Alice in Wonderland
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Jugando a las escondidas... [Libre]

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Mensaje por Tiffany Reed Jue Abr 10, 2014 1:15 am

Los días de aquel otoño en el que se celebrara su casamiento eran como ninguno que había vivido hasta entonces. Ahora debía pedir permiso para ir a todos lados, cuando antes bastaba con volver a casa antes del anochecer, o si la noche le ganaba la carrera, deslizarse como un gato por las ventanas, antes de que su esclavista descubriera su ausencia. Los sonoros azotes que se le daban en castigo a las chicas que no cumplían con esa norma habían sido advertencia suficiente para ella, que afortunadamente jamás recibió un castigo de esa clase. Sí, antes podía pasearse por donde le diera la regalada gana. Ahora eso era imposible. Inclusive para salir a los jardines, todo mundo le ponía peros: Los guardias, los cocineros, las mucamas, los jardineros, inclusive hasta el gato. Más que una reina, empezaba a sentirse una joya que debía mantenerse bien guardada. Como un objeto que habían comprado para el rey. Por eso, aquel paseo vespertino le estaba sentando tan bien. Claro, había tenido que exigirle a viva voz a un trío de guardias que si tanto era su afán por cuidarla, que la acompañaran; esa compañía le molestaba. Ella había preferido salir sola un rato. Después de todo, Wonderland estaba lleno de personas llamativas y extrañas. ¿Cómo iba a resaltar una pequeña reina en medio de tanta gente extraordinaria? Y sin embargo, ahí estaba, sentada sobre una banca de la estación del tren, meciendo sus pies mientras veía ir y venir a la gente. Casi nadie la reconocía, y aunque ignoraba si era porque su nombramiento como monarca había sido muy reciente o porque iba vestida como una chica común y corriente, no le daba mucha importancia. Le gustaba disfrutar de esa renovada libertad, menoscabada por los guardias reales que no le quitaban ojo de encima. ¿Y si jugaba a escabullirse? Esa podría ser una buena diversión. Esperó a que los guardias se aburrieran o se distrayeran, aprovechando su oportunidad cuando una voluptuosa mujer pasó por el andén. Tiffany saltó detrás de un maletero que empujaba un carrito repleto de equipajes y siguió caminando, reprimiendo una risa. ¡Lo estaba consiguiendo! Se ocultó después detrás de un arco de piedra, mirando cómo los guardias se escandalizaban al haber perdido de vista a la reina. Escondida, empezó a reírse a sus anchas de la travesura que acababa de hacer. Ahora, ¿qué le apetecía a su majestad?
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Jugando a las escondidas... [Libre] Empty Re: Jugando a las escondidas... [Libre]

Mensaje por Weiss Schnee Dom Abr 13, 2014 7:30 pm

El dia estaba fresco, no lo suficiente para preferir quedarse en casa, pero si para dar un paseo. Aunque Weiss habia crecido en el Reino de Espadas, aun tenía la curiosidad de un niño, lo que le impulso a salir de aquel lugar, pidiendo el permiso necesario, e integrarse al Reino de Tréboles. Solo sería por un dia, quizás, no tenía nada que perder. Sabía que si la llamaban para cumplir con su deber, lo haría, era una persona muy dedicada a su trabajo, pero en estos momentos, pensaba que no estaría nada mal conocer Wonderland.

Era raro, siendo ella nacida en el lugar, que solo conociera una pequeña porción de tierra. Pero nunca tuvo las mejores circunstancias para darse la oportunidad. Cuando era una niña, y aun vivia bajo el nombre de su familia, Weiss tenía terminantemente prohibido establcer contacto con las criaturas de Wonderland, o siquiera que se le pasase por la mente el querer explorar el lugar. Por ciertas circunstancias y razónes que no le gusta recordar, termino donde se encontraba ahora; Trabajando como una soldado del Reino de Espadas. Eso era lo que ella siempre quiso, al menos, hace no mucho tiempo. Se decidio y dedicó como nunca antes lo había hecho antes, tenía sus propios propositos, y nunca los dejaba de lado en su mente.

Pero no podría estar todo el tiempo de esa manera. Weiss lo sabía muy bien, no sería sano. Tambien podia salir y conocer otros lugares, como siempre lo quiso. Se decidio por el Reino de Tréboles, aquel pacífico lugar sería perfecto. No quería arriesgarse a partir hacia otro Reino y envolverse en problemas al ser una soldado. Salió con su ropa habitual y, junto a su fiel espada, partió sin pensarlo dos veces.

Al llegar a la estación, miró a su alrededor con gran asombro. Si bien no era nada del otro mundo, era parte de su caracter el ser curiosa, quería conocer más a fondo aquel lugar.-  Se ve bastante agradable.- Pensó mientras esbozaba una pequeña sonrisa.Camino por el lugar, sin un destino determinado, ya sabría a donde ir en algun momento. Pero algo le llamo la atención, e hizo que sus pasos se detubieran. Vió como un par de guardias se miraban nerviosos, mientras iban de un lado al otro. ¿Qué estaria pasando?, quizas un ladrón o algo asi, nada que ella ya no ha visto, creeía al menos. De lejos, observo un arco de piedra, se veía tan.. ¿raro?, al menos Weiss nunca había visto uno de tan cerca. Comenzó a caminar hacia él, para descubrir que detrás, se veía a una muchacha riendose. ¿Sería una ladrona o algo asi?, notaba como ella miraba a los guardias, parecía ser la causante de la preocupación de estos. Sin dudar, se dirijio hacia ella.- Tú, ¿Quién eres y porque te estas escondiendo aqui?.- Dijo autoritaria, sin siquiera darle oportunidad a la chica de hablar primero.

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Mensaje por Tiffany Reed Dom Abr 13, 2014 10:35 pm

La joven se giró, sobresaltada, al escuchar una voz a sus espaldas. Al volverse, tuvo enfrente a una chica de porte militar, armada con una espada que llevaba envainada a la cintura. Llevaba ropa común, pero su postura delataba que se trataba de alguien duro de pelar. Apretó los labios, nerviosa. Su juego se había terminado mucho más rápido de lo que esperaba. Sin embargo, razonó, aquella mujer no parecía un miembro de la guardia real. No, se notaba mucho más inteligente que los esbirros a los que acababa de dejar plantados. Entonces, ¿quién podría ser?

-¡Yo soy…! –Titubeó, intimidada. Carraspeó y se paró recta, mirando por encima del hombro para asegurarse de que sus guardias aún no la habían descubierto. Uno de ellos inclusive estaba mirando en las vías o debajo de los trenes estacionados, como un perro que había perdido su hueso. – ¡Soy la reina Tiffany, por supuesto!- Respondió, poniéndose una mano sobre el pecho y alzando la frente con dignidad. Inmediatamente después, se llevó un dedo a los labios, chistando. -¡Pero no hagas ruido o me van a descubrir! ¡Estamos jugando a las escondidas! –

Aquella razón era completamente debatible: Ella estaba jugando a las escondidas. Los guardias se estaban jugando el cuello al no poderla encontrar sana y salva.

