Suele Suceder (Priv. Alice )

Siguió caminando sin mucho ánimo, ya había caminado mucho tiempo desde la última vez que estuvo en un lugar seguro. Seguía escondiéndose  y comenzaba a creer que eso no tenía mucho sentido.  Nunca había tenido problemas, pero si alguien seguía “cazando brujas”, entonces ella saldría perjudicada, pero nadie la recordaba, era apenas un bebé cuando todo había sucedió, no había manera de que ella fuera “cazada”. Con esa idea en mente, decidió acercarse al pueblo más cercano y salir de todo ese lugar verde por fin. Tal vez hubiera deseado esperar un poco más por que lo que encontró fue la entrada al reino de corazones. Tragó en seco, ese lugar siempre le había parecido un lugar que debía evitar, había escuchado que la mayoría de las personas ahí eran sanguinarias  y hostiles. Algo así como si pensaran que la sangre era el mejor color para su carta. Y tal vez tenían razón, a ella le gustaba el color rojo y al parecer a muchas personas más que a ella. Se sintió pequeña de repente, intimidada. Caminando por entre las calles de la ciudad, era el único punto completamente blanco del lugar, y todos parecían estar hasta molestos e incómodos por mirarla en sus calles como si fuera un perro con sarna. Quizá si se marchaba…  

-Disculpa – salió esa palabra de su boca automáticamente cuando sintió su pequeño cuerpo siendo sacudido por haber chocado con aquel señor, un señor castaño que no parecía muy feliz de verla ahí.

-Tsk – escupió a un lado y ella dio un pequeño saltito al notar como parecía buscar pelea. ¿Con ella? Por favor, estaba aterrorizada y de ser posible, desearía hacerse una hormiga para desaparecer rápidamente de ahí - ¿Qué quieres tú aquí?

-Lo… lo siento, yo… me… me marcho ahora mismo – logró decir lo último después de que al sorpresa hubiera pasado casi por completo – Lo siento – se hizo a un lado para no seguir molestando, sin embargo aquel hombre también se movió, sonreía con aparente diversión, una sonrisa que le decía que no debió meterse en aquel lugar aun si era el único camino libre.

-No lo creo – era un punto de vista apenas pero a ella le pareció más una amenaza y no sabía cómo responderla.

Lo había analizado todo, y estaba segura que podría perderse en el bosque con facilidad de nuevo. Tomar algunas cosas y poder sobrevivir hasta el próximo reino… o volver a Wonderland. Siempre estaba esa opción, a donde sea que fuera siempre podía desviarse hacia el sur y ahí estaría ese lugar tan tranquilo y noble del que procedía.  

-Lo… lo siento – volvió a repetir, más tímidamente, seguramente no la escuchó por que había puesto una expresión de duda, acercando su rostro hacia él.  Pero no quería que algo le sucediera a pesar de que le estaba molestando y le intimidaba de sobremanera, sólo quería escapar y si para eso tendría que crear aire para quitárselo de encima lo haría, por que no podía quedar varada ahí, no podía permitírselo en ningún momento. Un grácil movimiento con la mano se había quedado en sólo una idea cuando  miró como una mujer se acercaba a ellos con gran velocidad, la volteó a ver sorprendida, se veía peligrosa, pero en su camino se había encontrado con muchas personas peligrosas que habían resultado ser algo más de lo que aparentaba, sólo debía saber reconocerlas y para eso, Emily era completamente un desastre como la mayor parte del tiempo.  Pero a decir por la expresión que mantenían todos ahí, esa mujer debía ser conocida, respetada y temida por todos. Se sintió más pequeña en su lugar, ella sólo quería marcharse de ahí y ahora sentía que estaba por quedar atrapada en ese lugar.  Tomó la capucha que llevaba y se cubrió la cabeza, estaba intimidada por todos ellos, parecía atrapada en un huracán, en constante movimiento y hasta comenzó a sentirse mareada sin sentido. Apretó la tela de su capucha, bajando la mirada cuando escuchó los pasos de la mujer detenerse abruptamente frente a ellos. Ya no había manera de que se marchara de ahí.  No saliendo ilesa.

