Nostalgia caprichosa PRIV. Credo

Caminando llego a un pueblo del reino de Diamante, sencillo pero grande, con una placa central y unas cuantas tiendas cerca, caminando me acerque hasta la plaza y me senté en una banca algo alejada, ese día me sentía especialmente nostálgica, veía como una niña paseaba con su madre y tomaban un helado, por un instante me sentí envidiosa y suspire...
-Como me gustaría tener una familia nuevamente.. aunque claro eso es imposible ahora.. extraño a mis padres.. me gustaría saber lo que es tener hermanos... pelear un poco.. abrazos.. me gustaría.. aunque suene egoísta saber que alguien se preocupa por que este comiendo.. por que este bien.. que me vaya a dar las buenas noches.. coma a mi lado..- suspire hondamente -una madre, un padre.. un hermano mayor.. pero se que no se puede, perdí a mis padres al llegar a wonderland.. claro que gane muchos amigos...- me dije queriendo animarme pero sin éxito.

Me coloque de pie y empece a caminar, me sentía un poco empolvada por todo el trajín del día, más cuando una ventisca levanto mucho polvo y tierra y casi me envolvió con ella; llevaba el pelo suelto, caía hasta mis caderas con suaves ondas, y mi vestido azul cielo con detalles morados combinaba con mis ojos; camine hasta que me detuve en la vitrina de una tienda, exhibía un vestido rosado con detalles color perla, sin duda era hermoso, de maga corta y aglobada, con un laso a un lado de la cintura donde el vestido tomaba mas volumen. Lo mire un buen rato y seguí mi caminar desanimada, cabizbaja.

Luego de caminar otro tramo note que empezaba a anochecer -Genial.. además la noche me atrapo acá.. que haré?...- pensé, eso no ayudaba a mi desanimo, realmente lo aumentaba más y más, pensé en Nero, en el regaño que me daría por esta situación, pensé en Kuro... sabía que el me abrazaría y me llevaría a la torre diciendo que era tarde que pasara la noche ahí, pero hace rato no veía a ninguno de los dos, otro detalle que se sumaba a mi tristeza, y sin darme cuenta tropecé con alguien cayendo al suelo, no por que el accidente fuera fuerte, si no por que estaba demasiado débil física y mentalmente como para mantener el equilibrio luego de eso.

-Pe-perdón...- dije haciendo una pausa sin mirarlo aún, recién asimilaba la caída luego agregue -no veía el camino y no lo note, discúlpeme- explique e insistí en la disculpa y subí el rostro mirando al desconocido con el que había chocado, un hombre imponente, alto y de aspecto algo rudo lo cual me puso algo nerviosa.

Al fin, ya habia acabado su turno, y era libre, al menos durante la noche, al amanecer tendria que repetir la misma rutina de todo los dias: Despertarse apenas el sol comienza a salir vestir su pulcro uniforme y dirigirse a la armada.

Pero no tenia de otra, para eso es que fue separado de su familia desde pequeño. Ni hablar, aunque ahora ya conocia el paradero de su pequeño hermano, no cambiaban mucho las cosas... O quiza si, sin saberlo su caracter se estaba comenzando a ablandar, aunque claro, como costumbre no iba a permitir que nadie, viese esa faceta.

-"Que hambre"-

Penso mientras se llevaba la diestra hasta el estomago, lo bueno de ya estar libre es que podria comer lo que le diese en gana. Y asi fue.
Pan recien horneado, no caia nada mal y mas con ese clima, el tenue frio del invierno podia sentirse, no faltaba mucho para que la fria estacion llegase. Se estaba haciendo algo tarde, bueno no le daba importancia seria alguien muy estupido si tratasen de asaltar al capitan de la armada de diamantes...

Algo interrumpio sus pensamientos, para cuando acordo vio a la joven en el suelo, disculpandose. Nego levemente mientras se inclinaba tendiendole una mano, para ayudarle a levantarse.

-Ah, no, no, la culpa es mia por quedarme de esa manera parado a medio camino ¿Se encuentra usted bien, señorita?-

Cuestiono mirandole.

