Noble Familia de Diamantes

-No.

Estos consejeros reales, ya se habían enterado de la noticia antes de que esto llegara a mis propias manos. Con fuerza arrugaba aquel papel y llevaba esa misma mano hacia mi frente en derrota. Oh Ky, ¿En qué lio te has metido ahora? El consejo intercepto a la sirvienta cuya carta debía ir directamente hacía mi y con solo sabes lo que dentro de ella estaba escrito a puño y letra del rey ya se habían preparado para lo peor y ya comenzaban con unos nuevos preparativos.

Prácticamente, ya tenían todo listo para la búsqueda de un nuevo sucesor al trono. Un nuevo soberano líder del pueblo. Un nuevo rey de diamantes. Un nuevo esposo.

Pero no a mi parecer.

-No.

Y ahí estaba yo, con la actitud neutra de siempre y con la cara serena aunque por dentro estaba en un mar de desesperación y pesar. El alto consejo proseguía hablando, diciéndome una y otra vez que el reino debe de tener a ambos reyes en frente. El Reino de Diamantes no debe ni ahora ni nunca perder su tan alabada gloria de todos los tiempos.

-Soy perfectamente capaz de liderar un pueblo por mí misma, no necesito de un nuevo rey a mi lado –Exasperé.

El consejo calló, y su mirada me decían todo: Esas miradas de pena y preocupación, de entendimiento y desesperación a su vez era simplemente tan fáciles de leer.

No solo buscaban a un nuevo rey; buscaba a la nueva figura paterna para el futuro heredero de Diamantes, el niño que llevará la sangre noble del antiguo rey.

¡EL HIJO DE KY NO MERECE A OTRO PADRE MÁS QUE A ÉL!

Pero a eso no se lo discutí, simplemente me levante del asiento y con media vuelta sin dignarme a mirarles a las caras salí de aquella sala y me dispuse a ir hacía la sala del trono ignorando por completo sus palabras. Así fue como llegue a la sala del trono y lo primero que pensé fue dirigirme al trono del rey y tumbarme ahí mismo aun sosteniendo esa carta.

La leí una y otra vez desde que fue entregada a mis manos, y todavía no lo podía creer. Era su letra, la pulcra y amable letra que conocía desde antaño. Ky, ¿Hasta ese extremo eres capaz de llegar a buscar la paz entre Corazones y Diamantes? Aunque eso implicará, que tuvieras que morir para ello.

Sin embargo, y por más que quisiera no solté ni una lagrima. “Deberíamos tomar riendas con el reino rojo” Fue la frase de uno de los consejeros; no, el solo hecho de querer buscar guerra por una muerte importante hacía que mi estomago se revolviera. Inconscientemente pase una mano sobre mi vientre acariciándolo suavemente, solo en ese momento me atreví a sonreír con suavidad y simpleza.

Con cariño, como el de cualquiera madre.

-Se que aun estas muy pequeño como para que escuches mis palabras –Murmuré, mirando hacía mi vientre- Tu papi… El ya no está con nosotros ahora…

Mi labio se torció un poco y comencé a sentir los ojos cristalinos, pero aparte ese sentimiento rápidamente. Debía ser fuerte, por el reino, por los ideales del rey y los mío. Por nuestro hijo.

Por el pequeño nuevo príncipe de diamantes.

-No te preocupes –Seguía susurrando, acariciando con suavidad ese vientre plano- Yo te cuidaré, haré que nunca sea olvidado el apellido de tu padre y te contaré muchas historias de él, quiero que lo veas como el héroe que salvó a Diamantes…

“Él héroe que salvó a Diamantes” Así debería ser llamado.

-Será momentos duros, lo sé, pero descuida –Deje escapar una ligera risilla- Yo nunca voy a dejarte, y pase lo que pase siempre voy a quererte… Te voy a querer por dos, tanto mi amor como el amor de tu padre…

Pase lo que pase, yo siempre voy a protegerte, con mi vida y hasta con mi espíritu.

Seguía susurrando cada vez más y más cosas al pequeño niño que aun no comenzaba a crecer dentro de mi vientre pero que con mucho amor como si ya lo tuviera justo en frente de mí. Ningún miembro del consejo real se atrevió a entrar a la sala del trono y de ser así simplemente lo echaría sin tener que levantar la voz, con solo usar el tono adecuado en la misma sala de hacia la resonancia del mismo eco haría eso por mí, por algo muchos le temían a la sala del trono y más cuando estaban los reyes presentes.

Pero era solamente yo ahora; y nadie más que yo.

Me percaté de un sonido mínimo, al que creí que sería –Como usual- La entrada a la sala, quizá un sirviente vino a mí buscándome en petición a los miembros del consejo.

-No deseo ver al consejo por ahora;, puede retirarse –mencioné sin siquiera levantar la mirada.

Pero no, simplemente el sonido seguía ahí, como el de pasos y luego más nada. Levante algo molesta la mirada para percatarme que justo en frente no había nada, y una ligera corriente eléctrica recorrió mi espina dorsal. Sin pensarlo dos veces me levanté del trono, podría ser algún otro miembro de Joker en el lugar; ya ni hasta del más pequeño grillo se puede confiar ahora.

Al girar, si la hoja que tenía en la mano hubiera sido más pesada hubiera resonado en todo el lugar, inclusive alertando a los guardias. Mis manos se fueron hacía mi rostro cubriendo con totalidad mi boca y nariz; mientras que sentía como una parte de mí estaba aliviada y angustiada otra vez.

Mi rey, andrajoso, lo que antes era blanco ahora era una gama de marrón y verde –Producto del fango y las hierbas- Así como lo que antes fue una gran capa dorada ahora solamente eran los retazos de lo que una vez fue.