Los latidos de su corazón aumentaron cuando escuchó su voz, y como comenzaba a hablar, sin embargo todo lo que decía parecía tranquilizar a Emily a cada palabra que decía. Dejo de apretar la capucha y alzó la mirada de nuevo, mirando a la chica que era más alta que ella. Sintió la necesidad de aprovechar la situación y esconderse detrás de ella para que los demás no la alcanzan, pero se mordió el labio inferior, no podía hacer algo como eso si no la conocía, mucho menos tomarse esas libertades, aun si la palabra “amiga” había aparecido en su oración. Miró a los demás, parecían comenzar a excusarse y decir que era una ladrona. Abrió la boca completamente sorprendida, ella jamás había robado algo en su vida. ¿Por qué haría algo malo?  

-E… eso no es verdad – se defendió en apenas un murmullo, aunque lo suficientemente alto como para que la escucharan, no iba a dejar tampoco que ensuciaran su nombre. Ella era una buena. Sintió el deseo de llorar, pero sus ojos permanecieron secos, mirando atenta a su alrededor, no quería parecer más débil de lo que ya era.

Se encogió al sentir la mirada de la chica sobre ella, le ponía nerviosa meterse en un problema así, especialmente si alguien parecía estar tratando de poner orden, nunca se sabía cómo terminaría, siendo erróneamente que ella no era parte de su cuidad, su comunidad, ella no era roja como la sangre al igual que ellos. No le molestaba, lo prefería pero en esos momentos creía que le faltaba un poco más de esa furia que los habitantes del país de corazón parecían poseer.   Desvió la mirada, no quería que viera en ella la debilidad que escondía a pesar de ser buena en lo que hacía, en ser lo que era. Una hechicera.

-ah… - Emily era una chica que había pasado la mayor parte de su vida sola, no solía pasar mucho tiempo en algún lugar como para hacerse de alguna amiga, así que los actos de otros le parecían casi un misterio, nunca había probado todos los sabores que la vida tenía que ofrecerle. En algún momento, cuando era más joven lo había echo, eso era seguro, cuando todavía su hermano seguía con ella, y ahora que había desaparecido, estaba seguro que todos los sentimientos contrarios a los que él le hacía sentir estaban pasando por ella una y otra vez. Cuando Alice intentó tocarla se había alejado un poco sorprendida, aunque no sirvió de mucho cuando la mujer de cabellos obscuros había jalado de ella directamente para ponerla detrás. Debía confesar que después de mucho tiempo, a pesar de que le había parecido un movimiento algo brusco, se sintió segura y protegida. Incluso se había tomado la libertad de tomarla de su ropa para apegarse más a su espalda, con la mirada baja hacia sus pies. No eran lo más interesante, pero sentía un alivio enorme en su interior, aunque las palabras de aquella mujer sonaran amenazantes y seguras, crudas y sinceras.   En esos momentos Emily creyó en poder confiar en esa mujer.  

-¿Qué? – levantó la mirada de prisa al escuchar sus palabras. El alivio que había sentido por unos momentos se había desvanecido. No era como si ella realmente fuera una ladrona pero si esos hombres decidían que sí lo era, esa mujer podría meterse en problemas y todo por culpa de ella. –Yo no… - ella no quería que los corazones rojos de esa ciudad tan elegante se derramara en los pisos. No quería que nadie saliera lastimado por culpa de ella, que simplemente había tomado la mala decisión de ir por ese camino – Espere, por favor – se adelantó a Alice como si le estuviera defendiendo, lo que no sería tan difícil, según creía, ya que por lo que sabía eran simples pueblerinos. A diferencia de ella. No quería hacerse notar, pero tampoco quería que ella saliera lastimada. Aunque si era general era algo difícil, muy difícil, pero Emily no pensaba mucho en esos momentos. Sólo quería arreglar las cosas de nuevo. No quería tomar ningún castigo, pero era necesario. – Me disculpo. Me retiraré y no volveré a sus tierras sagradas si no quiere.

