No salgas sola al bosque, muchas criaturas ahí viven algunas buenas, otras malas.

En el reloj de pared de mi casa daban las 6:00 pm, y me encontraba de frente a el mirando como el segundero se movía paso por paso, sintiendo el peso del tiempo sobre mi cuerpo, mi madre paso tras de mi diciendo que iría a comprar a la capital y hacia mucho rato que no había logrado ver a mi padre, de seguro se había ido a cortar leña o hacer algunas cosas de hombres... fuera cual fuera esas actividades, entonces aprovechando la situación tome mi bufanda y mi arco y a escondidas me escape al bosque, sabia que no debía hacerlo, por lo menos sola no, pero me encantaba ese lugar tanto como un abrazo cálido un día de lluvia, así que me importaba poco lo que mis padres pudieran decirme en mi regreso.

A paso rápido llegue en una media hora, el sol comenzaba a ponerse tras las montañas pero ni en la luz me fijaba solo en mirar las enormes copas de los arboles que apenas dejaban entre pasar los pocos rayos de sol que iluminaban mi rostro, en medio de mi asombro de mi admiración aquel enorme roble llamo mi atención, avejentado y muy alto, era el lugar perfecto para escalar y tener un panorama de todo el bosque. Tome mi arco colocandolo en mi espalda junte y frotando mis manos me prepare mire hacia abajo ya que llevaba un falda y mi madre me atormentaba diciendo que ya no era una niña pequeña y que debía tener cuidado con lo que dejaba ver (poco entendía aquellas palabras) así que al asegurarme de que no había nadie comencé a subir, un pie tras otro, subía y subía y subía, mi cabello a veces estorbaba pero no me detenía y al final de la copa todo aquel esfuerzo valió la pena, pude ver como el sol se ocultaba completamente y le daba el paso a la noche. Al cabo de unos 10 minutos decidí bajar pero el temor me inundo al ver hacia abajo y encontrar penumbra, no podía ver las ramas, la vista era muy tenue, mis ojos se inundaron de lagrimas y me sentí atrapada y solo pude gritar.

-PAPAAAAAAAAAAAAAAA!

Sin pensarlo de mis ojos comenzaron a brotar las lagrimas, estaba sola y atrapada, una travesura había terminado en esto, mire nuevamente al suelo estaba convencida mi padre no vendría a rescatarme, entonces me dispuse a bajar, tanteando poco a poco las ramas y cuando me sentí cerca del suelo una de las ramas se partió dando paso a una caída de poco mas de dos metros. Un gran golpe se escucho cuando mi cuerpo pequeño impacto sobre el suelo dejándome inconsciente en medio del bosque, la oscuridad y el miedo, recordando en mi sueño las palabras que mamá solía decir: No salgas sola al bosque, muchas criaturas ahí viven algunas buenas, otras malas.

¡Oh por dios! ¡Me van a matar! Si no llegaba a tiempo a casa mi Padre adoptivo de seguro me mata y eso que es un vejestorio que se la pasa todo el día recostado en la cama por su enfermedad, pero como buen ex soldado de Trébol que era ni la muerte misma dejaba que siguiera siendo tan estricto y fuerte conmigo. Y ni hablar de cierto peliplata que de seguro se pondrá más que enojado si se entera que estuve vagando en el bosque nuevamente cuando generalmente NO debo hacerlo. Y todo comenzó porqué en la sala de té estaban sirviendo nuevos dulces y obviamente no me iba a quedar de brazos cruzados en mi casa si podía disfrutar de unos buenos pastelillos y algo de relajante té.

Y sin darme cuenta se me pasó la hora, ya casi anochecía y solamente había un camino para el reino de verde; un peligroso y oscuro caminó. ¡Vamos! Yo soy valiente, un camino como ese no me da ni mero miedo. A paso apresurado me adentraba al bosque, tenía que llegar a mi hogar antes de que se haga más tarde o podría irme peor, sabía bien a palabras de otros que el bosque por las noches se vuelve más peligroso que de día. Los cientos de cazadores nocturnos esperaban entre la oscuridad la presa perfectamente indefensa para comérsela, sea otro animal… O no.

Ya el sol se había ocultado tras las praderas y de luz no quedaba más que simplemente la estela de la luna que resplandecía ferozmente allá en el alto cielo y como si fuera el colmo por arte de magia quizás comenzaron los gruñidos de los animales así como también se movía de vez en cuando los matorrales.