Rápidamente, el pensamiento de que aquel ea un tipo rudo, de aquellos conflictivos se fue de mi mente, gentilmente aquel hombre me tendía su mano, la cual acepte y tome levantándome; sacudo un poco mi vestido y le dedique una sonrisa por el gesto al tiempo que escuchaba su pregunta.

-Yo.. si.. si estoy bien, a lo mas tendré un moretón quizá por algún lado, nada más grave que eso.- dije en un tono bajo y suave, físicamente estaba bien, pero seguía un poco triste y a diferencia de otras veces no lograba demostrar lo contrario.

un brisa fuerte sacudió mi vestido y movió mi cabellera que tuve que volver a acomodar, mientras esperaba si aquella persona agregaría algo más al encuentro casual o simplemente llegaría hasta ese punto, y nuestros caminos se dividirían, mientras esperaba veía el cielo, y me entraba la preocupación por que hacer ya era tarde y no podría volver sola a casa, en general aquel dia no estaba siendo nada favorable para mi persona.

Mire nuevamente a la persona que se hallaba frente a mi, sentí nuestras miradas cruzarse, y me invadió la curiosidad por saber quien era, esa simple curiosidad que era parte de mi misma, y que no pude callar, mis labios modularon aquella frase que mi mente formo -disculpe, quien es usted?- sonreí al entonarla, llena de curiosidad por conocer a la persona que se había cruzado en mi vida.

La rubia argumentaba estar bien, Credo suspiro aliviado ante ello. Aunque logro ver algo mas en aquellos luceros azulines de la joven. La fuerte brisa le hizo encogerse levemente, aunque estaba acostumbrado al frio, años de entrenamiento lo hacian posible...

Antes de pretender siquiera decir palabra alguna, la chica se adelanto, y preguntaba por su paradero. Vaya susto seguro el que le habia dado a la joven. El canido solo sonrio con tranquilidad.

-Soy el capitan de la guardia. Mi nombre es Credo-

Quiza si se presentaba primeramente por su rango lograria tranquilizar a la joven, aunque conocia que algo mas la inquietaba y no era su presencia.

-Aunque, si me permite ser un poco atrevido señorita, no son horas como para que una señorita ande sola por las calles con tal clima. Si me permite cuestionar ¿Que es lo que hace por este lugar?-

Se aventuro a cuestionar, sin sonar atrevido o mal educado.

- un gusto señor Credo, mi nombre es Aloshka- me presente ante aquel hombre, meramente por cortesía, que fuera el capitán de la guardia o fuera una persona mas del pueblo mi actitud, y modales no cambiarían.

-ham.. a decir verdad.. se me fue un poco la hora.. ciertamente ya debería volver a casa.. pero oscureció antes de darme cuenta y pues.. ya es peligroso- decía una y mil excusas, todas mezcladas y enredadas tal cual estaba mi mente en esos momentos, y un laberinto producto de tantas emociones y pensamientos, estaba segura de que mi respuesta, realmente no era la respuesta a la pregunta que me hacía, realmente ni siquiera sabía si estaba bien.

Bueno, al menos la huamana fue un tanto cortez como para presentarse siendo el desfortunado encuentro que habian tenido. Ya era algo. Como capitan es su deber estar al tanto de los habitantes del reino de diamantes, y en dado caso de ser viajeros averiguar cuales son las intenciones o el destino al cual se dirijen.

Bueno si, era algo tarde, pero bueno ni que hacerle. Suspiro pesadamente.

-Si gusta puedo escoltarla hasta su hogar-

Menciona, con una sonrisa un tanto paternal en el rostro, lo hizo para tranquilizar a la joven, es decir, por lo que mencionaba podia estar
asustada, y su porte, tampoco es el de una persona muy amable que digamos.

-No tengo inconvenientes en hacerlo-

Aclaro antes que Aloshka pudiese rehusarse ante la propuesta del canido. Sabia que era probable que hubiese algo mas, no obstante, aunque se preocupa, Credo no suele ser entrometido, solo llega hasta donde las personas le permiten para ayudarles, no mas...