“Estoy en casa… Finalmente soy libre…”

-K-¡! –Ni siquiera termine de decir algo, cuando la imagen del rey desfalleció y dio a dar contra el suelo- ¡KY!

Velozmente fui hacía él, con delicadeza coloque su cabeza sobre mi regazo mientras quitaba algunos cuantos mechones rubios de su frente.

-¿Por qué…? ¿Por qué siempre tienes que hacer esto? –Tomé aire- ¡GUARDIAS! ¡GUARDIAS!

Como si ya lo tuvieran previsto, unos guardias acompañados de varios sirvientes y sirvientas llegaron rápidamente abriendo de par en par la gran puerta de la sala. La impresión de las sirvientas no se hizo de esperar.

-¡Un médico! –Vocífere- ¡Traigan a un médico!

Y algunos de los sirvientes se fueron a hacer lo pedido. El resto, se acercó a mí.

-Llévenlo a la habitación real, que el médico lo vea allá.

-¿Por donde me dijo?

-Hacia la izquierda majestad

-¿Y la derecha?

-Cuando termine ese, majestad.

-Oh, entonces, ¿Así?

-No, no, majestad, mire así -Y la sirvienta pelirroja de grandes lentes tejía con total maestría- Así.

-Oh...

Y reí, intentando hacer lo que me decía aunque mucho más torpe y difícil de lo que parecía. Habían pasado cuatro días desde lo ocurrido con Ky, cuatro días en donde el soberano no despertaba y se merecía ese descanso; comprara cuatro días solamente con casi semanas sin dormir era muy poco. Durante ese tiempo cosas han ocurrido pero nada que ver con Joker -Por ahora- Solamente un grupo de jovencitas risueñas que querían que su señora aprendiera ciertas cosas para la llegada del nuevo heredero.

Como tejer por ejemplo, nunca hubiera sabido que hacer esto era realmente relajante y divertido, si me hubiera enseñado esto en vez de estrategias de combate tendría a Joker literalmente atrapado en una gran manta de hilo y agujas.

-¿Que tal, se ve bien? -Dije, extendiendo una manta que en un principio era de tono mostaza, ahora tenía bordados de todo tipo -Ya que las sirvientas me ayudaron y también me explicaron como hacer bordados- Aquellas señoritas aplaudieron suavemente asintiendo y dándome ánimos para continuar.

-Majestad -Una nueva voz se alzo entre el coro de chicas, se trataba de la enfermera a cargo de hoy- El rey ha despertado.

Oh.

-Iré enseguida -La chica solo se reverencio y se unió al resto de las jóvenes en otras tareas domesticas.

Con hilo y aguja aun en manos -Además de la manta- Me dirigí a paso tranquilo hacía nuestra habitación; había muchas cosas que él debía de explicarme, y una que yo debía de decirle. Toque la puerta antes de entrar como de costumbre y luego abrí lentamente esta. Ky estaba más blanco de lo común pero sabía que había perdido mucha sangre; y como no, recorrer todo el bosque hasta Diamantes con semejante herida. Entre cerrando la puerta tras de mí, y a paso calmado me acerque a un lado de la cama mirandoló con tranquilidad.

-Tienes varias cosas que contarme -Mencione- Estoy dispuesta a escucharlo ahora.

Dicho eso, fui hasta el extremo contrario de la cama y me senté ahí, colocando suavemente la manta, el hilo y las agujas sobre mi regazo.

Inhalaba profundamente y exhalaba todo por la boca traquilizandome.

Podía tener los mil y un motivo para estar enojada con el rey, pero; ya no le veía motivo además me han dicho que enojarme seguido haría mal al embarazo, ahora mismo no solo puedo preocuparme de la seguridad de todo un reino sino del próximo gobernante de Diamantes. De reojo vi como estiraba su mano en un intento de querer tocar la mía, no lo pensé mucho y estire la mía para tomar la suya; se sentía fría en comparación a la calidez que siempre tenía Ky en su cuerpo, es obvio esto es por la falta de gran cantidad de sangre en su cuerpo, le daba gracias al Creado por lo obstinado que podía ser este hombre para seguir en pie en momentos como este. Así que solamente negué a su respuesta de si estaba enojado con él y además no necesitaba una disculpa, entendía la situación.

En los cuatro días de sueños del rey pude analizar bien todo sin recurrir a casos extremos y se muy bien que el mayor si era de esas personas que tomaría medidas extremas para buscar la paz entre los reinos. Dar su vida era uno de ellos y más que estar sumamente enojada con él lo comprendía, y me enorgullecía saber lo mucho que le desea bien al reino amarillo.

-Esta bien Ky, lo que paso ya paso-Dije, y una vez más me volví a separar de él, levantándome con todo y manta para encaminarme hacía el otro lado de la cama.

Una vez en ese extremo deje el hilo, las agujas y la manta de muchos bordes sobre una mesita de noche; con cuidado y lentamente me fui acomodando a un lado de la cama hasta quedar acostada de lado, e irme acercando hacía la imagen del rubio; con cuidado pasando mi brazo sobre su pecho sin forzar su herida, así como acomodando mi cara sobre su hombro. Todo su cuerpo se sentía frío y frágil, pero en calma.

Esa calma que necesitaba desde hace mucho.

-Dime que paso -Tenía ganas de tocar esa herida, como si con mi tacto pudiera curarla pero sabía que no podía, que no debía hacerlo. Solamente la empeoraría- ¿Como resultó ese tratado?

¿Por qué el nombre del General estaba ahí? Y mas que nada, ¿Por qué dar su vida a cambio por ello? Todo parecía tan noble y a la vez tan apresurado. Me apegue un poco más a él como queriendo darle de mi calor y mi protección.

-¿Cuantas veces más voy a tener que hacerte entender que existe el gris en medio del blanco y negro? -Había momentos en que no me creía que la mente del rubio podía ser bastante cuadrada para algunas cosas- Ya van dos veces que casi mueres, ¿Que pasa si existe una tercera y esta vence?.

