Tic... Toc... ¡BU!
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Tic... Toc... ¡BU!
-Por aquí.
Si, si era de noche Si, si voy a terminar muerto en mi habitación. Sí, estoy lejos de casa. Sí, si me volví a perder. No, no soy un idiota. Si, si tengo la azúcar elevada; ¿Qué no se nota?
-Por aquí, ven, ya casi llegamos.
Sí, estoy siguiendo a un fantasma hasta la Torre del Reloj. Un momento… ¿Siguiendo a un fantasma? ¿Cómo es eso? Historia larga corta.
Simplemente iba de camino a la Ciudad Blanca a comprar ciertas medicinas, de paso que las encontré también compre una cantidad casi inexacta de dulces; pasé por la posada en busca de Aloshka, no estaba, pregunté a donde fue, me dijeron que estaba en el reino amarillo, agradecí y me fui. Seguí caminando durante un largo concentrado en comerme la paleta de mi mano, cuando así de la nada aparecía la imagen flotante de una chica traslucida frente a mí. Tenía un moño enorme que parecía más bien orejas de conejos caídas, un vestido bonito pero que al final se va rompiendo como si se hubiera quemado.
Ah, y no tiene piernas; eso no es raro. Me dijo que le siguiera y aunque le pregunte por qué solo me respondió: “Juguemos un rato”. Y bueno… heme aquí.
Historia larga corta.
-¡Ven, entremos!
La niña pasó a través de la puerta como si fuera cuestión de todos los días –Para ella- Mientras que yo me acercaba y abría esta con sumo cuidado.
-¿Hola?
-¡BUUU!
-¡AGH! –Chillé cayendo de sentón al suelo. La chica solo reía y llevaba sus manos al estomago- ¿Me trajiste aquí para asustarme?
La chica paro de reír y me miró divertida llevando sus manos a su cintura formando una tasa con su cuerpo.
-¡No tonto! –Bufó- Te traje aquí para que juguemos.
Como si nada la chica descendió velozmente atravesando el suelo y luego salió justo detrás de mi tomando mis hombros –Que no sé como lo hizo- Ayudándome a levantarme.
-Soy Diana.
-Sora –Mencione sonriéndole- ¿Qué jugaremos?
-Juguemos a las escondidas –Me señalo- Tú te escondes y yo cuento.
Dicho esto solo asentí y fui a esconderme mientras la fantasma contaba cubriendo sus ojos.
Si, si era de noche Si, si voy a terminar muerto en mi habitación. Sí, estoy lejos de casa. Sí, si me volví a perder. No, no soy un idiota. Si, si tengo la azúcar elevada; ¿Qué no se nota?
-Por aquí, ven, ya casi llegamos.
Sí, estoy siguiendo a un fantasma hasta la Torre del Reloj. Un momento… ¿Siguiendo a un fantasma? ¿Cómo es eso? Historia larga corta.
Simplemente iba de camino a la Ciudad Blanca a comprar ciertas medicinas, de paso que las encontré también compre una cantidad casi inexacta de dulces; pasé por la posada en busca de Aloshka, no estaba, pregunté a donde fue, me dijeron que estaba en el reino amarillo, agradecí y me fui. Seguí caminando durante un largo concentrado en comerme la paleta de mi mano, cuando así de la nada aparecía la imagen flotante de una chica traslucida frente a mí. Tenía un moño enorme que parecía más bien orejas de conejos caídas, un vestido bonito pero que al final se va rompiendo como si se hubiera quemado.
Ah, y no tiene piernas; eso no es raro. Me dijo que le siguiera y aunque le pregunte por qué solo me respondió: “Juguemos un rato”. Y bueno… heme aquí.
Historia larga corta.
Tic… Toc…
-¡Ven, entremos!
La niña pasó a través de la puerta como si fuera cuestión de todos los días –Para ella- Mientras que yo me acercaba y abría esta con sumo cuidado.
-¿Hola?
-¡BUUU!
-¡AGH! –Chillé cayendo de sentón al suelo. La chica solo reía y llevaba sus manos al estomago- ¿Me trajiste aquí para asustarme?
La chica paro de reír y me miró divertida llevando sus manos a su cintura formando una tasa con su cuerpo.
-¡No tonto! –Bufó- Te traje aquí para que juguemos.
Como si nada la chica descendió velozmente atravesando el suelo y luego salió justo detrás de mi tomando mis hombros –Que no sé como lo hizo- Ayudándome a levantarme.
-Soy Diana.
-Sora –Mencione sonriéndole- ¿Qué jugaremos?
-Juguemos a las escondidas –Me señalo- Tú te escondes y yo cuento.
Dicho esto solo asentí y fui a esconderme mientras la fantasma contaba cubriendo sus ojos.
