[TRAMA: Dulces sueños Principe]

¿Donde estaba?

Podía percibir a lo lejos incomprensibles palabras. La cabeza le daba vueltas, n era capaz de enfocar ni un simple objeto, todo veía borroso, sentía unas ganas terribles de vomitar... Era la peor jaqueca que sentía...

Con fuerza, apretó la mirada, se le pasaría, siempre lo hacia ¿Cierto? El lugar era oscuro, a lo que podía percibir solo había unas cuantas velas iluminando el sitio; bueno, eso le ayudaría. La maldita sensación no se iba, ahora que se daba cuenta, no era una migraña ¿Y entonces? Su mente hizo un pequeño sobre esfuerzo -que con tremendo dolor de cabeza no podía ni pensare- aquello no era una migraña, era algo más.

Ya, no soportaba más. Su cuerpo se arqueo ligeramente intentando expulsar lo que había en su estomago, movido por el regurgito es que pretende levantarse, sin embargo al tratar de mover sus manos cae en cuenta de algo: No puede moverse ¿Que rayos? Otro regurgito más... El príncipe tuvo que tragar lo que pretendía sacar, dejándole literalmente un muy mal sabor de boca.

Tocio, ahora caía en cuenta que se encontraba sobre uno de sus costados y a lo que lentamente percibía, en el suelo ¿Qué rayos? Un quejido salió de sus labios al sentir que alguien le pateaba en el estomago.

-¡He tu, despierta!- Mencionó un hombre, lo único que el castaño podía alcanzar a observar era que, estaba cubierto por una armadura negra.

¿Cómo era posible? Si hace apenas unas horas se encontraba en una cita con una joven de cabello largo y platinado, ojos rojos y piel blanca, como la nieve. Le conoció en el pueblo, charlaron, y ella amablemente le invitó un trago… Oh, ahora caía en cuenta, que estúpido fue, jamás imagino que aquella albina doncella, tuviese negras intenciones.

Un trabajo era un trabajo.

¡Que fácil fue llamar la atención del querido príncipe de rojo! Solamente necesitaba una sonrisa encantadora, una bonita mirada y unas curvas mortales para hacer caer al castaño como borrego. Ya ella había echo lo que tenía que hacer, además no era de ensuciarse las manos, para ello estaba su querida hermana. Las horas pasaban y tanto la nueva albina como uno de los hombres de Joker esperaban pacientemente hasta que el príncipe recobrará la consciencia; le causaba gracia que con una simple bebida con un poco de droga funcionará de maravilla, al final no son ni tan fuertes ni tan orgullosos los de rojo.

Pero la paciencia estaba llegando a sus límites, así que con un movimiento de su mentón le indico al soldado que despertará a su majestad de su sueño de belleza. Entonces, el hombre fácilmente fue y pateo el estomago del joven príncipe mientras que la albina se mantenía de brazos cruzados mirando el espectáculo.

-Buenos días, dulce angelito –Dijo, acercándose un poco e inclinándose levemente para mirar al príncipe- ¿Cómo está nuestro bello durmiente? De seguro se siente incómodo por el frió suelo…

Se erguió y chasqueo los dedos; el soldado tomo al príncipe por los hombros ayudándole a levantarlo y guiándolo hasta sentarlo en una de las sillas de madera que había en el lugar. La chica, por otro lado; había tomado otra de las sillas y la había puesto frente al príncipe sentándose en esta cruzando sus piernas de manera galante y jugueteando con un mechón de su cabello.

-¿Puedo ofrecerle algo? –Mencionó haciendo uso de un tono de voz bastante amable y bondadoso- ¿Agua, alguna bebida en especial…? Como vino, por ejemplo

Ya estaba un poco mas consiente cuando de pronto, escucho una nueva voz... ¿Una mujer? Genial, lo que le faltaba ¿Ahora que? seguramente se la estaba cobrando y jugándole una "muy mala broma" por haberse metido con alguna amiga o hermana, es decir, no seria la primera vez que pasa algo así por culpa de ser un completo mujeriego. Al verse sentado en la silla de madera, el príncipe solamente hizo su cuerpo ligeramente hacia abajo, tomando una postura "mas relajada" lo cierto era que, la cabeza continuaba dándole vueltas, al menos ya era un poco mejor que estar en el piso.