Si, ya habia pasado

Pero seguro aquel malestar no seria facilmente olvidado por su reina, no es nada facil lidiar con la perdida del ser mas amado...

Sin mencionar el estado en el que Charlotte se encuentra ¡Oh pobre de ella y de su primogenito! ¿cuantos sustos no les habria brindado ya? Viro la vista al sentir el peso de la peliazul sobre la mullida cama. Le hubiese gustado girar sobre uno de sus costados pero el simple hecho de respirar hacia que la herida le doliese aunque fuese un poco.

Extendio entonces su mano para poder atraerle mas hacia el, abrazandole por la cintura.

Y ella pedia una explicacion

¿Seria acaso capaz de hablar facilmente?

-Comprendo. Charlotte- Si, esta consciente que debe comenzar a ver los matices grises de por medio, pero no iba a ser una cosa facil.

Y es que com le dijo la reina Sarah, si credo no mentia si ella no mentia, entonces Ky kiske si lo hacia?

No, no podia mentirse a si mismo ante pruebas tan claras.

Aunque no supo al final quien fue el verdadero autor de dicho acto, pues la reina roja menciono que fue alguien que no podria ser puesto en un estrado.

Extraño sin duda.

-si la tercera la muerte vence, encontrare la forma de regresar del otro mundo para estar a tu lado, reina mia- Cerro los ojos y sonrio con tranquilidad, como hacia tiempo no lo hacia....

-Yo...- Dudo, no estaba muy seguro si decir como es que se causo esa herida. -La reina me incito a darme muerte por mi propia mano... Era hacerlo frente de ella a solas o en publico frente un estrado al dia siguiente... Debatimos en que si el General Southworth era inocente o culpable... me temo que no pude deducir cual de las dos era correcta..

Pero, si el tratado lo decia, la reina tenia a disposicion mi vida... asi que... ya imaginaras como fue que resulte herido. Hay algo que me intriga de todo esto- Llevo su mano libre hasta su frente, para hacerse el cabello hacia atras -La reina Sarah parecio arrepentirse en ultimo momento. Antes de quedar inconsciente le escuche pedir ayuda, y cuando recobre el conocimiento, yacia sobre una cama, con la herida tratada...-

¿Por que se habria arrepentido esa mujer? y no obstante ¿por que dijo que el culpable no podia ser juzgado en una corte?

Habia muchas cosas que no cuadraban

Un ligero “Uhmm” fue la respuesta a su ligera broma, si no fuera porque tenía el rostro oculto a un lado de su cuello la mirada de indignación que le daría pasaría a través de estas paredes.

Escuchaba atentamente a lo que el mayor diría; pero tenía demasiadas preguntas en mi cabeza: ¿Por qué un tratado así? ¿Qué iba a ganar ella después de la muerte del soberano de amarillo? ¿Qué pasará entonces con el reino? ¿En que se justificaría su muerte? Y otras más que simplemente prefería echarlas a un lado y almacenarlas en algún rincón polvoriento del castillo. “Una muerte por su propia mano” Así que, ¿La poderosa e intimidante reina Sarah Vilhelm no tuvo el valor de darle muerte bajo su propia mano? Hizo que el mismo rey se diera esto para probar la validez de un tratado, esa mujer era intimidante pero respetuosa; fue un atentado honorable el que se le ocurrió y conociendo lo honorable de esa situación el que rubio no lo haya negado lo entendía.

Un punto de ese tratado lo lograba entender, más sin embargo el perder a alguien querido no es algo que se podía cesar de la noche a la mañana, la herida escocería por años hasta que tanto mente y alma decidan olvidarlo. Ah, el General Southworth, estaba al tanto de esa situación y tanto Ky como yo mostramos disconformidad, aunque al verlo ese momento a los ojos sabía que el canido no mentía y mucho amor por esa mujer sentía, me preguntaba ahora que estaría pasando por la mente de tan gallardo soldado con la nueva noticia, ni yo podía digerirla aún.

-La reina Sarah, -Comencé, acercándome más a él como queriendo darle más calidez y absorber su aroma- Fue una mujer con extrañas pero justas ideas a su cabeza.

Así es, había dicho “Fue” y no “Es”. Suspiré hondo y exhalé todo por la boca, levanté el rostro para mirar a los ojos al rey y morder mi labio inferior con algo de preocupación. Este hombre ya paso por todo, al igual que el General Southworth, ¿Por qué más amargas cosas deben de caerle a sus hombros? Estamos entrando a una etapa muy difícil en todos los reinos de Wonderland.

Joker, ese grupo tiene que pagar por todo.

-Ky -No hallaba palabras para decirlo. Mordí nuevamente el labio inferior y miré hacia otro lado. Tendría que decírselo, tarde o temprano- Ky, la reina, Sarah; ha muerto.

Nuevamente inhale y exhalé.

-Fue encontrada muerta en su propia habitación, o así fue como las sirvientas le encontraron.

-¡Ky!

¡Creador, no de nuevo! ¿De dónde sacaba fuerzas este hombre para ponerse en estas situaciones? Sería más fácil amarrarlo a la cama para que se quedara tranquilo, y aseguro que de alguna u otra manera lograría desamarrarse y salir hacía la batalla en pos de buscarle la victoria a Diamantes. Lo que ahora me preocupaba más fue lo abrupto en que se levanto y como sus vendas volvieron a tornarse de rojo carmín demasiado rápido; cuatro días y esa herida no se había cerrado, no los culpo –Ni a él ni a los médico- Se que algo de tal magnitud no se cura de esa manera, Undine quizá podría hacerlo pero sé que el mayor tampoco me dejaría –Mucho menos ahora qué cargo un niño a la espera-

Me acomodé tras él y con suavidad coloque mis manos en sus hombros. Se lo que había dicho a pesar de que se cortó por su quejido; Joker. Ese grupo, ¿Qué es lo que tanto desean? ¿Cuáles son sus intenciones? No importa cuántas veces vaya a la biblioteca en busca de información, no hay nada referente a ello y desde el ataque al castillo, sé que también nos deben mantener vigilados. Si no es así, entonces, ¿Cómo lograron destruir la fuerte barrera de voluntad y dominio que tenía la poderosa reina de corazón?

