¡Eres más fastidiosa que uno de esos pajarillos de genjibre!

Día soleado, pocas nubes blancas y suaves surcando los cielos.

Para cualquiera de los habitantes de tan alocado sitio seria, sin duda, un clima ideal. Mas no obstante para alguien de su porte...

-¡Que fastidio!- Exclamó el fiero soldado de corazones.

Llevaba empuñadas las manos con fuerza, a la altura de los muslos. Alzó los hombros y frunció el cejo.

-¡Tanta luz!- Si, por eso el mal humor que se cargaba. ¡¿Y desde cuando el cielo era azul!?

¿Porque todo había cambiado demasiado? Le estresaba el no saber cómo era wonderland ahora. Bufó... Y detuvo su firme e intimidante andar. Necesitaba echarse un rato a la sombra, sinceramente los brillantes rayos del sol aparte de ponerle de mal humor le impedían hacer mucho ¡Claro! pues ha estado acostumbrado a vivir en penumbras durante varios años... Además, su visión es más sensible que la de un humano normal.

Fue entonces que algo atrajó su atención: La sombra que brindaba un enorme árbol...  no estaba mal, y si perdía el tiempo vagando de esa manera, nadie iba a extrañarle. Sin duda para los torpes naipes sería un enorme descanso no tener al rubio cerca.

Se echó a los pies del árbol. El suave pasto ayudó a minorar su mal humor. Llevando las manos hasta su nuca es como se deslizó ligeramente para tomar una mejor posición. Miró aquel despreciable cielo azul... Aun recordaba el tono escarlata que tenía cuando solía levantar la mirada allá en sus gloriosos tiempos...

Cerró los ojos unos instantes y... Se quedó rotundamente dormido... Aún no ha recuperado completamente sus fuerzas y el cansancio hacia presa constantemente de su persona.

Suspiró con tranquilidad ¡Que grato era poder descansar unos instantes de esa manera!

Aunque, en dicho mundo... cualquier cosa puede pasar ¿verdad?

Miro por el gran ventanal de aquel castillo, sus cabellos rosados resaltaban de forma hermosa ante los rayos del sol y aquel blanco vestido la hacia casi tomar un resplandor angelical. Estaba paseando como solía hacerlo cada vez que sus primos estaban ocupados o fuera del castillo, ya se había encargado de sus pequeñas tareas en el lugar y se había cerciorado que cada uno de los sirvientes estuviera haciendo lo propio...aun así, había terminado tan pronto que el tiempo le sobraba antes de tener que presentarse frente al rey o el príncipe, así que ¿que hacer? Podría leer algo, pintar..escuchar los chismes que entre pasillos se habían suscitado, pero ella no era así de simple de complacer y menos cuando se tenia casi todo un reino a sus pies (si, ella no era reina, pero el poder que le daba ser de la familia real era grande).

-¿Donde están los enemigos cuando se necesitan?- musito, posando su mirada en las lejanías que lograban verse desde aquel enorme ventanal -Uh... ¿pero que tenemos aquí?- uno de sus dedos se deslizo con cuidado hasta sus labios al posar sus ojos en la figura pesada de Radamanthys, quien al parecer se dirigía a uno de los jardines y, a juzgar por sus movimientos, estaba de malas...como era usual -Pues... no tengo nada que hacer y..esta tan sólito...- rió traviesa y con suma elegancia, se dirigió hacia las escaleras para seguirle los pasos al mayor.


No fue difícil adivinar que camino había tomado el mayor, ya que solo debía buscar el lugar mas "tranquilo" del jardín para alguien que no disfruta mucho de la compañía; al encontrarlo tirado bajo un gran árbol, se detuvo a unos pasos de el, admirando un poco a quien por desgracia, había sido elegido para quitarle el aburrimiento. Dormía, y aun estando en tremendo sueño, su expresión no dejaba de ser fuerte y dura, lo que le arrebataba una leve sonrisa a la joven. Un leve movimiento de su mano derecha, hizo que el árbol que estaba sobre el soldado, tirara una que otra manzana sobre el, haciendo un sonido pesado al chocar contra la forma física debajo.