-¡Tú también puedes jugar, pero no hagas ruido! –Añadió, susurrando. Después de todo, entre más jugaran, mejor. Siempre era más divertido jugar así, con un montón de gente, que ella sola. Que además las personas supieran que estaban jugando le añadía un cierto encanto extra, que los desdichados guardias no podían disfrutar.


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Mensaje por Weiss Schnee Lun Abr 14, 2014 8:52 pm

La chica se giró sorprendida, y era de suponer, Weiss le había hablado directamente, sin siquiera molestarse en mirarle a la cara. La muchacha se paró, mirando de reojo a quien sabe que, la albina estaba casi segura de que les echaba miradas a los guardias. Aquellos, seguían buscando algo, ignorando la situación que se estaba llevando a cabo entre las dos chicas. La presentación de la chica la dejo sorprendida por unos segundos.- ¿R-Reina.. Tiffany..?.- Tartamudeo, algo que no era habitual en ella. Si bien, Weiss había escuchado de que hace poco, se había coronado a una reina en el Reino de los Tréboles, desconocía el nombre de esta. Claramente, como era ella, dudaba totalmente de su respuesta. La supuesta reina, le explico que estaba jugando a las escondidas, lo que desoriento a Weiss completamente.- ¿Por qué estaría la Reina jugando a algo como eso?.- Pregunto mientras cruzaba sus brazos y descansaba su peso sobre su pierna derecha.

Puede que esta chica estuviera loca. Si, eso quizás era más lógico que pensar que era la Reina y se encontraba jugando a las escondidas en plena estación de trenes. Weiss, al responderle, no bajo la voz como ella, siguió con su tono normal.- ¿Por qué habría de jugar?.- Se preguntó a si misma, ya no era una niña, agregando el hecho de que era una soldado, tenía algo así como una compostura que mantener. Pero.. ¿Y si en realidad, aquella chica era una especie de criminal?, en ese caso, por deber moral, quería detenerla y hacerle pagar sea cual sea su crimen. Dejo salir un pesado suspiro.- Esta bien.. J-Jugare contigo, Reina.. –Se notaba el tono molesto en su voz, sin duda alguna, no estaba en sus mejores cabales. En cuanto la chica se descuidara, pensaría en sacarle alguna que otra información sobre quien era. O al menos lo intentaría.- ¿Y se supone que los guardias de alla.. también están jugando contigo?.- Miró de reojo a ambos hombres, se notaba su nerviosismo al no encontrar a la chica.


Última edición por Weiss Schnee el Mar Abr 15, 2014 11:47 am, editado 1 vez
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Mensaje por Tiffany Reed Mar Abr 15, 2014 12:47 am

-Chissst!- La reprimió, pegándose el dedo índice a los labios. -¿Qué no sabes jugar a las escondidas? ¡Se trata de que no nos encuentren, baja la voz!- Murmuró, apremiándola a guardar silencio. Volvió a fijarse, sonriendo con picardía al ver que se iban en dirección opuesta al arco de piedra que adornaba la separación entre los andenes. Alzó los brazos triunfalmente y se recargó en el arco de piedra. Ante la pregunta que la joven le hizo, la rubia se limitó a seguir sonriendo.

-La verdad es que no.- Respondió, enseñando la lengua mientras apretaba los ojos en un gesto infantil. -Me les escabullí porque son un fastidio, no dejan de seguirme a todas partes. ¿Qué no saben que una chica necesita su espacio? Mira por dónde, soy la reina y no me dejan pasear a gusto.- Protestó, cruzando los brazos mientras inflaba las mejillas. Tras su puchero, se fijó en la chica que tenía en frente. Es decir, se fijó mejor en ella: Tenía el cabello blanco como la nieve y ojos celestes, del color del agua al congelarse. Era alta, mucho más que ella, esbelta y hermosa, a pesar de que su rostro denotaba suspicacia y cierto desdén. Carraspeó, ladeado la cabeza con coquetería.

-Y… ¿Quién se supone que eres tú?- Preguntó, batiendo sus pestañas mientras se le formaba una sonrisa melosa en los labios. –Aquí en el reino de Tréboles no las hacen tan bien…-Comentó, paseando su mirada de abajo a arriba de la chica. –Es decir, las hay que están muy bien, pero tú estás… ¡Bien~! No debes ser de por aquí, ¿o sí?- Inquirió con interés sin dejar de mirarla al rostro, disfrutando de la belleza invernal de aquella joven. Definitivamente, ella no podía ser del reino de tréboles. Tiffany lo sabría: Había crecido entre la chusma, viendo a hermosas damas de los otros reinos ir y venir en sus pomposos trajes y elegantes carros. Ni entre la chusma ni entre las nobles del reino de tréboles había visto jamás a una mujer como ella. Podría ser que las damas que lucían como ella no solían visitar burdeles, subastas de esclavos o casas de placer como las que habían visto crecer a Tiffany, pero aquello ni siquiera le pasó por la mente. Incluso se le olvidó que se escabullía de los guardias, aunque ellos seguían buscándola del otro lado de la estación, así que tenía tiempo para conocer mejor a la misteriosa chica que la había sorprendido escapando de sus guardaespaldas.
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Mensaje por Weiss Schnee Mar Abr 15, 2014 8:40 pm

La verdad, no se esperaba una reprimenda por parte de la chica, por lo que se sorprendió considerablemente. Weiss no era demasiado orgullosa como para odiar que otros le digan que hacer o algo así, pero tampoco hacia lo que todos le decían.- Si se cómo jugar.. - Murmuró algo molesta. Si bien Weiss se veía como si fuera a perder la paciencia en cualquier momento, en realidad, podía mantener la compostura calmándose a si misma.- Eres tú la que está subiendo la voz.- Bajo un poco su tono, para que la chica no fuera a ¨regañarle¨ de nuevo. La seguía mirando con el ceño algo fruncido, tenía sus dudas respecto a la identidad de la muchacha, pero no podía preguntárselo así como así, tendría que hacerlo sin que ella sospechara.

Se defendía diciendo que necesitaba espacio, si ella en verdad fuera la Reina, aquel comentario seria demasiado.. ¿Relajado?, ¿Extraño?. No sabía cual palabra sería la indicada, se suponía que era el puesto más alto, una Reina no debería de estar jugando, al menos no fuera del palacio, y mucho menos escapándose de sus guardias. Independientemente de su decisión, había cosas que si podía hacer uno como Reina o Rey, y cosas que no. Era parte del deber.- ¿Hablas en serio?. Ser Reina es mucho más que eso, me parece. Además, ¿No sería peligroso si alguien intentara atacarte o algo asi?.- Le pregunto como respuesta. A todo esto, se preguntaba qué edad tendría Tiffany, no se veía demasiado mayor, pero tampoco podría ser demasiado menor.

