Código 6-87 -priv Peacock-

Era una tarde común en el cuartel general del ejército de Espadas... O por lo menos hasta ese momento. Augusto finalmente había vuelto a su oficina. Abrió la puerta y lanzó su chaqueta hasta el respaldo de una silla de madera, para luego ir a sentarse en la suya. Se quedó quieto un momento, mirando con recelo el montón de papelería que estaba regada sobre su escritorio. Su nombre o su rango escritos en el título de los oficios implicaba que seguro serían cosas que él eventualmente tendría que leer.

Se lo pensó seriamente durante unos instantes. "Qué horror."

Y luego decidió que no le interesaba y se recostó en su silla hasta atrás, con la firme intención de ponerse a dormir. Cerró los ojos y de pronto comenzó a escuchar gente corriendo por los pasillos y ajetreo. Eso no sonaba bien, pero él pensaba que mientras no lo llamaran no tendría que mover ni un dedo.

-¡General! -la puerta se abrió de golpe y un joven militar le llamó con urgencia y desesperación- ¡Es una emergencia, tenemos el código 6-87!

Augusto se enderezó en la silla y le miró extrañado, confundido y somnoliento. ¿6-87? Se preguntó qué diablos significaba eso, y todo porque nunca se había tomado la molestia de aprenderse los códigos... Ni lo haría.

-¡Que alguien se ha llevado el archivo secreto!

Augusto le miró con desdén, como diciéndole que a él no le importaba eso.

-¡Y se lo ha llevado usando su caballo para huir!

-¿¡Qué?! -saltó de su silla completamente molesto.-¡Eso es imposible! ¡Mi preciosa Hiedra no dejaría que se la robaran! -berreó. Pero el jovencito le indicó que lo siguiera y Augusto se fue corriendo tras él.

¡Nunca me atraparán viva! *Gritó la eufórica joven antes de soltar una carcajada a modo de burla. No le resultó muy complicado llegar hasta donde se ocultaban los archivos secretos del reino,pues se había servido de su forma animal para infiltrarse por huecos que un humano no podría cruzar por ser demasiado estrechos o simplemente por no conocer de su presencia;lo difícil iba a ser salir de allí,pues ya la habían visto con los archivos y estaban tras ella,pese a que hacía todo lo posible para despistarlos,pero no lograba darles esquinazo de modo tradicional,iba a necesitar algo que no fuera perderse mucho más entre pasillos y pasillos.* (¡Demonios! ¡Estos no son como los del Reino de Corazones! Me obligarán a hacer algo que no quiero hacer…) *Si al modo tradicional no iba a funcionar…iba a tener que sacar sus “juguetes”.

En un momento dado,la chica frenó en seco,pues había visto un agujero a modo de salida,pero…debía salir de ahí con clase,como era característico de ella;así que volteó,a los propios soldados les pareció extraño al ver como la chica frenaba y volteaba con una sonrisa picarona en la cara ¿cuál era su plan?* Hey Soldados ¿os gusta el humor…? *Como ingenuos,ellos asintieron,pensando que iba a hacer alguna tontería antes de entregarse,como si todo fuese una broma de mal gusto para solo asustar,pero…no se dieron cuenta de que la joven tenía una bomba encendida en la espalda.* …¡Pues prepárense para la "humoreda",Señores! *Dijo antes de sacarles la lengua y golpear el suelo con la bomba,creando una espesa capa de humo en pocos segundos debido a lo estrecho del pasillo.

Los que quedaron cegados por el humo solo gritaban “¡Que no escape!” y cosas por el estilo,sin darse cuenta de cómo la joven de cabello naranja se transformaba en un pequeño pájaro verde para solo esconderse en un hueco que había en la pared lo suficiente grande como para ocultarse ella y los archivos hasta que todo pasase. No era un túnel hacia la libertad y la victoria…pero todo era bienvenido cuando la zona se desconocía,y eso fue lo que hizo,aprovechar el entorno que la rodeaba,como hacía con los árboles de Wonderland,como jugar a las escondidas… Cuando el caos pareció moverse a otro lugar,Pea salió de su escondite y regresó a su forma original,soltando un suspiro de alivio y satisfacción.* Sabía que había un modo de darles esquinazo a toda esa panda de buenos para nada…

*Escondió los archivos en su sombrero y empezó a moverse de nuevo…pero de un modo que ella no acostumbraba,y ese era utilizando el sigilo,algo que a ella no le gustaba ya que lo suyo era destacar cada vez que conseguía llevarse algo,pero…no pudo salirse con la suya en una zona tan cerrada como en la que se encontraba,tenía que salir de ahí cuanto antes.
Un rato después llegó a lo que parecía una zona segura,un establo para ser más exactos,no parecía que hubiera gente,así que decidió buscar una salida por ahí,hasta que…bueno…notó que algo respiraba detrás suyo nada más encontrar la puerta del establo,cosa que la hizo voltear.* …¿Pero a quién tenemos aquí? *Volvió a sonreír al ver que una yegua de manchas negras la seguía. ¿Cómo había llegado hasta ahí? ¿Qué no debía estar guardada? No importaba,lo que tenía que hacer era cruzar esa puerta.*

Perdona,Querida,pero me tengo que-¿¡o-oye pero qué haces?! *Exclamó la chica nada más voltear y ser levantada de la espalda del vestido;se notaba lo ligera que ella era,pues la yegua la pudo levantar sin problemas y la privó de escapar tranquilamente.* ¡Suéltame,diablos! *Insistía tratando de que la soltasen,y todo parecía ir a peor cuando la yegua empezó a moverse…¿hacia el exterior? Pero…¿a dónde pretendía llevarse a la chica que se encontraba entre la espada y la pared? Ella esperaba que solo quisiera jugar…*

offrol:

*Ya pensaba que la huida se le iba a hacer muy larga,pues en ese momento estaba siendo cargada del vestido por una yegua que no la conoce de nada y viceversa…con tal situación solo pudo soltar un suspiro con cierta relajación.* (Bueno…¡no hay problema! Un poco de odio antes de que me suelte y me marche de aquí…) *O eso pensaba ella,ya que nada más relajarse en el trabajo…alguien tuvo que irrumpir en el establo en el momento menos adecuado,parecía ser el dueño porque parecía enfadado con ella…¡pero si empezó la yegua!* (…Perfecto…¡a jugar!) ¡Corre,Fella,corre! ¡Sé que lo deseas! *Gritó con una sonrisa entusiasmada mientras señalaba el exterior.