-Ups...- musito la joven ,antes de reir ligeramente, cubriendo su boca con la mano derecha.

¿Por que molestar a alguien con el temperamento que el tenia? Simple...le era irresistible no hacerlo. Un carácter asi le parecía por demás fascinante y encantador, había muchos en el reino, pero solo Rada era así, tan seco, frió y tosco que la tenia encantada y la llenaba de curiosidad hasta el punto de tener que descubrir por sus medios todo lo que pudiera de aquel dragón...si, en cierta forma se había encaprichado en su propio juego, pero le era divertido y simplemente le traía mucho que hacer.

La brisa hacia danzar a las hojas del árbol igual que la sombra del mismo se mecía al mismo vaivén.

El juego de luces y sombras seguramente sería atrayente para cualquiera, inclusive incitándole a iniciar una grata lectura bajo el mismo árbol que el dragón dormía.

Aunque claro está, para la princesa de corazones no pareció ser el caso.

Ajeno a lo que acontecía a su alrededor, Radamanthys continuaba con su sueño. Mantenía aun, el cejo fruncido (costumbre bastante arraigada en él, o quizá sus facciones se prestaban mucho para interpretar semejante cosa) Sus brazos permanecían cruzados a la altura de su pecho. Frunció un poco más el cejo, quizá inconscientemente se percató de la presencia de su alteza carmín. Seguramente, sus  instintos "animales" aun permanecían, aunque no tanto como en antaño.

¿Y después?

-¡Grah!- Una de las duras manzanas cayó de lleno en su cabeza, ocasionando claro que se despertara.

Y que alguien despertase de semejante manera al Jabberwocky... bueno...

No tardó en levantarse de un golpe gruñendo, de mal humor y maldiciendo a quien había osado irrumpir la poca paz que había logrado.

-¿¡oɾoɹ oᴉuoɯәp ɐl әp әʇuәᴉʌɹᴉs lәᴉɟ ʎ ɐɹnɔso ɐɯɐll ɐl әp ɹopәәsod lɐ ɹɐʇɹәdsәp ɐ әʌәɹʇɐ әs soᴉuoɯәp uәᴉnb?!- Masculla con cierta hostilidad, y como mala costumbre, en aquella lengua antigua de wonderland.

Apretó un puño dispuesto a lanzar una de sus llamaradas contra quien osó despertarle. sin embargo, la sorpresa no tarda en divisarse en sus pálidas facciones al percatarse de la delicada figura frente suyo: Su alteza de corazones.

Literalmente, tuvo que tragarse su coraje... cosa que no le agradaba en lo absoluto ¡¿pero que podía hacer él!? Al ser de la realeza roja, directa o indirectamente (mas indirectamente porque el linaje ya está perdido definitivamente) eran descendientes de aquella demonio quien sirvió fielmente en antaño.

-Su Alteza- Dijo, recobrando (en vano intentando) la compostura. -Grata sorpresa el verle por aquí- Aunque que su lenguaje corporal y expresión no mostraban semejante cosa.

¿Por qué? ¿Por qué había tenido que ser ella? ¡La persona que en secreto encuentra fastidiosa! pero claro, no puede externar su sentir, no sin seguramente ir a parar a la guillotina mientras que, seguro, la tan famosa frase de corazones era ejecutada

¡Córtenle la cabeza!