La chica le pregunto a Weiss quien era, y esta, recordó que no se había presentado aun. Incluso sospechando, se presentaría correctamente.- Mi nombre es Weiss Schnee.- Dijo parándose firmemente, mientras cruzaba su pierna detrás de otra y levantando apenas las puntas de su falda, haciendo una graciosa reverencia. Era raro, que queriendo olvidar el hecho de que era parte de la familia de un noble, siguiera teniendo costumbres como esas. El  siguiente comentario la dejo algo aturdida.- ¿H-Hacer bien?, ¿A que te refieres?. - Se sintió rara cuando la morocha la miraba de pies a cabeza, parecía como si la inspeccionara o algo parecido.- Bueno, es cierto que no soy de por aquí, pero.. ¿P-Porque me miras así?.- Sonaba casi reclamándole. No lograba entender las referencias sobre ella que Tiffany decía, y aun si preguntaba, sentía que era mejor no saber la respuesta.- Y.. soy del Reino de Espadas. - Dijo volviendo a tener su tono de voz segura.- ¿Acaso se nota mucho que no soy de aquí?. - Le cuestiono. Como se dijo antes, Weiss no había podido salir demasiado, conocía la ciudad donde siempre había vivido, pero sobre salir.. esa era otra historia. Demasiado tiempo enfocándose en su objetivo le había quitado placeres como ese, de viajar y conocer otras tierras.
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Mensaje por Tiffany Reed Miér Abr 16, 2014 5:06 pm

La rubia ladeó la cabeza ante las razones que le daba aquella chica. Ella no sabía mucho de ser reina, o de ser noble, pero le parecía saber lo suficiente. Y lo suficiente que sabía le decía que, al ser una reina, podía hacer lo que le diera la regalada gana. El problema estaba en que guardias, consejales, árbitros y criadas ponían el grito en el cielo cuando la veían trepar árboles o jugar a la fiesta del té en plena sala del trono. Para Tiffany, todo aquello era sana diversión, aunque tenía que toparse con la realidad de que en la alta política no había cabida para esas cosas. Con todo, sus azules ojos siguieron fijos en el rostro (¡Qué hermoso rostro!) de la espadachín.

-Bueno, si alguien fuera a atacarme, sólo tengo que gritar y mis guardias vendrán. Siempre me repiten eso, así que debe ser por algo.- Razonó, ignorando que era muy probable que alguien que intentara abducirla no iba a darle la oportunidad de gritar. Había muchas cosas que ella ignoraba, y eso la había vuelto el objeto de burla entre las casas más nobles de Wonderland. Pero eso a ella la tenía sin cuidado. Volvió a mirar sobre su hombro, escondida detrás del arco de piedra; sus guardias se habían ido al fondo del andén a buscarla, pero habían dejado atrás a uno de ellos por si se asomaba. El hombre volteó hacia el arco, pero Tiffany se ocultó justo a tiempo, conteniendo una risita. Mientras no la encontraran, podría continuar jugando. Lo que era mejor, podría seguirle coqueteando a aquella extraña joven.

-Weiss Schnee, del Reino de Espadas.- Repitió, maravillada con la elegancia que ella demostraba en su saludo. Dio unos cuantos aplausos de admiración con una radiante sonrisa. -¡Jamás había conocido a nadie del Reino de Espadas!- Exclamó, todavía con un brillo en sus ojos ante la hermosura de aquella chica. Sí, definitivamente en el Reino de Tréboles no las hacían tan bien, o quizás era que no había mujeres como ella, de piel blanca como la nieve y cabellos grises. Toda esa belleza era tan exótica que resaltaba mucho más que las mujeres castañas y morenas que había en el Reino de Tréboles.

-Sí, se nota bastante, las chicas de este reino no son como tú. Puedes mirar a tu alrededor, ¿ves? No hay así como tú, altas y finas y tan... Bueno, tan bonitas. Cuando digo que no las hacen así de bien, es porque no las hacen así de bien.- Remató, sonriendo con picardía mientras batía sus pestañas. Coquetearle a una perfecta extraña que iba armada no siempre era la mejor idea, aunque Tiffany se sentía muy segura de sí misma. Era la reina, después de todo. Medio idiota, sí, pero reina.
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Mensaje por Weiss Schnee Dom Abr 20, 2014 12:15 pm

Claramente se notaba que, incluso siendo la supuesta Reina, la muchacha no tenía mucha idea de los peligros. Quizás sabia defenderse o algo así, pero de todas formas, al ser miembro de la realeza uno se expone a peligros que parecen no terminar. Weiss no sabía tanto de eso tampoco, era una simple soldado, hasta ahora, no había tenido mucha conexión con miembros de la nobleza y mucho menos con reyes y/o reinas. Había preferido ocupar un puesto no muy alto, queriendo pasar desapercibida, sin resaltar en su posición. Pero es que ella si se lo podía permitir, como soldado, sus responsabilidades no eran las mismas en cuanto a fines y responsabilidad, así que tampoco podía decir demasiado sobre aquello. Tiffany seguía mirándola fijamente, aunque no lo pareciera, Weiss era un tanto vergonzosa sobre si misma. No respondía demasiado bien a los halagos que le hacían, aunque normalmente, se encontraba dirigiendo su atención a cualquier otra cosa menos a lo que le decían sobre aquello.

- Bueno.. es cierto que vendrán a por ti si gritas pero.. –Era de sentido común que alarmarías a las personas a tu alrededor con solo pegar un grito, más si eres alguien ¨importante¨, como la morocha afirmaba ser. Pero con más razón, las personas que intentarían hacerle algo también serían listas, quizás más que ella.- Para que acudan a ayudarte inmediatamente, necesitaran estar cerca de ti. Ahora.. –Miro a los guardias, separados, cada uno buscando en diferentes lugares.- ..dudo mucho que pudieran venir rápidamente a ayudarte. –Dijo sinceramente. Uno de los guardias, que se quedo cerca por si aparecía Tiffany, miro hacia donde ella estaba escondida. La chica rápidamente se oculto de nuevo, quedando a la vista solamente Weiss. El guardia la miro fijamente, pero volteo luego de unos segundos, efecto de la mirada que la albina le mando, como diciendo; ¿Algún problema?.

