Las flores no solo se encuentran en los jardines -Privado/Aloshka-

-Aloshka e llego una carta- me dijo amablemente aquella mañana Jazmin, me acerque a ver que sucedía –Una carta para mí?- pregunte atónita, pues no sabía quién me podría enviar una carta y recibí el sobre.

Me fui a mi alcoba para dejar trabajar tranquila a Jazmin, una vez cerré la puerta mire el sobre y lo abrí para ver el contenido, era una invitación escrita a mano con una perfecta caligrafía, firmada por el rey de diamantes y con el sello real, donde me invitaba a ir al castillo -¿Qué significa esto?- me pregunte asustada –No puedo estar metida en problemas…. O si?- me tendí en la cama, en este mundo mi facilidad para meterme en problemas me sorprendía, cada día era un nuevo lio aunque no los buscara, la única forma de no meterme en líos era quedarme encerrada y eso era muy aburrido.

-Por suerte, el señor Credo es general allá, si estuviera en problemas él me diría… no?- pensé dando media vuelta en la cama, quedando volteada a la pared, pensando, especulando –Y si lo metí en problemas?!- exclamé sentándome de golpe en la cama –Y si el día que fui a dejar el encargo de Jazmin…. Que era el enésimo paquete de disculpa que le envía por cierto…. Lo metí en problemas?! O sea…. Lo interrumpí en su lugar de trabajo…. Aunque nada paso... y me fui al tiro… solo me tope con el joven Arthur y nada más…- pensaba mientras mi mente recreaba macabras y bizarras ideas tanto de lo que paso y pasara.


Finalmente el día indicado llego, estaba hecha un lio de nervios, me arregle desde temprano, luego de ducharme me coloque el vestido beige con blanco y una vez mi cabello estuvo seco me quede frente al espejo probando diferentes peinados, colas altas, dos colas, trenzado, media cola… finalmente lo deje suelto y ondulado como acostumbraba, la misma historia fue con mi flequillo para finalmente quedar tal cual.

Llegue poco antes de la hora estipulada al castillo del reino amarillo, donde el Señor Credo me recibió para guiarme hasta el rey, por lo menos no lo tenían en un calabozo.. O encadenado bajo tortura –Yo tampoco- musite con el hilo de voz que tenia debido a los nervios, intentaba calmarme pero era inútil.

Llegamos hasta una gran puerta donde asumí que se encontraba el rey esperando mi llegada, cuando el castaño me susurro asentí y le respondí con un susurro –nos vemos- respire hondo y empecé a caminar –Con permiso- murmure nerviosa. Era un hombre rubio, alto, de semblante amable, y una sonrisa igual, un poco más confiada camine hasta él –El- el gusto es mío- dije menos nerviosa, pero aun tartamudeaba ligeramente y tome asiento donde el rubio me indico, me quede en silencio sin saber que decir en la situación, por suerte, no parecía que tuviera problemas

-U-un gusto conocerlo su majestad- dije algo rápido debido a los nervios –Si, soy Aloshka Bell- Sonreí tímidamente, era alguien imponente pero al mismo tiempo amable.

Vi como el joven servía todo, cada detalle parecía planeado y planificado, trataba de mantenerme tranquila, serena, no tan nerviosa, mi mente estaba enfocada en no quedar en ridículo frente al Rey de Diamantes… sin embargo todos los intentos fueron en vano al ver el trozo de pastel, con mucha crema y fresas, una sonrisa muy dulce y feliz se apodero de mis labios y miraba emocionada el pastel, definitivamente era una de mis debilidades, cuando note mi actuar me sonroje ligeramente bajando el rostro, -Gracias- murmure antes que el joven moreno se retirara, pues, o estaba acostumbrada a que me atendieran así como así y mis modales siempre estaban presentes.

Aun sonrojada mire al rubio cuando empezó a hablar suspire aliviada cuando ya estaba en claro que no estaba en líos, ni nadie, eso me tranquilizaba enormemente –Muchas gracias por la invitación su majestad- dije aun algo nerviosa, no era una situación habitual para mí, pero ya notoriamente más tranquila.