Se dejo llevar aunque no comprendía la razón por la cuál la chica había tomado esa decisión de llevarla como si fuera un conejo, o un gato. El asunto era que se sintió de repente como un cachorro que se estaba metiendo en problemas o se había separado de la manada y ahora sólo era llevado por su “mamá” a un lugar seguro.  Miró como los pueblerinos se alejaban de ellas, aunque eran ellas las que se alejaban de todos esos que la miraban confundidos y curiosos, algunos molestos. Se sentía a salvo y se creía egoísta por tener un sentimiento como ese habitando en su pecho.  ¿Era tonto sentirlo? Tomando en cuenta que la chica le había alzado de manera que no podía caminar por si sola.   No le molestaba, aunque también era demasiado extraño. Fue un nuevo alivio sentir sus pies tocando el piso. Sintiendo su profunda mirada sobre ella, pero no le molestó, le pareció lo más normal.

-Gracias – no se sentía todavía con la suficiente confianza como para llamarle por su nombre – Mi nombre es Emily – sonrió un poco tímida, no era de todos los días en los que decía su nombre para alguien más, normalmente sólo lo hacía cuando comenzaba a hablar sola para no asustarse o aburrirse. Era ciertamente agradable sentir que ya no era sólo suyo, aunque no lo cambiara en absoluto  - Emily Dawson – no sabía si realmente era ese su apellido, pero su hermano le había dicho que le quedaba bien, así que se había apropiado de él.

Negó con la cabeza al escuchar su pregunta, era extraño que alguien le preguntara de esa manera – Estoy bien – aseguró con suavidad en su voz, no quería parecer tampoco una molestia para la chica – Aunque lamento mucho el haberle metido en un problema, no quería que usted tuviera problemas por mi causa – se lo pensó rápidamente antes de comenzar a hablar de nuevo con seriedad - ¿Hay algo que pueda hacer por usted en forma de agradecimiento? – tal vez era muy descarada, y podía quedar como una mentirosa si al final la chica le pedía algo que no podía darle – Aunque no tengo mucho. Hay algunas cosas que podría hacer – Emily sabía hacer pan y sabía cazar, aunque eso último no era mucho de su agrado.

Sintió un ligero sonrojo en su rostro, escuchar su nombre proviniendo de otros labios, con otra voz era simplemente alucinante. Debía ser patética pero así era como ella era, sorprendiéndose con miles de cosas más que para muchas otras personas eran normales, pero no para ella que solía jugar únicamente con su mente y con otra persona si tenía suerte, una niña perdida que probablemente jamás la llamaría por su nombre. Bajó la miraba levemente, sí, se sentía apenada por algo tan simple como eso, pero le hacía enormemente feliz. Sentía como si al final, cuando mencionó su nombre, como si ella, Emily Dawson fuera real.

-Gracias – que el dijeran que su nombre era bonito le hizo sentir repentinamente bonita, como si el halago hubiera sido directamente para ella. Comenzó a acariciar su cabello sin atreverse a mirarla a los ojos, seguía sintiéndose cohibida ante tanta atención, a lo cual no estaba claramente acostumbrada. Al final decidió levantar el rostro cuando escuchó aquel pequeño gesto, poco a poco el nerviosismo se le pasó y sólo la miró, curiosa por lo que le pudiera pedir, esperaba que no fuera nada difícil, después de todo Emily todavía era, lo que se podía llamar, una niña en crecimiento, todavía le quedaban muchas cosas que aprender. Y Alice no parecía el tipo de chica que soportara las cosas mal hechas, y a ella no le gustaba disgustar a nadie, y esa mujer había sido tan amable con ella. - ¿Eh? – aquello le tomó por sorpresa, le había vuelto a poner nerviosa. ¿Algo muy difícil? Realmente no quería arruinarlo todo, quiso decir algo cuando todo lo que le salió fueron palabras mal dichas en tartamudeos, con un volumen muy bajo que apenas y fue audible para ella misma. Tragó en seco y la miró fijamente – Haré lo posible por cumplirlo – asintió, queriéndose sentir segura de lo que le estaba diciendo.