-Joker debe tenernos demasiado bien estudiado, no solo nuestras habilidades, sino hasta nuestras debilidades físicas como mentales –Mencioné, masajeando un poco los hombros del soberano- Como para haber ido tan lejos y atacar al pilar de toda una nación.

Lo que me preocupa ahora, si ya no hay un pilar bien el rey; Iskandar el Grande, puede hacerse cargo por sí solo pero… ¿Qué pasaría con el parlamento? Sé que de un momento a otro harán nuevos preparativos para conseguir a la próxima mujer de sangre real y/o noble para suceder el trono.

-Yo también estoy segura, y más de que desde el momento del ataque hemos estado siendo traicionados hasta por nuestros propios miembros de la armada –Mascullé, casi en un gruñido- Sin embargo no podemos asegurar sobre quien es aliado y quién no.

¡Ah! El General Southworth.

-El general Southworth fue liberado de su confinamiento y regresado a su puesto en la armada como debe ser –Dije con un ligero deje de orgullo en mi voz- No importa que haya hecho, ese hombre nos ha demostrado su lealtad al pueblo y a ambos, por lo tanto no será considerado un traidor.

Ya al concluir aquello suavice el tacto, y mis dedos quienes antes presionaban ciertos puntos sobre los hombros del rey en plan de relajarlo ahora iban lentamente hacía tocar su cuello. Con ambas alas le rodee, como abrazándolo o protegiéndolo; mejor dicho de ambas maneras.

-Nadie en el Reino de Corazones ha culpado a este reino, siguen en luto por lo de su reina; así que no debemos preocuparnos por ello –Aún.

Me separé de él, levantándome de la cama y caminando nuevamente hacía la puerta. Antes de irme, gire a ver a Ky nuevamente.

-Iré a buscar al médico, intenta recostarte nuevamente y con cuidado.

Dicho esto salí en búsqueda de ello.

Unos cuantos minutos más tarde –Como unos 25 minutos, máximo- Cuando nuevamente volví a abrir la puerta de la habitación entrando yo y tras de mí, un bajito, regordete y por lo visto, alegre hombre, luciendo el traje de los soldados de la unidad médica de Diamantes y por las arrugas en su cara, los grandes lentes que usaba y su pronunciada barba gris, uno de los veteranos; era él quien ha estado atendiendo a Ky desde el momento en que apareció gravemente herido en el castillo.

Es un hombre de confiar.

-Jojo, muy buenas tardes, su alteza –Dijo, haciendo una reverencia ante la imagen recostada del rey. Acomodando nuevamente el libro que traía abrazado desde todo el camino hacia acá- ¡Cuatro días directos en un profundo sueño majestad! Los jóvenes de ahora son cada vez más fuertes, ¡Pero eso no les quita que sean unos dormilones!

Rió, llevando una mano a su abultada barriga; no pude evitar sonreír, personas como él me hacían sacar una sonrisa incluso en momentos críticos. El hombre de cabellera gris cesó aclarando su garganta y colocando el libro al lado de la mesa de noche donde habían nuevamente vendas limpias y agua fresca; quizá dejada por la misma sirvienta que me llamó cuando despertó hace un tiempo.

-Bien, su alteza –Mencionó dirigiéndose con sumo respeto hacia él- Su herida fue profunda, lo bastante grave y sin el tratado adecuado ni siquiera alguien tan fuerte como usted sobreviviría a un dolor como ese –Enarcó una ceja- Pero, por el lado positivo el verlo despierto me complace, creíamos que su herida se había infectado con la tierra y musgo que traía encima pero gracias al Creador no fue así.

Dicho esto, tomó los vendajes nuevos y los dejó sobre la cama, con cuidado examinaba los vendajes –Ahora manchados de sangre- De Ky.

-Limpiaré su herida primero, y le colocaré vendas nuevas –Se enjuagó las manos con el agua fresca- Mi recomendación, es que tomé un poco más de descanso… Cuatro días no son suficiente para los jóvenes, jojojojo.

Mientras el médico hacía lo suyo, yo solamente miraba a Ky como diciéndole “Hazle caso al médico o yo misma te amarró a la cama” en eso mismo, aquel hombre me miró con una ceja levantada y una sonrisa en su barbón y bigotudo rostro, acomodándose los lentes.

-Usted también debe descansar majestad, los primeros meses de un embarazo son verdaderamente los más frágiles y más para una madre primeriza, y la lleva mes y medio. No queremos que suceda un aborto espontaneo, ¿No?

Aunque por fuera simplemente me mostraba calmada, por dentro estaba que suspiraba como una niña malcriada. Ya había escuchado eso mismo de varios médicos, sé lo que tengo que hacer es solo que este momento la situación no lo ameritaba.

-Cuando terminé con eso, quisiera que nos dejará a solas un rato; por favor. Debo hablar cosas serías con él.

No dudaba que aquel regordete hombre pudiera estar viendo a Ky como diciendo “Esta en problemas, su alteza”.