Maldita sea su suerte. Lo único que podía hacer era tragarse su coraje, aunque fuese poco a poco y no fuese tan dulce el hacerlo, como un trozo de umpelkuchem

Solo una manzana basto para hacer explotar al poderoso ser, de forma casi inevitable la princesa llevo una mano cerca de su pecho como esperando algún ataque del otro, una mordida o tal vez solo una estampida de palabras altisonantes y prepotentes, pero aun así, no pudo evitar reír un poco mas al notar lo desorientado que se veía intentando encontrar al culpable. Cuando al fin este logro verla y ambas miradas se cruzaron, noto el cambio gradual de su voz, haciéndola disfrutar aun mas de su "pequeña travesura" y tomar una pose elegante y un tanto sensual.

-Oh...Radamanthis, creí que tu y yo teníamos algo mas sincero que el resto de los que están aquí- menciono con aquel tono elegante y femenino, comenzando a caminar hacia el Jabberwocky sujetando un costado de su vestido -vamos.. se que no sientes agrado al verme...por lo menos, no después de despertarte así...se que yo abría borrado de la faz del reino a quien me despertara así- rió levemente y dio un leve toque con su dedo indice en el pecho ajeno -pero...aprecio el intento. Ahora ¿no se supone que deberías estar en otro lugar? o acaso...¿acaso he interrumpido de forma accidental tu tiempo libre?-

Si, lo podía sentir, aquella tensión por parte del mayor que emanaba cerca de ella. No sabia si le caía mal o no, francamente nunca se había puesto a pensar en ello ya que se trataba de Rada, y el usualmente se comportaba igual ante cualquiera (que no fueran sus primos o la reina) por lo que no lo creía como algo personal. Aun así, y sabiendo que el era una bestia que algún día podría perder el control y acabar con todo a su alrededor...lo disfrutaba enormemente, adoraba las reacciones que conseguía cada vez que molestaba a alguien, pero las de el eran de otro nivel. Ella no era de comportarse de forma infantil ni mucho menos, solo digamos que el aburrimiento, sumado a la momentánea soledad y un ligero estatus valioso, son una combinación difícil de no aprovechar.

-Aun que, si te recomiendo que no duermas bajo los arboles...nunca sabes cuando te pueda caer algo del cielo- extendió una mano y una manzana roja cayo en ella, para acercarla a sus labios y reír un poco, llevando sus pasos hasta recargarse contra el tronco del mismo -y me pregunto...¿que sueña un Jabberwocky?....no es que llevaras una vida normal y tampoco que lleves pocos años aquí...la memoria podría jugarle bromas a cualquiera que haya pasado por tanto..¿o me equivoco?-

Menciono, mirando al mayor desde donde estaba, estudiando hasta los últimos rasgos de aquella tosca cara.

Pasó saliva.

Realmente se ha pasado con su lenguaje corporal así como hostilidades. Sabe que debe andarse con cuidado con cualquier miembro de la realeza carmín, pues, aun cree que son unos sádicos que al primer error pueden mandar a torturarle o enviarle a la guillotina.

Una ligera sonrisa ladina surcó sus pálidas facciones. Si, si ha sido uno de esos asquerosos habitantes del reino amarillo seguramente hubiese lanzado una poderosa llamarada. Sin inmutarse, mantuvo el dorar mirar sobre la mujer.

¿Estar en otro lugar? ¿Dónde podría estar el Jabberwocky en sí? Ya ha perdido su lugar correspondiente, años atrás... Desvió la mirada sin saber que responder. Sí, es un miembro de la milicia, pero digamos que no ha nacido nadie (militar) que pueda comandarle o hacer que siga una simple orden.

Por qué el solamente sirve a la realeza de rojo.

¡La manzana! Miró hacia la copa del árbol ¡Así que había sido ella! Solamente atino a apretar la quijada y seguir a la mujer con la mirada, mientras intentaba internamente controlarse, cosa que le era bastante difícil, la verdad.

-Lo tendré en cuenta, alteza- Alcanzó a mencionar, llevándose la mano hasta el pecho y haciendo una ligera reverencia...