Sonreí suavemente ya más tranquila, sin embargo mi animo no subía en alegría, solo no me gustaba que me vieran triste.

-Yo, no quisiera importunarlo- dije suavemente, a pesar de sabe que mi situación no era la mejor, no sabía cuanto tardaría en llegar desde este punto de wonderland hasta el punto donde yo residía -Un momento, sencillamente, llegue acá deprimida.. como se supone que vuelva? no recuerdo el camino, nunca eh logrado explicar donde vivo.. - pensé aun mas desanimada, pero en mis labios seguían una suave sonrisa, claro que era casi nula peor no era un signo de desanimo específicamente, era lo mejor que lograba hacer tras ese ultimo pensamiento.

-De verdad que no deseo importunarlo, me imagino que ha tenido un día agotador y solo desea ir a descansar- le dije suavemente, ya ni siquiera intentaba disimular todo mi caos interno sin embargo no le mentía en lo más mínimo.

El fiel soldado de la armada amarilla sonrio de manera afable mientras observaba a la chica de hebras doradas.

Estaba conciente que algo le aquejaba, no obstante no se atrevia a preguntar de manera abierta, no era entrometido. Pero, a un experimentado soldado como el, no puede engañarsele, años de "hablar" con sus colegas, de ver cosas durante los entrenamientos, le hacen detectar facilmente una mentira, junto a sus sentidos canidos, claro estaba.

-Insisto que me permita acompañarle señorita. Seria mejor a no estar haciendo nada en mi hogar-

Cierto, Credo es una persona tan acostumbrada a sus deberes, que fuera de ellos no sabe como comportarse correctamente... Estupida armada, y estupidos Reyes de rojo que, tecnicamente, le habian obligado a entrar en el ejercito.

Nerviosamente empece a jugar con un mecho de mi cabellera dorada, lo trenzaba y destrenzaba, lo retorcía y lo alisaba, solo me detuve al escuchar nuevamente la voz de aquel capitán de la armada.

Lo mire escuchando que insistía en acompañarme y note por primera ves sus orejas caninas lo que me recordó a otro semi-humano y por esto ultimo mis mejillas tomaron un tono rosado.

-Esta bien... sin embargo no estoy muy segura de como volver...- dije con una voz débil y baja, bastante apenada, mis mejillas se tornaban aun más roja pero ahora era más por la vergüenza de ser tan despistada que por el recuerdo.

-Lo-lo siento.. es que como... camine sin fijarme.. llegue hasta acá sin haberlo notado, y pues, recién tomo en cuanta el hecho de que no estoy segura de como volver... - dije con un temblor en la voz, me sentía realmente mal por toda la escena, causándole molestias a un extraño, que por muy confiable que se viera no tenia que estarse preocupando por mi persona, además de seguir triste por lo caótico de mi mente; ya no lo estaba controlando y mis ojos se estaban volviendo cristalinos, baje el rostro sutilmente pero notorio al fin y al cabo.

Suspiro pesadamente. ¿Que hacer? Nunca ha estado en una situacion similar. Miro hacia un lado, cavilando todas las posibilidades u opciones que tenia.

Se llevo la enguantada diestra a la sien para masajearla levemente. Una vez mas, le miro.

-No hay que ser muy inteligente como para saber que usted no se encuentra bien-

Finalmente, lo solto. Sabia que no era de su incumbencia, no obstante el hecho de haber estado distraida al momento de caminar por haber pensado en lo que le pasaba, dejaba muy en claro el estado de animo de la chica.

-¿Algun lugar cerca donde pueda pasar la noche? ¿O algun conocido?-

Cuestiono, camino hacia alla (si es que tenia alguien o algun lugar donde quedarse) conversarian al respecto del problema que aqueajaba a la rubia.

suspire un poco y di unos pequeños golpes en mis mejillas -vamos, que mírate, eres una chica alegre, no una depresiva, estas preocupando a aquella persona, ni siquiera estas tratando de buscar una solución, estas sola y no queda de otra, ya madura, ve que hacer, no te lamentes tanto y actúa- me retaba internamente, secando las pequeñas lagrimas que asomaban, hasta que ningún rastro de ellas hubo en mi rostro.

