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Mensaje por Invitado Dom Ago 14, 2011 6:28 am

1º Post:
2º Post:
Ya me quedaba poco para terminar, tampoco es que hubiera tardado tanto, esa clase de robos debían hacerse lo más rápido posible, tampoco podía cargar mucho peso, sino quería hacer ruido, aunque para mi salida tenía una manera pensada de escapar de la escena, mucho más rápida que la que había utilizado al entrar, más sabía que si me llevaba algo más, por poco que fuera me costaría hasta cargarlo, por lo que ya estaba a punto de terminar de arrancar un flamante rubi del trono, esforzándome para hacer el menor rido posible, cuando un escalofría, como un sexto sentido me avisó que no estaba bien.

El aire nocturno se entivió en la habitación y el sonido de una segunda respiración me avirtió de que no estaba solo, mis piernas se apresuraron a moverse cuando frío y punzante se posó sobre mi cuello, era lo suficientemente listo como para saber que clase de arma era aquella, además no era la primera vez que me apuntaban al cuello con una de ellas, lentamente me giré, para respaldar que efectivamente, en mi cuello estaba posada una espada de filo largo y reluciente en la noche.

Alcé mis ojos, para ver que la que portaba el arma era una dama de bello parecer y de cabello rojo como la sangre, nada más acorde para vivir en este reino que tener el cabello de lo que más se deseaba derramar, pensé al verla. Rapidamente analicé la situación, era una chica, más baja ene estatura que yo, la forma en la que tomaba la espada era de la manera correcta por lo que debería ser una esperta y además ese brillo en sus pupilas dejaba claro que no dudaría en matarme si no me comportaba como debía. Lo único que tenía a mi favor es que parecía estar furiosa, y cuando los sentimientos de uno se descontrolaban, era más fácil manipularlos.

Preguntas mi nombre...-pronuncié con voz fría incorporándome poco poco simulando indiferencia y sin apartar la mirada nunca de sus ojos, como los gatos, los míos emitían un leve resplandor-...cuando debería ser yo quien debería preguntarte quien eres...despué de todo me has interrumpido-callé sabiendo que esa no era la respuesta que estaba buscando y que no podría liarla tan facilmente, aun sin mostrar expresión alguna volvía a hablar-mi nombre es Loren-tan sólo pronuncié mi nombre ya que eso era lo que me había pedido, en ningún momento había pedido mis apellidos.

Mis ojos resplandieron maquinadores, sabiendo que acababa de darle algo en que pensar, le arrojé antes de que pudiera ver lo que tenía en la mano, el rubí que había conseguido extraer en el úlimo momento, directamente apunté a su cara y tal como había pensado lo esquivó para que no le diera, momento que aprobeché, para apartarme del arma de un salto rápido hacia atrás que me subió encima del trono y saqué rapidamente mi tridente, que llevaba en mi espalda.-Y ahora sois vos quien me deberíais decir vuestro nombre.-sonreí de medio labial, sabiendo que estabamos en igualdad de condiciones.


Última edición por Loren Bluerose el Mar Ago 16, 2011 4:50 am, editado 1 vez
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Mensaje por Invitado Dom Ago 14, 2011 3:58 pm

Preguntas mi nombre... Fue lo primero que salió de su boca, lo decía de manera fría y mirándome fijamente con sus ojos de gato ...cuando debería ser yo quien debería preguntarte quien eres...despué de todo me has interrumpido - fruncí el ceño molesta y deslicé con suavidad en filo en su cuello, provocando un pequeño corte para darle a entender que no estaba jugando y no me temblaba la mano para matarle.

mi nombre es Loren - dijo finalmente, pero parecía divertido, como si no tuviese miedo. "Muy tonto o muy valiente" pensé sin dejar de mirarlo. Sin embargo, repentinamente me arrojó algo al rostro, por lo que me alejé y me agaché para esquivarlo, reaccioné rápido viendo que le había dado la oportunidad de escapar, pero por más que hubiera querido no pude reprimir esos reflejos. Cuando me incorporé lo vi lejos de mí. Estaba sobre el trono de mi hermana y en su mano tenía una singular arma que parecía un tridente. Me reí sonoramente cuando a mi mente vino la imagen de un tritón, los seres marinos que tenían colas de peces y la ironía de que mi contrincante parecía un gato. "Cada día más loca, Cissy" mi risa se calmó y lo mire de forma divertida cuando volvió a hablar.

-Y ahora sois vos quien me deberíais decir vuestro nombre.- dijo de forma altanera sonriendo de medio lado, como si la situación no fuera de él interrumpiendo en mi palacio y queriéndome robar. Recordé que el apenas y me había dicho su primer nombre, bueno realmente me daba igual, no es que fuera a tallar su nombre en la lapida, con echarlo a los lobos bastará.

Sin embargo a mi me gustaba decir mi nombre con toda sus letras —Cecillie Crimson... - contesté sonriendo. Me gustaba aun más porque a diferencia de mis otros dos hermanos Caedis y yo compartíamos el apellido, así que quedaba muy claro que era familiar directo de la Reina. Aunque igual me gustaba presumir mi no tan prodigioso titulo...

—La Condeza de Corazones - murmuré, mirandole fijamente. Levante el brazo libre lentamente, dejando sutilmente la muñeca suelta para que la mano quedara inclinada hacía abajo. Justo en la forma en la que se ofrece ante un noble para que la tome y le de un beso a forma de saludo cordial. Sin embargo mi intención no era que el joven ladrón me diera un beso...

—Así que como entenderás no dejaré que te lleves mi herencia familiar - sentencié levantando la mano repentinamente mostrandole mi palma. Bueno si es que alcanzó a verla, pues el movimiento tenía como objetivo usar mi poder para aventarlo contra la pared que estaba detrás del trono donde se había apoyado.