-"No salgas con tantas mujeres, dijeron, son peligrosas, dijeron"- Y ahora veía que lo mejor hubiese sido hacer caso a la advertencia.

-No gracias- Menciona con voz un tanto somnolienta, sin embargo no pudo evitar esbozar una sonrisa sarcástica. –Así que... ¿Esta es tu idea una cita ideal? No mencionaste nada de eso anoche en nuestra cita-

Claro, estaba bromeando, esta bien que es mujeriego pero también sabe diferenciar cuando esta en un problema, como ahora.

Como deseaba el hecho de poder llevarse una mano hasta la frente para poder despabilarse mejor, en definitiva no era tan malo como una de sus intensas jaquecas, pero tampoco era confortable estar de esa manera. Cerró los ojos y frunció el cejo nuevamente como si con esa acción fuese a hacer que el mareo fuese a desaparecer por completo.

-¿Y bien? ¿Que quiere la refinada dama?- Su cuerpo se ergio levemente para poder observarle mejor" despegándose así del respaldo de la silla, y también, discretamente, comprobando lo fuerte de la atadura de sus muñecas.

-Oh que pena, -Llevó una mano a sus labios, las punta de sus tres dedos principales rosaban un poco con estos delineando el rosado de su labial- Hubiera sido un enorme honor salir con el gran príncipe de Corazones, pero ese honor se lo llevó mi querida hermanita y heló aquí, ahora puedo decir que usted y yo estamos teniendo… Una magnífica velada.

Una sonrisa bastante maliciosa se dibujo en sus facciones echándose hacía atrás en el respaldo de la silla a forma que quedará su codo izquierdo sobre este y de perfil hacía el príncipe. La pequeña habitación estaba poco iluminado por algunas que otras velas encendidas y estas mostraban las sombras de lo que parecía ser una habitación normal de algún tipo de refinada sala; incluso hasta en un secuestro para el príncipe todo era gala. El soldado quien anteriormente había pateado al castaño apareció con una bandeja de plata, encima de ella una botella del más fino vino y una copa. El mismo soldado fue quien sirvió el vino y le extendió la copa a la albina.

-No es tanto lo que yo quiera, majestad –Miró hacía el interior de su copa, perdiéndose con las ligeras ondas causadas por el movimiento de su mano hacía el líquido. Lentamente pasaba la yema de su dedo por el contorno de la copa como si de una daga afilada se tratase- Más bien, es lo que Joker quiere y ellos quieren, digamos respuestas…

¿Respuestas? ¿De qué? ¿De quien? O mejor, ¿Para qué? El juego de palabras siempre ha sido el preferido para la albina, confundir a sus victimas hasta que no se den cuentan de cuando le esta clavando una daga en su espalda. Un nuevo soldado se apreció de la puerta, por la figura que mostraba su armadura se trataba de alguna mujer también pero no se le podía ver mucho; únicamente unos carnosos labios rojos y sobre estos salían las puntas de lo que parecían unos grandes colmillos. A paso seguro se acercó hasta donde la dama de elegante vestido morado no sin antes mirar al príncipe y dedicarle una sonrisa maliciosa, se dobló un poco quedando a la altura de la albina y colocó una mano a un lado de la oreja de esta mientras parecía murmurar algo.

La albina sonrió, y la soldado se retiró.

-Le tengo una buena y una mala noticia –Extendió un poco su copa hacía él- La buena noticia, es que un escuadrón de Joker ya logró pasar por la entrada del castillo de Corazones; y fueron bastante “bien recibidos” por tu queridos hermanos…

Dio un sorbo a su vino.

-La mala noticia, es que parece que alguien hirió gravemente a tu querida Sarah –Dobló un poco la cabeza hacía la izquierda- Y de Iskandar el grande, no puedo decir mucho.

Una ligera risa escapó de sus labios, aunque estaban cerrados se podían oír perfectamente.

-Que malo, los de Joker se van a enojar mucho, ellos no querían que tus hermanitos salieran gravemente heridos –Siguiendo con el juego pasó su pie seductoramente por la pierna del príncipe- Velo del lado positivo, -Alzó la copa- ¡Alaben al futuro rey!

Y un “Viva” más una risa se oyó del soldado de atrás.

-¿He?- ¿Hermana? ¿Que rayos? Arquea una ceja con curiosidad notable mirándole en todo momento.