¡OK OK! Debía estar tranquilo y no pensar en cosas negativas, podía defenderme de lo que fuera así que no podía temer…. ¡WOW! ¿Qué fue ESO? Pareció el grito de alguien, inconscientemente había materializado mi keyblade y apuntaba en varias direcciones con ella como si algo fuera a salir en cualquier momento. Y no fue hasta que un enorme “PAFF” me llamó la atención, corrí en dirección a ese ruido y para cuando llegué sobre las raíces de aquel viejo roble una chica inconsciente.

Me acerqué agachándome a su lado y alzándola un poco, la miraba detenidamente y luego hacía arriba, no veía nada más que una rama partida así que solamente debía suponerlo.

-¡Oye! –Comencé a menearla un poco a ver si despertaba- ¡Hey, hey, despierta!

En mi inconsciencia mi cabeza maquinaba un sueño, soñaba que iba caminando por un bosque de dulces y hermosos caballitos azules que se acercaban, apareció un príncipe me tomo entre sus brazos y cuando iba a besarme, me tomo por los hombros y comenzó a moverme de un lado a otro, de pronto me di cuenta que no esta soñando, bueno, por lo menos no con la sensación de movimiento que tenia, el resto claro que era un sueño, podía estar en un sitio mágico pero a los extremos no llegaba. Ya había reaccionado por completo cuando aquellas manos me batuquearon pero temía abrir los ojos por no saber que era lo que mi mirada podía encontrar, no sabia cuanto tiempo había dormido, ni cuan fuerte fue aquel golpe, pero lo que si sabia es que debía estar tranquila. Lentamente fui moviendo mi mano tanteando el suelo para encontrar firmeza y en menos de lo que yo misma podía gritar "Queso" me levante tome mi arco y le coloque una flecha apuntando con firmeza aunque un poco de temor hacia aquella persona.

Grata fue mi sorpresa cuando me di cuenta que era una chico, no era el príncipe que en mis sueños había existido pero aun así su rostro parecía amable, baje el arco y di un gran suspiro, cuando de pronto el mundo dio un giro y caí desplomada, todo me daba vueltas, sentía que estaba en un viaje del tiempo, ¿el golpe había sido tan fuerte que era capaz de atontarme? me pregunte a mi misma o es que por el hecho de levantarme tan rápido no deje descansar siquiera a mi pobre cabeza de la caída que había sufrido, que descuidada ni siquiera podía mantenerme a salvo de mi misma, me quede tendida en el suelo con los ojos cerrados hasta que pude sentir que las nauseas desaparecían de mi cuerpo, me senté lentamente y apenas pude ver al chico que se encontraba frente a mi.

Aun sentada en aquel suelo tierroso sobre algunas ramas verdes observe por detenidos segundos al joven, no quería cometer el error de confundir a un cazador o monstruo con alguien contrario

-Discúlpame, por lo sucedido suelo ser muy desconfiada...

Musitaría para dar luego un gran bostezo ¿cuanto se supone que había estado inconsciente? mire nuevamente al joven y le extendí la mano.

-Sera que mi salvador puede ayudarme a levantarme?

Diría ladeando un poco la cabeza sin dejar de sentirme avergonzada por haberle apuntado con mi arco luego de que tuvo la buena fe de ayudarme sin saber si era algún tipo de carroña o algún tipo de ser maligno disfrazado de chica, aunque ahora que lo pensaba el también podía ser eso.

Sacudía pero nada. La chica simplemente no parecía reaccionar, pero no parecía estar herida gravemente o algo así que no podía saber con certeza que tenía. Seguí en lo mío pero con suavidad ya que se trataba de una dama y obviamente a las damas se les tenía que tratar bien, al menos eso decía mi padre en sus enseñanzas. No pude reaccionar ante lo nuevo, la chica se había levantado rápidamente y me había apuntado con una flecha. Me sorprendí bastante a la vez que llevaba mis manos a ambos lados de mi pecho y las sacudía hacia los lados también.

-¡E-Espera, yo no te estaba haciendo nada! –No sabía que responder ante la inminente amenaza de una flecha sobre mi cara, para cuando la chica bajo la flecha está nuevamente se desplomó cosa que me alarmó más y me arrastré un poco a su lado.

