

El caza demonios va por el pueblo con las manos tras su nuca. Caminando despreocupadamente mientras mira el manto oscuro.

-Al menos es lo unico en comun con el otro mundo-

Ya se ha acostumbrado a vivir en tan loco sitio, aunque, hasta eso, un poco aburrido, pues le resulta algo mundano. Al menos alla le llamaban de vez en cuando por trabajo. ¡Igual! ni que aquel lugar fuera tan bueno! Aquí no le perseguian dos tipas locas alegando que les debía dinero.

Y tenía a alguién...

Algo le hizo volver a la realidad, las calles estaban congeladas. Arquea una ceja mientras se rasca la nuca con la derecha. Era invierno, pero ese hielo ya era exagerado.

Como perro desentendido, ladeó el rostro, eso sobrepasaba los indices normales de raro en el lugar. Sin darle importancia retoma su camino, por uno de los callejones alternos. Siente un leve empujón, a lo que, lleva la mirada hasta abajo encontrandose con la chiquilla que acababa de tumbar. Raro, literalmente, la de cabello azul salió de la nada, pero no le sorprende.

El albino barbón echó una carcajada leve, divertida, al ver de quien se trataba, pues era ironico haber podido tirarla de semejante forma, sabiendo lo que es, y como le habla.

-Elizabeth ¿Qué haces acá?-

Ignorando el tono mordaz, el desfachatado semi demonio, se acerca a ayudarle.

-Que que hago?- respondí secamente recibiendo su ayuda para ponerme de pie, trastrabille un poco, estaba algo mareada por el alcohol, lo único bueno es que no se notaba por el aroma, ya que el vodka nunca deja un aroma en las personas.

mire a Dante con sonrisa malévola, una persona perfecta para jugar un rato.. pero luego recapacite, en ese estado quizá el rompía una pierna o le cortaba la cabeza sin darme cuenta y no quería, después de todo era una de las pocas personas en quien realmente confiaba como para matarlo.

-Bien.. que que hago aquí, bebo, como casi todas las noches, es que se te olvida?, realmente eres un caos- le dije rudamente, claro que el sabía que nunca eran insultos, era mi forma de decir "que alegría verte".

Seguí congelando el piso, las patas de un perro se pegaron a este y gimió de dolor al tratar de caminar, solo sonreí mirando al pobre cachorro, era un día especialmente helado lo que haría que el hielo durase más tiempo. Reí por lo bajo aun mirando al perro, mi atención ya no la tenía el albino que estaba frente a mí, aunque quizá pronto la volvería a tener, ya vería como divertirme, o quizá me regañaría algunas veces lo hacía.

Sin duda, de las pocas personas que pueden soportar una broma pesada de la de cabello lila, es Dante.

Ser atravesado por lanzas o espadas por los guardias de otro reino ya comienza a tornarse en rutina. Agradecía su buena resistencia gracias a su mitad de demonio.

-"Bebe"...-

Suspira pesadamente. En el interior contiene su carcajada burlona. ¡Un fantasma bebiendo! ¡Nunca hubiera imaginado algo similar! Se cruza de brazos, para suspirar pesadamente, antes, de llevar la pesada mano y tomar la cabeza la fantasma.
Hace peso leve, el suficiente como para fastidiar. De igual forma, no puede lastimarle, ni tampoco pretende.

-Bien, bien. Creo que es suficiente, alguien puede salir herido y el pobre cachorrito no tiene la culpa, suéltalo-

Irónico, pese a ser un demonio, Dante no gusta de la tortura hacia las personas, y de alguna forma, es más humano que cualquiera.

Sentí un peso en mi cabeza, lo suficiente para volver a tener mi atención, era el albino que coloco su mano en mi cabeza y presiono, típico, si yo amaba provocarlo el amaba fastidiarme, quizá por eso habíamos logrado ser amigos.

Escuche lo que me decía, parecía una orden, una sugerencia y un regaño, todo junto y mezclado, solo sonreí.

-Sabes que mi poder para descongelar es bajo.. descongelar un poco de hielo, me deja tan cansada como cuando un vivo no duerme por una semana pero sigue siendo igual de activo.. así que.. tendrás que cuidarme Dante.. no se si soporte descongelar le hielo del pobre cachorro- Diciendo aquello me acerque al cachorro quien pareció asustarse, no quería que me mordiera, pues si lo hacía por estar corpórea me dolería, el daño no seria mucho, pues es un cuerpo físico pero realmente no existe; sonreí con ternura, en este estado de alcoholismo la bipolaridad era algo muy presente.