Ambas estaban de acuerdo,la yegua empezó a correr,a escapar de su dueño,parecía ser más independiente de lo que aparentaba…¿cuántos caballos existen con esa rebeldía? A Pea le gustaba muchísimo…aunque no fuera una persona que acostumbrase a convivir animales.* (…No me creo que esta yegua haya pasado de su dueño…¡este espectáculo acaba de comenzar!...bueno…cuando logre que me suelte el vestido.) *Pensó con una gota de sudor bajando por su rostro,tratando de convencer a la yegua de que la soltase,el vestido se podía romper…y a ella no le iba a hacer mucha gracia si eso ocurría.*

Umm…emm…¡ah sí! ¡Soo,yegua! ¡SOO! *Ordenó la chica con esperanzas de que frenase…cosa que hizo. ¡De milagro se acordaba de ese comando! De ese modo pudo lograr que la soltase sin tener que utilizar la fuerza bruta,cosa que no sería capaz de hacerle a un animal…si no fuera necesario. * ¡Uff! Me alegro de que acabase… *Exclamó mientras se sacudía el polvo de su vestido y de su sombrero,con más emoción que antes ya que había logrado tocar el suelo después de que la yegua moteada la mordiese el vestido y la levantase.

Volteó hacia el gran animal…literalmente,ya que si comparásemos medidas,la yegua sería…¿el doble de grande que la chica? Eso no importa ahora,el caso es que la impresionaba que siguiera allí ¿tanto interés mostraba en ella?* Vaya…no me creo que sigas aquí,Fella… ¿Qué es lo que quieres de mí? *Dijo con una actitud negociante,como si estuviera a punto de empezar un negocio distinto al que ella manejaba.* Debe de ser algo de importancia si no me entregaste a ese tipo…wait ¿dónde está? *Se aseguró de que no estuviera cerca para poder comprobar si los archivos seguían a salvo en su sombrero.

Parecía que había llegado bastante lejos,pues el lugar donde la pelirroja tuvo su última confrontación estaba un tanto alejado…lo único que no veía es al dueño de la yegua,ella no pensaba robarla…trabajaba sola y con su entorno.* …Parece que se ha esfumado. *La chica se quitó su sombrero,solo para comprobar si los documentos seguían ahí…y era una suerte que estuviera en lo cierto,ya se podía relajar y volver a completar su uniforme nada más ponérselo. Solo tenía una duda…¿las estarían vigilando?*

A Augusto le hubiera gustado reaccionar ante la rebeldía de su caballo de batalla, pero las cosas sucedieron tan rápido que, cuando él se dio cuenta, la yegua pinta ya estaba saltando sobre él. Miró hacia arriba y vio el estómago redondito de un caballo tapar el sol. Era su Hiedra… Y estaba escapándose como si su vida dependiera de ello.

-¡HIEDRAAAAAAAAAAAA! –gritó furioso, tanto como se lo permitió su par de pulmones. No obstante la monocromática yegua ya había emprendido carrera, llevándose a la pequeña ladrona con ella.

-¡Los archivos secretos! –gritó uno de los capitanes con horror, cuando vio que el animal dio vuelta en una esquina y desapareció.

Así fue como seis escuadrones de soldados de uniforme azul se regaron por todo Palladium, en una “discreta” búsqueda de los documentos secretos… Suponiendo que ser ‘discreto’ incluyera andar sacudiendo la ciudad. Pero como Augusto no se metió en líos, comenzó a andar él solo por las calles aleatoriamente… Fue sólo gracias a que no sabía por dónde iba que de pronto encontró a esas dos. Y llegó en el mejor momento…

Escondiéndose tras un puesto ambulante de tortas de huevo, el militar observó a Peacock quitarse su sombrero y vio que, curiosamente, ahí dentro estaba el sobre con los documentos más peligrosos y secretos existentes en el reino Azul. Lo bueno era que él había llegado al lugar sin ser visto por la menor... Pero lo malo, era que esperar no era lo suyo, así que de cualquier forma salió de donde estaba descubriéndose de forma innecesaria y llamativa.

El caballo se percató al instante y alzó las orejas con diversión, luego cogió en su hocico el sombrero de Peacock y lo lanzó al aire para rescatar de ahí el sobre sellado. Miró a ambos una y otra vez suponiendo que, ahora que poseía los documentos, alguno querría jugar con ella.

Si Aristides hubiera sido una caricatura como Peacock, ya hubiera hecho explosión, pero como debía recuperar esos archivos –y sabía que Hiedra era perfectamente capaz de comérselos- tuvo que hacer uso de su capacidad de autorregulación.

-¡Ven aquí, mi preciosa Hiedra…! –le habló con amor, esperando “robarle” el animal a Peacock.

*De repente apareció el general de pelo castaño,tomando a la chica por sorpresa nada más verlo,ya que lo conocía de un par de ocasiones anteriores en los que había actuado en medio de la capital,y por la insistencia que había puesto en perseguirla…la yegua debía de ser suya,pese a que no conocía tales datos sobre el hombre de ojos verdes. Pero el caso más importante…si había estado ahí espiando fijo que sabía donde guardaba aquellos documentos ¡tenía que escapar a toda costa!
 
Y lo intentó,pero lo hizo sin su sombrero,pues la yegua se lo había quitado de golpe,y con los documentos dentro…¡ni los había podido leer! No se podía ir así como así,y menos sin lo que había obtenido…le iba a tocar jugar con aquella yegua moteada,que es lo que fijo que ella quería,si no…¿para qué la habría atrapado antes en el establo? Ambos individuos habían tenido la misma idea…¡debían ganarse a la yegua antes de que el otro se fuera con los documentos! Cosa que Pea debía conseguir…¡tenía también su sombrero! ¡No lo pensaba abandonar! Le iba a tocar…ser mejor persona por una vez en su vida.*
 

(¡No me dejaré ganar!) ¡No regreses con él aun! ¿Qué no ves que se enfadará contigo y te encerrará en el establo? ¡Aprovecha y juega conmigo! *Dijo en un tono como de súplica,aunque en el fondo por su sombrero haría lo que fuera,no pensaba marcharse sin él de ninguna manera,con ataque sorpresa o sin él,aunque…no era muy buena idea que vigilase su entorno,podría haber más guardias cerca,era imposible que solo el propio general hubiera salido,sobretodo sabiendo el valor de los documentos que ella se había llevado...tenía mucho más peligro si no estaba alerta de los soldados que estando frente a un superior del propio ejército.* (Como no espabile se me acabará el tiempo…)

*Y la verdad es que tenía razón en parte,ya que habían tenido que parar en el peor lugar posible...la plaza principal de la capital,la zona que conectaba la mayoría de las calles,ya iba a ser muy complicado escapar en tales circunstancias...más si le agregamos a los soldados que vayan a aparecer cuando busquen por aquella zona,la pelirroja ocultaba sus nervios ya que nunca había metido tantas veces la pata en un solo proceso ¿habría puesto demasiada dificultad esta vez? Una cosa importaba de todos modos...si la atrapaban se iba a pasar una buena temporada a oscuras por todos los crímenes realizados anteriormente ¿cómo había acabado en semejante situación?*

Como cualquiera pudo haberlo predicho, la yegua pinta ignoró a Augusto y se puso a trotar como si nada más importara en la vida. Al ver cómo pasaban de él, el General apretó los dientes y los puños.