El chico chocó contra el reluciente mármol negro. Fueron dos sonidos sordos, uno cuando chocó porque lo aventé y otro cuando calló al suelo. Sonreí al ver la sorpresa en sus ojos, pues si algo estaba segura que no esperaba era toparse con "Bendita sea la sangre de Veela que corre por mis venas" Pensé mientras con otro movimiento de muñeca alejaba el arma en forma de tridente que el chico traía consigo. Se escuchó el agudo sonido cuando el tridente golpeó contra la pared de un costado de la sala de trono.
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Mensaje por Invitado Lun Ago 15, 2011 6:58 am

No me molesté de su sonora risa, seguí mirándola con expresión confiada, parecía que le hacía gracia algo en mí, más no me molestó, en parte porque era los suficientemente astuto como para ya haber preparado una salida de emergencia y ni muerto iba a dejar lo que acababa de robar detrás, esa simple chica no iba a conseguir que me hechara hacía atrás, algo en sus ojos me decía que debía andarme con cuidado. Más por ello ya tenía mi vía de escape preparada, y sólo debía despistarla para poder huir lo más antes posible con el botín, posiblemente nunca más me volvería a ver.

Repentinamente arquée una ceja, mirandola fijamente, claro que sabía quien era, tan sólo que no deje pasar la mentira que me acababa de decir, tal vez me estaba probando o quizás había sido descendida por la misma reina de la que se jactaba.-Un placer conocerte Cissy-le dije con una voz que pese a carecer de sentimiento sonó como un ronroneo-aunque creía que eras una duqueza en vez de condeza, quizás no me informé tan bien-aun seguía sin perder mi sonrisa.

Su mano se alargó insinuante e invitante, o creía que era tonto o estaba demasiado acostumbrada a que la idolatrasen como para tenderme su mano, no la iba a besar dijera lo que dijera. uando lo que más deseaba era traspasársela con el tridente, mis manos acariciarón su superficia, antes de sentir un rscalofrío recorrer mi espalda, un segundo antes de salir volando por los aires y chocar contra la pared, soltándo irrremeiablemente mi tridente. Noté que todo se volvía negro, de no haber estado tan acostumbrado a golpearme en la cabeza habría incluso perdido el conocimiento, la sorpresa tan sólo duró un segundo, antes dee volver mi rostro como una máscara de fría indiferencia, debía soportar mi dolor.

Así que después de todo si suponía una amenaza a tener en cuenta, más ella no sabía nada de mí, creía que sería tan fácil controlarme como a un gatito domesticado, cuando se esquivocaba. Alargué la mano hacía el arma que estaba en la otra punta que desapareció para volver a estar en mi mano, la miré con una sonrisa torcida, levantándome. La habitación se sumió repentinamente en la más oscura de las noches y facilmente me deslicé entre las sombras, para tras un rato de desconcertante silencio, atacarla por la espalada sin espera, defendiendome de la espada que portaba, con majestría.
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Mensaje por Invitado Lun Ago 15, 2011 11:20 pm

Un placer conocerte Cissy -dijo de una manera fría -aunque creía que eras una duqueza en vez de condeza, quizás no me informé tan bien-aun seguía sin perder su sonrisa, que ahora me parecía de burla. Fruncí el ceño molesta conmigo misma por mi error, así fue que con más ganas hice lo que hice.

—¿Por qué no te vas antes de que llegue la guardia? - le amenacé pensando que a lo mejor eso le asustaría. Aunque la amenaza era falsa, pues si había entrado es porque la guardia no le había notado y por más ruido que hiciera, seamos honestos, raramente llegaría alguien, si a lo mucho pensarían que alguno de los príncipes o bien, yo misma, estábamos matando a algún sirviente y nadie se iba a querer acercar. Vi como alargaba su mano y el arma que había alejado de su poder apareció mágicamente en esta. Me miro con una sonrisa torcida y se levanto, no pude evitar retroceder un poco, algo asustada, pero al mismo tiempo con el orgullo herido por no poderle alejar con la misma facilidad que lo hacía con otros. "Este tipo es peligroso"

Repentinamente la habitación fue inundada por la oscuridad, supuse que alguna nube habría tapado la luna, pues básicamente eso era lo único que alumbraba el lugar, la luz de luna que se filtraba por el ventanal. Sin embargo ahora que todo se había vuelto penumbras mi adversario tenía ventaja, más aun considerando que era un felino. Sin embargo después de un corto y deconsertante silencio escuche un ruido demasiado cerca, tanto que por instinto levité, si me hacía hacia los lados no tenía la certeza de si me alejaba o me acercaba a él, sin embargo en el aire tenía más posibilidades. La claridad regresó lentamente y cuando mis ojos le divisaron decidí atacar sin piedad, pero evidentemente su habilidad era extraordinaria, el tipo sabía manejar las armas, algo que yo no. No era lo mismo descuartizar a un hombre que no se defendía a estar chocando una espada espada, que ni siquiera era la mía, contra su tridente. La sonrisa se me borro por completo, así como me arrepentía de haber subestimado a mi enemigo.

Por suerte del destino pude hacer un movimiento que físicamente debería de ser imposible. Bendita sea la sangre que corría por mis venas, porque sin poderes ya estaría muerta. Salté cual gato hacía atrás, esquivando su tridente, pero al tiempo me apoyé en este, usándolo de vía rápida, caminé sobre el frágil objeto, haciendo uso de la levitación, y acercándome lo suficiente para patearle la cara y aturdirlo un poco, al menos lo necesario para que cayera al suelo y ponerme sobre él, presionando su garganta con la espada, pero de manera paralela, la parte lisa de la espada estaba contra su garganta, pero en un mal movimiento se podía deslizar y coartarle el cuello.