Solo unos cuantos minutos de espera en lo que aquel médico terminaba de atender al soberano, guadaba todo, daba su rcomendación y listo. Al pasar a mi lado hizo una pequeña reverencia colocando su brazo diagonal a su pecho -Su mano tocando su hombro contrario- Antes de salir por la misma puerta. Unos cuantos minutos de silencio antes de que el rubio hablará, pero a los pronósticos que quizá estaba pasando por la mente de él, la mirada que le dí no era una de enojo o esa típica mirada neutral que daba a algunos sirvientes y soldados; más bien era una de total y gran preocupación.

-No es lo que tu hiciste, es que es lo que vamos a hacer..

Camine hasta quedar a su lado sin atreverme a sentarme en ella, solamente ahí; parada viendo la imagen de Ky acostado en la cama con nuevos vendajes en su cuerpo. ¿Cuantas veces ya lo he visto envuelto en vendas y demasés? Muchas, sin duda; se notaba a gran distancia de que Ky podría dar su vida misma por mí como para el pueblo. No lo puedo juzgar, yo también daría mi vida por esas mismas razones, pero ahora tenía a cargo de traer al mundo una nueva.

No podía arriesgarme. Y con mucho dolor, elevé la mano; en ella tenía una carta dentro de su sobre. A simple vista parecía una cartya normal, refinada como todas las cartas de las realeza con un borde en dorado. No parecía ser nada fuera de lo común, pero imprenta sobre ella estaba un simbolo distinto a las de la realeza (Incluso de Wonderland misma).

Un símbolo que ya había visto... Portada ferozmente en las negras armaduras de aquellos seres de esa noche.

Joker.

-Recibimos esto justo después del anuncio de la muerte de la reina Sarah -Sonaba como algo irónico, ¿No?- Lo envió alguien que dice ser uno de los 5 líderes de Joker...

¡Cinco líderes! ¡Y yo que creía que con esos 4 capitanes era suficiente! Pero tal parece que Joker nos tiene más de una sorpresa escondida en sus sucias mangas.

-Es una invitación, nos esta pautando para una gran reunión con su persona en un tiempo. A todos los reyes actuales del régimen.

¿Cuándo habrá un momento en donde una carta de esa misma índole sea para traer buenas noticias? Ya ha habido tres con dos escudos diferentes, dos con el mismo: El de Corazones y uno con aquel símbolo de Joker.

Pero había que mantenerse firme, al menos ya sabíamos algo sobre cómo se manejaba aquella nefasta organización, son cinco líderes; tales como las cinco potencias de Wonderland incluyendo la antigua y mítica ciudad blanca, hogar de muchos de los recién caídos del otro lado de la madriguera así como de muchos de los semi-humanos. En silencio y sin mover ni un musculo dejaba que el soberano inspeccionará la letra en tinta de aquella hoja; no, realmente no tenía algo que mencionar más que estar en un estado de angustia pero a su vez, frívolo. Es cierto lo que dice, destruyeron gran parte de la entrada y el gran salón real del castillo –El cual, gracias al Creador ya está siendo culminado su reconstrucción- Mataron a Arya, la hermanastra de Ky; mataron a Sarah Vilhelm (Aunque la carta indique que aquello fue un malentendido, un error es un error); y quien sabe que otras alcurnias habrán hecho aquel grupo, ¿Y ahora nos piden una charla amena con ellos? Podrá ser la trampa más obvia de todos los cuatro reinos, pero quien dice que aún así no se está dispuesto a aceptarlo con tal de darle fin a ello.

¿Serán que son ellos los que mantienen las rencillas entre Corazones y Diamantes intensificadas a las sombras de nuestros ojos? Es posible, en estos momentos todo es posible y a la vez irremediable.

Por un minuto pude complacerme a mi misma sonriendo un poco al ver como el rey peleaba contra su misma cabellera rubia el cual había crecido más de lo considerado –Y he de admitir, que le queda bastante bien el cabello largo- Pero esa sonrisa fue descendiendo hasta quedar solo en una línea recta con tal avanzaban las palabras del rey.

¿Casi perderme una vez dice?... ¿Volver a pasar miedo? Me dice, y aún así atreverse a sonreír como si nada.

… Sentirse impotente dice.



Si, la expresión de mi rostro cambio de una de total angustia; a uno totalmente fría y sin expresión, como si esta misma fuera solamente el mechero para lo que realmente se avecinaba. Y sin previo aviso, como aquella vez en el sanatorio volví a alzar una mano para usar está en contra el rostro del rey causando eco en la habitación; una cachetada llena de significado.

-Dices sentirte impotente… -Comencé a hablar, con un tono de voz tan frió como el mismo invierno pero tan autoritario y rígido como la misma montaña. Prácticamente la misma entonación que usaba para anunciar nuevas noticias al reino pero más neutro y más fuerte- Casi perderme una vez dices…

-Tienes un mal conteo, oh rey de Diamantes. Tu solo casi me pierdes una vez, mientras que yo solo CASI te pierdo DOS MISERABLES VECES; ¡Y quien sabe que otra vez más!

Caminé, hasta ir hacía el ventanal que daba una vista hacía el pueblo, hacía Talis y hacía un paisaje hermoso a la lejanía, como queriendo darle la espalda al soberano mientras colocaba mis manos juntas tras mi espalda baja.

-Tú tienes el derecho de sentirte impotente, ¿Pero tú crees que yo no? ¿Qué no tengo tiempo para sentir tan cruel sentimiento?, ¿Que todo debe ser felicidad, paz, armonía y equilibrio para mí y únicamente para mí? –Sobre mis talones, voltee a verlo- ¡Pues no!

Prácticamente escupí sin moverme de donde estaba.

-¡Ya estoy harta de sentirme impotente, y de ver como un grupo de maliciosos destruyen el reino que por derecho legitimo me pertenece! ¡Ya estoy harta de quedarme sentada charlando sobre política y economía mientras que tú y el resto de la armada van a las guerras y terminen todos casi gravemente heridos o al borde de la muerte!