No obstante a la pregunta de la princesa, el rubio simplemente camino hasta donde yacía dormido hasta hace unos instantes. Pego la espalda al tronco del árbol y elevó la pierna diestra, para recargar el pie en el mismo. Cruzo los brazos a la altura de su pecho.

-¿soñar?- Cerró los ojos unos instantes, como si intentase encontrar la respuesta que su alteza pide. Mejor dicho, cavilaba las palabras para dirigirse a ella, aun le cuesta algo el "nuevo" lenguaje de wonderland. -El jabberwocky no sueña... ¿Debería hacerlo? - Cuestiona, como si aquello se tratase de un deber u obligación y no algo que la gente común hace diariamente. -Mi memoria funciona correctamente, no creo que pueda jugarme una broma. Hay cosas que aun no comprendo... o a las que me haya acostumbrado ya...-

Poso su mirada sobre el mayor, escuchando con atención lo que de sus labios salia y meditando un poco en la naturaleza de aquellas palabras; parecía que en cierta forma, el gran e imponente jabberwocky se había en cierta forma, congelado en el tiempo. ¿Que sabia de el? Bueno, solo la historia básica, pero...realmente, sus palabras le hicieron preguntarse ¿cuanto sabían realmente de aquel mítico ser? Lo tenían ahí, le habían permitido regresar a servir en cierta forma al reino y aun que ya no era lo que una vez fue temido por todos...seguía ahí, cual estatua...era casi melancólico lo que se podía observar cuando todo se analizaba desde una perspectiva lejana y distinta.

Se alejo dando solo tres pasos para estar frente al mayor, pero dándole la espalda y aun con manzana en manos, cerro los ojos y comenzó a recitar aquello que los antiguos pergaminos contaban, aquello que desde pequeña había llamado su atención y lo que le había echo quedar fascinada al conocerlo finalmente:

-"¡Cuidado con el Jabberwocky, hijo mío!
¡Cuídate de las mandíbulas que muerden.
de las garras que apresan!
Cuídate del pájaro Rapiña y del altanero Halcón.

Empuñó él su tajante espada,
y contempló a su terrible enemigo largo rato.
Se puso a la sombra del árbol tumtum
y duró un rato cavilando.

Luego, de un brinco, púsose presto,
y la mala bestia, con ojos fulgurantes
llegó resoplando por el sombrío bosque,
y al acercarse aullaba.

¡Uno, dos! ¡Uno, dos! Sin cesar
la filosa espada daba tajos.
Muerto lo dejó, y, cortándole la cabeza,
de allí se alejó presto. "-

Sus movimientos eran elegantes, poéticos y perfectos al repetir aquellas curiosas palabras que alguna vez leyó en un libro de un reino lejano al de ellos; la mano que sujetaba la manzana, se movía como si esta fuera aquella legendaria espada y al final, termino en lo alto..apuntando al cielo. Así permaneció menos de dos segundos, antes de ver al mayor sobre su hombro -Así era..¿no?- pregunto con voz serena -y sin embargo..sigues aqui-

Se volvió hacia Rada, ladeando un poco la cabeza, curiosa ante su mirada y aun con sus palabras en la mente. Camino acortando a un paso la distancia entre ambos y sin mas, poso sus ojos en la roja y jugosa manzana que estaba ahora entre ambas delicadas manos, jugueteando un poco con esta, preparando sus palabras para hacerlas lo mas..."amigables" si, se divertía con el, pero también la curiosidad la llevaba a comportarse un poco...solo un poco.

-Me dices que tu memoria es buena y fresca, sin embargo no sueñas en absoluto ¿que significa eso?...¿tu mente vuelve a ese estado de hibernacion como en el que te encontrabas cuando te encontraron?- miro al árbol sobre ellos -o...o tal vez solo haz olvidado por completo el como soñar, siendo esta tu única forma de protegerte de los recuerdos y la frustración- lo observa serena, sintiendo una leve brisa en el ambiente, que movió sus suaves cabellos y creo unas leves ondas en aquel delicado vestido -si Jabber...si deberías soñar, es normal que todo ser vivo lo haga, es la uncia forma que tiene la mente para sobrellevar todo lo vivido en el día...y para alguien que ha vivido y visto tanto...se me hace sumamente extraño el que no vea nada al cerrar los ojos- sonrió con levedad -¿A que le temes?-

Siempre con la dorada mirada, el jabberwocky seguía  la mujer de cabellos rosados, sin saber lo que vendría a continuación.