Sora- Ciudadano Trebol
- Raza :
Mensajes : 169
Fecha de inscripción : 09/09/2011
Edad : 29
Localización : Depende de la cantidad de azúcar que tenga en el cuerpo y ehmm..... ¡¿Eh?! ¿Donde estoy?
Re: Tic... Toc... ¡BU!
- Off:
- Si ves alguna falta ortográfica te pidó perdón x'D! Paso de mi, y sin word y chrome nadie me corrige TuT!
¿Qué era lo que le preocupaba? ¡Ah Si!, era lo extraño de este lugar, las criaturas del bosque, las criaturas de la ciudad... Todo lugar tenía su criatura particular; fue así como término en la torre del reloj, en ese lugar quizás podía alejarse de todo lo que le era desconocido y que lo hacía sentir en un profundo sueño, en estado vegetal tendido en una cama de hospital de blancas sábanas, luego de que aquellos bravucones lo golpearan fuertemente para terminar con su patética existencia de una vez. Aunque debía admitir que encontrarse en un lugar rodeado por el género del absurdo de la literatura lo alegraba, encontrar cosas más allá de su imaginación lo hacía olvidarse que ésta no era su realidad, le permitía alejarse de su real situación.
Se encontraba sentado, apoyado de espalda en una de las paredes del último piso de la torre, abrazando sus rodillas el "Tic-toc" del reloj inundaba la habitación rebotaba por las paredes y penetraba por su oido.
-"Tic... Toc... "-
Repitió con voz frágil al unísono del gigante aparato acomodado en lo más alto del lugar, un hilo de voz cortándose en el vacío de una alta habitación iluminada por los rayos de luna que entraban por el vitral. En la misma posición cerró sus ojos y levantó su rostro, aspiro para luego botar lentamente, sentir el aire corriendo por sus vías le hacía sentir vivo, más aun si es el frío aire nocturno.
Estaba en paz, alejado de sus pensamientos cuando oyo pasos, luegos voces lejanas, luego esas voces eran cercanas... Escuchó una voz, -"¿Un grito?"- pensó en voz alta, se levanto tomando como única arma defensiva el paraguas que traía fielmente consigo y camino lentamente hacía los ruidos, vio a un chico rubio y una chica sin piernas -"¡¿S-Sin piernas?!"- Dijo ahogadamente -"¿U-Un fantasmas?"- Pensó, ciertamente había visto muchas cosas pero jamás había topado con un fantasma, ¿qué debía hacer?, salir despavorido parecía una buena idea.
Abrazó su paraguas y tembloroso avanzó hacía alguna posible salida, camino sin mirar al frente, sino hacía el ser que permanecía inerte flotando sobre el piso, chocó contra algo que lo tiró al suelo -"Tsk"- Se quejó, ¿qué fue eso?. Llevo una mano a su frente para sobarla del golpe y al entreabrir los ojos pudo ver una cabellera castaña ¿no era ese el secuaz del espectro?, pasó saliva -"¿Qué hago?"- pensó nervioso, correr no era una alternativa si su camino estaba bloqueado.
Última edición por Blake Lindenland el Vie Sep 06, 2013 4:31 pm, editado 1 vez
Blake Lindenland- Ciudadano
- Raza :
Mensajes : 124
Fecha de inscripción : 11/08/2011
Edad : 30
Localización : Wonderland
Re: Tic... Toc... ¡BU!
- OFF:
- Sora es de cabello castaño, no rubio. Perdona la tardanza xDDU Y perdona si quedo chafa el post D:
Tic-Toc.
-Uno... Dos... Tres... Cuatro...
La chica comenzó a contar lentamente y en ningún momento se quitó la mano del rostro para fijarse por donde iba a esconderme; o quizá su piel tan traslucida si le permitía ver a través de este y yo como tonto seguía ahí parado mirando a todos lados buscando donde esconderme.
-Ocho... Nueve... Diez... Once...
¡Wow! ¿Hasta que número pensaba llegar? No importa, me daría tiempo para seguir revisando el lugar y buscar un lugar perfecto donde esconderme. Había diversos muebles y algunas puertas aquí para ser solamente la entrada principal de la torre. Y claro relojes, muchos relojes por doquier. Caminé con suma cautela procurando que mis pasos no causaran eco en la madera del suelo para así no avisar a Diana donde estaba, y de vez en cuando miraba hacía atrás para ver si ya me estaba buscando.
Pero su ligera figura seguía ahí iluminada únicamente por la misma luz de la luna. ¿Donde me esconderé? Atrás de los muebles era muy obvio, podría esconderme en alguno de los cuartos o subir por las escaleras hacia el otro piso; ¡Pero tenía que ser rápido!
-Las escaleras -Me dije a mi mismo mientras silenciosamente trataba de llegar hasta dichas escaleras.
¡BAM!
