Romeo and Cinderella -Priv/Aloshka-

Sin duda alguna hay algo a lo que el de hebras blancas no termina acostumbrándose en ese mundo al que hace mucho llego: La locura y la espontaneidad mostrada por el sitio.

Y estaba a punto de experimentar de nuevo lo extraño del lugar.

Como es muy acostumbrado en él, ese día se encontraba bastante sumido en las exquisitas letras impresas en las hojas amarillentas de un viejo libro. Sus azules orbes pasaban lentamente entre las palabras del texto, cuando súbitamente el viento sopló y, el libro, salió volando por la ventana… ¿¡Pero qué demonios!? ¿Cómo es que era posible eso? ¡Simplemente no tenia lógica ni sentido! Sostenía bien el libro, además el tomo era bastante grueso como para que una simple brisa como esa lo hubiese expulsado de semejante manera. Frunció el cejo y se levantó con rapidez de su sitio, mas valía que eso fuese una mala broma ocasionada por un fantasma, quien seguramente recibiría su merecido por parte de sus cuchillas de energía.


Apoyó sus blancas manos sobre el margen de la ventana buscando con la mirada el libro que anteriormente estaba leyendo, pero no le veía por ningún lado. ¡Ya era el colmo! E impulsado por la molestia el albino, saltó. Y justo cuando lo hizo otro de esos portales fastidiosos apareció bajo sus pies. Al salir del otro lado del portal lo hizo de lado (como si estuviese “parado” en la pared) claro que al no poder darse cuenta, ni poseer poderes que le ayudasen a manipular el espacio y la gravedad, cayó de lado.

Llevó su diestra hasta su rostro mientras hacia lo posible por tragarse su maldito enojo, sin esperar ni un minuto (y para que nadie le viese, debía mantener su orgullo intacto) se levantó rápidamente.

-“¿En donde es que me encontrare ahora?”- Se cuestionó internamente intentando hacer caso omiso a su molestia.

Observando a su alrededor es como se percató que, se encontraba en un enorme campo de ajedrez en medio del bosque, de hecho, en donde había estado “de pie” hacia unos instantes, no otra cosa sino una enorme pieza de ajedrez: Una torre. No era muy alta tampoco, seguramente llegaba a los dos metros. Al pasear nuevamente sus ojos sobre el terreno se percató de algo:

-Con que ahí es donde estabas- Genial, ahora hablaba solo, no estaba seguro desde hacia cuanto tomó esa costumbre. Caminó unos cuantos pasos para dirigirse al libro que estaba en el piso y abierto.

Pero cuando el de gabardina celeste se inclinó para tomarle, el libro, literalmente, se echó a correr.

…Espera, ¿Qué? ¡Era un libro común y corriente! Cualquiera que fuese el caso, el mayor de los Spardas no iba a permitir que un libro se burlase de él de semejante manera. Aceleró el paso intentando darle alcance, no obstante, tuvo que frenar súbitamente puesto a que frente a él una gallina echa de pan de jengibre paso corriendo, y tras de ella un montón de pollitos de galleta… Aunque, al último de ellos, le aplastó un alfil…

OFF: Welcome to wonderland, vergil(?) XD de algo me sirve oir canciones bien random y X(?)

Bufó.

Afiló el azul mirar observando el "obstaculo" que yacía frente de él ¡Si no se apresuraba iba a perder de vista ese latoso libro! Lo peor de todo es que lo había dejado a medias, y los que conocen a Vergil Sparda (que son pocos) saben que cuando le toma interes a algún libro, no lo suelta hasta terminarlo.

Y ese no iba a ser la excepción. Haciendo gala de su agilidad y fuerza como semi demonio es que el albino ejecutó un salto para posarse encima del alfil caido. Una vez más, buscó a aquel fastidioso tomo que emprendio la huida. Cuando se decidio a dar un salto para bajar de su sitio, algo cayó en su cabeza haciendole perder el equilibrio (¿Quien lo diria, haciendo semejante demostración de fuerza y demas ante la batalla de la Demonio Rojo?) Y una vez más, fue a dar al suelo, aunque esta vez de boca.