Escucho como Tiffany repetía su nombre seguido del Reino de donde venia. Sonaba como un titulo especial o algo así. La muchacha parecía muy emocionada, la razón parecía ser, que no había conocido a nadie del Reino de Espadas antes.- ¿Por qué te emocionas tanto?. -Para Weiss, también era la primera vez que conocía a alguien del Reino de Tréboles, pero aun así, no se mostraba emocionada o algo por el estilo. Si bien esta feliz de estar en ese lugar.. Le parecía demasiado la reacción de la chica. Se sintió algo avergonzada por las características que, según Tiffany, la hacían diferente de las demás chicas en el Reino de Tréboles. En realidad, gracias a su cabello, Weiss solía destacar la mayoría de las veces, pero jamás se lo había dicho tan.. directamente como lo había hecho Tiffany.

Contestó con un simple.- Ya veo.- Mientras giraba su cabeza hacia un lado y un pequeño sonrojo aparecía en esta. Por más que pareciera por fuera, alguien dura y estricta, cuando se trataba de adularla sobre su apariencia, no decía demasiado. Era algo vergonzosa en cuanto a esto.- Bueno.. tu, ehm.. Tienes lindos ojos.- Dijo, queriendo desviar la atención de ella de alguna manera. Pero, ahora que la miraba mucho mejor, directamente a los ojos, notaba ese curioso color que poseía Tiffany en ellos. Le impresionaba, más bien llamaba la atención, la forma en la que la morocha batía sus pestañas de forma tan coqueta, ¿Acaso era asi siempre?.- D-De todas formas, no deberías alejarte tanto de ellos.- Dijo mirando a los guardias, pobres, seguramente estaban pasando un mal rato.- Seguro que no saben que estas jugando a las escondidas, y más de uno recibirá un ataque de nervios, me parece.- Dijo soltando un suspiro al final de la frase.

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Mensaje por Tiffany Reed Miér Abr 23, 2014 12:34 am

-Sí, pero eso no me preocupa.- Respondió casi instantáneamente la rubia, después de que Weiss le cuestionara sobre la demora que sus guardias podrían tener si ella se metía en apuros. Se inclinó un poco hacia Weiss, contemplando con un deleite infantil su rostro, como una niña que admira una preciosa muñeca. –No me preocupo en lo más mínimo si están lejos, porque tú estás aquí.- Y entonces, estiró una mano hacia la espada que la albina llevaba enfundada, acariciando su empuñadura con los dedos. –Estás armada y debes ser una chica muy fuerte si vas paseando por ahí con una espada. Eres… Como un caballero. Así que, si mi vida corre peligro, puedes ser mi guardaespaldas por un rato.- Enunció, soltando la espada y sonriéndole, antes de volver a recargarse en el arco de piedra. Los guardias que la buscaban se habían ido del andén, salvo el que se había quedado a montar vigilancia en la plataforma; el hombre soltó un pesado suspiro antes de quitarse el yelmo que cubría su rostro, anguloso y recio, con el cabello negro y casi rapado. De un bolsillo de su casaca sacó un cigarrillo, que encendió y comenzó a fumar ansioso, mientras murmuraba por lo bajo cosas que a esa distancia no se le entendían. La rubia, por su parte, seguía mirando con asombro y deleite a Weiss, completamente ajena al susto de muerte que sus guardias se estaban llevando. De hecho, parecía como si todo aquello de verdad fuera para ella como un juego de niños, en el cual una metida de pata era lo de menos. Siempre había un mañana para intentarlo de nuevo.

-Bueno, me emociono porque jamás había conocido a nadie de otros reinos. Esos siempre los atiende Fausto, para evitar que yo meta la pata.- Murmuró, inflando una mejilla en una expresión de caprichoso enfado. –No, a mí sólo me dejan atender a las personas de este reino. Por eso es muy emocionante conocerte, ¿ves?- Continuó, dedicándole una segunda sonrisa. Empezaba a notar tensa a Weiss, como si sus halagos la molestaran. ¿Quizás a ella no le pudiera gustar de la misma manera que a Tiffany le gustaba la gente? Aquello era algo común. No a muchas chicas les gustaban otras chicas. Sin embargo, sintió un atisbo de esperanza al ver que las mejillas de la espadachín se ponían rojas. Era fácil notarlo: La blancura de su piel hacía que aquel gesto resaltara enormemente en su rostro. La sortija de matrimonio que llevaba en el dedo de repente le sentó pesada, como un estorbo enorme. Se suponía que era la reina y que estaba sagradamente casada con Fausto. Pero si a Fausto no le importaba, ¿por qué a ella sí? “Apuesto a que se acuesta con alguna muchacha a escondidas, de todas formas… Quizás alguna de mis viejas amigas de la casita…”, pensó. “La casita de las muñecas”, así llamaba ella al burdel donde la habían educado y donde había vivido hasta que el reino la había comprado para ser la reina. Y ahí estaba ahora, escabulléndose un rato de sus guardias para coquetear con una linda chica del reino de espadas, que acababa de decirle que tenía lindos ojos. Vaya cosa…

“No, un momento, ¿qué?”

-¿De verdad piensas eso? – Balbuceó, sorprendida, llevándose una mano a la mejilla. Notaba un cálido picor en su rostro ligeramente pecoso. Si le estaba devolviendo el cumplido, quizás era una buena señal. Señal de que quizás había encontrado a alguien con quien ponerle el cuerno al estirado de su marido. Se sentía a punto de despegar a su imaginación, cuando la misma Weiss la bajó de nuevo, hablando sobre sus guardias. Se asomó por una orilla del arco y vio al guardia que fumaba ansiosamente, tanto que había encendido un nuevo cigarrillo con la colilla todavía ardiendo del anterior. De vez en cuando miraba a su alrededor, mientras daba taconazos en el suelo, presa de un tic en la pierna. Sintió un poco de lástima por aquel hombre, al mismo tiempo que sentía fastidio. Si de verdad la estaban buscando, no le estaban poniendo demasiado empeño. Entonces, una idea le cruzó por la mente. Sí, ya lo había propuesto momentos atrás, pero, ¿y si ahora lo pedía? Era una reina, después de todo, y a las reinas se les debía conceder lo que querían.

-Sí, creo que tienes razón…- Concedió, con voz melosa, mirando de reojo a Weiss. –Se ve que no la están pasando bien, pero yo quiero pasear sin tener a esos mastodontes encima todo el tiempo… Así que, um… Saldré de mi escondite, pero tú vienes conmigo, ¿está bien? Si estoy contigo, puedo decirles que no se preocupen… ¡Y así podemos ir juntas por un helado! ¿Qué te parece? –Propuso, poniendo la mejor de sus sonrisas y ojitos de cachorro, tratando de convencer a la albina.


