Sirviendo al futuro Rey [priv: iskandar]

Kaname se encontraba caminando por los pasillos del castillo en direccion de la sala del trono, con su tipica mirada sin expresion, con su vista inclinada hacia el suelo y su boca apenas abierta, como si no le prestara atencion a lo que ocurria a su alrededor, al parecer estaba perdido en sus pensamientos. Llevaba puesto su uniforme color blanco, que dejaba ver una pequeña corbata roja, este era distinto del de otros sirvientes, ya que Kaname se encargaba de antender a los nobles directamente, por lo que no podia ser visto con el tipico uniforme de los otros sirvientes.

A pesar que debia llegar a la sala del trono lo mas rapido posible, durante su camino a esta kaname muchas veces se detenia cada unos 10 metros, se perdia mirando un cuadro, mirando una vasija, aveces simplemente se perdia mirando una pared que tenia una pequeña marca de golpe. Esta actitud de Kaname muchas veces molestaba a los nobles a primera vista, pero con el paso del tiempo aprendieron a soportarlo...bueno, la mayoria de ellos.

Esta vez solo se detuvo una vez, por lo que no perdio mucho tiempo, al llegar a la entrada de la sala del trono, unos guardias armados con lanzas estaban parados frente a esta, miraron a Kaname y este se quedo alli parado durante unos segundos aun mirando hacia el suelo, luego miro hacia el frente asintio con la cabeza y dejo salir un pequeño "mm..."

los guardias ya sabian que era un chico extraño, asi que simplemente sonrieron entre ellos y abrieron la puerta.

Al entrar a la sala del trono Kaname pudo ver como una gran figura estaba sentada en el trono, una persona que parecia mas un gigante que un hombre, ese era el fururo rey del reino, Alexander Iskandar.

Kaname camino lentamente hasta estar frente al trono, se inclino levemente, y se quedo mirando al suelo, esperando que le dieran sus ordenes, intento dejar salir unas palabras de su boca, como siempre, pero sin exito, solo se escucho un pequeño murmullo que no formaba una palabra.

Por lo general, el futuro Rey de Corazones no es de estarse tranquilo, al menos más de un rato.

Sin embargo, ese día el pelirrojo se encontraba bastante sumido en sus pensamientos. ¿Podría ser capaz de llevar a cabo sus planes una vez que asumiera el poder?

...Había muchas cosas que arreglar en semejante reino...

La boda se efectuaría cuando su prometida llegara al reino de corazones. Había mucho que planear, sin duda, entrometerse en los propios planes. Se sentó en el trono, lugar que ya se estaba acostumbrando a tomar seguido y donde se le vería a menudo. Recargo su codo en el descanso y su mejilla en sus nudillos.

La puerta se abrió interrumpiendo sus cavilaciones dejando ver a un joven de blanco traje y cabello castaño. Con curiosidad el futuro gobernante le mira al arquear una de sus gruesas cejas.

¡Ah! Era el sirviente personal de la nobleza…

Alexander suspira pesadamente a veces siente que es bastante energético para sujetos como el que tiene frente.

¡Lo tenía! Dejo caer su puño cerrado sobre la palma abierta de su mano contraria al tiempo que sus gruesos labios se curvean hacia arriba.

-¡Chico! ¿Podrías traer algunos textos antiguos sobre las celebraciones de corazones? ¡Esta será la mejor boda que el reino de rojo haya presenciado!-

Aunque todo fuera meramente político…