-El joven Arthur?- lo mire algo extrañada por la pregunta, y pensé un momento en la respuesta –Nos conocimos sin querer hace unos días, pero hum… no se a que se refiere con eso de que relación mantengo con él- respondí apenada y imitando al rey tomando el tenedor correspondiente, bastante feliz por volver a comer pastel de fresas, y saco una pequeña porción que lleve a mis labios y comí con alegría, posteriormente deje el tenedor a un lado y endulce mi té, con bastante azúcar como acostumbraba y un poco de crema. –hum… disculpe… pero... qué relación tiene usted con el joven Arthur?- La vez que lo conocí, no fue mucho lo que alcanzamos a hablar por lo que realmente desconocía casi todo sobre é, lo pregunte con todo el respeto y cortesía que pude demostrar, no quería sonar grosera o mal educada con el líder del reino amarillo. Sin embargo, ahora que él hombre frente a mi había mencionado el nombre completo del joven Arthur, notaba que compartían el mismo apellido… eso significaba que… -El joven Arthur es su hermano?- pregunte sorprendida, para mi suerte no había bebido ni comido nada en ese instante… -Entonces… el joven Arthur… realmente es el príncipe… y…y…que pena...- tartamudeaba, totalmente apenada, por no haberle llamado como correspondía, por haber pasado un detalle de esa magnitud por alto la vez pasada y ahora parecer una verdadera tonta.

Escuchaba atenta al rubio, y lentamente le daba uno u otro sorbo a mi taza, si, el día que había conocido al príncipe, él se estaba escondiendo de los guardias, y pus me pidió que no lo delatara… que debería hacer?

Sin embargo al rey no parecía sorprenderle…. Sonreí tímidamente y asentí con suavidad, tome el tenedor lentamente y lleve otro bocado de tarta a mi boca, por lo menos así no acabaría delatándolo abiertamente.

Una vez trague el pastel y bebí un poco más de té mire nerviosa al rey sin hallar algo para decir que fuera apropiado para la situación, mire a todas partes disimuladamente, fue cuando repare en las grandes y hermosas rosas amarillas –Que bellas rosas- dije para llenar el espacio, y además, eran hermosas.

Seguí comiendo del pastel, llevaba ya casi la mitad comido, y bebía alternadamente un poco de té sin embargo la taza aun no bajaba ni a la mitad.

Muy bien, el rey había entendido el silencio y opto por seguir el juego de hablar sobre las rosas, tome un bocado más del pastel. Escuchaba atentamente todo lo que el rubio decía, Lo de los colores lo sabía, cada reino tiene un color, corazones rojo, diamantes amarillo, espada azul, trébol verde y para lo que no era de ningún reino era blanco, como la ciudad neutral, todo de cada reino, las cosas, las personas, las armadas era de aquel color, sin embargo no sabía, aunque lo imaginaba que también la flora.

Justo comí otro bocado cuando escuche lo de pintar las rosas, me atragante un poco y golpee suavemente mi pecho, tome un poco de té ya para asegurarme de que estaba bien y no sufriia nuevamente algo similar, por no decir además humillante. –Pintan las rosas si salen de otro color?... y si salen de un color que no pertenece a ningún reino… las pintan igual?- pregunte curiosa, pues quería saber si por ejemplo alguna vez vería una rosa morada, naranja o negra.

Lo último que el mayo dijo lo grabe tanto como pude en mi mente lo que menos deseaba era tener algún tipo de mal entendido por desconocer algo tan importante –Aunque… si hacen eso también sufrirá la rosa, pobrecita- dije sin saber que comentar sobre aquello, por lo menos estaba conociendo un poco más de las extrañas costumbres de los reinos, quien imaginaria que una rosa significaría tanto? Comí otro bocado más de pastel, ya casi acabando mi trozo, y tome un poco más de té, sonreí nerviosa, la situación de que un rey se diera el tiempo para merendar conmigo, y sobre todo que personalmente me invitara a merendar con él, me seguía resultando curiosa y extraña, además de colocarme nerviosa, si cometía cualquier error?, sin embargo el rey parecía alguien amable, y comprensivo, hasta parecía acostumbrado con las “actividades” de su hermano menos.