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Mensaje por Weiss Schnee Miér Abr 23, 2014 1:22 pm

La respuesta casi inmediata de Tiffany la hizo soltar un suspiro. Realmente, sentía pena y compasión por los guardias que debían cuidarla. La morocha se veía como alguien que no entendía los peligros que tenía por ser ¨Reina¨. La albina era una simple soldado, no tenía responsabilidades como esas, hasta ahora al menos, sin embargo, cuestionaba enormemente la capacidad que tenían los guardias para cumplir su tarea. Tiffany se inclino un poco hacia ella, pero Weiss se quedo sin retroceder, por más que era algo pudorosa en cuanto a la presencia de otros demasiado cerca de ella. Seguía preguntándose el porqué la miraba tan fijamente. Pero lo que Tiffany hizo a continuación, la hizo abrir sus ojos bastante, al mismo tiempo que la dejo algo perpleja.-¿Porqué.. yo estoy aquí..?.-Preguntó confundida. Lo que escucho a continuación le hizo entender mejor lo que le decía Tiffany. ¿Ella era como un caballero?, Bueno.. Weiss era una persona responsable, y aunque no lo pareciera, si se preocupaba por los demás, era parte de su personalidad el hacerlo. ¿De verdad ayudaría a esa chica si se encontraba en peligro o algo así?.- ¿Cómo estás tan segura de que no seré yo la que te dañara?.- Pregunto, mientras le evitaba con la mirada, y agarraba con su mano derecha la empuñadura de su espada con fuerza. Claro que no lo haría, Weiss no le dañaría si es que no tenía una razón válida, o se sintiera amenazada.. algo asi. Tiffany seguía enfocada en Weiss, como si los guardias no existieran, o como si su presencia no fuera importante. Si la atrapaban seguramente tendría que irse, pero si no… Bueno, de todas formas, en caso de que eso sucediera, Weiss no tenía mucha intención de evitarlo. El guardia que quedo en aquel lugar, comenzó a fumar, no dudaba de cual era la razón, se encontraba frente a ella, mirándola fijamente.

La razón por la que ella se emocionaba la hizo entenderla un poco más.- ¿Fausto?.- Preguntó, como si no hubiera escuchado correctamente.- ¿El rey?.- Pensó. Weiss no estaba muy al tanto de la política, pero había escuchado los nombres de lo reyes y reinas actuales anteriormente. La posibilidad de que esta chica de verdad sea la Reina se incrementó. Aunque las cosas que decía y la forma en la que actuaban decían lo contrario. La pregunta de Tiffany sobre el cumplido que Weiss le acababa de dar, la trajo de vuelta de sus pensamientos.- Bueno.. si.- Dijo bajando un poco la voz, mientras el rubor permanecía en su rostro. Notó que la chica movía su pie rápidamente, como una especie de tic. ¿Estaría nerviosa por algo?, puede que por el guardia que no estaba muy lejos de ellas. No, no pensaba que sería eso, si se mostraba totalmente desinteresada en lo que a los guardias comprendía.

- ¿Te molesta tanto tenerlos cerca?.- Le pregunto. Ninguno de los Reinos era totalmente pacífico, a pesar de no estar involucrados en ningún conflicto o algo asi, pero de haber seres con mala intención, no se salvaba ningún lugar. Y Tiffany parecía creer que era inmune o que de alguna manera lograría escaparse de estos si estaba en peligro. No la veía realmente como alguien que luchara o algo asi, llevaba un vestido, que para Weiss, se veía muy incomodo, incluso para correr y caminar, sin hablar de los zapatos que creía que la chica llevaba.- ¿Yo?.- Dijo mientras miraba a los guardias, se estaban reuniendo de nuevo, él que estaba fumando, apagó rápidamente su cigarro.- ¿Qué se supone que les diga?, no creo que.. –La miro de reojo a Tiffany.- …que simplemente obedezcan y dejen a la Reina con una extraña.- Comenzaba a asumir poco a poco la posición de la chica, aunque en el fondo, no estaba convencida. Pero la morocha se veía animada, con la idea de tomar un helado y de simplemente, dejar atrás a aquellos guardias.- Creo que les hare un favor si me la llevo conmigo..- Pensó, podría ser que descansaran de tener que cuidar a una persona tan.. ¿Juguetona?, no sabía si esa palabra era la correcta. Estaba apunto de negarle la oferta de la chica, pero esta puso unos ojos de cachorrito, como una niña pequeña.- Lamento decirte que.. que eso no va a fun.. cionar con.. migo.- Se perdía en los ojos de la chica, y mientras más tiempo la miraba, más colorada la albina se ponía.- ¡Esta bien, esta bien!, ¡Lo hare, asi que deja de mirarme asi!.- Movio su cabeza hacia un lado, mientras cubría parte de su rostro con una de sus manos, evitando contacto visual de nuevo.

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Mensaje por Tiffany Reed Jue Abr 24, 2014 11:27 pm

La rubia soltó una risa cantarina, devolviéndole la mirada a Weiss. Lo que ella le decía bien podría ser cierto, quizás habían mandado a aquella albina a deshacerse de ella, ya que Fausto era rey y podía seguir siéndolo si enviudaba. Sin embargo, aquella razón sólo le causó risa.

-Si tú quisieras hacerme daño ya lo habrías hecho, ¿o no?- Respondió, aún con una sonrisita, balanceándose sobre sus pequeños pies. –Como en un juego de quemados, ¿entiendes? Si vinieras a hacerme daño ya sabrías quién soy antes de hablarme y me habrías atacado, pero como no lo has hecho, puedo confiar en ti.- Razonó, frotándose la barbilla y poniendo una expresión de concentración tan fingida que lucía hasta caricaturesca. –Que no me hayas hecho nada malo significa que estamos en el mismo equipo.-

Al escuchar que la otra mencionaba el nombre de su marido, sin embargo, Tiffany torció el gesto. Aquel hombre no terminaba de agradarle, y el hecho de pensar que estaba casada a la fuerza con él la hacía sentir frustrada. Su matrimonio la había vuelto rica, famosa y poderosa, pero infeliz, constantemente cautiva para que no meta en problemas a la burocracia y el estado de Tréboles. Pero no podía quejarse de su dotación inagotable de caramelos, eso sí. Suspiró, estirando su mano hacia Weiss, enseñándole su anillo de compromiso. Se trataba de una alhaja de oro macizo con incrustaciones en esmeralda que formaban el escudo de armas de la familia real. –Sí, Fausto… Mi esposo es el rey.- Dijo con desdén, girando su cabeza hacia otro lado antes de bajar la mano. Esperaba que la exhibición de aquella costosa joya causara menos preguntas acerca de su marido, pero sólo para asegurarse, añadió. –…Y es un completo imbécil. No me cae bien.-

Sí, con eso quizás ya no habría más preguntas sobre él. Ahora había preguntas sobre sus guardias, pero aquello no le molestaba tanto como hablar de Fausto.