Aquel acto le pareció extraño. Aunque a esas alturas sería muy tonto ponerse a pensar en el espacio personal de cada persona, cuando aquella chica y ella ya habían estado más cerca de lo que hubieran debido. Así que sin problemas la trató de imitar, acercándose un poco más para escuchar con atención lo que tenía que pedirle. Cuando escuchó las primeras palabras, realmente creyó que se la iba a comer o algo así, pero después se relajó, sintiéndose tonta de repente por pensar en algo como eso.  Se sintió un poco sorprendida por lo que decía, vaya que Emily tenía hambre, pero aun así… - ¿No es injusto? – preguntó inocentemente mientras dudaba en aceptar aquella oferta, no podía ofrecerse ella a pagar tampoco por que el dinero que cargaba siempre era muy escaso – Sería como si usted me estuviera agradeciendo en lugar de hacerlo yo – se señaló para que la pelinegra comprendiera mejor lo que le estaba diciendo – Puedo… Yo puedo cocinarle algo – comentó después de pensar un poco – Comprar y hacer es más barato… - aunque esa idea debió de guardársela, no quería que la chica pensara que era una tacaña – No quiero que gaste innecesariamente en mí. ¿Le parece? – ella se sentía orgullosa de su propia idea.

Asintió un par de veces ante la pregunta de la pelinegra, claro que era injusto, después de todo a la vista de Emily, la había salvado de hacer algo que no debía o de algún problema mucho más grave si hubiera ocasionado algún mal a alguien de ese reino tan frívolo como ese le parecía.  

Así que Emily se puso atenta al ver como parecía pensar la situación, aunque no comprendía mucho lo que estaba pensando cuando incluso la peliblanca estaba segura que al final terminaría cocinando tranquilamente en algún lugar.  Fue entonces cuando cayó en la cuenta de que si quería cocinarle algo tal vez debería ir a casa de la mujer, y tal vez ese era el problema en sí, no era alguien de confianza como para dejarla entrar en su vivienda así como así, tal vez por eso sólo la llevaría a comer, para evitarse problemas y ella insistiendo. ¿No sería muy grosera de su parte? Bajo la mirada, debía prestar más atención a los sucesos a su alrededor, debería aprender a leer a la gente más seguido para así evitarse ese tipo de malas jugadas en las que parecía ya no ser la víctima. Soltó un suspiro y miró a la chica que había comenzado a hablar, aceptando que interrumpiera una desconocida en su vida. A la próxima sólo se limitaría a decir que sí a lo que fuera que le dijera.

Sintió sus mejillas sonrojarse de nuevo al recibir una respuesta tan positiva como esa, decir que se sintió como un cachorro premiado era poco, después de todo le había dicho que había sido una estupenda idea y le hacía sentir halagada al punto de ponerse tan nerviosa como al principio, sin saber exactamente qué responder hasta que escuchó aquella insinuación con respecto a sus propios gustos. Abrió la boca apunto de decirle que la comida era justamente para ella, así que no importaba lo que le pidiera, ella lo haría, aunque el problema era que Emily sabía cocinar lo suficiente, no tenía ni idea de lo que Alice estaba acostumbrada a comer, así que decir que lo que fuera estaría bien sería una gran mentira, pero no tenía mucho conocimientos de los gustos de su heroína como para darse una idea de lo que podría preparar.  Definitivamente debía pensar más seguido antes de emocionarse por conocer a alguien.

- ¿Algo en particular? – Tal vez tendría suerte en que no fuera algo complicado y si lo era le daría una explicación de que sería mejor preparar alguna otra cosa con un enorme parecido a sus gustos. La siguió de cerca apenas la miró comenzar a caminar, recibiendo la mirada que le dirigía de vez en cuando de buena gana, con ganas de sonreír un poco contenta por esa acción de la mayor, pero se mantuvo lo más tranquila que podía mirando por todos lados. Siempre le habían gustado esos lugares, había cosas baratas que podía utilizar de maneras que le pudieran ser muy útiles, así que mientras seguía a Alice para que escogiera lo que creía necesario, ella miraba distraídamente a su alrededor por si encontraba algo que le pudiera ayudar en sus viajes. – Podemos necesitar algunos condimentos, y no sé si quieras algún tipo de comida, como caldo, quizá un guiso – se giró para mirarla al escuchar su pregunta, chocando sin querer con ella – Lo siento – se alejó nuevamente avergonzada, sería mejor prestar más atención.