“¡Animal malagradecido!” Pensó. Que su adorado caballo le desobedeciera no era sorpresa, pero que lo hiciera en público, en la plaza principal de Palladium y en frente de una ladronzuela, eran factores que jamás podría superar.

Pero con lo que el militar no contaba era que Peacock también intentaría ganarse al caballo. Y se percató de eso cuando la pelirroja dijo la palabra mágica:

Jugar.

El animal empezó a dirigirse juguetonamente hacia ella, completamente convencida de su proposición. No obstante eso era algo que Aristides no iba a permitir.

-¡Hiedra, mi Hiedra hermosa! ¿Quién es la yegua más bonita de todas?

El caballo de batalla resopló. Y atraída por las palabras de su amo, se acercó a él. Movía su cola de un lado a otro y alzó las orejas, feliz. Entonces Augusto estiró una mano cautelosamente con la evidente intención de quitarle el sombrero de copa.

¡Sólo un par de pasos más! ¡Un par de pasos más y tocaba el sombrero con los dedos!, hasta que…

-¡¿Qué?! ¡Ven acá, maldición! –berreó al ver cómo la yegua alejaba el sombrero de su alcance porque, según ella, estaban jugando.- ¡Ah, dámelo! –exigió, intentando alcanzarla, pero la nena era más rápida y desde lejos se veía como se traía al general “de paseo”.

Entonces Augusto miró a Peacock, ahí, como si nada.

-¿Qué estás esperando? ¡Ayúdame! ¡Quítaselo! ¡O algo!

Spoiler:

*Esa yegua era más rebelde de lo que la chica imaginaba ¿mira que avergonzar a su dueño en público? ¿Cuántos animales así existían? A la pelirroja le gustaba cada vez más su comportamiento,pese a que tenía su sombrero y los documentos que había robado…aun así se la estaba ganando,la idea de jugar atrajo a la yegua,ese debía de ser su plan desde el principio…hasta que su santo dueño entrometido  la hizo voltear a cuenta de elogios.* ¡Oh vamos! ¡Eso es peloteo y con avaricia!
 
*¿Cómo iba a contraatacar contra eso? ¡Cualquiera gana con el peloteo! Y la yegua ya se dirigía hacia él…con el sombrero de la ladrona y un entusiasmo que cualquier niño en una tienda de caramelos podría tener,ya tenía el sombrero servido en una bandeja de plata…* ¡No! ¡Ni se te ocurra tocar ese sombrero,Guaperas!  *Exclamó en un acto desesperado de no perder,estaba a punto de ser derrotada por el general,ya estaba dispuesta a correr y lanzarse sobre el dueño de la yegua…aunque ella tuviera otros planes.
 
Nada más estar a punto de tomar el sombrero la yegua se lo alejó ágilmente,haciendo a su dueño perder la cabeza y ponerse de mal humor,la chica no pudo evitar reírse de la situación,no hacía falta que moviese un dedo para que el público pasase un buen rato,la yegua ya parecía tener los planes hechos y en proceso,tenía al general yendo de un lado a otro para solo recuperar los documentos. Pero claro,no todo iba a ser tan fácil…la pelirroja debía luchar por ellos aun.* …¡Ah sí! Claro que pienso hacer algo…¡quedarme con esos documentos! *Metió las manos en sus bolsillos,buscaba algo en especial,la única forma de recuperar el sombrero y de quitarse al general de su camino.*
 
(Tengo el modo perfecto…) *Pensó con una sonrisa que parecía maligna,pues sacaba una pequeña bomba de su bolsillo,Pea tenía la costumbre de solucionar sus problemas a lo bestia,no importaba lo que estuviera cerca,sus posesiones eran lo primero y el ejército iba después,así que iba a matar dos pájaros de un tiro si realizaba este paso…¡y la cosa mejoraba al estar en la plaza principal! ¡Iba a haber más participantes que nunca! Claro…ella no se iba a hacer responsable de lo que pasase tras recuperar lo que era suyo.* ¿Alguna vez se te ha pegado una canción,mi Querido General? *Preguntó la chica,dando varios vasos hacia delante,para asegurarse de que la bomba iba a acertar donde ella quería. Aunque esta pequeña arma no se parecía a las convencionales,carecía de una mecha,esta debía de ser golpeada para activarse…y tenía un efecto distinto a cualquier otra.*
 

Yo no soy alguien que ayude a los demás…¡pero me gustaría saber que se siente el pegamento en la piel! *Dijo en un tono alegre,mientras lanzaba su arma al suelo que había bajo el general y su yegua y activase la bomba…una bomba de pegamento que explotó al instante;imagínense el efecto pegajoso y nefasto que dejó nada más estallar.*

Offrol:

Augusto dio un salto grande hacia la yegua y casi pudo sentir cómo sus manos sujetaban el arrugado papel del sobre que contenía los dichosos documentos. Se estiró tanto como pudo… sólo un poco más… Un poco más y…

La bomba de la pequeña pavo real se estrelló contra el suelo, haciendo "BOOM" más en un tono chicloso que de explosión.

-¡Ah, qué asco! ¡¿Qué es esto?! -habló terrible molesto mientras veía con horror cómo la cosa pegajosa escurría viscosamente de cada uno de sus dedos. Unas gotas grandes de la sustancia hicieron "ploc" al caer al suelo. Cayó una… Cayeron dos.- ¡AAaaagh! -se quejó sacudiendo la mano, con esperanza de que el pegamento se le quitara. Qué ingenua ilusión.

Mientras tanto, a la Hiedra se le veía asustada por la situación. O por lo menos eso fue en un principio, pues luego le encontró en gusto a andar toda pegajosa y comenzó a rodar por el suelo llena de tierra, hojas secas y diversión.