Acaricie la cabeza del perrito con cariño, lo cual lo calmo -Perdóname por haberte congelado, no fue mi intención- dije suavemente y estire mi mano tocando el hielo que estaba alrededor de sus patitas, con mucho esfuerzo descongele el hielo lo justo y necesario para que el perrito quedara en libertad, recibe sus patitas para la suerte de él estaban intactas, lo volví a acariciar y el se fue corriendo, claro debía seguir asustado.

Me quede sentada cansada y ya no pude mantener mi cuerpo corpóreo, solo logre ser semi-visible para que el semi demonio pudiera distinguirme, pero ya no podría tocarme.

-Listo.. perrito liberado y en perfecto estado...- le dije al semi demono mirando al albino, suspire sutilmente y mire le cielo -el resto de la noche sera aburrida- murmure, sin saber si el de orbes celestes me abría escuchado o no-

La sonrisa boba característica de Dante, permanecía en su rostro a la espera del deshielo de la menor... ¿O mayor? A saber. Suspira al mirar la escena al menos el perro ya estaría bien y Elizabeth se estaría quieta un buen rato.

Niega ligeramente acercándose a la fantasma, pasando su mano sobre su cabeza como si quisiera comprobar si era tangente. -Esto es raro~~- Menciona con diversión. Por su descendencia, y trabajo, lo normal para él es tratar con seres extraños, pero jamás, había estado con un fantasma y aún no se acostumbraba. -¿Que se siente que te traspasen asi?- Seguro Elizabeth no podría seguirle y no podía dejarle ahí como si nada.

Mira a ambos lados del callejón cerciorándose que no hubiera nadie, ahora solo había una cosa por hacer para poder ayudarle, pero tiene que dejar en claro algo:

-Prométeme, que lo que estas a punto de ver, no se lo dirás a Nero.- Pues no querría asustarle. Miró hacia el cielo, y su cuerpo se envolvió de un aura roja; en un parpadeo, abandonó su forma humana dando paso a lado de demonio. Solamente así podría tocar a Elizabeth. Se arrodillo frente a ella, dándole la espalda -Anda, sube, espero no te moleste un poco de desorden en mi casa- Pues en dicho estado de cansancio, no le permitiría estar en otro sitio, despues de todo, es su culpa que este en semejante estado y el "Devil May Cry" no estaba muy lejos.

El albino intentaba tocarme, no pude resistir y me volví totalmente incorpórea por lo que solo me traspaso, esta vez por lo inesperado me dio un leve cosquilleo, pero ni se noto, sin embargo esperaba que como de costumbre al mayor le dieran espasmos por el frio que recorrería su cuerpo, pero bueno, el era en parte demonio, vaya a saber si el sentía frio o algo así.

-No se siente nada, realmente tu deberías sentir algo extraño, un golpe helado o espasmos porque tu cuerpo baje de temperatura drásticamente- dije tratando de ser pesada como siempre, sin embargo mi voz era suave, producto del cansancio, me senté momentáneamente en el suelo, -pero recuerda, puedo adquirir un cuerpo físico, bueno… lo tenía hasta que te di en el gusto y descongele al perrito, hasta el alcohol me dejo de hacer efecto- añadí sin mirar al mayor, sabía que siempre se confundía entre ser tangible y no, trataba de vivir con ello…

Escuche las palabras serias del albino y abrí los ojos para mirarlo con curiosidad, le tenía un secreto al can? –Te lo prometo Dante, con la seriedad con la que hablas es imposible mentirte- dije mirándolo a los ojos luego vi como un aura roja envolvía al albino, y ya no quedaba nada de ese aspecto humano y casi dulce, se arrodillo dándome la espalda y me volvió a hablar, era obvio a que se refería, me molesto que me tratara así, podría caminar con un poco de esfuerzo, sin embargo algunas emociones me hicieron colocarme de pie y subirme a su espalda, con mis brazos rodee su cuello para afirmarme, me sentí como una niña pequeña, pero de verdad, como esos días de luz, solo sonreí suavemente y cerre los ojos, por otro lado comprendí por que no quería que el can se enterara de esa forma de él, así que seguía manteniendo con sinceridad mi promesa de no hablar nada sobre ello, además, no era mi asunto.

-Que no me moleste el desorden en tu casa?... no es necesario que me lleves hasta tu casa, no quiero molestarte tanto Dante…- dije en un tono bajo, sin embargo no podía detener al albino, después de todo si el me estaba cargando el estaba dirigiendo el trayecto.