-Discúlpeme por preocuparle, realmente.. no estaba muy bien, pero ya estoy mejor, lamentablemente no conozco a nadie de este reino, jeje, sin embargo el lugar donde vivo no debe estar lejos, es un pueblo creado por humanos caídos desde el exterior, lo conocerá por casualidad?- dije queriendo estar como siempre, mi mente, extrañamente adquirió luz propia y me dijo lo que necesitaba escuchar, ya no debía causarle problemas a aquella persona, menos de una forma tan incomoda.

Lo mire sonriendo cuando volví a centrar mi atención en esas orejas esponjosas, realmente si no fuera por la diferencia de altura ya las habría punzado, pero sería demasiado después de toda la escena anterior, sonreí un poco emocionada viéndolas, y luego me sonroje apenada por aquella emoción infantil.

Vi su sonrisa paternal y realmente me recordó a mi padre lo cual me dejo en la mitad, me subió el animo y a la vez me desanimo pues me recordaba que nunca más lo vería, -No es que no me guste este lugar.. o sea... conocí gente a la cual ahora quiero mucho.. y me ha ayudado... pero también quiero volver a ve a mis padres- pensé hasta que sentí una risa y volví a sonreír.

Me alegre al escuchar que la persona frente a mi conocía el poblado en el cual vivía, eso me seria útil para conocer la forma de volver para una próxima oportunidad, después de todo siempre acababa llegando a cualquier punto de Wonderland por más "lejos" que pudiera estar.

Me distraje en nada, en unas luces distintas que llamaron mi atención, mi cerebro escucho a lo lejos la voz del militar pero no fue suficiente para lograr captar mi atención, sin embargo el hizo algo que si llamo completamente mi atención, sobre todo cuando sentí un peso extra en mis hombros y mire al capitán -Esta seguro?- pregunte mirando al can y dando pasos rápidos para alcanzarlo.


OFF: jaja oka x3! realmente, nunca eh razonado con ese aspecto, Aloshka llega caminando a todas partes y pues, no especifico más xD!!! así que ya que te cerca del lugar x3!!

logre alcanzar al mayor, y sonreí -Muchas gracias por acompañarme- dije aun sonriendo, después de todo era solo un desconocido y me acompañaba gentilmente.

Escuche atentamente a las palabras de quien me acompañaba, o escoltaba no sabía la diferencia en estos momentos, y realmente me asusto, sin embargo controle mi miedo sin demostrarlo demasiado, realmente me veía bastante tranquila, era lo que mejor sabia hacer ante peligros, defenderme era inútil.

Un silencio se apodero del ambiente aunque no fue muy largo ni menos incomodo, duro mientras yo asimilaba la dirección finalmente el capitán acabo con ese lapsus silencioso colocando un tema ambiguo pero agradable.

-Si, es un lugar lindo, y tranquilo, nada comparado a esté que es mucho mas loco- dije sonriendo, este lugar me gustaba bastante, y hablaba de Wonderland en general, no de algún reino; aunque era muy distinto de donde yo venia, y aveces me baja la nostalgia; como todos, esperaba que el cánido me preguntara más sobre mi mundo, usualmente pasaba, yo tenia curiosidad por esté mundo, y ellos por el mundo exterior, que para mi mas bien era el "mundo de arriba"

Escuche las palabras del moreno atentamente mientras caminaba a su lado, me embargaba un sentimiento de tranquilidad que hace mucho no sentía por lo que sonreía alegremente mientras caminábamos.

-pues, hay animales, y vegetación, pero solo los humanos hablan.. o por lo menos no entendemos el idioma de los animales, y no hay semi-humanos, de ningún tipo, pero también es un mundo en general mucho mas oscuro que este, lleno de guerras y egoísmos.. eso siempre me decía papá.- dije en un principio feliz, pero finalmente con un tono de voz distinto que mostraba el cambio en mi interior, si bien no era tristeza misma era nostalgia y una pizca de pena, que era por lo que llegue al reino de diamante sin notarlo.

