Primer Encuentro. |Priv. Alexander Iskandar|

Sarah... Sarah...

¿Cómo era posible? El alto e imponente soberano del reino carmín se paseaba como león enjaulado por la sala del trono, cavilando todas y cada una de las posibilidades acerca del asesinato de su majestad de rojo.

Si, era bastante extraño cuando el hombre de cabello alto se mostraba de manera seria, y sin duda, era una de esas raras ocasiones. Su mirada alguna vez llena de vida y relampagueante al son de su ripia voz esbozando una estridente risa no podía percibirse en su persona....

No, parecía ser que una parte de sí mismo murió con aquella mujer de cabello ébano y gran temperamento.

Y ¿qué decir de su hermano? Seguramente, estaba peor que el, es un hecho... es quien le conoce a la perfección y es por ende que en parte también se preocupa por él y el hecho de haberse recluido en su propia habitación.

¿Cuánto tiempo ha pasado ya de eso?

Paso la tosca diestra sobre su mentón, acariciando la rojiza barba. Su brazo aún no se recuperaba del todo, aun con el uso de magia... Esa herida sí que ha tomado bastante tiempo el hecho de sanar. Bueno, era normal después de todo perdió dicha extremidad y restaurarla había tomado una gran cantidad de magia, aun para uno de los más sabios y ancianos hechiceros del consejo.

De manera pesada tomo asiento en su trono... Cuantas memorias venían a él de ese lugar. Las decisiones que con voz firme y comandante aquella joven había tomado a su lado. Suspiro con pesadez. Por todo el reino ha de recobrar el ánimo ¡Por ella ha de tomar todo wonderland como suyo! Apretó su puño a la altura de su rostro ¡Ahora con más fervor unificaría wonderland!

-Solo espera Sarah... Espera y lo veras. Hare que tu nombre quede grabado como la emperatriz que siempre quisiste y merecías ser- Sus ojos destellaron con aquella emoción que suele embargarle al hablar del tema...

No obstante, el rechinar de la puerta atrapo la atención del fornido mago.

Un ligero deje de sorpresa invadió las facciones del pelirrojo al observar a la dama adentrarse en el lugar. ¡Eran tan parecidas!

Pero no era ella... no es su amiga de la infancia. Se llevó una mano al rostro para despabilarse, como si saliese de un trance.

-¡Oh! ¡Salve, milady Jane!- Sonrió de manera ladina. Aún no sabe exactamente con que título llamar a la otra

Pues el título de reina, según el, aun pertenece a Sarah. No es una pieza de ajedrez que pueda ser sustituida así sin más, como el consejo, seguramente pensaría.

Sus gruesas cejas se arquearon hacia abajo, frunciendo ligeramente el cejo ante aquel comentario. No supo exactamente el porqué, pero hubo algo en el tono de la dama que no termino de agradarle.

-Todos lamentamos la pérdida de su alteza serenísima. Sin embargo ¡El reino rojo debe prosperar a cualquier lugar!- Posó las manos en el descanso del trono como si tomase apoyo y se puso de pie. Irónicamente la luz de la ventana ayudo al mago a verse aún más imponente de lo que ya era.

Simplemente, era como un enorme león.

Un león con deseos más fervientes de unificar wonderland en nombre de aquella mujer que consideró casi una hermana.

No obstante, con su descenso sabe lo que ahora vendría, tendría que contraer nuevas nupcias.

-Una vez más, deberemos llevar el nombre del reino de corazones de forma orgullosa y altiva ¡No permitiremos que las penumbras de la muerte opaquen nuestro espíritu. Sea bienvenida a la noble casa carmín- Y extendió los brazos hacia los lados, haciendo con el mismo ademan que su capa hondear ligeramente.

La sonrisa del alto hombre se amplió al escuchar la respuesta de la mujer de cabellos ébanos. Ese era el espíritu ¡ambos honrarían a la antigua reina, elevarían su nombre, y después unificarían wonderland!

Y no importaba los medios que usara, haría realidad su sueño, y mantendría sus ideales y creencias también. Seria, sin duda, bastante difícil, pero nada que no logre con su espíritu inquebrantable. Pues aun, pese haber perdido un brazo (y recuperarlo con esfuerzo del consejo de magos) el mismo no se había visto mermado.

-johh~~- Una de sus gruesas y rojizas cejas se alza marcando su curiosidad. -Es bueno que conozca su lugar- Si, pues el mismo ha caído ya en el error de pensar que Jane ha de remplazar a Sarah....

Tomó uno de los bordes de su capa para hacerlo hacia atrás en un ademan elegante (y hasta cierto punto tosco pero ¿que no era tosco en su persona? dada su masa muscular y altura) movimiento de su mano.

-¡Me parece perfecto!-  Y sonríe de nuevo, como solo él sabe hacerlo... como si no hubiese estado sumido profundamente en sus pensamientos hacia solo unos instantes -El desayuno ya casi estará listo ¡será interesante si llevamos una charla amena durante el mismo y aprovecharnos para conocernos! porque si vamos a unificar wonderland, es por ahí donde deberíamos comenzar y saber que hay en común.- Dio unos cuantos pasos, encaminándose hacia la puerta -Ea entonces, comencemos con el trayecto y os aseguro que no se arrepentirá, miladi Jane-