Lo que habia caido sobre él, se trataba nada mas y nada menos que un gallo de pan integral, el cual corrio lo mas rápido que le permitian sus patas para tratar de alcanzar a su familia. Nuevamente, se puso de pie, mantuvo los ojos cerrados y el cejo fruncido mientras inhalaba aire para tratar de calmarse... Aunque de nada le sirvió pues su fisico pasó de ser el de siempre a su forma de demonio.

-¡Hrahhh!-. Y dio un pisotón al suelo, aunque de semejante forma no duró demasiado pues en un as de luz volvio a su habitual forma. -"No, no, no, no. Calmate, padre no perderia la compostura por trivialidades como esta"-

Se aflojó el corbatin ligeramente ¿En que estaba? Oh, cierto. Dio unos cuantos pasos con prisa. Fue entonces que le vio ¡Ahora si sería suyo, y terminaria de una vez por todas su lectura! lo peor del caso es que el muy cinico estaba bailando como si hiciese más mofa de él.

Y cuando el libro se percató de Vergil, emprendio la huida. Sin perder ni un segundo el albino comenzo a correr y fue entonces que observó a la rubia.

-¡Tu! ¡No dejes que se escape!- Y señaló a su presa con el indice diestro... espera ¿Qué? ¿¡Vergil Sparda pidiendo ayuda?! eso ya era el colmo.

¡Ah! pero parecia mofa del mismo alocado wonderland que ese semi demonio no consiguese su meta ese dia, por no perder de vista a su objetivo, pisó una rana de chocolate, la cual al estarse derritiendo estaba resbalosa, y ahí iba de nuevo al suelo.

-"estas cosas solo me pasan a mi"- Al menos en ese lugar. Aún tendido en el suelo es que se lleva la diestra para masajearse la sien e intentar tranquilizarse, una vez mas...

Fallidamente, claro esta.

Seguía en shock por el aplastamiento de aquel pollito, prácticamente sentada en el suelo viendo fijamente donde se habían aplastado a aquel ave, sin notar al mayor que saltaba sobre el alfil, pero si notando a un gallo de pan integral que chocaba con mi espalda, saltaba a mi cabeza para recuperar el tiempo y luego a la cabeza de alguien más, alguien que notaba por primera vez en todo el tiempo que llevaba la inusual escena; y aquel albino caía al suelo por culpa del gallo que huía intentando dar alcance a su familia.

Y el albino se transformaba? Lo mire atónita por uno segundos, era una apariencia extraña, que me producía miedo, empezaba a retroceder lentamente, quizá aun no me veía, pero nuevamente volvió a una forma humana y conocida. -Es el señor Vergil!- exclamé sorprendida, y luego con mis manos tape mi boca algo avergonzada sonrojandome.

Tal parecía que el albino también acababa de notarme "No dejes que se escape" exclamo y mire a lo que se refería, un libro escurridizo, tal cual un momeranth; con un movimiento extremadamente rápido, extraño en mi persona, me coloque de pie y corrí hasta el libro, cuando estaba por darle alcance me incline para tomarlo pero el libro solo se alejo provocando que cayera al suelo y por la velocidad me arrastre un poco en el suelo.

-Eso dolió...- murmure intentando incorporarme, me apoye en una mano medio levantándome, y sin mucho esfuerzo me coloque de pie y sacudí mi vestido que tenia un poco de polvo. busque al libro con la mirada pero no logre dar con él, mire al albino con un poco de culpa. -A donde huyo?- pregunte en voz baja algo apenada.

casí en un parpadeo, el de platinada cabellera ya se encontraba en pie. Lo más rápido posible le dio alcance a Aloshka deteniendose a un lado de ella, la cual ya aprecia haberse incorporado. Claro que, su personalidad un tanto cerrada le impedia siquiera preguntar si la rubia se encontraba bien, o ayudarle siquiera a levantarse.

