Voices

Humo...

Era todo lo que quedaba de la presencia de aquellos hombres, ademas de los escombros y los soldados heridos.

El fuego habia sido sofocado, para fortuna de los soldados asi como los trabajadores del castillo, evitando asi que el daño se extendiera y mas perdidas materiales. Bueno, ha decir verdad, los materiales no importaban tanto, como quiera que fuese el caso podrian reponerse, pero ¿Y las vidas? eso no podia recobrarse jamas. Incluso jovenes soldados perecieron en aquella deshonorable batalla en donde el enemigo llego atacando con armas extrañas.

Y no solo eso, aún quedaba gente atrapada bajo los escombros que la estruendosa explosión causó. El General de Diamantes fue el primero que se dispusó a brindar ayuda a aquellos quienes quedarón bajo los restos de la entrada principal, lo bueno de ser un semi humano de can es poseer sentidos mas desarrollados que los de una persona normal. Y así fue como pasaron la noche, y parte de la mañana él y un grupo de soldados, mientras que los otros se dedicaban a encaminar a sus compañeros hacía el sanatorio para ser atendidos.

-Hombre, si que estas loco ¡Mirate nada mas el brazo!- Otro regaño recibido por el lider del escuadron medico, el canido ya estaba bastante acostumbrado a ello.

-Jah- Ironizó y ladeó la mirada mientras le extendia el brazo a su compañero para ser atendido ahí mismo, no podia ponerse a descansar tranquilamente en una cama, sabiendo que aún hay mucho por hacer -Fue uno de tus estudiantes el que me hizo tal cosa. Me sacó la gabardina y se llevó media piel con eso-

Y el otro castaño frunció el cejo ¡Seguramente habia sido uno de los más nuevos! como se notaba que no sabian tratar a alguien herido.

-Bueno, despues me lo describes, para asegurarme que no vuelva a atender a nadie. El lado bueno es que no te quedaran cicatrices- Y comenzó a vendarle el brazo al General, tuvo suerte de conseguir uno que otro rollo nuevo de venda, por parte de una chica del pueblo la cual se compadecio de los soldados y comenzo a auxiliarles, lo que podia claro.

-Hay otro tipo de cicatriz que me gustaria hubiese manera de quitarla y permanentemente- Las psicologicas... Credo jamas olvidara ese desalentador paraje...

Cuerpos de sus soldados por doquier, unos gravemente heridos, otros muertos, el humo inundando todo como el olor a quemado y a polvora -que seguia sin saber que era ese "extraño olor"- y sangre.

Una vez que Seth terminó de vendarle el brazo, se levantó para sacudirse el pantalon que, alguna vez fue de color blanco.

-Vamos, aún quedan muchos bajo el escombro- Y sin esperar ni una palabra del médico, comenzó a caminar...

-¡Muevanse! No vamos a esperar a que los del sanatorio vengan a ayudarnos a sacar a los heridos! Los más graves tienen obvia prioridad y han de ser transladados sin demora alguna! ¡No podemos dejarle todo el trabajo a la unidad del señor Kliff!