-El reino amarillo me parece un lugar muy lindo y agradable….- murmuré una vez trague todo lo que pudiera tener en la boca, mirando el paisaje, las pocas veces que había estado acá, siempre me había resultado un lugar acogedor y grato, cuál sería la diferencia con los demás reinos? No tenía la más mínima idea, o quizá solo era por lo que me habían comentado de este reino. Lleve a mi boca el ultimo bocado que me quedaba de mi trozo de pastel, y como de costumbre me pareció el más dulce y exquisito de toda la porción.

OFF: perdona lo raro (?)

El incidente vergonzoso había pasado aunque estaba bastante apenada, atorarse así frente al rey? Si, muy típico en mí, pero no quitaba que fuera algo de lo más humillante, por suerte fue algo corto, así que viendo que todo ya estaba normal el rubio tomo la palabra, lo mire para escucharlo atentamente –a no?...- murmure aún más apenada por lo incrédula que podía ser, sonreí de todas formas apenad ay alegre pues la conversación era amena, nada de lo que mi mente llego a imaginar.

-no, no fue nada, a veces soy algo ingenua y no distingo cuando bromean y cuando hablan enserio…. Suelo ser bastante incrédula- dije apenada excusándome ante el mayor.

Sonreí gentilmente ante su respuesta, y recordé la vez que conocí al señor Credo, si definitivamente hacia un buen trabajo con la armada, ya iba entendiendo por que el reino amarillo era uno de los más poderosos, aunque me lo había explicado Jazmín me gustaba entender las cosas por mí misma. –eh…- dude por un segundo pero la idea de más pastel de fresa me derritió y no pude negarme –Está bien… gracias- murmuraría apenad ay sonrojada per innegablemente emocionada por aquel dulce.

-Si me permite ser sincera su majestad- dije suavemente tras dar un sorbo a mi té con leche –No pensé que esto iba a ser tan ameno , realmente imagine infinidad de situaciones absurdas pero nunca imagine esto- agregaría suavemente en un tono timido y volveria a beber otro sorbo a mi té.

El mayor domo me sirvió otro trozo de pastel y dejo el plato frente a mi, hizo un ademán y volvió a retroceder, llegaba a parecer una estatua tan quieto en su lugar, yo incline un poco la cabeza por un segundo y musite suavemente un "gracias".

Tome el tenedor y corte un bocado del pastel que lleve a mi boca y disfrute. Escuche atentamente las palabras del rey, las pensé detenidamente -hum... creo que no se cual es la diferencia entre inocencia e ingenuidad- agregue apenada.

Se creo un breve silencio y el rey volvió a hablar sobre otro tema, y tenia razón, por los menos para mi no era común recibir invitaciones de reyes para venir al palacio, realmente hasta el momento solo conocía a la reina Sarah y no había sido algo del todo grato...

El rubio suspiro pesadamente, algo iba a decir y por su actuar me daba la sensación de que era algo serio o malo, sin embargo ya me había dicho que no me cito por algo malo, por lo que se descartaba aquella posibilidad, por ende debía ser algo serio, quizá un tema delicado, pero por que me diría algo así a mi?, algo ansiosa espere sin comer ni beber a que el rubio dijera lo que su mente tramaba... Y lo dijo....

Estaba segura que mi cara estaba completamente roja, la sentía arder, seguramente en todo el reino se veía lo rojo de mi rostro.