Lleve un puño cerrado a mi pecho, este mismo siendo el testigo de aquellas palabras y sentimientos.

-Yo soy la Reina de Diamantes, yo soy el pilar de estas tierras; yo decido que se va a hacer, como se va a hacer y de qué manera se hará. Sea una trampa o no, yo pretendo ir hacía esa reunión si aquello hará que las preguntas a mis dudas sean calmadas o están se vuelvan más complicadas.

Y miré hacía la ventana otra vez. ¡Mi hermoso reino y el resto de Wonderland sufriendo, y yo quedándome de brazos cruzados! ¡Díganme! ¿Quién no se sintiera impotente en mi posición?

-Y mi palabra; -Una última vez miré hacía la figura del rey recostada en aquella cama- Tiene más importancia que la del rey.

Si, quizá aquello había sido muy cruel; pero ya basta de estar simplemente llorando y sufriendo y rezarle al máximo Creador de Wonderland de que todo salga bien. Ya es hora de dejar a un lado las fiesta de té y las reuniones de políticas con los concejales y nobles, es hora de darle cara al verdadero problema, enfrentarlo a él y solucionarlo a como dé lugar.

Pero…

Mis ojos dieron a un punto vació de la habitación, realmente no veía nada sino me había inmerso a mis pensamientos y sin siquiera notarlo, ambas manos rodearon mi vientre de una manera protectora.

¿Realmente, valdría hacer todo eso por el futuro del nuevo heredero al trono?

¿Fueron mis palabras erróneas? ¿En qué momento fue que todo lo que dije se había entendido de la peor manera? Quizá fue por el momento tenso que había en el lugar, pero yo estaba segura de lo que dije más sin embargo en tal medida sería la tensión que salió difamadas de otra manera. Lo sé, sabía bien que el pueblo de Diamantes era el orgulloso dueño de todo el reino y yo, como la reina; soy el pilar que lo mantiene en pie. Soy yo aquella persona representante de toda una nación, soy yo la imagen que alumbra cuando se menciona el Reino de Diamantes ante las personas extranjeras. Soy yo la persona a las que muchos veneran y admiran, al igual que algunos temen y respeta.

Yo soy la Reina de Diamantes. Y como se ha dicho anteriormente, un rey no es aquel que se mide por la cantidad de dinero, fama y seguidores que tiene; ni por su ambición y soberbia, ni por su sentido de la superioridad. Un rey se debe medir por la firmeza de sus palabras, por la perseverancia de sus acciones, por el amor que le tiene a su pueblo y por la sabiduría de manejar a un ejército entero en el nombre del reino que gobierna. Esas son las características de un líder innato y, así mismo es como una persona debe recordar que no importa si eres una sangre noble o alguien de bajo rango eres igual de importante como todos los demás.

Pero, cuando la tensión y el estrés se vuelve dueño de ese líder; ¿Es acaso tan propenso a que ocurran este tipos de situaciones? ¿Cuándo fue la última vez que pude dormir tranquila al lado de la persona más importante para mí sin que despertará por alguna clase de ataque enemigo? No era tanto por eso la impotencia que sentía, era más saber que dicha persona haría lo que fuera por mí mientras yo me quedaba de brazos cruzados; no era justo ni para él ni para el mismo reino si bien puedo ser capaz de manejar un reino entero por mis propias manos… ¿Sería capaz de mantener dicha fachada de liderazgo sin la persona que me ha acompañado desde la infancia?

Y entonces, cuando las manos del rey bajaron de mi pecho hacía el vientre sin pensarlo ni dos ni tres veces había colocado mis manos sobre las de él. En camino venía un nuevo líder para este pueblo, y debería venir en un momento de paz y regocijo no en uno tenso y lleno de calumnias y muertes.

-Puedo minimizar tu rango, si es así como lo deseará –Nunca mencione que lo fuera hacer- Pero fuera de nuestros rangos, fuera de lo que nuestros títulos nos condena a ser; personas fuertes que deben velar por la seguridad de un pueblo entero…

Volteé a verlo, no pudiendo controlar las lágrimas que en algún punto de toda la conversación había comenzado a brotar de mis orbes rojizos los cuales de seguro se verían más brillantes y vidriosos que antes.

-Tú eres mi esposo, y ver como arriesgas tu vida una y otra vez por mí incluso si lo pones en el nombre del pueblo, ¿No crees que no pueda sentirme miserable con eso?

Entonces me le acerque estirando mis manos hacía su rostro, tocando con ambas manos los lados de este mirándole directamente a los ojos.

-No quiero que pelees por mí, yo quiero pelear a tu lado; no quiero sentirme como si fuera la única que no debería estar en medio de un campo de batalla.

Sé que ahora, en mi estado actual no debería tan siquiera pensar en eso, no iba a permitir perder la vida de mi hijo por batallas que no llegarían a nada, la impotencia sería mayor si algo llegará a pasar.

-Te extrañó –Confesé, cerrando los ojos y bajando la cabeza dejando que las lágrimas corrieran libremente por mis mejillas, y las manos descendían de su rostro hasta el pecho de este en donde cerré dichas manos en puños.- H-hemos estado viviendo entre tensión y temor desde… D-Desde lo de Joker que hasta entre nosotros también nos tensamos…

Y era obvio.

-C-Casi ya no te veo, estas todo el día por fuera buscando la manera de como derrotar a esas personas. I-Incluso h-haciendo tratado sin que lo sepa, ¿Desde cuándo nos ocultamos las cosas?

Negué con la cabeza, eso ya no tenía importancia.

-E-Extraño la tranquilidad, la paz que había acá y por cada rincón del reino; pero más que nada extraño a esa persona que se supone que es mi pilar…

En ese momento volví a mirarle, en mi rostro había más lágrimas.