Entonces si era lo que pensaba, aunque no habían terminado en el cuarto de alguna posada, ni en ningún lugar donde "intimidar" por unos instantes dejo su labor de comprobar la firmeza de sus ataduras. Iskandar el chico simplemente se deslizó un poco más en el asiento aun sin quitar su expresión de duda. ¿Joker? ¿Esos bufones? Sin duda eran aquellos espías que atacaron a Charlotte en su visita a Diamantes, y que, para colmo habían atacado a Arya ese día que "viboreaba" el pueblo de Talis.

-¿Ah, si?- Cuestiona con desinterés aparente.

¿Entrar a Corazones? No era tan sencillo como pasear tranquilamente por ahí. Aunque, con lo que la reina de diamantes había dicho aquel día, parte de él comenzó a pensar que, las palabras de la albina, eran ciertas. Y la sorpresa no hizo de esperarse en sus morenas facciones ¿Qué rayos era lo que había pasado? Sarah era humana, era más vulnerable, no se preocupaba tanto por su hermano pues sabe que para derribar al fortachón se necesita más de un intento.

¿Ser él el Rey? ¿Qué estupidez era esa? Apretó la mandíbula y no se hizo de esperar, levantó la pierna y trato de pisotear el pie de la albina, aunque seguramente en su intento solo lograría dar el pisotón al suelo.

-Es la mas grande tontería que jamás he escuchado- alzo ligeramente el mentón, con tintes de altanería. -En dado caso de ser verdad lo que me dices "huerca" ¿Que diablos quieren los bufones? Digo, antes que se maten entre ellos "por herir a mis queridos hermanitos"-

OFF: Lo que quieras, esta bien, nomas que pueda recuperarse a la larga haha

Viborear: Criticar
Huerco: muchacho, chamaco, el hombre que está en la mocedad.

-Si es tan grande, ¿Por qué pareces que la creyeras?

Y quitó el pie antes de que el castaño pudiera darle un pisotón a la par que se reía. Le dio un sorbo a su vino mientras escuchaba cada palabra que decía el príncipe; pero cierto era que si algo le pasaba a los reyes tendrían graves problemas, aun no era tiempo para acabar con sus vidas. ¿Qué quieren los “bufones”? ¡Din din din! La palabra clave del momento, una ancha sonrisa demacró un poco el lápiz labial de la albina mientras se levantaba y dejaba la copa de vino sobre una mesilla convenientemente al lado del príncipe de rojo. Alzó sus palmas a la altura de su rostro y con dos palmadas dio instrucciones para que un nuevo soldado –La misma que le había dado la noticia- Entraba a la habitación cargando en sus manos una bandeja de plata; sobre esta se apreciaba un poco una especie de frasco con un extraño líquido color ambarino dentro de este.

La soldado sonrió ligeramente mostrando que no solo tenía unos grandes colmillos, sino que cada uno de sus dientes eran de forma puntiaguda, como si de un tiburón o cocodrilo se tratase. Se posiciono a un lado del príncipe sin mirarlo de reojo.

-Joker quiere información, mucha clase de información –Se recargo en la pared, al lado del fortachón que pateo el estomago del príncipe- Pero, en este caso quieren proponerte algo.

Alzó el dedo índice moviéndolo de lado a lado. La femina, con su mano izquierda –La que tenía libre- La paso encima de la bandeja, levantando lo que parecía una jeringa; la aguja se veía más larga de lo que parecía. La albina sonrió, y con un ademán de su mirada le indicó al fortachón a su lado a que fuera a parar al otro lado de su majestad de rojo.

-Sabemos lo mucho que el Reino de Corazón quiere destruir al Reino de Diamantes y tener el título que les pertenece –Mencionó, jugueteando con un rulo de su largo cabello- Te propongo algo príncipito, Joker les quiere brindar a su hermoso reino; protección…

¿Protección? ¿Hablaba en serio? Por la manera en que lo dijo, tan segura de sí misma pues era cierto.

-Nosotros le brindaremos nuestras armas y nuestro ejército, a cambio de que el reino de corazones nos otorgue el reconocimiento que queremos –En otras palabras, oro, mucho oro y que le den el honor a la unificación de Wonderland.

La albina, caminó hasta a un lado del soldado más grande; mientras que la otra le extendía la jeringa y tomaba el frasco en su mano libre.