—¡Maldita sea! ¿Qué quieres para irte de aquí? - grité desesperada, presionando la hoja de la espada contra su cuello. Ensanché los ojos en una mirada fría y retadora, no, yo sabía que no era rival en una batalla cuerpo a cuerpo y si estaba ganando algo de tiempo era porque tenía telequinesis y podía levitar. Incluso en esos momentos peligraba de que en la cercanía me atacara y sometiera cuerpo a cuerpo, pues si era así, no tendría escapatoria. Lo mejor era intentar negociar, aunque mis métodos de negociación no eran muy ortodoxos.
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Mensaje por Invitado Mar Ago 16, 2011 4:49 am

¿Qué guardia?-dije mostrando la primera nota de ironía en mi voz- Majestad, ambos sabemos que nadie vendrá a menos que usted los llame, y no pienso permitir tal cosa- le dije con voz morbosa debido a la situación, los pocos guardias que había visto estaban o bebidos o entretenidos con hacerselo pasar mal a cualquier desdichado que se entrometiera a meterse en su camino, a lo que en seguridad respectaba, la única persona que podía defender su legado era la misma Cissy, esa duqueza de maneras tan torcidas. Al incorporarme con mi arma de nuevo en mi mano, pude fijarme en que durante un segundo algo de inquietuz se translucía en sus ojos, por alguna clase de razón odie esa mirada y a la vez la aprecie, yo tan sólo quería irme lo más rápido posible, hacer daño a la realeza supondría que acabara metido en más problemas aun.

Cuando la ataqué, noté de nuevo con algo más de sorpresa, que guaradaba otro truco bajo la manga, en el cuerpo a cuerpo era bueno, pero era la primera vez que luchaba contra alguien que se elevaba en el aire como si tal cosa. En cierta manera resultaba hasta divertido, encojí mis orejas aun más en mi nuca, moviendome gracilmente y parando sus golpes, obligándola a defenderse de los míos, hacía tiempo que no luchaba en serio con alguien y para que engañarme, añoraba la sensación de una buena pelea, aunque no fuera más que una farsa burda por mi parte. Sus saltos parecían salidos de otro mundo, conocía mi propia agilidad y sabía que podía hacer cosas increbles, aun así ella que levitaba podía hacerlas de una forma más extraña y curiosa.

Repentinamente y mientras lanzaba un ataque directo, saltó sobre mi tridente y caminó rapidamente por su barra hasta golpear mi cara sin poder evitarlo, su pie impacto contra mi rostro haciendome caer al suelo, pronto el filo de su arma estaba en mi cuello de nuevo y me contemplaba con ojos nerviosos desde su posición, esa mirada de desesperación era esquisita, parecía casi como si ella fuera la que estuviera atrapada. Mis ojos relucieron y mi sonrisa de agrando.

Repentinamente la abracé por su espalda y deslice mi mano por su muñeca hasta rodearla y hacerla presionar hasta el cuello del Loren falso el cual al haberlo atravesado se disolvió como si nunca hubiera estado allí, sonreí para mí, la había logrado engañar con una ilusión tan sencilla como aquella y ahora, la abrazaba por la espalda, hicé presión en su muñeca, hasta que el dolor le hizo soltar la espada contra el suelo, la cual chocó haciendo un ruidp sordo y repiqueante sobre este, antes de reberverar con un ruido ensordecedor. Reí divertido contra su espalda, presionándola con mi tridente justo a la altura de su corazón.

Ahora bien, ¿me suplicaras que te libere?-dije con voz morbosamente fria- Después de todo, mientras te tenia entretenida me lleve las riquezas de esta habitación.-Había sido fácil llamar a uno de mis lobos y que se llevaran rapidamente, la bolsa con todo lo que pensaba robar, la única razón por la que estaba allí, era simplemente por que Cissy me parecía realmente interesante y deseaba descubrir que otros trucos se guardaba bajo la manga.
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Mensaje por Invitado Mar Ago 16, 2011 2:13 pm

No respondió pero sus ojos relucieron y su sonrisa se acentuó. —Demasiado valiente o demasiado tonto... - pensé en voz alga. Sin embargo repentinamente sentí como alguien me abrazaba por la espalda y tomaba mis muñecas, haciendo que cortara la cabeza del chico, pero contra todo pronostico, el chico debajo de mi no murió, no hubo sangre, no paso nada... solo se esfumó como si nunca hubiera estado ahí, reventando en un ruido ensordecedor. Aparentemente me había engañado usando alguna clase de ilusión.

"Le deje las cosas demasiada sencillas" me reprendí a mi misma. Escuché su risa burlona y como presionaba su tridente contra mi pecho, a la altura de mi corazón.

—No necesito uno para vivir... hace mucho me lo sacaron - murmuré tan bajo que posiblemente no me escuchó, porque enseguida habló.


Ahora bien, ¿me suplicaras que te libere?-dijo con voz fría- Después de todo, mientras te tenia entretenida me lleve las riquezas de esta habitación.-confesó altaneramente. Bien, se había llevado las joyas... ya mandaría a cortar las cabezas de los solados incompetentes que no pudieron detenerle.

—¿Yo?¿Suplicar por mi vida? - no tenía contacto visual para alejarle con mi poder, las manos las tenías agarradas por lo que tampoco podía lanzar nada. Levitar no serviría de nada a no ser que el chico le tuviera miedo a las alturas. —No me importa morir - dije secamente para luego respirar profundamente, me incline ligeramente hacía adelante, buscando temor, buscando que mi cuerpo reaccionara cuando sintiera el tridente enterrarse en mi piel.... —Aunque tampoco esta en mis planes... - murmuré en un quejido de dolor.