Al inicio de aquellas palabras la sorpresa no hace de esperarse en su rostro. Su cuerpo se tensó y con fuerza, cerró los puños.

Su poema...

Ese era su poema. Escrito anteriormente en una lengua antigua que ya nadie, más que seguramente él (y Alicia aunque no supiese el significado de sus palabras) habla. Ante cierta parte del relato, los ojos del Jabberwocky se abren un poco más, y fue en una epifanía que pudo ser capaz de verlo.

Se vio así mismo con su antigua forma caminando entre el bosque en búsqueda de su antigua presa. Una sonrisa incrédula surcó sus pálidas facciones, recordando el sentir de su pesado e imponente andar. La manera en que su cuello se movía intentando buscar a aquel que, pronto, desgarraría entre sus fauces.

Después, dio un ligero respingo como si despertase, irónicamente de un sueño, algo que, según él, jamás había experimentado. Se llevó la siniestra hasta su frente, enredando un poco sus largas falanges entre los dorados cabellos. Bajó ligeramente la mirada mientras cerraba con fuerza los ojos.

¡Que impotencia verse a sí mismo ahora tan débil!

Patético... Inútil... Incapaz de traer el terror a ahora esa pacífica y alocada tierra.

Si, los movimientos de su alteza de rojo son poéticos, elegantes, digno de la realeza, más claro para el Jabberwocky lejos de hacerle sonreír con gusto, trajo varios recuerdos no muy gratos.

Su mano diestra se posa sobre su pecho, sabe que en cualquier instante, y menos esperado aquella gran herida puede abrirse.

Recordó también, la sensación. Se creía invencible ¡Pues lo era!

¡Lo era hasta que "ella llegó"!

La espada Vorpica.

Con un as de luz y un silbido cortante, aquella arma empuñada en manos de un guerrero hizo lo que en el poema se mencionaba. Su pesado cuerpo cayó de lado en la tierra haciéndola estremecerse, más antes que el portador de tan hermosa arma pudiese lograr su cometido, lanzó una llamarada.

Claro que, con el tiempo, el poema fue deformándose. Lo que pasó después en realidad fue, que su lado salvaje le llevó a arremeter hacia la mujer que servía fervientemente... Y era por ello que nadie vio después al Jabberwocky, creyéndole muerto de esta manera.

“única forma de protegerte de los recuerdos y la frustración"

....

Si, quizá eso era cierto. Consciente o inconscientemente, parecía ser que Radamanthys hacia tal cosa. Desvía la mirada, incorporándose nuevamente, no puede permitir que el gran "Galimatazo" sea visto en un momento de debilidad como ese.

¿Cómo no sentirse frustrado? despertar súbitamente pensando que el tiempo se ha congelado ¡¿cómo saber que aun avanzaba, estando encerrado entre cuatro oscuras paredes!? y encontrar un mundo completamente diferente al acostumbrado.  Encontrar que todo ha cambiado drásticamente. Encontrar que realmente ya no tiene la misma utilidad para lo que ha nacido...

La brisa sopló meciendo su cabello. Frunció el cejo, como normalmente solía hacerlo.

-Sobre llevar lo vivido- Repitió como si quisiese memorizar aquellas palabras. –¿oṵɐʇuɐ uә ᴉʇәɯoɔ әnb sɐʇlɐɟ sɐl ɹɐpᴉʌlo opᴉʇᴉɯɹәd oƃuәʇ osɐɔɐ?- Si, de nuevo hablaba en aquella antigua lengua. Pues, su castigo aún continúa... Y continuará quien sabe hasta cuándo...

