Nueva Era Roja.

Buena música, risas y un buen ambiente. El cabello negro de la mujer estaba arreglado de forma elegante, su vestimenta un vestido elegante morado con algunos cristales incrustados, un escote quizá exagerado, pero que mantenía todas las miradas en ella. Jane los engatusaba a todos con sus gestos. Estaban todas las personas que más se relacionaron con ella, todas las personas que ella creía elegidas con pinzas para haber estado en su circulo, bebían vino y pareciera que algunos ya casi se pasaban de copas. Pero ella tenia todo bajo control, sabia todo lo que pasaría, por que ella siempre manejaba todo, desde quien se curaba y quien no, hasta quien se iba y en que momento.

Por alguna broma absurda de algún presente todos estallaron en risa, y ella suavemente detuvo la música.
-Queridos míos, debo confesarles algo.- Dijo cuando todos se hubieran callado, lo cual fue bastante rápido gracias a la ausencia de la música. Nadie dijo nada, todos estaban expectantes a ver que diría la hermosa mujer. -Están compartiendo la ultima fiesta con Lady Jane Hoppert. Desde mañana seré Su majestad real Jane Hoppert de Iskandar.- Dicho eso todos se quedaron en silencio, ella sabia que eso aun no sucedía, mañana iría al castillo a presentarse, y realmente no tenia la menor duda de que así sería, siempre conseguía todo lo que deseaba, y esto lo deseaba más que nada. Al cabo de unos minutos en que todos procesaban sus palabras, todos rieron. -Buena broma- dijo alguien del grupo. Sin embargo por la expresión seria de la mujer notaron que .
no era una broma y enmudecieron-

-Lo lamentable queridos míos, es que todos ustedes- Y miro a cada uno de los presentes. -Me conoce más de lo que deberían conocer a una reina, y pueden hablar de mi cosas que no deberían hablar. Para su mala suerte, debo remediar esto de algún modo.- Dijo como si solo les estuviera diciendo que la fiesta había acabado y debían irse a casa. El ambiente ya no era la alegre fiesta, era incomodo y casi tenebroso.

La mujer se acerco a su piano y empezó a tocar una melodía singular, enigmática y arritmia, pero atrayente, algo tenia sus notas desfasadas y aveces erradas, al juicio de ellos, que hacía que no dejaran de escucharla. Luego empezó a cantar, la letra era innentendible, era extraña e inusual, aun más extraña que la lengua de los semi humanos, aunque apenas la conocían.

Cuando la canción acabo la mujer camino hasta la puerta de la mansión y empezó a devolver todas las pertenencia, mientras todos se miraban atónitos. -He?!, amigo que hacemos acá?- Escucho varias veces mientras sonreía con superioridad, como siempre, paso todo lo que ella había planeado. De a uno en uno se fueron despidiendo y se fueron. En sus mentes la historia era que estaban ahí por que ella era buena y los vio pasado de copa en la calle, tonteando y casi matándose y ella los salvo, los llevo a su hogar y los atendió hasta que estaban en condiciones para volver a sus hogares de forma segura.

Desde mañana su vida cambiaría, dejaría de ser quien era, para tener poder sobre todos esos hombres y esas pocas mujeres que estaban presente disfrutando con ella a su nivel. Después sera superior a ellos. Y con eso en mente, se fue a dormir, mañana dormiría en el castillo, pondría la mansión en venta y acabaría casándose con el rey, o matándolo, lo que fuera necesario para tener lo que deseaba.