Lo que la luna trae consigo

Mala suerte en todas partes. Últimamente las cosas no salían como deseaba y no tenía idea si se trataba de cosa de solamente él o todos los ladrones en wonderland, ya que cada vez que intentaba hacer de las suyas terminaba siendo correteado por guardias que se encontraban infiltrados o los mismos ciudadanos que eran lo suficientemente cuerdos como para darse cuenta de lo que pasaba cuando desaparecía su dinero.

Fuera lo que fuera estaba cabreado, demasiado para lo que podía manejar. Aún si caminaba por horas como llevaba haciendo desde que tuvo que abandonar el reino de tréboles seguía pateando piedras e insultando a los cuatro vientos como si de un crío con berrinche se tratara, no podía evitarlo al verse con sus cuentas ajustadas, para vivir se necesitaba dinero, y si se quería vivir cómodo aún más de lo que él tenía en esos momentos.

De tanto caminar y dejarse guiar por su rabia terminó por dar en un lugar desconocido para su persona y para empeorarle la situación: de noche. No es que fuera realmente peligroso u algo parecido, con la luz de la luna que iluminaba toda la planicie parecía que podría evitarse los problemas, por lo que con aquello ya tenía para relajarse a pesar de encontrarse solo.

El reflejo de la luz a la lejanía llamó su atención, pasar una noche y media tarde por esos lugares no sería malo, al menos podría pescar un poco y comer sin la necesidad de gastar dinero, además tendría agua y la seguridad de que en caso de cualquier problema podría dejar aturdido a alguien por falta de oxígeno... ya saben lo típico de querer ahogar a la persona para ganar tiempo en la huida sin peleas innecesarias.

Al acercarse lo suficiente a las aguas no fue más su sorpresa al tener compañía. O tuvieron la misma idea o simplemente fue coincidencia, cualquiera de las dos opciones parecía viable, pero cualquiera fuera le molestaba, sí, deseaba soledad por lo que en su mente solo se apilaban diferentes planes de cómo deshacerse de esa "criatura" en caso de que las apariencias engañaran. Suerte que es de pensar rápido, asustarle podría ser una opción, no habrían daños ni posibles resentimientos ¿Verdad? Se quedó unos minutos más considerando otras opciones, hasta que de repente le picó el bicho de la bondad ¿Por qué habría de espantarlo si llegó antes? Además... no es como si el lugar fuera tan pequeño como para que tuvieran que toparse... "¡Demonios ¿Por qué ahora sale a relucir mi consciencia?" tiró sus cosas a una orilla del lago para tomar un poco de agua y mojarse la cara con ella, dudaba que el otro lo notara, no hizo ruido alguno con la intención de quedarse ahí sin tener que hacer interacción alguna.

Cómo siempre, Yuutaro solía tener brillantes ideas -ironía xD-, pasaron por lo menos treinta minutos desde que había llegado a ese lugar, todavía no podía creer lo descuidado que era aquel muchacho al no notarle en todo ese rato, ya que en todo momento le estuvo observando. En definitiva le aburría al ver que no hacía nada más que "disfrutar" del ambiente, por lo que de tanto estarse aburrido olvidó su propósito original de no ser interceptado.

Se puso de pie con movimientos felinos, tomando una piedra de paso para que una vez estuviera al lado del lago, pensar que hacer con ella. Se sintió el rebotar de algo en el agua, uno, dos, tres, cuatro.... ¡Cinco! "¡Nuevo record!" El pelirrojo daba saltos de alegría por esa hazaña de lograr que la piedra rebotara cinco veces, lo que no se fijo fue de que por cerrar los ojos y concentrarse en los sonidos que hacía ese material inorgánico, no supo de que su piedra pudo lograr otros saltos más si no era porque chocó con algo... aunque de todas maneras tampoco sintió los pequeños ruido de lo que detuvo un posible record mayor.

Detuvo su celebración para prestar atención a las palabras que vinieron tras unos segundos de silencio ¿Recién en esos momentos venía a darse cuenta de que estaba acompañado? Esbozó una pequeña sonrisa por la distracción del otro, en especial porque a pesar de los pocos metros que le separaban no pudo divisarlo ¿Estaría corto de vista? Trató de no reír por la ocurrencia a la vez que comenzaba a rodear el lago, tal vez darle una pequeña sorpresa no estaría del todo mal.

Ahora la interrogante para el mayor era como aproximarse hasta él sin que le notase y sin hacer ruido, surgió en él la posible respuesta que no le agradaba dado las horas que eran, pero estaba tan aburrido como despierto, de una consideración pasó a ser una realidad; un día en vela no sería nada si al menos obtenía entretención a cambio.

Cerca de aquel muchacho de cabellos azabache existía una gran roca que formaba parte de las cristalinas aguas, aunque para Yuu sólo significaba una buena ubicación para dar el susto que deseaba. Se quitó los zapatos, arremangó un poco su camisa y se sumergió en el lago casi sin hacer emitir sonido. Nadó hasta aquella enorme roca y subió en ella para comenzar con su plan.

-¿Quién crees?- respondió observando desde la altura lo que hacía el chico, de verdad que no comprendía el cómo no se aburría. -¿No crees que eres sólo un poco distraído? Digo... si yo fuera otra clase de persona tal vez podrías ir olvidándote de volver a ver otro amanecer... o quizá tus pertenencias- rió de buena gana mientras se acomodaba apoyando su codo en una pierna que tenía flectada, sin duda alguna parecía que tuviese algún poder sobre el lugar, en especial por la mirada que le dedicaba al otro.

Si le preguntasen, sí, esa noche sentía deseos de molestar a alguien, una de las pocas veces y justo ese alguien tuvo la mala suerte de topárselo en el lugar más solitario e inhabitado de todo Wonderland.

-No sé si podrías considerarte con buena o mala suerte...- comentó tras ver las reacciones del otro. -El humor que hoy tengo es especial, se han salvado tus pertenencias...- dijo sin esperar que entendiera la broma mientras revolvía su cabello que todavía goteaba al igual que el resto de su ropa.