Empuñó con fuerza las manos, con un poco más de provocación y funestos fallos terminaria transformado nuevamente, y ha de evitar tal cosa a cualquier costo, pues ha notado que en dicho mundo cambiar de forma es más agotador de lo que habia creido. Pusó las manos en jarra mientras que, con el cejo fruncido observaba a su alrededor para ver si divisaba al nefasto tomo.

-No debe estar lejos y afiló la mirada.

De tratarse de un ser vivo podria sentir su presencia... pero pues, como era un libro, todo cambiaba.

Y algo le golpeó en la cara... ¡Lo que le faltaba! Al menos esta vez no recibio un golpe fuerte, por así decirlo. Se llevó la mano al rostro para quitar lo que bloqueaba su visión: una hoja de papel. Arqueó una ceja mirando con curiosidad su contenido.

-¿¡Ah!?- Exclamó con sorpresa ¡Era una página del libro ese!

Apresurado, una vez más le buscó con la mirada, aunque dando un par de pasos. Sorprendentemente, miró al maldito libro sobre una de las torres del enorme ajedrez. ¡Se estaba arrancando las páginas!

-¡Oyeme tú!- Molesto le señaló con el indice, sin darse cuenta que al gritarle el libro emprendio la huida nuevamente, pero en esta ocasion aventando todas las hojas al aire.

Sin perder ni un instante el de gabardina azul corrio tras de él.

-No te quede ahí recogelas todas

Notese que jamas pidio las cosas por favor, ni de forma amable tampoco...

Mire a todas partes, aquel libro era realmente revoltoso. De la anda hacia nosotros venian un par de hhojas volando, una de ellas dio en la cara del albino, por mi estatura la otra paso sobre mi, sin embargo alce un brazo y alcance a tomarla de una punta antes que volara aun más lejos.

El albino parecía realmente molesto, lo cual resultaba un poco tenebroso, además recordé los breves instantes en que estuvo transformado y un escalofrió recorrió mi espina dorsal. El mayor corrió hacía el libro, de seguro aquel libro era muy interesante como para querer obtenerlo a cualquier precio.

Mientras corría algo exclamo, infle los cachetes aquello era una orden y no me agradaba del todo. Sin embargo tampoco quería hacerlo enojar aun más, empece a tomar cada hoja que vi por ahí, marcaban un camino hasta la torre de ajedrez. Cuando llegué a los pies de la torre tenía un buen montón de hojas sueltas, las que empece a hojear e intentaba ordenar pero no tenían numero ni conocía el contenido de aquel libro como para guiarme.

-Señor Vergil, ya tomé todas- musité levantando la vista de aquellas hojas y no logre ver al mayor por las cercanías, seguramente el libro lo guió hasta el bosque, empece a caminar, pero decidí quedarme junto a la torre para no perderme, me senté sobre una roca a esperar que volviera mientras volvía a ver las hojas sueltas, y fijándome que no hubieran más hojas por el lugar. -Pobre libro, debe estar muriendo sin hojas. Y pobre señor Vergil, seguramente el libro era muy interesante.- murmuré mientras esperaba.

Mire hacía el cielo y sobre la torre vi un par de hojas que al parecer estaban pilladas en algún lado, rodee la torre buscando una escalera sin embargo no encontré ninguna, subí hasta la roca y me incline, logre tomar una pequeña grieta que sirvió de soporte para escalar la torre, claro apoyándome en otras grietas. Hasta que llegue a la cima, y extrañamente, desde arriba parecía una torre de kilómetros de altitud, me arrodille en la superficie de la sima de la torre y tome las ultimas hojas, al parecer ahora si tenía tomada todas las hojas. Pero, ¿Como bajaría?.

Mire hacía abajo y parpadee algo asustada, definitivamente saltar no era una opción, moriría si saltaba hacía abajo. Solo me quedaba esperar que llegara el mayor y quizá me ayudara.