-Yo soy el pilar de Diamantes pero TÚ eres MI pilar Ky –Descendí nuevamente el rostro cerrando los ojos con fuerza y pegando mi frente en el pecho del mayor- Y-Yo solo quiero que estés conmigo otra vez, que durmamos juntos, que riamos, que gobernemos entre los dos el reino… ¿Es eso demasiado pedir?

Simplemente, ella...

Quizá esto es lo más cerca que hemos estado el uno con el otro desde hace mucho tiempo; y en vez de estar feliz por ello pues ahí me encontraba llorando, dejando que las lágrimas sea el único testigo de aquella escena entre ambos. Restregaba mi rostro en el pecho del mayor aun así teniendo cuidado de no abrir más aquella herida, esa herida que demuestra hasta el extremo que podía llegar este hombre con tal de protegerme… Y eso me hacía sentir más impotente. ¿Cuántas veces lo tenía que decir? ¿Cuántas veces tenía que ver como personas que amo van a batallas a pelear a mi nombre y al nombre del reino? ¿Mientras que yo que? ¿Escondida tras un muro de soldados e ideales? Ya casi había perdido a mi esposo dos veces, ¿Y si la tercera vence? ¿Y si con esa no seré capaz de poder volver a verlo? No poder ver su sonrisa, ni escuchar sus hermosas palabras ni sentir su calidez del cuerpo en contra del mío.

¡Y eso me hacía sentir impotente!

Yo quisiera compartir esas mismas heridas de guerras que tienen el rey, quisiera tener historia que contar por cada una de ellas de manera orgullosa por más duro que haya sido el golpe. Justo ahora no podía, había una nueva vida del cual defender y si debo tomar una espada para hacerlo, lo haría sin dudarlo; por quienes amo yo haría lo que fuera. Así como Ky haría lo que fuera por mi propia protección; así es, su amor hacía mí es tan enfermizo como mi amor hacía él.

-K-Ky, yo… -Trate de hablar cuando él se había separado de mí formulando esa pregunta, pero en vano fue cuando de la misma manera que se separó terminó volviendo a abrazarme con fuerza; de la misma manera en que yo lo hacía aferrando mis manos en aquellas vendas del mayor.

A medida que sus palabras fluían también lo hacían las lágrimas, los orbes azules del rey también se habían llenado de ellos por la tensión que se estaba liberando del momento; una vez más restregué mi rostro en su pecho queriendo sentir la calidez de su cuerpo aunque sea un poco. Pero poco duro ese sentir cuando fui separado de él nuevamente, solo para dejar que sus manos limpiaran el rastro de lágrimas derramadas en mis mejillas escuchando las últimas palabras mencionadas.

-Ky; ¡Por supuesto que te perdono! –Dije. ¿Cómo no hacerlo? Este hombre ha hecho muchas cosas por mí. A la vez que me ha hecho sentir bajo una sombra sobreprotectora las 24 horas del día. Este mismo hombre que me hizo preocupar de él día y noche por cuatro largos días sin perder las esperanzas de que un día fuera abrir los ojos nuevamente.

Y helo aquí, herido de dos distintas maneras. Este hombre me ha hecho sufrir y llorar incontables veces… Pero el Creador sabe lo mucho que amo a este hombre, a mi rey.

-Yo también quiero estar contigo, también quiero estar a tu lado luchando por honrar al Reino de Diamantes –Le mencioné, mirándole a los ojos.- Quiero que los dos seamos capaces de luchar hombro con hombro, y proteger la felicidad del uno con el otro…

¿Se podría considerar como un amor loco? ¿Tenía también la obligación de responderle a aquello o simplemente podría demostrarle mi amor completamente? Pues elegí la segunda opción, cuando nuestros labios se unieron impidiendo que alguna palabra emanara de estos; aquel beso fue cálido y necesitado, termine por rodear su cuello con mis brazos intensificando aquel beso de manera que, entendiera que todo el amor que estaba dispuesto a darme yo se lo retribuiría de la misma manera.

Esto era todo lo que quería, ¿Fue demasiado pedir?

¿Era demasiado ilógico desear no poder respirar solo para que ese momento no terminará? Sin embargo, igual me sentía más… relajada por todo. Necesitaba sentir su calor y su compañía, sus caricias eran la principal manera de hacerme relajar en un día estresante, últimamente todo ha sido estresante y eso no es para nada bueno para el futuro rey. Los médicos reales ya me habían dicho muy bien que iba a necesitar un reposo y mantenerme alejado de todo aquello que fuera estresante, pero cuando Ky simplemente “desapareció”.

Diamantes no se podía quedar sin su pilar.

-Está bien, yo te perdono –Mencione sonriendo levemente, colocando una mano sobre la ajena la cuales se posaban en mi rostro en ese momento.- Y él o ella también te perdona.

Y la contraria se posaba sobre mi vientre, el cual aún se encontraba plano pero dentro crecía algo maravilloso. Oh, ¿Cuándo empezará a crecer? ¿Me vería bien de tal manera? ¿Qué será de los vestidos escotados y corsés? En verdad, en parte me alegraba pensar que no usaría corsé por un tiempo. Cierto, la venda –La cual indiscutiblemente se había vuelto a teñir de carmín- Al menos el mayor había dicho lo que tenía en mente sin necesidad de reclamarle por ello.
Ya estaba comenzando a entender.

Ayude un poco a que este volviera a recostarse en la cama, no sin antes sentarme en toda la extremidad de esta apegando mi espalda al espaldar de la cama y colocando suavemente la cabeza del rey en mi regazo; de tal manera que podía acariciar su cabeza enredando mis dedos en sus larga melena rubia -¿Se había hecho más larga?-

-Si lo haces tendrás a todo el ejercito de Diamantes y los Ángeles tras de ti –Mencione con voz severa, a pesar de que aquello fue una broma; de mal gusto.