-¿Que-que el joven A-Arthur... digo el pr-priincipe Arthur no deja de-de hablar de mi?!!!- Exclamé tartamudeando, corrigiendome, sorprendiéndome y luego disculpándome por mi reacción -Lo-lo lamento, es solo, es solo que no-no me esperaba algo así... digo... apenas nos conocimos y hablamos.....- explicaba como si me lo hubieran solicitado, los nervios eran muy obvios y solo por disimular tome lo que quedaba de mi té, el sirviente rápidamente volvió a servir más, tome la cucharita y empece a agregarle azúcar, intentando calmarme... una cucharadita, otra cucharadita, otra... otra... y finalmente otra.. luego revolví el liquido con el polvo al fondo, hasta que ya no sentí más granitos de azúcar al fondo de mi taza, en too ese momento miraba solo la taza, como si fuera lo más interesante, realmente apenada y sonrojada, por lo que había dicho el rubio, por como había reaccionado, en general por todo, probé el liquido café que había quedado extremadamente dulce, perfecto para mi gusto; llenándome de valentía volví a mirar al mayor, nuevamente colocándome roja y bajando el rostro automáticamente... como siempre mi actuar era un desastre.


OFF: perodn si quedo raro e.e y la demora

Escuchaba atentamente lo que decía el mayor, mis mejillas que en un principio estaban rojas como un tomate, se iban atenuando lentamente, hasta que solo estaban de un rosa pálido, que aun así resaltaba en mi blanca piel.

Tome unos pocos sorbos de mi té super dulce y mire al mayor cuando ofreció mostrarme el castillo -no, no tengo dudas...- dije un poco apenada, Arthur me había parecido guapo, pero pensar si me gustaba... me resultaba algo apresurado, ni siquiera lo conocía bien, como para juzgar aquello, por lo que preferí optar por el silencio, sin embargo, para no hacer esperar al rey sonreí dulcemente intentando disimular mi emoción -Me encantaría conocer el castillo- sin embargue el tono ligeramente más agudo de mi voz arruinaba todo intento por disimular la emoción que me embargaba. Aunque, si bien no quería dar una mala impresión, ni avergonzarme frente al rey de Diamantes, tampoco quería mostrarme como no era, así que de cierta forma.. estaba bien que no lograra disimular toda la emoción.

-Vaya, conoceré el castillo! guiada por el mismo Rey!- exclamaba en mi mente emocionada, o sea, aquello no era algo muy común que yo supiera. -Y... y... y si nos topamos con el joven Arthur? Que haré?- pensé un poco nerviosa, mientras mis mejillas adquirían un tono rosa algo notorio.

Una vez que el sirviente retiro todo, sonreí levemente, y camine alcanzando al rey, no sabia como comportarme realmente, así que me limite a caminar un poco más atrás del mayor. Escuche lo que le decía al hombre moreno y aun más me emocione, -seria posible conocer a la misma reina?.- pensé emocionada pero intente no demostrarlo del todo, "disimular un poco".

-Si- Dije alegremente mientras asentía con al cabeza, y caminaba aun ligeramente más atrás del rey. Al pasar muchas sirvientas lo saludaban muy respetuosamente, y también me saludaban a mi, yo inclinaba la cabeza respondiendoles el saludo, y les dedicaba una sonrisita tímida. Veía los pasillos, todo el lugar era realmente hermoso, como un castillo salido de un cuento de hadas. Distinguí una pintura que me llamaba la atención, al parecer era de esa reina roja, demonio o lo que sea, que ataco ahora ultimo, pero era de aquello? -Esa pintura... es de la batalla contra la reina roja que sucedió hace un tiempo?- pregunte un poco intrigada, un poco curiosa pero como siempre en un tono respetuoso.

-Realmente no se si hay algún lado en especial, nunca antes he estado en un castillo, así que realmente no se que lugares posee, o cosas así- agregue algo apenada, o bastante apenada pero con una sonrisita en los labios.

OFF: perdona lo corto uwu

-ya veo- musité de forma suave, sabia perfectamente que el tema de aquella batalla era sumamente delicado -y por algún motivo aun más para los semi-humanos- Sonreí suavemente ante sus palabras.

Seguía caminando ligeramente detrás del mayor, aunque la visita era mucho más agradable de lo que pude haber llegado a imaginar, y de repente Su Majestad volvió a hablar. Aunque aveces me producía algo de nostalgia recordar el otro mundo, realmente ya estaba acostumbrada, pues todos en Wonderland sentían mucha curiosidad, y no me afectaba hablar de "mi mundo" mientras fuera de forma general, cuando ya preguntaban por cosas más personales era cuando realmente me afectaba un poco, pero no era le caso.