-No, ellos no están tan mal, pero… No me dejan ir a donde quiero, y cuando lo hacen siempre están encima de mí como si algo malo me fuera a pasar.- Dijo, ignorando que por ser reina era muy posible que la atacaran, dado el clima de inseguridad que imperaba en toda Wonderland con aquellos personajes llamados “Joker”. Pero, para ella, todo lo malo siempre pasaba en el reino de corazones, que era de donde llegaban las peores noticias y rumores. Así que, para Tiffany, todo aquello era un paseo en carrusel. Poco después, sin embargo, tras hacer sus morritos, conseguía convencer a Weiss de ir con ella a tomar un helado.

-¡Genial!- Exclamó, atrayendo de inmediato la atención de los guardias, que se acercaron presurosos al lugar, exhalando de alivio. Entre todos rodearon a Tiffany, uno de ellos mirando con recelo a Weiss, mientras le suplicaban nerviosos que no volviera a escabullirse de aquella manera, que el lugar podría ser peligroso y que necesitaba tenerlos cerca para su protección, entre otras cosas que todos repetían atropelladamente, con sonrisas de nervioso alivio. Sin embargo, a media perorata, la chica los apartó con sus manos. -¡Abran cancha, abran cancha! ¡Ya les he dicho que detesto que se me encimen, no hagan eso, no estamos jugando a hacerle bolita a su majestad! –Se quejó, riendo de aquella manera juguetona. Por un momento, pareció una jovencita común y corriente rodeada de cachorros. –Escuchen, chicos, ella es Weiss Schnee, del reino de espadas. Iremos a tomar un helado juntas. ¡Ella es muy fuerte! No se sientan mal, pero no necesito que nos acompañen, ella se hará cargo de mi seguridad, ¿está bien?- Les planteó. Todos a la vez voltearon a ver a la espadachín, con notable recelo en su rostro. Acto seguido, comenzaron a protestar que aquello no podía ser seguro, que ellos estaban ahí para protegerla. Abrumada, Tiffany apretó los labios y miró suplicante a Weiss, como pidiéndole que les dijera algo para tranquilizarlos.


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Mensaje por Weiss Schnee Vie Abr 25, 2014 4:27 pm

Apreto con fuerzas sus labios, escuchando la respuesta. Tiffany estaba en lo correcto, si bien Weiss querría dañarla, podría haberlo hecho minutos atrás. La albina no era alguien agresiva, más bien, se calmaba y siempre hablaba evitando alzas la voz. Simplemente era su forma de ser, ella jamás lastimaría porque si otra persona. Por más que intentara probarle a la castaña de que debía ser un poco más desconfiada en general, dudaba mucho que siquiera pudiera convencerla. Tiffany se veía completamente segura de quien era Weiss, y de que de alguna manera nadie le haría daño. Sus esfuerzos no darían frutos.- Te entiendo, pero aun asi…-Quizo completar la frase, pero no podía. No había caso, a estas alturas, debió darse cuenta de que no importara lo que hiciera, Tiffany simplemente seguiría pensando de la misma manera.- Ahh.. ya no importa, supongo.- Digo rascando su cabeza, para luego dejar salir un suspiro.

Al mencionar al Rey Fausto,  el rostro de Tiffany hizo un gesto, que para Weiss, significaba que no simpatizaba del todo con aquel hombre. Vio con curiosidad el anillo que la morocha le enseño en su dedo. Sin duda, estaba hecho de oro, y tenía algunos detalles hechos con otras gemas que Weiss no lograba identificar del todo. Parecían esmeraldas, y si miraba detalladamente, estas formaban un escudo.- El escudo de la familia Real…-Pensó. Lo había visto anteriormente, cuando estudió de forma general los Reinos y algunas de sus familias nobles más destacables.- Así que estas casada con él..- Murmuró. Notaba que la chica no se sentía demasiado comoda hablando de eso, por lo que, prefirió no seguir profundizando el tema. Claro que sentía curiosidad, de porque aun estando casados, Tiffany hablaba así de él, pero bueno, supuso que tendrían sus asuntos, Weiss no tenía porque saberlos.- Un completo idiota dices..- Dejo salir una pequeña risa. Y es que, la mayoría hablaba de sus reyes con orgullo, y se esperaría más aun de sus conyuges.. pero le daba tanta gracia que la chica dijera tan fácilmente aquello.

Aclaró su garganta.- Bueno, si están preocupados, es porque supongo que de verdad sería malo que algo te pasara.- Intento defender a los guardias. Era su trabajo, ella los entendía, más o menos. Últimamente, Wonderland no estaba en sus momentos más seguro, independientemente del lugar en el que te encuentres. Se preguntaba de donde sacaba Tiffany tanta seguridad, quizás porque la mayoría de las peores noticias venían del Reino de Corazónes. No había un lugar donde estes totalmente seguro, Weiss estaba totalmente convencida de aquello, aun con la poca información que había logado reunir.

La exclamación de Tiffany llamó la atención de los guardias. Estos, corrieron hacia ellas rodeándolas inmediatamente. Weiss se sintió algo insegura, agarrando rápidamente y con fuerza su espada, pero sin desvainarla, no quería que la vieran como una amenaza o algo asi. Podrían pensar que estaba intentando dañar a Tiffany, y por ende la situación no haría nada más que empeorar. Se contuvo, mostrando su pacifico rostro, como siempre lo hacia, calmándose a si misma. Pero la atención de esos hombres estaba casi totalmente enfocada en la chica a su lado. Le decían una y otra vez lo peligroso que había sido separarse de ellos y que debería dejar de hacerlo. Pero de un momento a otro, Tiffany los separo, como si fueran chiquillos o algo asi. Ella, soltando algunas risas de por medio, les explico que iria con la albina a tomar un helado. Si, como si fuera normal que una Reina hiciera aquello, y que esperar que los guardias la dejaran con una desconocida como lo era Weiss, fuera de esperar. La albina miraba a la chica, y esta le devolvía la mirada, como suplicando que la ayudara. Nuevamente, aclaro su voz, para esta vez alzarla y dirigirse a los guardias con una voz firme.- Yo soy Weiss Schnee, Soldado del Reino de Espadas.- Dijo parándose firmemente, mientras cruzaba su pierna detrás de otra y levantando apenas las puntas de su falda, haciendo una graciosa reverencia. Era algo cómico, que se presentara tan delicadamente y afirmara ser una soldado.- Yo me hare responsable de la seguridad de.. de.. Su Majestad.- Dudaba si debía llamarla asi o no, pero esperaba convencer a los guardias.- Asi que, por lo tanto, no deberían tener razones para preocuparse.- Si, sonó algo arrogante. Pero es que Weiss confiaba en poder hacer aquello.