Al notar en lo que había transformado la expresión de mi rostro gire levemente mi cabeza de un lado a otro y volví a sonreír mirando al mayor.

¿Solo los humanos hablan? Que extraño seria eso sin duda alguna. Al menos para cualquier habitante de wonderland, en donde la locura ya es cosa de todos los dias, inclusive hasta para los mas serios, como en el caso de Credo.

Desvio ligeramente la mirada de la joven, para enfocarla en el camino. Un mundo oscuro y lleno de guerras... Seguro en algun descuido de cualquier rey o reina de los cuatro reinos, ese sitio se volveria igual, o al menos eso pensaba el canido. Pese a los esfuerzos de aloshka, el can de diamantes se percato de la baja en el animo de la rubia, de manera que llevo la enguantada diestra hasta su cabeza para acariciarla ligeramente, seguro extrañaba a su familia.

Hablar de politica no seria lo correcto y a decir verdad el castaño debe aprender a no hacerlo todo el tiempo, y desenvolverse mas socialmente con "los civiles" de forma que pensaria en una manera de llevar a otro rumbo la conversacion, sin hacerla densa, o incomodar a la menor.

-Ya veo- comenzo con falso interes bien disimulado -¿Y hay algo en lo que ambos mundos se parezcan?-

Debia haber algo en comun ¿No? despues de todo esa loca tierra se creo en base al "otro mundo" o eso decian los rumores..

Sonreí ante la caricia del mayor, el no tenia por que verme triste, así que mantuve la sonrisa, luego dirigí mi mirada al camino, claro no quería caerme por un descuido, seria lo único que me faltara para acabar el día de forma mala, ya bastante tenia con haber admitido lo despistada que era y que no sabia volver a casa, ante ese pensamiento me sonroje.

Pensé en las palabras que había dicho el cánido, y aun más en la respuesta, en que se parecían ambos mundos?, me mantuve bastante tiempo en silencio buscando similitudes, aunque más diferencias venían a mi mente. -Pues.. creo que se parecen en los paisajes... los lugares.. o sea allá (refiriéndome al mundo "exterior") hay bosques, lagos, ríos, ciudades, castillos, y pues todo lo que veo acá, en cuanto a eso son bastante similares, y ehm.. los animales, claro a pesar de que acá hablan, allá y acá existen las mismas especies.. y pues los animales salvajes allá también quieren cenar humanos, aunque claro, acá es más peligroso.-

Hice una pausa luego de haber dicho todo aquello y medite más tiempo sobre alguna otra similitud, hasta ahora tenia solamente dos y creía que podían existir más que escapaban a mis conocimientos

-En algunos países de allá también existen reinos, con reyes, príncipes, princesas y todos esos cargos nobles... y creo que las ansias de poder de algunas personas es otra similitud.. claro que solo es una suposición.- agregue nuevamente, aclarando lo ultimo pues no quería que algún comentario se malinterpretara.

-Es cierto- afirme lo que el castaño decía bastante segura, la idea era clara en mi mente, no me agradaba que por ser mejores aplastaran a otros, sobre todo porque eso no los hacía mejores en ningún ámbito, mandar sobre los demás porque te temen, no te hacen un líder, o eso pensaba, le sonreí al mayor mientas caminábamos.

Empecé a distinguir el lugar, donde el albino me había llevado tiempo atrás, empecé a ver las casas para distinguir esa donde la chica mariposa atendía, la recordaba perfectamente pero no la veía por esta parte de la ciudad, seguramente estaba por la otra entrada, recordaba que uno de los días de aburrimiento recorrí la ciudad y vi que tenía dos entradas, además de una linda plaza central. Luego de ver unas tiendas me logre ubicar, sabía que casi al final de la calle, doblando a la izquierda se encontraba la residencia donde vivía un lugar cálido y frio a la vez, la señorita era muy amable pero aun no lograba sentirlo como un verdadero hogar, sin embargo era donde podía estar segura y eso me gustaba.