Y sí, así fue como ~según las leyendas~ el archivo secreto del reino Azul terminó remojado pegamento para nunca poder ser visto jamás. O por lo menos eso dicen.

Pero definitivamente lo peor comenzó cuando Augusto se dio cuenta de que acababan de echar a perder los documentos más importantes y secretos jamás creados en la historia del reino de Espadas. Al principio el hombre no lo podía creer… Y luego decidió que la solución más idónea ~lógico~ era tomar venganza.

Tiró su espada a un lado, pues para lo que iba a hacer no necesitaba armas blancas… ni negras, ni de ningún otro color. Torció la boca y estrechó la mirada, observando a Peacock con desprecio.

-Eres una… ¡Eres una mala mujer! -Le gritó y dicho eso arremetió contra la pelirroja. Estaba decidido a atrapar a esa ladronzuela costara lo que costara y, por eso, se lanzó hacia ella en un acto totalmente absurdo y ridículo. Casi pudo ver en cámara lenta cómo ambos cuerpos chocaban, uniéndose gracias al poderoso pegamento que Augusto llevaba en toda su ropa.

-¡Ahora no podrás escapar de mí! ¡Nos quedaremos pegados para siempre! -se carcajeó.

Well ¡duh! ¿Que no habías visto pegamento de telas de araña en tu vida? *Ella se había encargado de crear un compuesto pegajoso a base de telas de araña que había ido obteniendo en los bosques de Wonderland,y nunca lo había probado antes,pues no lo había visto necesario tiempo atrás…pero,esta vez no lo pudo evitar,tenía que experimentar su nuevo juguete con cobayas vivas…¿y quién mejor que sus enemigos en aquel momento?
Probarlo valió la pena,simplemente ver como el general reaccionaba con un asco terrible hacia el pegamento le hizo el día a la pelirroja,no pudiendo evitar el volverse a reír de su víctima con cierta maldad,aunque no hizo lo mismo con la yegua,ya que ella se lo seguía pasando bien pese a la situación en la que se encontraba.
 
Pero había arriesgado mucho en ese instante…pues los documentos podrían haberse perdido debido a la humedad y la opacidad del pegamento,eso era lo único que no iba a poder recuperar si era el caso,ya que el papel se iba a estropear bastante…pero ella imaginó que tendrían una copia de seguridad…¿la tendrían verdad? Si no…se había metido de lleno en un terreno pantanoso sin quitarse los zapatos;no la iban a acusar de robo,sino de destrucción de un documento histórico,nunca había imaginado que iba a llegar tan lejos…eso la hizo sonreir,llegar a un punto sin retorno de euforia,se sentía realmente satisfecha con lo que había hecho,ya se la podían ir llevando,porque sino se iba a escapar en un abrir y cerrar de ojos…pero no sin su sombrero.
 

Ya se había divertido bastante abusando del pobre general,y tenía la solución al problema que causó,solo debía darse prisa antes de que el pegamento se secase y ya no hubiera remedio alguno para separar a las víctimas. En uno de sus bolsillos guardaba un bote con una mezcla que actuaría de disolvente para el pegamento,solo tenía que acercarse y echarle la mezcla en los lugares que quisiera disolver,pues era limitado y no iba a poder quitarlo todo,pero…antes de poder sacar el bote de su bolsillo y emplearlo…* 


¡E-espera,idiota! ¡El pegamento se va- *No pudo avisarle a tiempo,el general se vengó de ella con una embestida pegajosa,cosa que hizo que cayera al suelo y se le resbalase el bote de las manos.* …a secar… *Sus manos se habían pegado al suelo…tenía las circunstancias en su contra,si el pegamento se acababa secando y llegaban los soldados ni iba a saber que hacer.*

Un desagradable y "pegostioso" sonido se escuchó cuando las ropas de Augusto se unieron a las de Peacock. Y entonces él y la menor salieron disparados… directo al suelo. Vio cómo a ella se le pegaban las manos a una baldosa y él la sujetó con una mano para evitar que se le escapara.

-¿Cómo que "Espera, idiota"? -mencionó ofendido, tratando de moverse con el pegamento de telas de araña a medio secar- Ahora no podrás escapar de mí, dulzura -dijo con prepotencia- ¡Y te llevaré al cuartel general para que recibas el castigo por cargarte los documentos secretos! -le amenazó sonriente, sacudiendo el sobre en su mano libre.

Pero las cosas malas comenzaron cuando, para sujetar a Peacock con ambas manos, intentó dejar los archivos en el suelo. Por más que trató no pudo hacerlo.

-¿Qué¡? -sacudió su mano, abriéndola, pero el sobre continuaba ahí, firmemente unido. El pegamento se había secado.- ¡Maldita sea, esto es tu culpa! -le reclamó a la pavo real, quien aún se encontraba debajo de él.- Lo lamentarás cuando lleguemos al cuartel -Dicho eso trató de levantarse junto con la nena. Pobre hombre. Lo único que hizo fue darse cuenta de que las manitas de la ladronzuela no se despegaban del adoquín… Y que la suya no se despegaba de ella.

¡No sabía qué iba a hacer, pero estaba seguro de que no podía dejarse perder!

-¡No va a ganarme un estúpido baldosín!

Miró el adoquín con recelo y puso lo que quedaba libre de su mano sobre él. Pensó que podría improvisar algún conjuro mágico y que todo estaría bien.

Y lo hizo.

Pero las palmas de la pelirroja no se desprendieron de la piedra, sino que el adoquín salió completo. Así, Augusto se puso de pie con la ladrona cargada entre sus brazos, como si la estuviera abrazando, mientras que Pea llevaba con ella la divertida baldosa azul.

¡Uhh! ¡Veamos si eres capaz cuando se seque el pegamento! *Pese a la situación arriesgada y las amenazas,la chica se mantenía firme y vacilona ante su captor,pues tenía un plan entre manos,solo tenía que encontrar el momento adecuado,tener las manos liberadas…y sacarse de encima al tipo que la mantenía pegada al suelo,porque no podía arrastrarlo con ella.
Aunque las cosas solo parecían ir empeorando con el pasar de los minutos,pues el general descubrió que el pegamento estaba completamente seco,quedando con una mano inutilizada debido a que no se había librado a tiempo del sobre y se le había quedado pegado.* Te avisé,Dulzura…~ *Indicó en un tono burlesco,con una sonrisa en la cara.
 