Sentí miedo, dolor punzante en el pecho y no pude evitar sollozar. Mientras las lagrimas brotaban y rodaban por mis mejillas hasta suicidarse en mi mentó, mi cuerpo quedo inmóvil. Como si con un respiro se hubiese ido todo, como si se hubiese escapado la vida.
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Mensaje por Invitado Miér Ago 17, 2011 4:57 am

Aun le quedaban fuerzas para responderme con tal ironía, manteniendo aun ese tono arrogante que solía tener toda la realeza. Esa clase de orgullo la acabaría llevando a su ruina, si es que duraba mucho, porque a cada segundo notaba mi mano tensarse hasta rasgar la tela de su traje y comenzar a tocar y presionar con las puntas del tridente su pecho a la altura del corazón, sonreí friamente, quizás no debería matarla, pero por ser quien era ya la odiaba, el reino de corazones había ejecutado a la única persona que había amado en este mundo y aun amaba con un corazón roto. ¿Porque debo perdonarle la vida a esta mujer? me pregunté a mi mismo sin poderme contener, notaba su respiración agitada y podía oir su pulso acelerado correr por sus venas.

Según ella no le importaba morir, más su voz se atrancó como si un nudo le impdiera mantener más su arrogancia, por lo que dejaba lucir tremenda mentira. La realeza era toda igual, se escudaban detrás de gurdias y soldados que sacrificaban sus vidas por ello, asegurando que vivían por su pueblo, cosa cierta, aunque aun era más cierto, que no morían por él. Su siguiente frase no hizo más que confirmarme lo que yo había pensado desde un principio, ella temía morir. Después de todo, sólo los mortales tememos a la muerte. Sonreí un poco más, cansado de tanto juego y presionando un poco más el arma, obligándola a inclinarse hacia delante. No me gustaban los derramamientos de sangre, pero esto lo haría por venganza.

Comencé a priosionar con más fuerzas, hasta que en su pecho florecieron tres rosas carmesies, sus lágrimas me piyarón tan repentinamente que dejé de hacer presión, ahora lloraba... cuando ella había matado a tantas personas... sin embargo una pizca de piedad se comenzaba a filtrar, por raro que pareciese, esto no me hizo más que enfurecerme y presionar de nuevo, pero estaba llorando tanto... Suspiré, odiaba las lágrimas casi tanto como las deudas, era dévil ante una mujer llorando. Suspiré y dejé caer el tridente al suelo, de todas formas me daba igual, ya casi comprendía sus dones y creía poder defenderme con ellos.

¿Desde cuando las Duquezas lloran?-pregunté con la intención de tranquilizarla, con algo más de rudeza de lo que exigía el caso le di la vuelta rápidamente y estrujé su cabeza contra mi pecho, abrazándola de manera protectora, era la unica manera que se me ocurría de hacerla dejar de llorar, aunque no era tonto, la tenía lo suficientemente controlada para evitar cualquier ataque por su parte-Tan díficil era pedirme que no te matara, esa arrogancia tuya casi te hace probar de tu propia medicina-la estrujé aun con más fuerza.
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Mensaje por Invitado Jue Ago 18, 2011 1:31 pm

Quizás el chico no lo había notado, solo rogaba al cielo que mi cuerpo siguiera en una pieza cuando regresara a él... y poder llegar a tiempo antes de que me matara. ¿Suena raro eh?

La única habilidad de la cual no tenía control, la única habilidad que me quedaba para salvarme o al menos yo lo veía así. La proyección astral era una arma de doble filo a jugar, pues así como me permitía tener otro "yo" fuera de la situación que podía atacar por sorpresa para mi propio rescate, mi cuerpo inerte se quedaba a la deriva. Además de que no siempre sabía donde iba a aparecer, bien podía aparecer en otro reino, pues nunca había tenido control sobre esta habilidad, solo sabía que el miedo era lo que la activaba, la necesidad de escapar o de estar en otro lugar, pero el problema es que no siempre terminaba en el lugar deseado.

Sin embargo en esta ocasión había tenido suerte, estaba en mi habitación. Salí corriendo a la sala de trono, llevándome conmigo una daga que estaba en mi tocador, eso sería lo que usaría para defenderme, además de que era lo único que tenía a la mano. Cuando me acerque lo suficiente a la sala de trono observé que la puerta había quedado abierta, por lo que sigilozamente me aproxime para entrar lentamente y hacer un ataque sorpresa.

Al entrar a la magistral habitación, vi la escena que por suerte me daba la espalda. Por lo tanto el joven con facciones gatunas, no me miraba, o al menos no a mi ser astral. Una puñalada por la espalda sería suficiente... "¿En serio? Eso es de cobardes Cissy" me dije a mi misma y me detuve a unos dos metros de donde estaba el chico con mi cuerpo, parecía ya no estar haciendo daño con el tridente a mi persona, pero quizás era porque pensaba que ya me habría matado. Me iba aproximar nuevamente pero cuando escuché hablar al joven me detuve.

¿Desde cuando las Duquezas lloran?- pude escuchar esa pregunta y para no descubrirme en mi mente la conteste."También somos..." ¿Humanas? ¿Estaba pensando en humanidad? ¿Yo que hacía una lucha diaria para demostrar que los seres de wonderland y los humanos no nos parecíamos en nada? Además yo no podía decir que era humana, la familia real tenía mezclas de sangres no humanas que era lo que nos daba los poderes sobre-naturales que teníamos. Como este de la proyección astral. "¿Tenemos sentimientos... tal vez?" me cuestioné a mi misma. Había pasado los últimos años de mi vida convenciéndome que yo no sentía, que estaba hecha de hielo y fruta. Pero el miedo... la alegría... la rabia y demás eran sentimientos "Esta bien, quizás y solo quizás en el fondo aun siento" me mordí el labio inferior para evitar emitir algún sonido que delatara mi presencia detrás del chico que pude ver como en un movimiento algo brusco le dio vuelta a mi cuerpo para estrujarlo de manera protectora. El cuerpo estaba inerte y un escalofrió me recorrió.

Por unos instantes imaginé que así me vería si estuviese muerta de verdad. Sin moverme y con el pecho lleno de sangre, pero... ¿Alguien lloraría por mí? ¿Alguien me abrazaría así como en esos momentos? ¿Alguien si quiera notaría mi muerte? ¿Me matarían en el palacio o en el bosque? ¿O en otro reino?