Después del gran susto; ¿Aún pensaba ayudarla? La respuesta: Sí, no podía dejarla sola en el peligroso y oscuro bosque –Y por estas razones era que no me dejaban salir mucho a ellos- Quizás habían pasado unos veinte minutos en donde yo me encontraba recostado a la raíz del gran árbol y miraba al cielo nocturno admirando las estrellas y la gran luna que yacía en el lugar. Hasta escuchar nuevamente la voz de aquella chica, ya por fin había reaccionado.

-No te preocupes, aunque me impresionaste bastante –Me levanté y caminé hacia donde ella para tomarla de la mano y con un empujón levantarla del suelo- Oye, ¿Estás bien? Estabas aquí sola e inconsciente, ¿Te ataco algo, acaso?

Mi curiosidad era notoria al querer saber que le pasaba a una persona a quien recién estaba empezando a conocer en este momento.

-¡Ah discúlpame! Soy Sora, ¿Y tú? –Llevaba mis manos tras mi nuca esperando la respuesta de ella.

El joven me había ayudado amablemente a pesar de que le había apuntado con mi arco, se había acercado y me había dado un leve empujón con el cual termine estando en pie, Hablaba algo rápido, y mientras lo hacia yo lo detallaba, eran pocas las veces que había visto a un chico tan de cerca y la primera que alguno me había tocado, era algo... intimidarte.

-Si, creo que estoy bien -musitaría sobando un poco mi cabeza recordando el golpe- y si también, estaba sola e inconsciente, todo por un descuido mio y no, no me ataco nada -diría riendo- bueno eso creo yo, no tengo ninguna cicatriz ni nada por el estilo, solo un gran chichon... auch!

Aquel joven no parecía un peligro, al contrario se veía amable y hasta indefenso, me causaba mucha curiosidad y me preguntaba si todos los hombres eran así de amables y atentos, se dispuso a decir su nombre, Sora... que significaba?... lo había escuchado antes?... no, no creía, me acerque un poco mas a el y acerque mis manos a su pecho, era plano como mi papa, di dos pasos hacia atrás, le dedique una sonrisa e hice como si nada hubiese pasado.

-Mi nombre es Kokoro... Kokoro tanaka... pero puedes decirme... -como podía decirme?... no tenia ningún apodo en especifico, mi madre me llamaba era cariño y mi padre "hija" así que dije lo primero que me vino a la mente- koko... así me llaman mis amigos -amigos? ni siquiera sabia lo que era eso, se suponía que era alguien que esta siempre contigo, y tiende su mano cuando te caes, mis padres eran amigos?- un gusto conocerte Sora.

Musitaría extendiendo mi mano frente a el para presentarme de un modo adecuado, como decía mamá debía ser ante todo educada. Le dedique una pequeña sonrisa y me dispuse a comportarme lo mas normal posible, si es que podía.

Aquella chica me llamaba bastante la atención, tratar de saber cómo fue que terminó inconsciente y porqué me apuntaba con un arco al mismo tiempo. Pero fuera de eso se veía como alguien sencilla y de apariencia débil, quizás no debía subestimarla porqué si pudo apuntarme con una flecha puede ser que haga más cosas. ¿Un chichón decía? Nada grave, esos se curaban fácilmente pero con algo de hielo bajaban rápidamente.

-Con algo de hielo baja más rápido, yo te puedo ayudar si gustas –Sonrientemente le estaba entregando mi ayuda para ella. Sin embargo algo hizo que me dejo confundido, fue cuando se me acercó lo suficiente para colocar sus manos sobre mi pecho y luego a alejarse como si nada. Aunque eso fue realmente extraño no decía nada, ya lo extraño era habitual en Wonderland aunque si había cosas que se pasaban de lo habitual.

¿Kokoro decía? ¡Sabía que significaba! Mi padre me lo había contando: Como el buen soldado que fue, había conocido a cientos de humanos que caían del otro lado de la madriguera que tenían distintos nombres así como su significado de ellos. Tal como el mío: Sora significa “Cielo” aunque realmente no recuerdo que idioma era ese, solo sé que era cielo y Kokoro era más fácil de adivinar.

-¿Puedo llamarte “Heart”? –Con las manos ahora cruzadas tras mi espalda e inclinándome hacia delante miraba a la chica divertida esperando la reacción de esta- Eso también significa “Corazón” como lo es tu nombre…

Miraba como me extendía la mano y energéticamente se la tome agitándola de arriba abajo rápidamente cosa que a veces no debía hacer porqué se veía de mala educación. La noche comenzaba a hacerse fría y pesada, y los ruidos más agudos, como si estuvieran más cercas aquellos depredadores de las sombras.