Sonreí mirando tímidamente al mayor y tome aire para responderle. -Bueno, en mi mundo,creo que hay muchos tipos de castillos, en mis lecciones de historia veía algunas fotos, algunos eran muy parecidos a estos, esos eran castillos de...- hice una pausa como si recordara algo -de Europa- agregué finalmente sonriendo alegre al haberlo recordado. -En mi país en cambio los castillos eran un poco distintos, eran muy grandes, con grandes jardines con gigantescos estanques de agua, muy coloridos y la punta de las torres eran con una forma algo circular, y enroscada terminando en una punta.- Explicaba de forma algo torpe sin saber si me daba a entender. -Dependiendo de cada país, los castillos cambian de forma, en oriente los castillos eran más sobrios y con techos con forma hm..- pensaba como describir esa forma tan extraña -Como una pirámide pero con las paredes curvadas, y las puntas un poco como espirales- explique e intente hacer la forma con mis dedos.

-Su majestad espero se haya entendido- agregue al final algo tímida, recordando la situación y notando que quizá no me expresaba de la forma adecuada al estar ante un rey.

OFF D: que alguien me corrija si aca solo hay pueblos, reinos y la ciudad blanca, creo que no tenemos paises(?)

BTW trate de hacer la platica como algo mas apegado al libro, espero me haya salido(?)

Oh! Tal parecía que el rey amarillo había entendido mis palabras de otra forma, además parece que lo había ofendido con aquello sobre los jardines, la verad era que El otro lado y Wonderland eran muy distintos, en el otro lado las flores no charlaban con las personas, y realmente creo que no me di a entender con los castillos, pero el asunto era que no conocía ninguno personalmente, solo fotos.

Algo cabisbaja trate de corregir mi error -eh, esto, yo, no, creo que no me día entender. . . - sin embargo me fui silenciando ya que su majestad me invitaba amablemente a conocer el jardín, lo cual me encantaba. Estaba realmente feliz por la invitación, asentí suavemente con la cabeza y lo seguí hasta un magnifico jardín, que realmente no tenia nada que envidiarle a otros que había visto en fotos o postales.

Me incline a ver las flores que el mayor me indicaba con una sonrisa sutil. -Muy pocas veces puedo charlar con las florecillas de la ciudad blanca, usualmente duermen, me pregunto si les agradare a estas preciosas florecitas- murmuré muy sutilmente aunque dirigiéndome respetuosamente al rey -Buenos días- les dije a las flores en un tono tímido, en un intento de agradarles, no sabia si no agradarle a las flores significaba algo, quizá pensaban que a las flores no le agradaban las chicas malas o algo así. No quería que el rey tuviera una mala impresión debido a esto.

OFF: si, creo que no hay paises, y si, la conversación fue bastante similar al libro, aunque las flores deberan ser engreidas y algo antipaticas y quedara casi exacto x3!

Todas las flores empezaron a hablar, se fijaban mucho en mi persona y cuando mencionaron "algo marchita" mi poco ego disminuyo aun más, y acababa de descubrir que eso era posible. Sin embargo sonreí -Ustedes creen?- dije suavemente intentando pasarlo por alto.

Realmente las flores de palacio eran muy distintas a las flores de la ciudad blanca, que eran mucho más dóciles y amables (claro cuando se les pillaba despiertas). Sin embargo las palabras del rey resultaban reconfortantes, aunque sea un poco y sonreí -si, esta bien, no pasa nada- dije susurrando, quizá afectaban un poquito a mi ego, pero ya pasaría, tampoco era que me fuera a suicidar por eso.

Aunque de repente una duda algo macabra surgió por mi mente -Su majestad disculpe... que pasa cuando cortan a una flor como estas?- pregunte tímidamente y de forma suave en un susurro, tampoco quería que las flores creyeran que las quería cortar o algo, aunque habían unas bastante bonitas, y otras que vivían en su mundo sin prestarnos atención alguna.