Su mirada era fija, penetrante y dirigida a los guardias. Sin duda, contradecía la apariencia de frágil chica que tenía. Weiss se defendia a si misma, mostrando que también podía ser intimidante, o al menos pararse con firmeza. No le gustaba ser menospreciada.

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Mensaje por Tiffany Reed Mar Abr 29, 2014 4:00 pm

Los guardias miraron a Tiffany, después a Weiss, y luego a Tiffany una vez más, perplejos. Aquello parecía uno más de los infantiles caprichos de la reina, nada más y nada menos: Ir a pasear con una completa desconocida que además era una extranjera. ¿Acaso la monarca no poseía ninguna clase de sentido común?

-¿Lo ven?- Dijo la rubia, sonriéndoles con calma, como si aquello zanjara todo el asunto de una vez por todas. -¡No pasa nada! Estaré con Weiss y ella me cuidará. Pueden pasar a recogerme en el carruaje a las siete en punto aquí mismo, ¿de acuerdo?- Indicó mientras tomaba del brazo a Weiss y caminaba con ella, alejándose de los guardias, que seguían demasiado apabullados como para reaccionar ante las órdenes que acababan de recibir de parte de su monarca. Tiffany, por su parte, exhaló un suspiro de alivio: Se había salido con la suya y ahora iba a disfrutar de un largo paseo y un helado con una hermosa chica del reino de espadas. Ahora, la pregunta era: ¿A dónde irían? Sería absurdo preguntarle a Weiss por su heladería favorita, ya que ella tenía poco de haber llegado a ese reino, así que ella elegiría el lugar, cuya imagen vino a su mente de manera vívida y colorida. Según como lo recordaba, se trataba de un local adornado de manera febril, con lazos de colores y mesitas con manteles de lustrosas telas. Ella disfrutaba mucho de ir ahí cuando vivía en "la casita de las muñecas", tanto que a menudo robaba una o dos monedas de sus compañeras para ir y disfrutar de un rico helado de cereza con crema y galletas. La perspectiva de volver a ese sitio tan alegre en compañía de una bella chica la tenían muy emocionada. Confianzuda, recargó su cabeza en el hombro de Weiss, mirándola como una minina que espera una caricia por sus monadas.

-Ya sé a dónde iremos, te va a encantar el lugar. ¡Tienen helados de todos los sabores!- Exclamó, describiéndole aquel sitio tal y como lo recordaba. Aún tomada de su brazo, Tiffany guió a Weiss por la estación, donde algunos curiosos volteaban a verlas, cuchicheando entre ellos. Había quienes se preguntaban, como Tiffany, de dónde provendría una chica de aspecto tan invernal como Weiss, mientras que otros señalaban discretamente a la rubia, a quién reconocieron como la reina del país, murmurando que quizás aquella joven se trataba de una fiel e importante amiga extranjera de la familia real. Otros simplemente saltaban a la reprobación, comentando que no era posible que la reina se exhibiera de aquella forma, paseando sin escolta con una persona de otro reino. Aquellos cuchicheos, sin embargo, pasaban totalmente desapercibidos para Tiffany, que lucía una ancha sonrisa de completa felicidad.
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Mensaje por Weiss Schnee Miér Abr 30, 2014 1:48 pm

Los guardias las miraban a ambas, y parecía que fueran a decir algo, pero no se animaran a contradecir a Tiffany. La chica se veía como alguien de carácter fuerte, más bien, del tipo que no se le puede negar la mayoría de las veces lo que desea hacer, y por ende, iba y hacia la mayoría de las cosas que se le apetecían. La chica no parecía muy consciente de su posición, y menos de la preocupación de los pobres guardias. Daba igual, a estas alturas, muchos de ellos se veían resignados a si quiera intentar convencerla.

La chica le tomo del brazo, acción que sorprendió a la albina. Aunque tenía algunas que otras amistades, ella nunca había estado así con alguien más. Agregando el hecho de que, al ser distante con otros, no estaba acostumbrada a las muestras de afecto físicas, así que era fácil que se sonrojara por el simple hecho de rozarla o algo así. Iban a paso medio, ni muy rápido ni muy lento, Weiss podía ver bien sus alrededores, pero también le extrañaba que la rubia se le prendiera del brazo. ¿Acaso era algo que solía pasar en ese Reino?, si así era, no tenía la menor idea de aquello.- ¿Se puede saber porque se cuelga de mi brazo?.- Esa pregunta tenía algo de formalidad, en realidad, era formal enteramente. Pero era algo que no se podía evitar en ella, no porque Tiffany sea la Reina le hablaba asi, si no, porque desde siempre se había mantenido tratando de dirigirse a los demás con respeto. Noto que las personas a su alrededor las miraban, sin duda debían de conocer a la chica que colgaba de su brazo y ahora, apoyaba su cabeza en su hombro. Weiss simplemente se tensó cuando sintió el contacto de la cabeza de la chica. Pero luego de unos minutos, decidió tratar de relajarse.

-¿Está bien que pasee de esta manera?.- Se suponía que una Reina tenía una imagen que mantener, sea cual sea, pero al ver a la chica tan despreocupada, estaba prácticamente a la vista de cualquiera que tuviera malas intenciones. Weiss dijo que ella se iba a encargar de cuidarla, pero al notar su comportamiento, dudaba de si podía hacerlo o no. Al escuchar que el lugar a donde iban tenía helados de todos los sabores, más o menos podía deducir cual era. Weiss no era una fanática de los dulces, le gustaban, pero no podía estar todo el tiempo comiendo chocolate o cosas asi. Ademas, no tenía dinero para comprar uno, solo había venido a pasear, y como era alguien que cuyas necesidades básicas no le pedían demasiado y tenía planeado volver en unas cuantas horas, su dinero solo alcanzaba para poder comprar un boleto de tren de regreso. Pensaba como le iba a decir aquello.

Las personas no solo miraban a Tiffany, sino también a Weiss. Y aunque la albina no lo reconociera totalmente, destacaba mucho por su físico. Parecía un ser de fantasía que vivía en las montañas de nieve o algo así. Muchas veces se sentía algo avergonzada, pero con el tiempo, había aprendido a ignorar aquellos comentarios que la gente hacia sobre ella, y sobre del lugar que suponían que venía. Esto último no era un lugar del cual quisiera recordar varias cosas, prefería que se quedaran en el rincón del olvido de su memoria.