-¡Esto es completa y totalmente ridículo!- Exclamó una vez más debido a la molestia.

Vergil Sparda corría lo más rápido que podía que, a decir verdad era bastante veloz dada su raza, pero ¿Qué había con ese maldito libro que no lograba alcanzarlo? Incluso tuvo que apoyarse en una que otra pieza de ajedrez para dar un salto acortando así distancias. Tomo la funda de su espada y su diestra fue hasta el mango de la misma, y así, ejecutó un corte severo, con el único objetivo de dar a una rama para cerrarle el paso a aquel fastidioso texto.

¡Ah, pero cual fue su sorpresa que la rama cayó justamente encima del libro!

-¿¡QUÉ!? ¡¿Por qué nada me funciona en este mundo!?- ¿Acaso le faltaba comprender algo? -¡Solo falta que al ataque me aparezca el Galimatazo!- Un segundo... -¿Y por qué demonios estoy hablando solo?-

Tomó aire intentando calmarse mientras que mentalmente contaba hasta el número que podía. Ya no había mucho que hacer -más que recoger las mugrosas hojas esparcidas por el lugar y sacar al nefasto libro- Enfundo su arma y se dirigió hasta donde yacía el ahora aplastado libro ¡Oh sorpresa! ahí estaba... sucio y algo aplanado. Suspiró con alivio, tomó el texto entre sus manos (o mas bien las puras pastas y unas cuantas hojas de) Solamente lo sacudió un poco. Si lograba reunir todas las dichosas páginas podría continuar su lectura… Por mas aferrado y necio que se escuchase. De camino recogió las hojas que fue encontrando, tratando de acomodarlas, faltaban algunas pero supuso que de eso ya se había encargado la rubia… momento ¿Y Aloshka?

Con el azul mirar barrio el campo de ajedrez sin éxito alguno al tratar de divisarle. Nuevamente su tic se manifestó, pues llevó la diestra hasta su platinado cabello para hacerlo hacia atrás. Y como si aquello le hubiese servido, alzo la mirada, encontrándose con que la rusa, no podía bajar de aquella torre-que sinceramente no estaba tan alta-*

¿Subir y bajarle, o dejar que bajara? No, con todo lo mal que le había estado pasando, no podía trepar para bajarle tranquilamente quizá algo le pasaría una vez estando arriba… Aunque tampoco podía dejarle ahí, técnicamente, fue su culpa. Apretó los dientes, el solo hecho de “ayudar a una humana” no era digno de él mismo… bueno, Vergil no se puso a pensar que esa seria la segunda vez que le ayuda.
Extendió los brazos a la altura de su pecho, dándole por entendido que le atrapar, claro, para alguien de su calaña era una tarea fácil. Cerró los ojos y frunció el cejo, para tragarse por unos momentos su maldito orgullo.

-Salta, te atrapare- Y le miró ¿Se atrevería Aloshka a hacerlo?

¿Vergil tomando la mano de la rubia para poder ponerse de pie? y, sobre todo ¿Para hacer que su vergüenza disminuya? Si que en ese mundo la lógica era bastante retorcida.

-Me encuentro bien- Y se sacudio la azul gabardina con la mano libre de aquel tan funesto libro.

-Ah..- Desvió el celeste mirar de la rubia, si tan solo supiese de que se trataba el libro.

¡No! ¡Por su padre, nadie debia enterarse que demonios es lo que estaba leyendo!

-Es solo una lectura ligera, sin embargo, la curiosidad me corroe, debia verificar... uno que otro par de cosas- Desvió la mirada con un pequeño rubor sobre sus facciones. -Como quiera que sea, supongo he de acompañarte hasta que encuentres un camino fiable, pues he comprobado que los problemas se ven atraidos hacía ti-

Y así se dispusó a emprender la marcha. Internamente y aunque no lo admitira, siente que esta en deuda con la rusa, por el hecho de ayudarle a recuperar su "vergonzosa" lectura. De vez en cuando durante el trayecto miraba por el rabillo del ojo a la menor, aún preguntandose si logró acomodar las hojas y sobre todo, comprender su contenido.