Aunque la cosa no duró mucho,ya que se mostró ofendida frente a la acusación de su captor.* ¿Mi culpa? ¡No me dejaste avisarte! ¡Gracias a ti perdimos el disolvente! *Pero nada,fijo que no iba a escucharla por ser una cría que se suponía que era la culpable de todo,ya se veía venir el juicio si no lograba escapar a tiempo.* Sí,sí,di lo que te dé la gana… *Dijo de forma aburrida,desinteresada,sin ganas de seguir discutiendo,tenía otras cosas con mucha más importancia que pensar.
El pegamento estaba causando estragos en el intento de llevarse a la joven pelirroja a su cautiverio,pues el pegamento la mantenía unida por las manos al suelo,y con ese percance el general de ojos verdes tampoco podía actuar;la chica solo esperaba con impaciencia,como si se tratara de otra situación de su vida cotidiana.*
 
¿Qué? ¿Tan torpe eres que hasta las baldosas tienen más fuerza que tú? *Preguntó de forma despreciable,cosa que solo hacía enfadar aun más a aquel hombre que los había metido a ambos de lleno en una situación tan cómica como es la de estar pegado al suelo por solo unos documentos que cualquiera podría haber copiado y robado sin problema;aunque la chica no se vio venir el hecho de que el general fuera un mago…bueno,más bien había olvidado ese dato,estaba tratando con una persona más compleja de lo que parecía a simple vista…¿cómo se suponía que se iba a defender con las manos cubiertas? ¡No había podido quitarse el adoquín de encima! Era como llevar esposas…pero a lo pesado.* ¡Oh vamos! ¡No me digas que ahora piensas acusarme de robar el pavimento! *Protestó la chica mientras era cargada.
 

Se veía obligada a llevar las manos a la espalda debido al peso de las baldosas,de algún modo debía librarse de ellas sin el disolvente…lucía como algo difícil.* (¡Vamos Pea! Tiene que haber una forma…solo…solo analiza tus posibilidades…) *Tenía que repasar todo lo que tenía entre manos,dos baldosines unidos con pegamento seco a sus manos cubiertas,ropa pegada con más pegamento hacia una figura autoritaria,ausencia del sombrero y una larga distancia hasta el cuartel,podía tomárselo con calma…pero no dormirse en los laureles,el juego iba a ser contrareloj.*

-¿Acusarte de robar el pavimento? -Augusto se lo pensó un momento- No es mala idea.

Tal vez la situación entera era ridícula para cualquiera que supiera qué fue lo que pasó. Pero ese definitivamente no era el caso de un grupo de señoritas que se encontraban en la plaza principal dando un paseo.

Como era de suponerse, el General iba a caminando de mala gana y al más puro estilo militar como si marchara utilizando sus rodillas lo menos que fuera posible. El pegamento era la razón de ser de esos movimientos extraños y robotizados… No obstante, las elegantes damas que le miraban no lo notaron.

-¡Awww, mira! -exclamó una- ¡Ese soldado va cargando tiernamente a su hija! -dijo juntando las enguantadas manos.

Augusto la escuchó, pero siguió caminando sin darse cuenta de que se referían a él y Peacock.

-¡Te apuesto a que es padre soltero! -dijo otra, emocionada. Y así, entre un comentario y otro, de pronto el General y la pelirroja se encontraron rodeados por ese efusivo grupo de mujeres.

El castaño se encontraba desconcertado y dio un par de inseguros pasos hacia atrás.

-¿Se les ofrece algo? -dijo arqueando las cejas hacia abajo en señal de preocupación.

-¡Ay, mira qué ternurita! -exclamó una pelirroja mujer, mientras apretaba uno de los cachetes de Pea.

-¿Cuántos años tiene tu hija, corazón? -le preguntaron a él. ¿Qué diablos? ¿Es que acaso no se le notaba lo gay?

Pues ve montándote un buen guión para la mentira que estás creando… *No era la mejor persona dando ideas…pero incluso un comentario sarcástico tenía la oportunidad de volverse una idea…o eso,o es que estaba tratando con alguien con poco sentido común. Pero no tenía que centrarse en eso ¡tenía que pensar un plan para salir de ahí a toda costa! Ya tenía los elementos a punto,solo le quedaba juntarlos todos de modo que pudiese formar un plan que la liberase de las baldosas y del general,y esa era su última oportunidad si quería salir del reino sin haber pasado por una celda…*
 
(Tengo tiempo suficiente para planearlo todo bien y escapar…primero…las baldosas…¿cómo me deshago de ellas?)*Podía destrozarlas golpeándolas una contra la otra,pero iba a necesitar bastante tiempo y su captor se iba a dar cuenta perfectamente de lo que intentaba hacer…y tampoco le iba a ser posible pedirle que recogiera el botellín lleno de disolvente y utilizarlo,tenía las manos totalmente inutilizadas y le iba a ser imposible tomar objetos.* (Diablos,esto es complicado… Un segundo…llevo guantes…¿cierto?)*No se equivocaba…y con eso le vino una idea,ya que eran los guantes los que estaban cubiertos de pegamento,no sus manos o muñecas…* (Tendría…tendría que empujar una baldosa con la otra hasta desprenderme del guante…¿pero cómo lo hago sin que este tipo se dé cuenta?)
 
*Tenía una parte del plan cubierta…solo le faltaba separarse del general y recuperar su sombrero…pero tenía que ser o muy sigilosa o que aquel hombre estuviera entretenido con otra cosa…¡y de golpe un grupo de mujeres entró en escena! Esto fijo que ni el público se veía venir…* (Pero qué demonios…¿Dios también me quiere salvar la vida hoy?)*Al parecer todo había empezado con una confusión,aunque no le extrañaba,la escena ya era bastante cómica como para no recargarla un poco más…y la pelirroja pensaba aprovecharse de esto para librarse de sus esposas…con cuidado,claro está.* (Veamos como sale es-¡¿oiga pero qué demonios hace?!)*Mientras trataba de comenzar a quitarse uno de sus guantes gracias a la segunda baldosa,la chica fue tomada de la mejilla por una de aquellas mujeres que había aparecido,como si se tratase de una niña tierna y adorable…
 

Había que admitirlo,ella odiaba a muerte esa clase de acciones,y no se habría cortado para decirle a aquella mujer cuatro cosas bien dichas…pero tuvo que reducirse un poco por pura educación.* D-disculpe…pero está tratando con la persona menos indicada… (Si no me suelta…la pienso morder...)*Pero tenía que guardarse esos impulsos,debía primero deshacerse de sus esposas,e iba a necesitar mucha concentración y sigilo para que no fuese pillada en el acto…en el fondo deseaba que esta situación se alargase para tener tiempo extra para completar su plan y escapar.*

Offrol:

Spoiler:

El General de espadas había pasado por muchas cosas horribles durante su vida, algunas de ellas capaces de destruir a un alma débil… Lo bueno era que ese no era el caso de él y por eso seguía rondando por ahí. Pero fuera como fuera, lo que le estaba pasando en ese momento era más traumático para él que la mayoría de sus experiencias en la guerra. ¡Estar entre dulces señoritas le daba mucho miedo! ¡Y más si tenía sus manos inmovilizadas y creían que era un padre soltero!

