Volviendo a las raíces -LIBRE-
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Volviendo a las raíces -LIBRE-
El olor al aire impregnado de especias, las calmadas calles alejadas del bullicio que, a diferencia de las otras capitales de reinos, se encontraba ausente de las inmaculadas calles de piedra blanca de la hermosa Tallis. Como había extrañado este lugar, su propio corazón añoraba ver los estandartes amarillos con el símbolo del diamante bordado meticulosamente por manos artesanas.
Su ciudad de origen era tan grande y calmada de noche, pero no significaba que estuviese dormida. Estaba tan llena de vida como si fuera de día, los seres nocturnos como el, residentes que conformaban una parte considerable de la población, salían cuando los últimos rayos del sol se ocultaban tras los tejados amarillos y dorados y hacían de su noche lo que los otros hacían de su día. Pareciere como si el lugar tomara turnos para mantenerse activa y eso le encantaba, en especial, porque no se sentía solitario como en otros lugares, donde no conocía a muchas personas y los de su especie no eran de esos que se aparecían de pronto y decían "oye eres un vampiro, ¡yo también lo soy!". Lo encontraban tonto y en eso Lycaon también estaba de acuerdo. Los vampiros son seres reservados pero de un carisma y personalidad atrayente e inclusive sensual a cierto punto, pero ¿Por que el no tenia todas esas características? ¿Acaso era el muy joven como para tenerlas? Se aferraba a pensar eso, no tenia mucho que había cumplido la mayoría de edad y la mayoría que se comportaba así eran mucho mas adultos que el pero ¿Siempre habían sido así? Era un misterio, aun para el.
Tallis era una ciudad turística y, teniendo una población de habitantes nocturnos, era una excusa mas para visitarla "La ciudad que nunca duerme" se solía decir entre los foráneos, ajenos pero fascinados por lo que se suscitaba en las noches ¡Las tiendas y los restaurantes casi nunca estaban cerrados! ¡Era increíble! Y eso era lo que traía de vuelta a Lycaon, y, para celebrarlo, se decidió ir a comprar un tradicional panecillo dulce en forma de diamante, cubierto por una capa de glaseado y relleno de una pasta hecha de frutos rojos, uno de sus postres favoritos y mas aun cuando se encontraba aun tibio.
Caminaba por las calles, devorando el bocadillo lentamente, aunque en sus adentros sabia que compraría uno mas. Se detenía a saludar a sus conocidos, gustosos por su visita y conversaba brevemente sobre sus viajes. Después de haber hecho eso, se dirigió a un parque de la ciudad a sentarse en una banca a descansar, para ese entonces había recorrido gran parte del lugar.
Su ciudad de origen era tan grande y calmada de noche, pero no significaba que estuviese dormida. Estaba tan llena de vida como si fuera de día, los seres nocturnos como el, residentes que conformaban una parte considerable de la población, salían cuando los últimos rayos del sol se ocultaban tras los tejados amarillos y dorados y hacían de su noche lo que los otros hacían de su día. Pareciere como si el lugar tomara turnos para mantenerse activa y eso le encantaba, en especial, porque no se sentía solitario como en otros lugares, donde no conocía a muchas personas y los de su especie no eran de esos que se aparecían de pronto y decían "oye eres un vampiro, ¡yo también lo soy!". Lo encontraban tonto y en eso Lycaon también estaba de acuerdo. Los vampiros son seres reservados pero de un carisma y personalidad atrayente e inclusive sensual a cierto punto, pero ¿Por que el no tenia todas esas características? ¿Acaso era el muy joven como para tenerlas? Se aferraba a pensar eso, no tenia mucho que había cumplido la mayoría de edad y la mayoría que se comportaba así eran mucho mas adultos que el pero ¿Siempre habían sido así? Era un misterio, aun para el.
Tallis era una ciudad turística y, teniendo una población de habitantes nocturnos, era una excusa mas para visitarla "La ciudad que nunca duerme" se solía decir entre los foráneos, ajenos pero fascinados por lo que se suscitaba en las noches ¡Las tiendas y los restaurantes casi nunca estaban cerrados! ¡Era increíble! Y eso era lo que traía de vuelta a Lycaon, y, para celebrarlo, se decidió ir a comprar un tradicional panecillo dulce en forma de diamante, cubierto por una capa de glaseado y relleno de una pasta hecha de frutos rojos, uno de sus postres favoritos y mas aun cuando se encontraba aun tibio.
Caminaba por las calles, devorando el bocadillo lentamente, aunque en sus adentros sabia que compraría uno mas. Se detenía a saludar a sus conocidos, gustosos por su visita y conversaba brevemente sobre sus viajes. Después de haber hecho eso, se dirigió a un parque de la ciudad a sentarse en una banca a descansar, para ese entonces había recorrido gran parte del lugar.
Lycaon- Noble Diamantes
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