Mundos ocultos tras los espejos~ {Alice Lidell}

–¿Crees que nos escucha?– preguntó Nerium en voz baja, contemplando por encima del borde de la silla tras la que estaba parapetada la superficie del espejo.

–Seguramente. Estará planeando el modo de salir– canturreó de forma sombría la rosada, que estaba cansada y aburrida de aquel juego.

La reacción de la morada no tardó en aparecer: su rostro de quedó blanco como la cal y se agachó un poco más, intentando esconderse, aunque no podía dejar de mirar la fría superficie, que devolvía el reflejo de la escena: ella agachada tras la silla que se había encontrado mientras exploraba el lugar.

–¿Puede salir?– preguntó con una nota de terror en la voz.

Neliam simplemente se echó a reír y apareció al lado del espejo. De todo el escenario, era ella la única que se libraba de ser reflejada.

–Quién sabe... Quizás lo averigüemos pronto.

Nerium soltó un gimoteo y se aventuró a gatear hasta el objeto, tratando de mantenerse pegada al suelo. Una vez llegó hasta él, tiró del cordón de terciopelo que colgaba del lateral del espejo y la capa que enmarcaba la imagen se transformó en una cortina que lo cubría. La morada se levantó, ayudándose de la tela y se quedó de cara a esta, con aire culpable. A pesar de que le tenía miedo a esa chica que la seguía, se sentía culpable por dejarla a oscuras.

Todo eso pasó cuando escuchó un ruido a su espalda. Ahogó un grito y se dio la vuelta, creyendo que aquella a la que habría condenado a la oscuridad habría pasado la barrera.

[Off Rol: ¡Aclaraciones! Nerium es la chica morada y es la tangible. Neliam es la chica rosa, a la que se supone que no se puede ver porque es parte de la conciencia de Nerium que ha tomado autonomía propia. Por otro lado, Nerium no conoce su aspecto, por eso cree que hay una chica que la sigue a través de los espejos (o cualquier superficie reflectante). Eso es todo ^^]

A su espalda no se hallaba la siniestra chica del espejo, sino una mujer completamente diferente. Sus temores se disiparon y soltó un hondo suspiro de alivio, al tiempo que soltaba el cordón de terciopelo que mantenía a su pequeña pesadilla aislada de su mundo. Tal era el alivio que sintió al ver que su repentina acompañante no era quien esperaba, que su rostro formó una ingenua sonrisa.

Neliam, en cambio, no se lo tomó tan bien. Había estado tan concentrada en no perderse los movimientos de Nerium para su propia diversión, que no había sentido la presencia de la desconocida hasta el ruido. El ver burladas sus capacidades y el hecho de que Nerium pareciera tan contenta habían hecho que se pusiera repentinamente de muy mal humor. Decidió que aquella mujer, definitivamente, no le gustaba.

Nerium vaciló. Una vez que su alivio se había evaporado, había llegado la curiosidad: contempló de arriba a abajo a la elegante señorita, deteniéndose especialmente ante el pelo negro. Le gustaba aquel color. Al mismo tiempo, apareció la timidez, que la llevó a alejarse unos pasos más. Dudaba en hablarle o no (Neliam rogaba interiormente que no le hablase) cuando la otra continuó con su ruta distraída. Automáticamente siguió la mirada de la chica.

—Neliam dice que la entrada lleva a otro mundo— se atrevió a decir en voz bajita. No solía visitar ese sitio, pero le gustaba. Siempre encontraba cosas nuevas—. Dice que es un mundo mágico— continuó, y la sonrisa volvió a aparecer en su rostro—. Yo quiero ir, pero ella dice que es imposible... Y que si las cosas caen de allí, es porque no les gusta el sitio. Pero debe ser un sitio bonito, porque caen cosas bonitas...

La rosa puso los ojos en blanco. Nerium era, definitivamente, incorregible. Hablar con extraños... ¡Bah! Contempló a la desconocida con cierta esperanza. Con algo de suerte, no prestaría atención a las palabras de su contraparte y descubriría un camino secreto a ninguna parte. Sonrió, encantada con aquella idea.