“Esto es horrible” pensaba, tratando de idear un plan para escapar.

No obstante vio un rayo de luz al final del túnel ~figuradamente hablando~, todo cuando se dio cuenta de que ser mimada molestaba a Peacock. Y decidió, que si a ella eso no le gustaba, entonces él podría con ello.

-¡No te enojes, mi princesita! –dijo tan hipócrita como pudo ser, dándole un beso en la frente a la pelirroja.- ¡Yo sé que te encanta que te revuelvan el pelo y te aprieten los cachetes como si no hubiera un mañana!

-¡AAAAAAAAW! –exclamaron las mujeres… y lo que dijo el General fue exactamente lo que le hicieron a la menor.

-Anda, dile a las señoras cómo te llamas –habló con ternura fingida y una terrible articulación de palabras, porque le estaba hablando a Peacock como si fuera un dulce bebé. Al parecer ahora Augusto estaba pasándolo bastante bien. Y bueno, si no tuvo la osadía de decir algo más fue sólo porque no se le ocurrió.

*La pelirroja parecía tener controlada la situación,pese al caso de aquellas “pegajosas” mujeres que habían aparecido de la nada,no le estaba costando mucho el sacarse de encima uno de esos baldosines que la mantenían con las manos ocupadas e inutilizables…y lo bueno era que tenía al general distraído,no parecía sentirse del todo bien entre mujeres…claro,para la chica era raro,acaso de que fuera…ya saben a lo que me refiero,no se hagan los tontos.* (¡Vamos,vamos! Resiste un poco más…¡lo tengo!) *Logró quitarse el guante hasta un punto que lo podía mantener con su mano liberada,parecía que todo iba bien…hasta que…*

…¿¡Como que tu prin-?! *Fue silenciada con un beso en la frente,esto no se lo había visto venir ni de lejos,había sido un movimiento inesperado por parte de su captor…tratarla como una cría con tal de hacerla sufrir,esto iba para largo.* No…¡No lo hagan,por favor! *Era como revivir un trauma pero pasando a un nivel mayor,odiaba los mimos debido a que la recordaban a su madre,cosa que no resistía y le hacía quedarse con la duda sobre si reírse o llorar…pero esta vez debía de hacerse la fuerte y luchar con el mismo truco que estaban empleando en su contra…¿y qué tal si le añadía un poco de humor negro a la cosa? La chica hinchó las mejillas con cierto mosqueo,ya era hora de mostrar sus cartas.* (¿Con que quieres pelea,eh? ¡Nadie puede con la inocencia de un niño!)

No pienso decirle mi nombre a todas las “amiguitas” que tienes,Papá,ya sabes que a Mamá no le gusta nada… *Respondió inocentemente ante la escusa de revelarle su nombre a las mujeres,como chica había algo que las demás no podían evitar…y eso eran los cotilleos,la mayoría picaban con eso,más si hablaban de asuntos de pareja…aunque nunca lo había probado,y menos haber sentido que era tener un padre…esto iba a ser divertido.* …Ah no,espera…¡Mamá nos abandonó! *Afirmó con lágrimas de cocodrilo para dramatizar aun más la cosa;los niños tenían un talento innato para dejar a sus padres en evidencia,y esa era su intención…¿quería que la mimasen? Pues este era el pago inicial,y la pelirroja ya se pensaba los intereses mientras trataba también de pensar como deshacerse del baldosín sin que se diera cuenta el general.*

Cuando el General vio cómo aquél montón de mujeres atacaban a Peacock con halagos y mimos, sonrió lleno de satisfacción. Alzó la mirada al cielo, trinfal… ¡Había ganado la batalla…!

…Mas no la guerra.

-¿Qué? ¿Cómo que tu mamá nos abandonó? -contestó ofendido, casi creyéndose de pronto las mentiras que andaban diciendo. Pero sus problemas no terminaban ahí ,pues de pronto la pelirroja comenzó a llorar. Y no era uno de esos llantos comunes, sino uno lleno de dolor y sentimiento.

-¡Ay, no  es cierto! -masculló enojado- ¡Basta ya, niña malcriada! -le gritó, a lo que sus dulces espectadoras se espantaron sin poder comprender cómo era posible que el señor Aristides le hablase así a la menor.

-¡¿Cómo le gritas de esa forma a la inocente criatura!? -le reprendió una de ellas.

-¡Insensible! ¡Animal! -le abofeteó la otra- ¡Bruto!

"¿Bruto?" pensó el castaño. Al parecer ese adjetivo le acompañaría por siempre. Era el destino.

Cuando vio venir más problemas, Augusto pensó que huir sería una buena idea, o por lo menos lo fue hasta que una de las señoras sujetó a Peacock por el torso y trató de cargarla para alejarla de él. Obviamente no pudo, pues gracias al pegamento de tela de araña, estirarles la ropa fue lo más que logró.

-¡Suéltela, mal hombre! -le exigió al alto mando militar, quien supo que tenía que hacer algo si no quería que se dieran cuenta de que él y la ladronzuela iban por la calle completamente pegados.

-¡NO! -gritó con indignación, aplastando a Pea en sus brazos- ¡Es MI hija! ¡Y por lo tanto haré lo que quiera con ella!

Como no pudo ser de otra manera, un par de mujeres comenzaron a forcejear con Augusto, peleándose por la pelirroja entre sus brazos. Los tres adultos jalaban bruscamente a Peacock de un lado a otro, hasta que una pequeña baldosa se soltó y cayó al suelo, estrellándose.

-¿Qué es eso? -mencionó una de las mujeres- ¿Un baldosín?