Lo que faltaba, en vez de estar subiendo las escaleras ahora me encontraba tirado en el suelo y con el ligero dolor de un golpe en mi cabeza.
-¡Auch! -Exclamé y automáticamente lleve mi mano a la boca. Espero que no lo haya escuchado- ¿Eh?
¿Quien era él? ¿Y porqué cargaba un paraguas bajo un techo?
-Listo o no, ¡Aquí voy!
¡No tenía tiempo! Me levanté lo más rápido que pude y sin medir palabras tomé al chico del brazo y lo empecé a jalar/arrastrar escaleras arriba, girando a la derecha y abriendo la primera puerta que vi. Metí al chico primero y luego me metí yo, cerrando la puerta y pegando mi espalda a esta.
-¡Fiu~! -Levanté la mirada, topandome con la del chico del paraguas- ¿Quien eres? ¿Que haces aquí tan tarde?
Mira quien habla. Comencé a caminar solamente con el fin de recorrer la habitación en la que habíamos entrado (En la que entre y obligue al otro a entrar) solo para notar que era otra habitación lleno de más relojes, pero estos eran pequeños y eran relojes cucues.
-¡En serio este lugar tiene muchos relojes!
-En efecto -Otra voz se alzó y de uno de los relojes salió la cabeza de otro fantasma. Este era uno anciano, cuando salio completamente tampoco tenía piernas sino más bien una especie de cola traslucida, además tenía un monóculo y usaba un traje muy formal -Saco y corbata-
-Richard tiene la más grande colección de relojes en el mundo -Dijo muy amablemente. Tomando uno de los relojes con forma de casa y colocándosela en las manos al chico- Todos son bastante únicos.
-Uno... Dos... Tres... Cuatro...
La chica comenzó a contar lentamente y en ningún momento se quitó la mano del rostro para fijarse por donde iba a esconderme; o quizá su piel tan traslucida si le permitía ver a través de este y yo como tonto seguía ahí parado mirando a todos lados buscando donde esconderme.
-Ocho... Nueve... Diez... Once...
¡Wow! ¿Hasta que número pensaba llegar? No importa, me daría tiempo para seguir revisando el lugar y buscar un lugar perfecto donde esconderme. Había diversos muebles y algunas puertas aquí para ser solamente la entrada principal de la torre. Y claro relojes, muchos relojes por doquier. Caminé con suma cautela procurando que mis pasos no causaran eco en la madera del suelo para así no avisar a Diana donde estaba, y de vez en cuando miraba hacía atrás para ver si ya me estaba buscando.
Pero su ligera figura seguía ahí iluminada únicamente por la misma luz de la luna. ¿Donde me esconderé? Atrás de los muebles era muy obvio, podría esconderme en alguno de los cuartos o subir por las escaleras hacia el otro piso; ¡Pero tenía que ser rápido!
-Las escaleras -Me dije a mi mismo mientras silenciosamente trataba de llegar hasta dichas escaleras.
¡BAM!
Lo que faltaba, en vez de estar subiendo las escaleras ahora me encontraba tirado en el suelo y con el ligero dolor de un golpe en mi cabeza.
-¡Auch! -Exclamé y automáticamente lleve mi mano a la boca. Espero que no lo haya escuchado- ¿Eh?
¿Quien era él? ¿Y porqué cargaba un paraguas bajo un techo?
-Listo o no, ¡Aquí voy!
¡No tenía tiempo! Me levanté lo más rápido que pude y sin medir palabras tomé al chico del brazo y lo empecé a jalar/arrastrar escaleras arriba, girando a la derecha y abriendo la primera puerta que vi. Metí al chico primero y luego me metí yo, cerrando la puerta y pegando mi espalda a esta.
-¡Fiu~! -Levanté la mirada, topandome con la del chico del paraguas- ¿Quien eres? ¿Que haces aquí tan tarde?
Mira quien habla. Comencé a caminar solamente con el fin de recorrer la habitación en la que habíamos entrado (En la que entre y obligue al otro a entrar) solo para notar que era otra habitación lleno de más relojes, pero estos eran pequeños y eran relojes cucues.
-¡En serio este lugar tiene muchos relojes!
-En efecto -Otra voz se alzó y de uno de los relojes salió la cabeza de otro fantasma. Este era uno anciano, cuando salio completamente tampoco tenía piernas sino más bien una especie de cola traslucida, además tenía un monóculo y usaba un traje muy formal -Saco y corbata-
-Richard tiene la más grande colección de relojes en el mundo -Dijo muy amablemente. Tomando uno de los relojes con forma de casa y colocándosela en las manos al chico- Todos son bastante únicos.
Sora- Ciudadano Trebol
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Fecha de inscripción : 09/09/2011
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Localización : Depende de la cantidad de azúcar que tenga en el cuerpo y ehmm..... ¡¿Eh?! ¿Donde estoy?
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