Las preguntas se acumularon en mi cabeza y me perdí en ellas, olvidándome por unos instantes que es lo que estaba haciendo, pero la voz del joven ladrón me hizo regresar a la realidad.

Tan díficil era pedirme que no te matara, esa arrogancia tuya casi te hace probar de tu propia medicina- le escuche vi como abrazaba mi cuerpo con un poco de más fuerza. Suspire y casi sin querer en ese suspiro se desvaneció mi ser astral, dejando caer la daga que pensaba usar contra el individuo. La sensación de regresar a mi cuerpo siempre me dejaba algo aturdida y aun así pude escuchar como caí la daga al suelo, provocando un sonido metálico e inconsistente pues reboto algunas veces.

Pude sentir la presión que los brazos del joven ejercían sobre mí y también el dolor punzante en mi pecho. No pude contejer un quejido que se ahogo en mi garganta para luego contestar con voz débil....

—Las duquesas no suplicamos... y no es arrogancia. Pero el día que nos toque morir hay que aceptarlo... digo, no se mata a alguien nada más porque si, alguna razón debe haber para la muerte merecer... - murmuré recitando uno de mis mas firmes ideales. Todos los hombres que yo mataban se lo merecían, todas las muertes que por mis manos pasaban eran merecidas o al menos yo lo veía así. Las únicas muertes que no debieron ser fueron las de mis abuelos y yo había matado a su asesino. —Ladrón que roba ladrón... dicen que tienen 100 años de perdón. ¿Asesino que mata a asesino, también también lo tendrá? - pensé en voz alta al analizar la situación. —No te culparía por querer matar a alguien como yo, incluso si yo fuera tu también me querría matar...- patéticamente las lagrimas seguían rodando por mi rostro de forma involuntaria.
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Mensaje por Invitado Vie Ago 19, 2011 11:22 am

Notaba su cuerpo flácido y sin fuerzas, casi como si ya le diera igual todo, incluso ser abrazada por el chico que momentos antes había querido matarla y le había robado una fortuna en piezas de oro, más conocia a las mujeres lo suficiente como para saber que eran orgullosas y tenían cierto complejo de guardarse sus sentimientos, que explotaran en lágrimas sólo podía significar que ya habían llegado a su límite, supongo que el dolor la había agotado, sentí cierta dulzura, sentimiento que me apresuré a olvidar negando con la cabeza. Admiraba a las mujeres porque estas poseían una fortaleza y valor de la que muchos hombres carecían, y de la que nunca muchos llegarían a conocer. La abracé, sinitiéndome inutil de hacer cualquier otra cosa, nunca había sido bueno consolando a los demás y yo mismo al ser niño solía ser consolado de esta forma, ya que todas las penas se diluían cuando uno se sentía apollado y notaba la calidez de alguien.

Eso no quitaba de que estuviera atando a sus movimientos, por lo que a mi respectaba ella podía mantener esa calma y al mismo tiempo alzar un cuchillo por mi espalda y asestarme una estocada mortal, nunca me fiaría de las personas y menos de alguien que había posado una espada en mi cuello, aun me escocía allí donde había hecho un pequeño corte aunque ya comenzaba a curarse. Repentinamente hoy el fuerte sonido de algo metálico callendo al suelo, ladeé la cabeza hacía el sonido, viendo rapidammente el reflejo de una daga reverberar contra el suelo, entrecerré los ojos, no notaba ninguna clase de presencia alrededor, sin embargo alguien debía dde haberla arrojado, miré al techo a ver si había alguien, pero nadie.

El cuerpo de Cissy, se tensó perdiendo parte de su inmovilidad, para después relajarse, casi como si estuviera de verdad disfrutando de estar en brazos de uien debería de considerar un enemigo "Debe estar muy falta de cariño"pensé cuando se dejó abrazar "o realmente asustada" de todas formas, debía ser duro ser duqueza, yo preferiría ser colgado antes que tener un título en la nobleza, todo ello con lleva muchos problemas. Tonterías, sólo los cobardes aceptan su muerte, se a de luchar hasta el último momento por la vida de uno mismo, simplemente tuviste suerte de que sea tan benigno con las mujeres-dejé caer con un tono de indiferencia forzada, no podía evitar estar nervioso puesto que aun lloraba, suspiré de nuevo y bajé la mano hasta su pecho, hasta posarla donde anteriormente había abierto las heridas-Yo nunca mato a no ser que sea necesario, sólo cuando ha avido provocación previa, ten en cuenta que cada persona que muere lleva una familia tras de sí, piensa en ello la proxima vez que quieras matar a alguien.

Nunca había usado esa habilidad en alguien desconocido, y era la primera vez que la empleaba con alguien que segundos antes pretendía matar, sin embrgo, deslicé as llemas de los dedos sobre las tres punciones y dejé traspasar parte de mi energía a través de mis dedos, curándola poco a poco y cerrándo con esta habilidad las heridas y poniendo fin al dolor que conllevaban. Las consecuencias no se hicieron tardar, mi ojo dejó rojo caer como si llorará un fino ilo de sangre que se derramó de mis ojos , me lo limpié un instante con una de las manos, antes de retirar un momento a Cissy de mí para que pudiera mirarme,-Ya no debería dolerte-la tomé del mentón-por lo que para de llorarde una vez, no me gustan las mujeres que lloran.-pronuncié con voz suave y amble y con cierto cariz de emoción en ella, si seguí llorando durante mucho tiempo más, no sabía lo que acabaría haciendo, lo más provable es que me fuera, después de todo ya había terminado lo que había ido a hacer allí.
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Mensaje por Invitado Dom Ago 21, 2011 1:08 pm

Cuando termine mi discurso sobre la muerte y demás, me moví un poco para acomodarme y después relajarme en su regazo. Por alguna extraña razón ya no sentía la necesidad de estar a la defensiva, aunque si me sentía muy expuesta. Me sentía a la merced de aquel felino, me sentía indefensa, pero aun así no hacía nada, pues también sentía tranquilidad. Sentía que no debía de mostrarme fuerte o cruel para demostrar algo, para cumplir las expectativas que tenían de mi al ser quien era...