Bufó, y le extendio el tomo a la menor.

-He perdido el completo interes por el, puedes tenerlo. Sumado a que no me apetece ya leer un libro totalmente deshojado- A lo que su mirar decia, no iba a aceptar un no por respuesta, aunque el rubor apareció nuevamente en su rostro ¿Quien sabe que mueca haria la menor al leer el encabezado del libro?


Subitamente, se detuvó, y observó su entorno. ¿Era imaginación suya o no habian avanzado ni un milimetro, por más que caminasen?

-¿Qué extraño, pareciera que este tablero de ajedrez es sumamente extenso


OFF El libro es alicia a través del espejo xDDDDD lo leia para ver si habia cosas similares a donde estan, hahaha.

¿Estar seguro? ¿Es qué Aloshka no miraba claramente que le estaba dando a la fuerza el libro? Si, para Vergil no hay un "no" por respuesta.

Nuevamente, desvió el azul mirar ante las palabras de la menor, si, ya sabia que era raro quien poseía una copia de Alicia a través del espejo, y no obstante no deja de ser vergonzoso para él ¡Saber que esta leyendo semejante cuento para niños! Y todo con el afán de ver si es que había algún maldito parecido con el mundo a donde fue a dar a parar.

Ligeramente sorprendido, observó el eufórico agradecimiento de la rubia, aunque no tardó mucho en fruncir el cejo a manera de desapruebo, la niña pareció entender. Y ahí iba... No, en serio, que bueno que decidió acompañarle, aunque no lo admitiría abiertamente. ¡Espera un mísero segundo! ¿Era correcto lo que vio?

Se inclinó a un lado de la menor, tomó con la diestra el dichoso libro que hacía unos instantes estuvo persiguiendo, y así, sin más, lo lanzó con todo el coraje y la fuerza que le fue posible, que vaya, era bastante...

Y a los malditos segundos el dichoso libro ese estaba en la mano de Aloshka, nuevamente.

-¿¡Pero que clase de broma de pésimo gusto es esta!?- Es decir, ¿el libro ese se alejaba de él pero se acercaba a la rusa?

Frunció el cejo ¡Ya que importaba! Sinceramente, casi terminó el libro, solamente se quedo en la última parte que parecía ser un poema llamado "a la caza del Snark" que a decir verdad tenia menos idea de la que tenia acerca del wonderland donde se encontraban.

-¡Bien! ese texto esta decidido a fastidiarme, pero le negare el privilegio de hacerlo- Claro, porque ya lo había logrado anteriormente.

Aunque algo irrumpió su "monologo" clásico de "villano" (ah vamos, porque lo es ¿Cierto?) el sonido de un gas... Si, un gas... como el que cualquier persona mal educada (por citar un ejemplo, como su hermano gemelo) echaría. No había sido él... solo significaba una cosa. Miró a Aloshka de mala gana... No, tampoco pareció ser ella, un momento.

-"¿El libro? ¿Cómo es que es eso posible?" No, ya, se estaba hartando de todo eso. Pero para colmo en ese preciso instante aquel "gas" olio a pimienta e inundar todo el lugar. El albino no pudo evitar apretar un puño y llevarlo a la altura de sus labios mientras tocia.

-Eso fue rarito... ¿Qué? Se cubrió la boca al instante ¡Eso no es lo que había querido decir! ¿Pero qué? Pareciera como si ese gas no hubiese sido gas pero era gas a si mismo olio como canela, ea, ea pero- Se calló al instante poniendo de nuevo la mano sobre sus labios ¡AGH! ¿Qué demonios?

-"¿Qué clase de alimaña es esta!? ¡Quiero mi fluido léxico de vuelta!-