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Mensaje por Tiffany Reed Jue Mayo 08, 2014 1:54 am

La chica caminaba con un feliz contoneo, asida aún al brazo de Weiss, ignorando olímpicamente todos los murmullos que sonaban a su alrededor, tanto los buenos como los malos. No era del todo consciente de lo que cuchicheaban de todos modos; para ella, el mundo se había reducido a la brillante felicidad de ir tomada del brazo con una guapa jovencita extranjera, gallarda y elegante, tanto así que no le sorprendería que se tratara en realidad de un príncipe azul. (Bueno, una princesa azul, pero ya puestos…)
        –¿Eh? ¿Qué por qué tomo tu brazo? –Preguntó, sintiendo que el encanto se disipaba un momento. Sin embargo, no la soltó, sino que acurrucó su cabeza en el hombro de la chica, que era un poco más alta que ella–. Bueno, porque eso es lo que las personas que pasean juntas hacen, ¿ves?
        Y señaló hacia una pareja que paseaba por la calle. Aquella chica iba tomada del brazo de su novio de una manera muy similar a como lo hacía Tiffany con Weiss. De nuevo, la rubia se dejó llevar por la felicidad de pasear del lado de aquella joven que acababa de conocer, con completa confianza. Después de todo, ¿por qué iba a dudar de Weiss? Era una chica seria y noble. Incluso, empezó a pensar, se sentía más segura caminando con ella que con la escuadra de guardias reales, que las seguían a cierta distancia, apegándose a las normas de protección, pero sin interferir, por las órdenes de la reina, en aquella improvisada cita.
        –Por supuesto que está bien que pasee así. Soy la reina, y las reinas hacen lo que les plazca, ¿no? Bueno, al menos así me lo han explicado, más o menos… Ya sabes, en el castillo, antes de coronarme y todo  –Enunció, volteando hacia el rostro de Weiss.
Tiffany notó cómo ella no dejaba de mirar a su alrededor, especialmente hacia las personas. Quizás le estaba sorprendiendo eso, o sólo era que se sentía abrumada por tanta atención. Ella misma todavía no terminaba de acostumbrarse a ello, así que la comprendía.
        –Tranquila –Dijo, sonriéndole –, te prometo que al llegar a la heladería no nos mirarán tanto
        Tras unos minutos más de andar, llegaron a un establecimiento coqueto y colorido, apenas a una calle de la estación de trenes. Tiffany se detuvo en la puerta, abriéndola para Weiss. Lo normal era que ella hubiera esperado para que la otra o alguien más le abriera la puerta, como hacían todas las damas de alcurnia. Sin embargo, ahí estaba, abriendo la puerta para Weiss, demostrando lo anormal que era ella como reina. Como persona, sin embargo, lucía como cualquier otra chica, una que sonreía con dulzura a la extranjera, embelesada con su presencia. El interior de la heladería, adornado con listones y figurillas de galletas y dulces, aguardaba como una invitación a un mundo indiferente de la violencia, la amargura y el odio. Las mesitas, decoradas con manteles de tonos pasteles, se situaban en zigzag y al fondo se veía la fuente de helados, una colección de barriles de madera enterrados en hielo, con una etiqueta que indicaba de qué sabor era cada una. El heladero, un hombre barrigudo, de largo, espeso y rizado bigote y expresión bonachona, servía en ese momento un helado a un niño. Le faltaba una mano, reemplazada por una cuchara heladera que sobresalía de la manga de su casaca blanca. Tiffany invitó con una mirada a Weiss para que entrara, sujetando aún la puerta, sin darse cuenta de lo raro que debía de ser que una reina invitara de esa forma a una chica a un helado.





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Mensaje por Weiss Schnee Lun Mayo 12, 2014 5:25 pm

La explicación de Tiffany del porque le agarraba del brazo, no le parecía demasiado convincente. La chica sin duda, parecía tener confianza en Weiss, lo suficiente para pasear sin sus guardias y abrazarla de esa manera frente a tantas personas. No podía dejar de preguntarse cómo es que ella había llegado a ser Reina. No quería pensar mal de la chica, pero Tiffany tampoco se veía demasiada comprometida con sus deberes reales. Al señalarle a la pareja que iban agarrados de la misma manera que ellas dos, su ceño se frunció un poco mientras que su rostro enrojecía.- Pero no somos una pareja y.. y además.. –Dejo salir un suspiro. Aunque Weiss tenía una gran paciencia y no la perdía fácilmente, simplemente no lograba entender la manera en la que la cabeza de la castaña funcionaba. Porque si, no le daban ganas de gritarle o algo así, reconocía que era agradable su forma de ser, pero pensaba que debía mantener una imagen frente a las demás personas, más aun por su posición.

Quizás estaba bien, relajarse un poco y no preocuparse demasiado. Después de todo, Weiss estaba de visita, era su día libre y eso valía demasiado como para pasarla pensando demasiado en las cosas. Había tantas cosas que rondaban por su cabeza. ¿Debería seguir con Tiffany o simplemente alejarse y volver?, No, no le parecía una buena opción. Primero, porque no quería tener problemas con los nobles, le parecían demasiado complicados. Y segundo, por el hecho de que estaba su propia decisión, ella no dejaría a alguien así, estaba en contra de sus ideales, por asi decirlo. Asi que simplemente, dejo todo eso de lado, ahora si por lo menos.- Estoy casi segura de que no le dijeron que podía hacer lo que le plazca.. –Dejo salir un comentario. Y es que no se imaginaba quienes le dirían algo así, al ser Reina seguramente tenía obligaciones, tenia una responsabilidad con el Reino. Pero Tiffany se veía tan relajada, parecía ignorar todo aquello, centrándose en solamente pasar un buen rato.

Tiffany le sonrió, tranquilizándola sobre las personas que las miraban.- Me pregunto si realmente llamo tanto la atención. –Dijo. Y bueno, en su familia, había tenido hermanos con el mismo tono de cabello que la hacía destacar tanto, al igual que sus ojos. Pero ella no lo encontraba tan raro, por lo que le producía algo de curiosidad.- No es que me moleste pero… aun asi, se siente algo raro. –Admitió. No habló más sobre eso, no quería comentar sobre su familia o simplemente lo que sucedió antes de que comenzara a aplicarse para ser soldado. Mantenía presente todo, porque gracias a eso, ella era la Weiss que ahora estaba junto a Tiffany. Pero al mismo tiempo, sentía que si pensaba demasiado, acabaría por hundirse en los recuerdos y no poder salir.

Al llegar a la heladería, la morocha se adelanto a abrirle la puerta. Weiss simplemente se quedo demasiado sorprendida como para reaccionar inmediatamente.- ¿Pero qué…?. –Volvía a sentir que sería inútil intentar decirle algo a la chica, esta se miraba contenta y entusiasmada. Entro, pero no demasiado, se hizo a un lado de la puerta, esperando que Tiffany entrara también. No lo hacía solo por la posición, si no porque Weiss tenía los modales inculcados en ella, nunca se veía como alguien superior o algo asi, y mucho menos como alguien a quien la Reina le abriera las puertas.- Gracias, supongo. –Le dijo, y se apresuro a mantener la puerta ella, para que la chica pasara.

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