-Ya me ubique, se donde queda el lugar donde vivo- dije en un tono alegre pero a la vez algo vacio –Si gusta puede dejarme hasta acá, ya no habrá mayor peligro y no es mucha distancia de aquí a la casa- Miraba con una sonrisa al general de la armada amarilla y esperaba su respuesta, realmente me había alegrado su compañía, y me había traído algo parecido a la tranquilidad y la calidez.

Espere la respuesta del can, pero seguíamos avanzando, creo que más por inercia que por conciencia, pero no me molestaba realmente, su compañía me era grata, sencillamente no quería causarle más problemas ni quitarle más tiempo.

Le sonreí de igual manera al mayor que me acompañaba, insistía en acompañarme, y eso me provocaba un sentimiento nostálgico que me gustaba así que solo asentí y murmure –Gracias- que no supe si el castaño logro escuchar o no, caminamos unos metros en silencio hasta que el volvió a hablar, no me resultaba incomodo, pero me producía un vacio y a la vez una felicidad hablar de eso.

-Pues… cuando llegue Wonderland… tuve la suerte de toparme con un semi-humano, perro como usted – empecé a explicarle tímidamente, pero con confianza, no como si no quisiera responder, más bien como si buscara cada palabra para responder con claridad –Es albino, y a sido muy bueno conmigo… me salvo de un jaguar.. o bueno, algo que quería a un humano de cena…- al mencionarlo me sonroje, por lo que baje la cabeza algo apenada –Después de ayudarme me trajo a este pueblo, me dejo en una especie de residencial donde una chica mariposa, llamada jazmín, me cuida y se preocupa por mi tanto como puede, y él se ha seguido preocupando por mi mucho….- acabe la historia, estaba bastante avergonzada, feliz y triste a la vez, era una mezcla de sentimientos que me confundía, pero finalmente le sonreí al can.

-Al final es como una independencia controlada- dije con otra sonrisa, ya estábamos próximos a llegar solo había que doblar a la izquierda y avanzar varios metros, había tiempo como para que el castaño diera algún otro comentario, me daba curiosidad escuchar que pensaría sobre lo que le dije.

-Es por aquí- dije indicando que había que doblar por la izquierda, empecé a doblar lentamente mirando al mayor.

Al escuchar la exclamación del castaño lo mire curiosa, conocería a Nero?, sin embargo seguí con el recorrido por la calle, no quería quitarle más tiempo al general de la armada amarilla, ya empezaban a aparecer los primeros astros nocturnos, así que apure la marcha, y sonreí ante lo que el mayor me decía.

-Sí, eh sido muy bien recibida acá, todos son muy buenos conmigo, incluso extraños como usted- le dije y le sonreí con sinceridad. Finalmente llegamos a una residencial tranquila, no era lujosa pero se veía acogedora, desde la puerta se vio a una chica con antenas de mariposa que al vernos sonrió y siguió atendiendo a una persona que estaba frente a ella.

-Acá es, ella es quien le comente, está a cargo de toda la residencial, sin embargo igual se preocupa por mi- dije en un tono mucho más alegre que los usados anteriormente –Quiere entrar un momento?- Hice un gesto tímido invitando al mayor a entrar, rápidamente corrí donde la mujer y le pregunte algo en voz baja, ella me afirmo con la cabeza y regrese alegremente donde el castaño, sin hacerlo esperar más de un minuto –Disculpe señor Credo, quiere quedarse a cenar?- le dije tímidamente, y me ruborice un poco, más por ser una chica tímida que por otra cosa –Se que se está haciendo tarde… pero le quite mucho tiempo, y se tomo muchas molestias en acompañarme hasta acá, acepte si?-

Miraba al can a los ojos, pero seguía ligeramente ruborizada, la joven que aun atendía a un hombre algo mayor le dirigió una sonrisa amable al general de diamante, incitándolo a que aceptara.