Conversaciones sutiles y arcoiris llamativos.

-Pero señorita margarita, en el pueblo las flores son muy dormilonas, ustedes en cambio son más activas- Le decía a una orgullosa flor, en algún momento la conversación se volvió en torno a halagos. -Pero ya te dije querida, no deberías andar por estos lugares.- respondía la vocesilla algo aguda.

-Además, el chico albino ya te lo ha dicho sentenares de veces.- agrego una voz un poco más grave, proveniente de un girasol. -Pero insisto, con ustedes puedo hablar.- con un puchero miraba a las flores que movían sus hojas y pétalos de forma desaprovatoria. Pero como podían culparme? eran amables y coloridas, lo más cercano a amigos con quienes estar, ahora que todos andaban ocupados.

-Pero debes tener amigos de verdad, no flores silvestres.- sentenció una lila con tono maduro y autoritario. -Mira, ve a saludar a aquella persona- y con su hoja, que usaba a modo de brazo, apuntó a alguien en la lejanía no tan lejana.

-Vale, vale, ustedes ganan esta vez- y mientras suspiraba me coloque de pie y camine a la cercanía del lago, donde una persona se hallaba de pie, observando el lugar, un poco seria y alejada, a lo lejos aun escuchaba el murmullo de la flora, por lo que seguí avanzando y un tanto sonrojada quede a escasos metros de la persona. -H-hola- murmure algo apenada, aquella situación de conocer personas nunca se me daba muy bien. Y mire al chico... o chica? que parecía tan distante que tenía mis dudas sobre si me habría escuchado o no.

OFF: perdona la tardanza, cualquier cosa dime y lo arreglo <3

Spoiler:

¿Cuánto tiempo estuve caminando? .. recordaba haber salido del jardín de las flores hacía el lago, no sé porque ese lugar me llena de calma y hace que el tiempo se pase volando, últimamente había estado pasando los días ahí, tal vez en el agua encontraba lo que buscaba o tal vez esperaba encontrarme con alguien, no lo sabía.

¿Qué dices? Podía escuchar una voz en lo más profundo de mi cabeza me parecía tan familiar y a la vez tan desconocida, era algo aturdidora debía admitir pero por mucho que me molestará el estarle escuchando me sentía realmente mal cuando pasaba horas sin ese eco que resonaba en mi cabeza, continué caminando dando un ligero saludo a las flores que se cruzaban con mi camino, podía escuchar su animada conversación pero no me quede demasiado, eran demasiado alegres para mi, además no quería interrumpir la fiesta que tenían las pequeñas.  A lo lejos por fin alcance a ver mi objetivo ese cristalino lago que refleja el cielo tan cambiante de Wonderland. Me acerque  a la orilla y me puse en cuclillas para meter la mano izquierda al agua, lentamente fui moviéndola haciendo trazos que lentamente se convertían en suaves ondas que se expandían a lo largo del lago.  -Hey!  No estás sola-  otra vez esa voz que parecía estar más al pendiente de mi que yo misma me hizo regresar a la realidad, junto a mi reflejo alcance a ver a una figura parda a mi lado, no escuche sonido alguno pero deje de jugar con el agua para poder ver de quién se trataba, me puse de pie sacudiendo la mano para retirar el exceso de agua lanzando algunas gotas de agua sobre la joven a mi lado. –Oh lo siento-  me disculpe con una sonrisa antes de saludarla con un amable gesto de la mano. – ¿Me decías algo? Estaba distraída no alcance a escucharte.

Al aproximarme a la persona pude comprobar que realmente era una chica, al inicio no pareció tomarme en cuenta, pero luego de un rato de incomoda espera, se volteo agitando su mano y salpicándome algunas gotas de agua, un escalofrió recorrió mi cuerpo al contacto con el agua fría.

A pesar del "descortés y algo desafortunado inicio" sonreí de forma amigable a la chica. -Hm.. no nada, solo había saludado, Soy Aloshka, como te llamas?- a pesar de su apariencia "ida" algo en ella me había simpatizado.

El viento soplaba suavemente a nuestro al rededor, y las florecillas murmuraban alegremente, siempre eran ajenas a todo lo que pasara entre humanos, eran silvestres y estaban acostumbradas a eso. Así como los momeranth estaban acostumbrados a huir, o a cambiar los letreros direccionales, así como a los girasoles acostumbraban dormir, o los caballitos mecedores voladores jugueteaban entre los niños, Wonderland era un lugar bastante peculiar al que me había acostumbrado, tanto como para seguir los consejos de las plantas y conocer gente nueva, personas reales, humanos. Le volví a sonreír a la chica esperando su respuesta y dejando de divagar.

OFF: perdon la tardanza y lo... feo del post ;-;