Me sentía como cuando pequeña, cuando no era nadie y podía sentir miedo, curiosidad, dolor y demás. "Ya deja de llorar" me dije a mi misma al no poder contener el llanto.

Tonterías, sólo los cobardes aceptan su muerte, se a de luchar hasta el último momento por la vida de uno mismo, simplemente tuviste suerte de que sea tan benigno con las mujeres- me respondió finalmente con un tono de fingida indiferencia, por lo que no pude evitar sonreír de lado.

—Suerte mía de ser mujer - murmuré con voz ahogada por el llanto. Pude sentir su mano bajar a mi pecho, donde estaba herida y aunque fuera ridículo, no pude evitar sonrojarme ante el contacto, pero no me alejé ni hice comentario. Solo le escuché hablar de nuevo.

Yo nunca mato a no ser que sea necesario, sólo cuando ha avido provocación previa, ten en cuenta que cada persona que muere lleva una familia tras de sí, piensa en ello la proxima vez que quieras matar a alguien. - me dijo como consejo, fruncí el ceño ante aquello. Era posible que alguno de los hombres que hubiese matado hubiera tenido familia. Sin embargo si era así ¿Qué hacían ahí? ¿Si tenían una esposa e hijos, porqué estar en ese lugar intentando seducir a muchachas? Entonces la muerte no solo la merecían por lascivos, si no por infieles.

—Al menos detrás de mi no hay una familia... - susurré melancólicamente, pues así lo sentía. Mi "Familia" había muerto aquella noche y mis hermanas y hermano realmente eran desconocidos que no tenían contacto conmigo, la más cercana siempre había sido Caedis y aun ella parecía evitarme y alejarse últimamente. No tenía ni perro que me llorara.

Repentinamente el contacto directo de sus fríos dedos justo donde tenía las heridas de su tridente me hicieron sobresaltar. Pero permanecí quieta, incluso conteniendo la respiración, cuando comencé a sentir una cálida corriente que se comenzó a llevar el dolor y a curar las heridas.

"¿Por qué?" pensé muy sorprendida, pues no entendía porque ese joven me estaba curando, realmente no lo entendía. Mas mi sorpresa fue mayor cuando finalmente me curó y me alejó, dejándome ver que tenía lagrimas de sangre. Me alarmé considerablemente, rasgué parte de mi pijama para limpiarle el rostro, pero el ya lo había hecho...

—Lo siento.. - dije en voz baja sintiendo culpable de haber provocado aquello.

-Ya no debería dolerte- murmuró tomándome del mentón, haciendo que lo viera. A lo que asistí con la cabeza, pues realmente ya no me dolía. Sin embargo no dejaba de llorar, pero ya no era de dolor, simplemente las lagrimas seguían brotando, las sensaciones estaban alborotadas en mi interior y las lagrimas solo eran la forma de externar algunas de ellas...

por lo que para de llorarde una vez, no me gustan las mujeres que lloran.- le escuché decir en voz suave y amable. Mi respuesta fue abrazarle fuerte y seguir llorando como una chiquilla, eran demasiadas emociones para alguien que se había pasando tanto tiempo convenciéndose que ya no sentía nada...

El abrazo así como las palabras comenzaron a tranquilizarme y poco a poco fui calmando y controlando mi llanto. Aunque desconozco cuanto tiempo fue el que trasncurrió hasta que por fin dejé de llorar, por lo que finalmente pronucié las palabras que estaban atoradas en mi garganta, pues no era muy común en mi decirlas...

—Muchas gracias - murmuré aquellas dos simples palabras que bien se les podía añadir mucho más, como: Gracias por curarme, gracias por no matarme, gracias por abrazarme... pero no iba a decir más. Me acomodé en su regazo, renuente a la idea de separarme. Me sentía raramente protegida, y digo raramente porque hablábamos de un hombre que me había querido matar. Me sentía como una niña chiquita, como cuando me caía y raspaba las rodillas y mi abuelo me abrazaba hasta que me quedaba dormida.

Los ojos me ardían y el cansancio me estaba ganando, después de llorar siempre daban ganas de dormir, sin embargo se escuchó el cantar de una pequeña ave, de esas que siempre cantaban al amanecer, por lo que volteé a ver por el ventanal del la sala de torno. Un fino color naranja se asomaba, delatando que el amanecer estaba cerca.

—Te tienes que ir...- le dije algo alarmada. Sabía que si permanecía más tiempo las tropas ya estarían levantadas, los sirvientes... ¡Caedis! Abrí los ojos como plato al recordar a mi hermana, la reina. Escuché los tacones de lo que parecía ser mi hermana que ya venía a su resinto. "¿Por qué te gusta madrugar?" pensé molesta y usando mi poder para, con un movimiento de mano, cerrar las puertas del lugar. El estruendo fue demasiado fuerte, seguramente Caedis ya habría notado que alguien estaba en la sala del trono — ¡Maldición! - me levanté y volteé a mirar al chico... "¿Qué haces, Cissy?" me pregunté a mi misma cerrando los ojos e intentando encontrar alguna solución para que el felino escapara, para justificar mi parecían ahí y las joyas que evidentemente iban a estar.