Seguramente, hasta que esa maldita herida pueda sanar finalmente.

La sorpresa cruza sus facciones, una vez más

-¿Temer? ¿A que debería temer, alguien como yo?- Miente. Hay algo a lo que realmente le teme, y no sabe si puede encontrarle en el mundo…

...La espada Vorpica…

La brisa sopló en el lugar… una vez más…

Lo noto, aquel cambio extraño en su voz, su piel lucia curiosamente mas densa que antes y aquellos ojos habían tenido esa sombra extraña como de alguien culpable. Los cambios en alguien eran inevitables, pero cuando uno a permanecido tanto tiempo estático, como una estatua de jardín, solo se llena de polvo mas no de vivencias. El jabberwocky no era la excepción, el no había vivido ¿a que se le podría llamar vivir? Estar encerrado en un calabozo no era precisamente eso...no, el se había perdido de tantas batallas, de tantos triunfos y tantas cosas locas de la burocracia que realmente no podría decir que había "cambiado" con wonderland. Ella podía notar eso en el..en nadie mas, incluso los ancianos mas cercanos a los viejos años ya habían mutado y se habían convertido en un ciudadano mas de wonderland...si..viejos, pero habían aprendido los nuevos métodos, las nuevas costumbres y el nuevo lenguaje; sin embargo, aquel gran ser no parecía haberlo echo jamas, igual que las grandes estatuas del jardín, no las que relucían y brillaban al sol...no, mas bien aquellas que estaban en la parte mas oscura y lejana de los jardines...aquellas cuyos brazos se habían partido o cuyos rostros ya mostraban grietas...si, aquellas que habían sido echas en esos días, donde el color blanco fue sustituido por un gris pálido y viejo, pero permanecían así..exactamente igual que la ultima vez...así se veía el mayor...como uno de ellos.

Tal vez el tratase de cambiar, de ajustarse, de encajar en ese nuevo régimen donde la demonio roja se había esfumado y ahora se debían librar guerras para ganar territorio...pero, no importaba cuanto lo intentara...seguía como uno de los adornos del viejo castillo...corroído, antiguo..cansado. La joven lo medito un poco, miro la manzana en sus manos al escuchar la respuesta del mayor ante su falta de miedo y aun un tanto insegura de la firmeza de la misma, volvió la mirada al contrario. Ahí estaban, ese par de ojos dorados, penetrantes, secos y a su vez, tan claros y cristalinos que casi podías sentir el fuego de su ser arder, aquel ser no había muerto, aun estando con su forma humana..en ese nuevo castillo..lo podías sentir...la impotencia y el honor que..en algún punto de sus recuerdos..se había manchado de nuevo.

Y el viento..soplo de nuevo...

-Es curioso que lo digas..- menciono al fin, mirando de nuevo la manzana roja en sus manos, con mirada serena y elegante -ya que, hay algo que me llama la atención de todo el relato de ti..el gran Jabberwocky- cerro los ojos levemente, alzando el rostro al sentir de nuevo la brisa correr -ahora..¿como iba esa canción?...ah...claro- sin titubeo alguno, lentamente fue moviendo un paso tras otro, hacia Rada- Jabber, jabber on my window, what your hidden of this winter?- se acercaba cada vez mas al contrario- Is it me your looking for?...Or is the vorpal..your hiden of?- sus ojos se posaron penetrantes contra los contrarios al estar frente a frente -Saw the Red Queen on the gardin..saw your teeth and then her dying-

Termino la pequeña canción infantil, tocando el pecho del Jabberwocky con su palma derecha, ladeando levemente el rostro y dedicándole una suave y sensual sonrisa, mientras todo al rededor de ambos parecía consumirse, dejándolos solos, en aquel extraño aire de misterio y recuerdos..