¿Qué tanto se había perdido el rey en tres días?

-Aparte de lo del fallecimiento de la reina Sarah, y la carta a Joker, otros inconvenientes han sucedido en la los reinos vecinos –Dije, sin parar las caricias propinadas al mayor- Personas de las realezas vecinas han desaparecidos, incluso altos mandos del mismo…

Suspiré, ¿Qué tanto quería Joker?

-Los cuatro reinos ahora están en alerta roja, más sin embargo se ha comenzado con la reparación de las casas que fueron afectadas durante el ataque de Joker así como el castillo. El general como te mencione salió de su prisión y fue devuelto a su cargo como mando de la armada.

Aún se le veía deprimido por todo el asunto de la reina carmín.

-Oh, y otra cosa –Mi mano derecha descendió suavemente de su cabeza por su mejilla hasta tocar el mentón. Mis dedos pasando suavemente por encima de los labios del mayor.- Tu amigo se ha quedado más tiempo de lo que había pensado, y ha estado investigando todo lo que sea necesario acerca de este nuevo predicamento.

Igual pedía un precio justo por eso, como todo “buen comerciante”.

Ah, vamos... Aunque Charlotte haya dicho aquello de mala broma Ky sabe en el fondo que es muy capaz de mandar a hacerlo y que, seguramente, Credo estaría de su parte.

Y con ese hombre encabezando la búsqueda, no habría lugar en wonderland para esconderse... Sonrió de manera ligera imaginando tal cosa.  Pero no había que distraerse demasiado, de manera que enfoco su total atención  a las palabras que salían de labios de Charlotte.  

-¿He? ¿Realeza? - Arqueó una ceja mirando con curiosidad teniendo que levantar ligeramente el mentón debido a la posición en la que ahora se encontraban (una bastante cómoda a decir verdad, siempre ha gustado de recostarse en piernas de Charlotte es un gesto que le reconforta y calma en sobre manera)  -Hm- Asintió haciéndole saber que presta atención a todas sus palabras.

Era bueno que el general haya sido liberado de toda culpa... Ya hablaría después con credo, si en verdad el moreno amaba a la reina de corazones no tendría motivo para atacarle como habían dicho las malas leguas. Pediría su versión de la historia...

-¿huh?- Levantó ambas cejas en un gesto de curiosidad enorme ante aquel gesto de Charlotte... ¿Así que Sol si había estado investigando? Seguro después le pasaría sus honorarios, no obstante el hecho de que se estuviese esforzando ya era decir demasiado. Con suavidad tomo la mano de la reina para besarle los dedos con suma ternura. -Así que, Sol se ha quedado de más... Solo espero que no haya causado algún desastre- Torció ligeramente los labios, ya conoce como puede ser de tosco -¿Qué hay de ti, como te has sentido? ¿Todo en orden?-

-Pues, no ha causado ningún problema hasta ahora... ¿Eso es bueno, verdad?

Sin embargo ha logrado asustar a uno que otros soldados, sirvientes y hasta casi hace que se cae uno de los pilares en construcción -Cosa que él no tuvo la culpa, más bien fue la reacción de miedo que causo que los constructores se tropezaran con sus propios implementos- En sí, desde que aquel hombre había llegado al castillo no ha hecho nada fuera de lo común pero su mera presencia causaba pavor e intimidación a los demás... Menos a mí y he de suponer que a Ky tampoco -Supongo que al General tampoco, siendo que muy poco se han visto cara a cara- Lo importante es que si ha sido de mucha ayuda en realidad.

-Oh, yo he estado bien -Nada fuera de lo normal, suponía; todo esto del embarazo aún me traía confundida puesto que tantas cosas que he leído y escuchado acerca de del tema y sucede que algunas de esas cosas claramente aún no me acontecían.- Para estar en las primeras semanas no tengo todos los síntomas, el médico dice que es normal; algunas mujeres no suelen desarrollar todos los síntomas sino hasta más adelante...

Aunque sí de vez en cuando tenía nauseas y mareos, supongo que más adelante eso me traerá más frustraciones que consecuencias, pero todo sea por traer a esta pequeña criaturita al mundo. Valdrá la pena tantas cosas por vivir.

-¿Tu crees que el bebé desarrolle alguna cualidad mágica? -Tomando en cuenta de que su propio padre maneja la magia del rayo, espero que no se le de por desarrollar eso dentro de mi vientre o habrá grandes problemas.- Supongo que lo sabremos cuando nazca o sea mayor.

O mucho antes. Me incline un poco hacía delante, para poder besar con suavidad la frente del mayor y acariciar un poco sus hebras doradas.

-Tú necesitas descansar más, recuperarte antes de que siquiera pienses en alguna otra barbaridad -Bufé, ojalá aquello que dije fuera más una broma que un cruenta verdad.

Con cuidado traté de ayudar al mayor a acomodarse en la cama mucho mejor mientras yo me levantaba de la cama.

-Aún hay cosas que tengo que hacer, vendré a verte tan pronto acabe con ellas ¿De acuerdo? -Una vez más me incline un poco, flexionando las rodillas y así darle un segundo beso en su mejilla, cerca de su pómulo.- Descansa.

Dicho esto me encamine hacía la puerta abriendola y quedando a medio salir, volteando para ver una vez más al soberano y dedicarle una pequeña sonrisa, una cargada tanto de amor como de preocupación.

-Espero... No, se que todo saldrá bien -No necesito específicar sobre que era lo que hablaba; el mayor me entendería.

Sin decir ninguna otra palabra, salí de la habitación cerrando con cuidado la puerta tras de mí. Cualquiera que sea las intenciones de Joker ahora tendrá que esperar, por ahora las prioridades era proteger al reino y a la gente que en este habita.

A como de lugar.