—¿Como entraste? - pregunté en voz baja, rezando porque no dijera que había sido por el pasillo y la puerta principal, porque esa puerta la tenía que mantener cerrada para que Caedis no entrara. Seguía con mis manos hacía la puerta, pues ahora se podía escuchar como Caedis golpeaba contra la puerta furiosa... ya estaba amenazando con cortar cabezas. "Perdón hermanita"... Estaba traicionando a mi hermana para proteger a un extraño, sin embargo ese extraño me había tratado mejor que mis propios hermanos. Un abrazo. Solo por un abrazo como los que me daban mis abuelos, solo por eso ese chico se había ganado mi aprecio y no dejaría que lo fucilaran por algo tan vano como unas cuantas joyas.
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Mensaje por Invitado Mar Ago 23, 2011 6:13 am

Me limité a dejarla permanecer en mi pecho, sin decir durante un instante más realmente comenzaba a odiar que las chicas me lloraran, si se corría la voz de que era tan magnanimo ante esto, de seguro que terminaría con mi fama de ladrón cruel y conocía a un par de personas que de seguro se burlarían de mi ablandamiento, arrugué la frente y automáticamente, casi sin darme cuenta, recorrí con mi mano su cabello suelto y rojo, acariciándolo tranquilizadoramente para calmarla,algo que hacía con mi hermana, su recuerdo me arrancó una sonrisa torcida, sin embargo no paré aun después de darme cuenta, sino que cotinué, intentando tranquilizarla y hacer que dejara de llorar.

Simpaticé con ella cuando mencionó a su familia, yo no poseía ni había poseido a una propiamente dicho, desde que nací fui comvertido en una mascota en vez de un hijo devido a mi condicción, descubrí con el timepo, que todo aquello que amaba eran sólo vagas ilusiones que terminaban por destrozarse así mismas, y que además me hacían daño. Aquellos que me amaban acababan muertos y yo permanecía siempre en soledad, sin que nadie me amara o quisiera tenerme a su lado, sabía que mi existencia apenas poseía valor comunitario, solo anhelaba estar vivo por mi mismo y porque aun guardaba algo de orgullo.

Su disculpa, me pilló sorprendido, ya que en parte no sabía muy bien a que se debía, ya que había sido yo el que le había atacado tras intentar robarle, y conseguirlo. pero ese tono tan sincero y aun permanecía llorando, aun después de decirle que no lo hiciera, de nuevo volvió a extrecharme entre sus brazos, tenía bastante valor, de seguro ya ni si quiera sentiría temor por mí, ya que casi parecía aliviada de poder hundir su cara llorosa en mi pecho, la miré con ternura, sin dejar de lado, aquella mano que la acariciaba.

Las primeras luces del alba comenzaban a filtrarse. Quedarme mucho más tiempo no era aconsejable, entre otras cosas, porque yo necesitaba del amparo de la noche para hacer un buena huida. Cuando Cissy hizo un gesto con su mano pensé que iba a usar su habilidad contra mí, más tan sólo la utilizó para cerrar la puerta de la sala de un portazo, no me había percatado de los pasos que se habían ido acercándo, su mirada se volvió casi desesperada cuando me hizo esa pregunta, la miré a los ojos, ell quería salvarme de eso no cabía duda. Suspiré y retrocedí un paso. -Entré por el pasillo-noté que la angustía le desfuguraba un tanto-aunque pensaba salir por la ventana-sonrei-soy un gato, siempre caigo de pie-le recordé.

Tenía las manos estendidas hacia la puerta, la cual comenzó a sonar con fuertes golpes, alguien estaba llamando y mi instinto me decía que era peligroso, miré a Cissy preocupado, no podía simplemente dejarla allí y permitir que sobre ella recallera el peso de mi acción. Con cuidado me volví a acercar y le di un ligero beso en la frente antes de retroceder hacía la ventana más cercana y mirar la caida libre que había, tampoco era para tanto, al menos eso creía. Me encaramé a ella, dispuesto a saltar cuando repentinamente volteé para verla de nuevo-Gracias, Cissy-le dije. Durante un segundo mi ojo rojo brilló un segundo antes de que una ilusión cubriera toda la habitación, devolviéndola al estado original que poseía antes de que yo entrara-Tan sólo es una ilusión, no dudará mucho-le avisé, en verdad sólo duraba el tiempo que yo siguiera centrado en ella, aunque se necesitaba muy poca energía para mantenerla durante horas, con suerte la podría mantener hasta la siguiente noche- Sin embargó es útil, puedes utilizarla para escapar, si quien va a entrar ve esto no podrá enfadarse, supongo...-Ya había actuado según comvenía, ya sólo me quedaba saber como pensaba librarse ella de todo esto.
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Mensaje por Invitado Miér Ago 24, 2011 12:38 pm

El chico felino parecía algo sorprendido por mi acción. Yo misma estaba sorprendida por mi propia acción. Estaban en juego dos cabezas, entre ellas la mía, pues si Caedis se daba cuenta de que había ayudado a un ladrón estaba segura que me mataba.

Entré por el pasillo- confesó sacándome de mis pensamientos, claro que su respuesta no me tranquilizaba para nada. Y él pareció notarlo porque enseguida me dio la solución —aunque pensaba salir por la ventana- dijo con obviedad, lo que por reflejo me hizo voltear a ver la única ventana de la sala —soy un gato, siempre caigo de pie - me aclaro, lo que me hizo sentir algo despistada por omitir ese detalle el la huida. Al parecer no había más complicaciones para que escapara.

Seguía deteniendo la puerta para que mi hermana no la abriera y encontrara al Loren y... Bueno, simplemente no era conveniente que mi hermana entrara, ni ahorita y si fuera posible, ni nunca. Pues cuando lo hiciera notaría que algo faltaba.

¿Y si le echaba la culpa a algún sirviente y lo mataba antes de que Caedis lo interrogara? No, tenía que justificar la ausencia de las joyas. ¿Y si decía la verdad modificada? Digo la verdad, pero con otra descripción del ladro y que en lugar de ayudarle a escapar, el ladrón había escapado solo... "Cissy piensa, piensa que Caedis se esta poniendo furiosa" Mientras pensaba sentí como el chico se acercaba a mi y me daba un ligero beso en la frente. El acto me sorprendió y me agarro algo desprevenida, pero alcancé a regresarle el beso en la mejilla antes de que se alejara para ir hacia la ventana. Estaba por saltar y escapar. Y yo estaba por dejar que mi hermana entrar y me fucilara.