*El hecho de que hasta el propio General picase ante las lágrimas y las mentiras hizo que la pelirroja se sintiera orgullosa por dentro…aunque bueno,ella siempre había sido hábil con las mentiras y el disfraz,a veces uno no estaba seguro de que si decía la verdad o te mentía.* (Bingo…) *Pero el asunto no se zanjó ahí mismo…si no que el asunto seguía,no le había hecho ninguna gracia al que tenía que hacer el papel de padre.* (Pff ¿yo? ¿Malcriada? Yo no tuve la idea de utilizar a las señoritas en mi contra…) *Pensó frente a las acusaciones,tenía que seguir metida en el papel,así que solo se mostró sollozando sin decir una sola palabra,como si todo fuese real.

Lo estaba haciendo bien,se había ganado a las mujeres a pulso,las tenía de su lado,como a perros hambrientos tras un único hueso…salvo que estos perros hablaban y sabían que estaban haciendo…incluso a la hora de dar bofetadas.* (…Auch ¡eso me dolió hasta a mí!) *La bofetada sonó tan fuerte que hasta la joven actriz se estremeció ante tal acción,eso no se lo había visto venir de ninguna manera…ella ya no sabía si reír ante la escena de ver a su enemigo siendo atacado por una inocentes señoritas…o empezar a sentir miedo por si la veían el plumero…o trataban de separarla del hombre de cabello castaño…* (¡Tenía que pensarlo!) *Tenía que acertar en el peor momento,sentía como la sujetaban del torso para liberarla de su acompañante…pero ya ven,el pegamento hace que “los lazos sean mucho más fuertes”.*

¿Qué se siente ver que las cosas acaban en tu contra?... *Susurró la chica con cierta indignación,por un momento imaginó que el papel de padre se le había subido a la cabeza al General,ya parecía dispuesto a todo para que no los pillasen “infraganti”.* Yo que tu dejaría los juegos y sería sincero… *Pudo completar la frase antes de tener que aguantar una batalla entre adultos,todos querían hacerse con ella…incluso eso la ponía de los nervios,cada uno tenía una razón,ok…¡pero seguía sin hacerle la menor gracia a la pobre chica! Así que…tomó una bocanada de aire…y dejó salir el humo.* ¡Ya basta,por Dios!

*Se relajó nada más escuchar algo caer…en la redada se le había escapado el baldosín…y lo había visto…estaban por cazarla con las manos en la masa…* Oh oh… (Piensa algo,Pea ¡piensa algo!) *Ahora sí que era la situación a contrareloj,necesitaba una escusa y rápido...esa iba a ser su única oportunidad de testificar.*

(Toma ya con el general guapito…) *Verle revelarse de esa forma en contra de las señoritas con tal de sacarla de escena impresionó a la pelirroja…aunque la escena se estaba pasando de cursi ya que actuaba como ellas…ahí sí que se le notaba lo gay,eso le quitó puntos ante la joven,ya que se mantuvo indiferente…pero con una sonrisa en la cara para evitar la risa que le provocaba este momento.* (Eso,eso ¡demuestra quién diablos es la persona que me quiere tener entre rejas!) *Si lo hacía mejor,a lo mejor se pensaba el meterlo en un lío aun mayor y abandonarlo a su suerte…así de linda era esta ladrona.

Pero…volvió a meter la pata,pues las mujeres no le hicieron el menor caso,ya había demostrado bastantes cosas como para que ahora llegase ese milagro de película americana y que le creyesen con la “buena persona” que pretendía ser. ¿Y cuál era la mejor solución? ¡Pues mandar a la niña a llenar el agujero que él no pudo terminar! ¡Claro que sí!* Ya era hora de que me mandases a la batalla,”Campeón”… *Dijo de forma burlona tras un suspiro,con ese espectáculo anterior había tenido tiempo para pensar en algo,una idea descabellada que con ella sería fácil de interpretar…¿qué digo? No le iba a hacer mucha falta interpretar,solo sonar convincente y tendría de nuevo a esas mujeres comiendo de su mano.

Se aclaró la voz y empezó su nuevo juego.* …Señoras,por favor…¿no nos estamos pasando “un poquito” del límite? *La pelirroja llegó a doblar tanto la espalda que parecía de goma,y bueno,pese a que estaba boca a bajo ya que le era imposible girarse con el pegamento…seguía luciendo con cierta “profesionalidad”.* Siento que mi ayudante no fuera respetuoso ante ustedes…no es…un “hombre” que digamos… *Eso último lo dijo susurrando,tampoco se iba a dedicar a poner verde al general,aunque tuviera sus razones…pero no había terminado con ese comentario.* …pero tampoco fue juego limpio este espectáculo que me ha tocado aguantar,sobretodo sabiendo que habéis caído con una interpretación tan inocente. *Completó echándoles la bronca de la forma más calmada posible,como si se tratara de una charla entre adultos…con una niña interpretando a uno.* Permítanme presentarnos…

…¡Somos un espectáculo de magia ambulante! *…Esa idea era digna de un momento incómodo,la magia existía desde siempre en Wonderland…pero no precisamente para aportarle un espectáculo a un público casual,se jugaba las cartas con esta sola explicación.* Yo soy Patricia y este…bueh,el ayudante guapo que llama la atención del público femenino sin hijos…más o menos. *Eso último lo dijo con cierto tono de “no tengo ni la más menor idea sobre si eso podría ocurrir con este hombre”…no le resultaba convincente debido a la naturaleza de su acompañante.* …de hecho ¡os podría demostrar sin problema alguna lo que sé hacer! Por algo a caído un baldosín de improviso durante este tonto teatro que han montado ustedes y el torpe de mi ayudante… *Dijo mientras liberaba su mano del segundo baldosín,mientras...parecía dirigirse a un púnlico fuera de escena...ya saben...el 4º muro;de algo tenía que servirle lo poco que sabía de magia,si lograba salirse con la suya y convencer a las mujeres iba a tener muchas cosas a su disposición,solo había que hacer las cosas adecuadas…*

¡Shh! Si lo que quieres es salir de aquí ileso sin que estas mujeres hablen peor de ti sígueme la corriente… *Susurró la joven pelirroja con cierta seriedad;había sido decisión de su captor lo de mandarla a solucionarlo todo,por lo cual ella era la que debía ir moviendo los hilos…le gustase al general o no,en ese momento le iba a tocar comportarse como un ayudante sin lengua…calladito y sin protestar. Aunque ella no se lo pensaba dejar fácil,ya que,de forma vengativa,solo se dedicaba a ponerle verde lentamente…cosa que le hacía gracia a su público y le seguía dando cuerda a la pequeña criminal.* No es que insinúe algo…¡es que eres incapaz de plantarle cara a unas mujeres como el hombre que deberías ser! *Dijo divertidamente maliciosa,tras aguantarse la risa ante los comentarios de su enemigo.