-Esa canción me la enseño un viejo que vivió demasiado y que por alguna razón te tenia en otra perspectiva...claro que, una vez se enteraron de que yo la sabia..mandaron a cortar su cabeza...jump..parece que no había sido buena idea el ir cantándola por los pasillos del castillo ¿no?- una suave risa elegante salio de los finos labios aun sin apartarse de el- ahora dime...Radamanthys...¿cual es la verdad del Jabberwocky?....¿cual es tu verdad? la de un ser poderoso que simplemente decidió dormir ¿o la del guerrero que fue dejado en el olvido?-

¿Curioso? ¿Que era curioso?

Alzó una de las cejas aun sin despegar el mirar de la mujer, y aun intentando aparentar (exitosamente) que aquella pregunta no le afectó, y que, sobre todo aquel miedo que siente ante el frio acero de la espada vorpica no existe en su persona.

¿Es que debía insistir con lo del poema, y con su antiguo yo? En ese aspecto es que encontraba un tanto nefasta a la princesa,  y nada más. Pues es obvio que, es gustoso de servir a la realeza de wonderland, pues para ello fue creado, ya hace mucho de ello.

Fue cuando mentalmente se preguntó si era una creación de la temible demonio roja, o aquel mago que creó el alocado wonderland a base de una retorcida manera de pensar.

Porque, la locura tiene su lado oscuro y retorcido ¿verdad?

Al observar como la de ojos azules se acerca cada vez más conforme aquella melodía emana de sus labios, el cuerpo del soldado se tensa, como si se tratase de un pobre roedor arrinconado por el gato.

Claro está, tampoco iba a externarlo, ha aprendido a suprimir toda muestra de debilidad.

No quiere volver a fallar, como antes.

Aunque... un ligero mohín de sorpresa se pudo divisar en sus muy pálidas facciones, fue casi una ligera fracción de segundo lo que aquel gesto duro, no obstante, si la otra era demasiado perceptiva, pudo darse cuenta de ello.

¿A que venía el final de esa canción? ¡¿Realmente hirió a su carmín majestad con su llama en aquel entonces!?  Bajó la mirada, haciéndolo hacia un lado.  Apretó los puños. Estaba seguro que su corrupta llama no podía herir a su carmín y espectral majestad. ¡Estaba tan confundido! ¡Que fácil es realmente el confundirle, basta con un par de palabras, manipular un poco su pasado y Voila!

-um...- No le miró. Aun pese considerarse dicho ademan falta de respeto hacia sus superiores...

Con suavidad y contrariamente a como su naturaleza dicta, toma la mano de la princesa, para apartarle de él. Tocó dicho punto, ahí donde yace la enorme huella que aquella espada dejó en su físico. Hubiese permitido su contacto por el tiempo que ella quisiese, no obstante, se contuvo pues, pudo sentirlo: aquella herida se ha abierto nuevamente.

Solo tensó la quijada, tragándose el dolor, como siempre.

- Ambas son ciertas- Su tono de voz se volvió más grueso. -Por error ataque a la reina roja... fui condenado a permanecer en aquella prisión por tiempo indefinido. Como estaba herido, la mejor manera de recuperar fuerza o mantenerla era dormir...- Dormir ¿pero por cuánto? Sonrió de manera ladina. - Por ello caí en el olvido. Igual, no tenía utilidad ya - Observó su mano, que aun sujetaba sin fuerza la muñeca de la oji azules –¿Qué utilidad podía tener herido, débil? Ya no podía cumplir con mi objetivo para el cual fui creado: traer el terror a wonderland, sembrar el miedo en los corazones de cada habitante.  No sé qué haya pasado con la reina roja, pero… me convertí en un perro que alguna vez fue agresivo y ahora, no sabe qué hacer sin su correa- Nuevamente, sus orbes doradas se cruzaron con las azulinas de la princesa.