Miraba al chico pendiente de sus acciones, pues en cuanto saltara abriría la puerta. Lo más lógico a hacer sería decir la verdad distorsionada y rezar porque el chico corriera con suerte y escapara sin ningún contratiempo. Sin embargo antes de saltar se volteó a mirar.e

Gracias, Cissy- me dijo tranquilamente y durante unos instantes pude ver un brillo singular en sus ojos, brillo que me hizo parpadear un par de veces para luego notar como la habitación lucia "diferente" o mejor dicho lucía como si nunca nadie hubiera robado o peleado en ese lugar.

—Gracias a ti, Loren - le contesté. Quizás solo me había dicho su primer nombre, bien podía vivir con ello, no siempre se necesitaba un apellido si un día lo quería buscar... "¿Y para que lo quieres volver a buscar?" me reprendí un poco, obligándome a regresar mi mente a la realidad para luego escucharlo.

Tan sólo es una ilusión, no dudará mucho- me informo sobre lo que acababa de hacer. Aunque ya había deducido que era algo así. Igual sería útil. Aunque ahora había que justificar mi presencia en la sala del trono, peor antes de tener alguna idea la voz del chico me desconcertó.

Sin embargó es útil, puedes utilizarla para escapar, si quien va a entrar ve esto no podrá enfadarse, supongo...- dijo encogiéndose de hombros. El amanecer era más claro, tenía que irse ya si quería escapar sano y salvo.

— Cuídate y lo que esta noche pasó... aquí se queda - le sugerí guiñando un ojo. Pues si salía viva y lograba convencer a Caedis de mi inocencia, no quería que alguien más lo supiera y pudiera decircelo a la reina. Además sabía que el chico tampoco quería que se supiera que le había perdonado la vida a una noble, pues casi todo mundo quería matar a alguien de la familia real y el tener la oportunidad y desperdiciarla podía acabar con su fama de ladrón, así como también mi fama de maniática asesina de hombres se pondría en duda.

Sin embargo aunque me acaba de despedir el chico seguía expectante, esperando posiblemente que le dijera al como yo me libraría de aquella situación. Y en ese instante se me ocurrió la idea más tonta pero al mismo tiempo la más eficaz.

"Si escapo con él puedo justificar mi ausencia en el castillo y librarme de la culpa. Es mejor que justificar mi presencia" Pensé como si aquello tuviera lógica. Aunque básicamente si la tenía, no era para nada raro que yo saliera a mitad de la noche, en pijama y perderme en el bosque y regresar cuando ya el sol estaba en lo alto.

— Pensándolo bien... - añadí sin dejar de mantener la puerta cerrada y acercarme a la ventana para ver la caída. No era mucho, bien podía usar algo de levitación y rogar porque no se me rompiera ningún hueso. — A la cuenta de tres... - le informe vagamente mientras me acomodaba sin descuidar la puerta y sin informarle lo que iba a hacer, pues pensaba que quedaba obvio.
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Mensaje por Invitado Vie Ago 26, 2011 6:33 pm

Me rocé con la mano allí donde ella había depositado su beso, aun sentado, casi apollado sobre el alfeizar de la ventana, espectante de sus palabras, esperaba medio impaciente a que ella tomara una decisión, la ilusión no tenía ningún fallo. incluso si alguien deseaba tomar algo que había sido robado, tendría la sensación de cogerlo sin problemas, resultaba desde luego una habilidad realmente útil, la luz arrancaba reflejos rojizos sobre el cabello de Cissy, a la luz del día y a pesar que en la noche mi vista se agudizaba notablemente, podía notar que su belleza era considerable, algo más salbaje e indómita para parecer alguien de la nobleza, ya que no poseía esa clase de rostro inofensivo y dévil, todo en ellala decantaba por un lado fuerte y atrevido, hasta en pijama, resultaba así.

Acababa de dejarme claro, que no me delataría, eso me arrancó una sincera sonrisa de agradecimiento. Lo que me confundió a la vez que me alegro, cada vez había más ruidos, desde los sirvientes en las plantas inferiores que comenzaban su trabajo matutino, como los guardias que salían de su sopor e intercambiaban los turnos con otros. Poco a poco y en compañía de los cada vez más ruidosos golpes contra la puerta, el palacio iba despertando, si quería escapar sin ser visto, era mejor que aprobechara el momento antes de que fuera demasiado tarde.

Repentinamente y aun manteniendo la puerta cerrada, con el poder que utilizaba con su mano se acercó hasta donde yo estaba, encaramado a la ventana, al principio dude un tanto al oir sus palabras, "¿De verdad desea irse conmigo?" me pregunté a mi mismo, dudando sobre todo esto, más al ver su decisión grabada en sus ojos, no dude. Suspiré, pensando que quizás todo esto me acarrearía muchos y variados problemas después, aun así. debía intentarlo. -Si estas tan segura... te ayudaré a bajar- antes de que ella pudiera impedirmelo, deslicé un brazo tras sus piernas y la sujete, para alzarla entre mis brazos, como si fuera una recién casada y cargarla encima mía-preparada...-avisé cuando ya la tenía completamente afianzada contra mi pecho-lista...-agité la cola nervioso-...ya...-pusé el pie en la ventana y me propulsé hacia el vacío, hubo un segundo en el que casi nos mantuvimos en el aire, antes de que la gravedad trabajase y a gran velocidad y girando en el aire comenzaramos a caer.

Estaba concentrado en mantenerla segura y no soltarla, cuando vi acercarse peligrosamente el suelo, suspiré, intentando preparar mis piernas, que como esperaba tocarón el suelo y absorvierón el golpe de tal manera que no se rompieran. Como esperaba caí de pie, sonreí por la adrenalina liberada y dejé en el suelo a Cissy, pensando en mi siguiente movimiento y dándonos tiempo a recuperarnos a los dos-Te dije que siempre caía de pie-comenté con altivez.
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