OFF: y esta es la cosa que anda cargando a eli x3 http://images.wikia.com/devilmaycry/images/2/21/DMC4-Dante_DevilTrigger.jpg


Sintió un ligero frio sobre la espalda, a lo cual unicamente sonrió, como siempre, aun en esa faceta no dejaba su sonrisa estupida de lado. -No es molestia, por mi culpa te quedaste debil, me culparía si algo te pasa- No es que algo grave o malo pudiera pasare, ya esta muerta, pero como semi demonio y experto en lo raro, que aun siendo fantasma puede haber cosas que le dañen. Por ejemplo, él en su forma de demonio, armas con aura maligna, cosas sagradas, y cosas similares.

-Igual iba para allá, hace frio- Soltó una ligera risa, que sonó algo macabra debido al estado en que se encontraba. Dante no iba a admitirlo tan abiertamente, estar así con Elizabeth, le recordaba aquellos dias donde tenía familia, y donde convivia con su hermano, siendo presisamete Vergil quien le cargaba de esa forma... y ahora...

No valia la pena recordar cosas asi. -Eli, en casa, engo una botella de Vodka. Aunque no tengo idea ¿bebes en ese estado?- Seguro no. En momentos así agradecia que la calle estuviera vacía lo último que necesita es un escandalo por su forma de demonio, podía alentar el tiempo -y hacerlo más rápido para él y Eliabeth- pero sentía que una charla amena durante el trayecto no estaba de mas.

Seguía de esa forma, siendo llevada por el semi demonio, cerré los ojos de momento solo escuchando su voz, se escuchaba tan despreocupado como siempre, avanzábamos rápidamente, aunque no sentía el paso del tiempo, pero realmente nunca lo sentía, luego el albino volvió a hablar, sonreí de lado –Ni siquiera podría tratar de tomar la botella, la atravesaría y quizá como efecto colateral la congelaría, y si por ejemplo me la das tu se regara en el suelo, en este estado técnicamente no existo- explique burlona al inicio, a Dante le seguía costando asimilar a un fantasma que puede hacer cosas de vivos, pero lo último fue dicho en voz más baja y un poco más desanimada.

Lo abrace un poco más fuerte, aun como demonio el seguía desprendiendo un aura dulce y cálida, sonreí para mi aun con los ojos cerrados y luego volví a hablarle –De todas formas… aunque pudiera beber, no lo haría más por esta noche, fue suficiente alcohol para la noche, y estaré contigo.. no me pondría a beber estando contigo- restregué un poco mi cara en su espalda, de una forma algo o bastante infantil.

¿Qué no existía? Dante piensa de forma contraría, quien pueda manifestar su sentir, quien pueda charlar de esa manera... existe. eja escapar una ligera risilla entre dientes que en ese estado sinceramente sonaba bastante tetrica, inclusive su voz se escuchaba distorcionada. Dante en su forma de demonio es realmente un ser intimidante... Pero los únicos que realmente deberían temerle serían los demonios, pues el albino juró jámas dañar a un ser inocente y matar a seres humanos, por mas crueles que llegarán a ser. -¿Quién lo diría? hasta tu tienes tu limite- Jámas pensó escuchar a Elizabeth decir que ya había tomado demasiao, ya era ganancía.

-La guardaré para otro día, tomar solo es aburrido.- Extraño, desde que llegó a ese mundo de locuras la compañía es algo que ya no se muestra seguido en Devil May Cry, aunque en ocasiones da gracias por eso, pues para lo único a lo que iban sus amigas era gritarle y cobrarle.

Solo una palabra podría describir al mayor fastidiante, realmente a veces me superaba, suspire buscando una excusa para defenderme –No tengo limites... es solo que hum… no tengo ganas y ya…. Y n este estado no puedo… hum… pero si seguiría…- excusas y más excusas que siempre daba en un intento vano de parecer más fuerte, independiente, intento desde ridículo hasta patético, después de todo el mayo ya conocía bastante de mi, como para creerse esas excusas, aun así las daba.

-Bien... un día iré a beber contigo para que no reclames como un bebe- dije para devolverle el ataque anterior, ataques y más ataques fastidiosos, nuestra forma de darnos amor, realmente nos llevábamos bien, cosa que me parecía enormemente extraña en un principio.

Sonreí juguetonamente y aprovechando mi posición –de estar abrazándome a su cuello por la forma en que me cargaba- apreté un poco más para que una ligera sensación de asfixia lo invadiera, solo lo suficiente para que dijera o hiciera algo, pero que no lo dañaría en absoluto, después de todo, soportaba un sin fin de cosas peores que aquello.