Todo era un plan ocultado con un espectáculo de humor,la anfitriona estaba entusiasmada con todo el ambiente que la rodeaba…el público,el humor,la atención recibida,eso era lo que buscaba en todos y cada uno de sus planes,le gustaba destacar entre otras personas como ella,volviéndose un objetivo que todo el mundo ansiaba atrapar y encerrar nada más pillarla en una de sus triquiñuelas. En esta ocasión estaba a un paso de perder la batalla,pero gracias a las circunstancias el trágico final había sido atrasado,tenía mucho más tiempo para completar su plan si no había ninguna dificultad…

Al notar el enfado del general al ver a sus soldados como niños en una feria hizo que la chica pensase un poco.* (Parecían más amenazantes en la base militar…pero en el fondo son tan tontos como los soldados de otros Reinos…) *Ella misma podría ser capaz de moldear al público a su gusto…pero debía cumplir el trato antes…y con la poca magia que sabía hacer se llegaba a cansar bastante si empezaba a abusar o actuar sobre objetos más grandes que ella,no podía dejarse ganar…* ¡Público,por favor! ¿Alguna vez han pensado qué sienten los baldosines cuando nosotros pasamos sobre ellos? *Preguntó la chica a modo de prólogo antes de mostrar su primer truco.* ¿Por qué no se lo preguntamos a nuestro amiguito,Todd?

*La idea era sencilla,iba a emplear un hechizo de animación sobre uno de los baldosines sueltos que estaba en el suelo,pero no pretendía mostrar de forma explícita como le daba vida a su sujeto de pruebas…con una mano abierta frente a su oído,fingía escuchar al baldosín,y ella misma le respondía con una cosa u otra,como una conversación casual…hasta que decisión mirar hacia su público.* ¿De verdad no lo escucharon?... ¡Lo siento,Todd! Pero alguien en el público deberá pisarte…ya sabes que susurrar en una plaza es algo que nadie nota…¿quién se atreve? *Nada más alguien decidiese pisar ese baldosín,y gracias a un chasquido de dedos por parte de la animada maga,ese baldosín se iba a levantar sobre cuatro patas y se iba a poner a ladrar a su atacante…extraño,pero ella pensaba que iba a ser efectivo.*

*El truco había tenido éxito,el ingenuo soldado se sorprendió ante la reanimación del baldosín que había pisoteado,levantando los ánimos del público y…simplemente la ira del general,justamente sabiendo que esa persona también trabajaba en atrapar a la pelirroja a toda costa no parecía darse cuenta de que la tenía delante…a manos de su líder…esto hacía que la chica solo pudiera pensar una cosa.* (…¿Cuál es el reino con los peores soldados de todo Wonderland? ¡Esto es más fácil que engañar a un puñado de ratones con un trozo de queso en una trampa!)

¡Vamos,ayudante! ¡Deja de ser un aguafiestas y deja que el espectáculo continúe! *Mandó con euforia,pues no quería que el espectáculo terminase y,con ello,seguir haciendo sufrir a su captor…cual pequeño titiritero con su colección de marionetas en un día lluvioso. Pero el general no tenía esos planes,la levantó frente al público,en específico,frente a sus soldados,de un modo u otro se habían olvidado de su misión actual,como si la chica hubiera adoptado una identidad distinta que pasaba de forma desapercibida…pero ni modo,eso solo animó más al público cuando la joven ladrona saludó juguetonamente al público para romper el incómodo silencio,cubriéndolo con aplausos y alaridos.

Aunque no lo imaginen,los soldados no eran los únicos que se olvidaban de algo…la propia ladronzuela se estaba olvidando de su propio plan para escapar del Reino de Espadas;con la idea de tener público,había dado un giro de tornillo al argumento solo por un poco de diversión durante el trabajo…le iba a tocar pagar y precio muy alto por pasarlo bien cuando no debía. Entre trucos y trucos agotaba su magia de forma alarmante…y no,esto no es raro,como semi-maga su magia tenía un límite,en un momento dado no iba a ser capaz de hacer magia en un intento desesperado de huir…ella misma se hundía en el pantano que simulaba su mayor problema en ese instante…”escapar del Reino o acabar entre rejas”,esa era la cuestión.*

Sigh…¡no me digas que eso no fue genial! *Dijo la pelirroja nada más perder al público de vista,el espectáculo había terminado bien.* No sé de qué te quejabas antes…si en el fondo eres un buen ayudan- *Podría haber sido cosa del destino…podría haber sido mera casualidad,pero su momento de lucidez llegó nada más fijarse en un pequeño detalle…un sobre estropeado en manos de un soldado curioso…eso la delató y la hizo confesar de forma inconsciente* …Oh rayos ¡tengo que huir! ¡Los archivos secretos me costaran el cuello! *Se dio cuenta tarde de su confesión indirecta…hizo que los demás se lucieran…estaba en problemas.* …Esto solo acaba de empezar… *Dijo tras tragar saliva al tener en la cara la filosa punta de una lanza.*

Augusto Aristides observó, con todo el odio que cabía en su ser, cómo el público se iba muy feliz.

-¡No! ¡No fue genial! -le contestó ofendido, las cosas parecían ponerse peor para él cada segundo que transcurría. O no tanto…  Se dio cuenta cuando vio cómo se acercaban sus soldados. Y entonces sonrió ilusamente creyendo que lo felicitarían por su gran trabajo.

-¡General! ¡¿Por qué no nos avisó que había capturado a la ladrona del archivo?! -le reclamó uno de los militares. Augusto puso cara de perro -no en un sentido literal, claro- y se quejó de vuelta:

-Se los dije, maldita sea, se los dije. -

Los soldados de Espadas fácilmente podían quedarse ahí discutiendo todo el día. Y Aristides continuó hablando amargadamente con la pequeña Peacock todavía unida a su pecho. Entonces, repentinamente, cerró la boca cuando vio una lanza apuntando hacia su corazón….  O a algo que estaba cerca de ahí, que en este caso, se trataba nada más y nada menos que de Peacock.

-Interesante afirmación, mi pequeña niña. -Dijo con algo de sarcasmo, entremezclado con ese "amor de padre" que no le iba nada de nada.

Uno de los soldados que estaban ahí arqueó una ceja extrañado, pero a Augusto no le importaba: tenían a la ladrona del archivo y, en definitiva, unida él con pegamento de tela de araña, no tenía escapatoria.

Era hora de la justicia venganza.

-¡En el nombre de los Reyes de Espadas, estás arrestada!

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