El rey de Diamantes cerró los ojos mientras fruncía con ligereza el cejo. Posó la diestra sobre su pecho, como si intentase pensar correctamente las palabras que emplearía para dirigirse a la rosa tan chismosa que le había estado hablando desde hacía unos instantes.

Si, ya sabia que Charlotte en ocasiones tiraba los panecillos que le ofrecia, y si, aún por cortecia seguia ofreciendoselos y que ella misma no le decia nada para no herirle. A veces, se le olvida, que es el único al que le gustan las cosas quemadas. Escuchó a Aloshka y le miró de reojo, si bien, ella mencionó que no pasaba nada, estaba seguro que no era de esa manera.

Sonrió

-¿Por qué? ¿Gustas cortar una? Puedes hacerlo, sería un justo y merecido castigo por ser tan irrespetuosas. ¡Ah! claro, la margarita es inocente. Pero la rosa- Y enfocó el azul mirar sobre la misma -Es culpable- Se cruzó de brazos y alzó ligeramente el mentón, cerrando nuevamente los ojos

Y con aires de superioridad -fingidos al igual que el tono de voz que estaba a punto de emplear- fue que habló

-es culpable- Mencionó nuevamente -Que le corten de raíz por equivocarse al dar su "informe" pues los "liros" son inexistentes. Yo solo conozco lirios, así que, Aloshka puedes proceder a la ejecución si gustas- Si, el tono que había imitado era el de la reina roja con su singular "corténle la cabeza"

-¡jUM!- Reprochó la margarita mirando con las hojas en su tallo aún a la rosa -¿Ves lo que causas?- Pero la rosa no pudo argumentar nada, pues la dalia se le adelantó -Si, ¿Ves? el Rey ya se molestó- Aunque era broma, ky no estaba molesto. Daba igual la flora se vio envuelta de nuevo en una "conversación interna" y de la jardinera lo único que se escuchaba era un unisono de voces pequeñas y chillonas e imposibles de interpretar...

Miró a Aloshka, sonriéndole

-Claro que seria exagerado ejecutar a alguien por un error como ese.- Rascó su mejilla usando el indice diestro -Respecto a tu duda. La respuesta es lógica: chillarían y gritarían, no es algo agradable para el oído tienen una voz tan aguda... Mi General* no pasa mucho por los jardines por esto mismo... Después se batirían tratando de liberarse y por último se quedarían quietas. No es como si muriesen, pero tampoco están vivas. Si las siembras de nuevo retoman la conversación, como si nada hubiese pasado-

*OFFHabla de Credo pues los sonidos agudos son sumamente molestos para el oido cánido x'D y Ky dijo "que es lógico" porque en wonderland lo es (?)

Escuchaba atenta las palabras del mayor, con una leve sonrisa ante su broma, la cual milagrosamente comprendió, pero mientras "dictaba" la sentencia se hinco mirando a la rosa seriamente.

-Lo que usted diga su majestad- dije en un fingido tono serio luego de que el Rey dijera que procediera con la ejecución, acerque mi mano a la rosa lentamente para mantener el suspenso, pero luego solo acaricie sus suaves pétalos, parecía que le había dado un susto a la pobre que había enmudecido, y le sonreí a la margarita que me resultaba simpática, luego con cuidado me volví a colocar de pie, tal cual decía su majestad seria absurdo cortar una rosa tan linda, solo por eso, aunque fuera chismosa.

Reí bajito viendo como la rosa seguía algo asustada y todas las demás flores hablaban entre ellas, y luego le sonreí al rubio y le puse toda mi atención escuchando su explicación, que realmente me parecía bastante lógica.

-Por un segundo pensé que seria como un asesinato, que bueno que al volver a plantarlas vuelvan a hablar, los días en mi antigua casa hubieran sido mucho más divertidos si las flores hablaran... pero ellas nunca me dirigían la palabra por mucho que intentara hablarles.- Agregué un poco divertida y un poco nostálgica, pero con una gran sonrisa, había aprendido a apreciar los lindos recuerdos de mi pasada vida, y disfrutar el presente que no era en absoluto malo.