-¿No te gustaría ver al reino de amarillo sucumbir ante las llamas? –Volteó el frasco subiéndolo un poco y clavó la aguja en su ligera tapa- ¿Es lo que más deseas no? Ver ese reino vuelto cenizas; además de ver a todo Wonderland envuelto en rojo, como en antaño.

Bajó la jeringa permitiendo extraer un poco de ese líquido ambarino dentro de ella, al estar llena quito el frasco y la coloco a un lado, dándole golpes con los dedos pulgar e índice a la aguja.

-Escuché que la Reina Charlotte es un ser tan compasivo –Miró la aguja- Tan amable y hospitalaria, que se volvió amiga de un miembro de la realeza enemiga, ¿Quién lo diría?

El soldado de armadura negra agarro al príncipe por la nuca y le obligo a bajar la cabeza, no importaba que tanto forcejeara; no le iba soltar.

No hasta terminar todo. La albina se acercó hasta donde el príncipe y coloco la punta de la aguja en la nuca, bastante cerca de la parte occipital de la cabeza.

-¿No te gustaría verla a ella en llamas, también? –Ni tiempo le dio para responder a esa pregunta, cuando ya había enterrado completamente la aguja en la cabeza a su majestad; dejando que ese extraño líquido entrara en él. Sacó la aguja y la limpio con sus propios dedos.

-Tienes exactamente 50 segundos para responder, antes de que el verdadero espectáculo comience –Volvió a sentarse frente al príncipe- ¿Qué decides?

De mala forma el castaño miró a la soldado que ingresó nuevamente en la habitación. No pudo evitar dejar escapar un bufido como si un toro se tratase. Quizá si era probable lo que le decía, el beneficio de la duda nadie se lo quitaba, pero el estaba seguro que aunque atacasen el castillo, su hermano, no iba a ser herido tan fácilmente... Ni Sarah ¿Cierto?

Sus muñecas ya mostraban rojizas marcas del forcejeó continuo que el príncipe llevaba a cabo, claro esta, en vano, el nudo estaba bien hecho, para su desagrado. Su mirada se desvió de la soldado para posarse sobre la albina, seguro ahora irían al interrogatorio a lo que ella comentaba.

¿He? ¿Protección? ¡Que ridiculez! La sonrisa burlona se dibujo sobre sus facciones ¿Que podían hacer ellos para "protegerles"? y sobre todo, de los de amarillo. Cerró los ojos un instante al tiempo que suspiraba. Si, seria lindo si se llevara a cabo lo que ella decía, pero si lo iban a lograr seria por la mano propia, estaba seguro de ello y que Iskandar jamás sucumbiría a pedir ayuda de seres poco honorables como Joker. Si quisieren hacer las cosas en limpio, entonces, se hubiesen presentado anteriormente ante la Reina y el Rey. Si, era el deseo de sus hermanos, y de sus padres... Pero no enteramente suyo. No, el estaba feliz con atender solamente el establo, pasando mas tiempo entre los hermosos corceles del lugar. No tenia nada contra Charlotte pero estaba seguro que de llevarse la invasión de Diamantes por parte de su reino era algo que tendría que llevarse a cabo y no podía hacer mucho para evitarlo o que no sufriese tantos daños.

-¡Suelta...- Y no pudo terminar la frase un quejido audible pudo escucharse de sus labios.

Y las palabras de la albina se fueron entonces al diablo. El príncipe de corazones no fue capaz de percibirlas los oídos comenzaron a zumbarle horriblemente y la cabeza a dolerle ¿Por qué justamente ahora le venia una de esas terribles jaquecas que lo tumbaban mas de un día en cama? ... No, no era natural, seguro fue por eso que hizo la albina. Con ello su sentido del equilibrio le traicionó llevándole ir a dar al suelo de golpe. Lo único que pudo hacer entonces Richter Iskandar fue hacerse ovillo en el suelo apretando los ojos y la mandíbula fuertemente. Pese a tener los ojos cerrados el moreno podía sentir como si la habitación diese vueltas mareándole fuertemente, para cuando entre abrió los ojos no fue nada grato lo que vio y su sorpresa le hizo sentarse golpe, observando con terror como las sombras del cuarto se hacían mas grandes y densas. De las mismas manos parecían emerger tratando de alcanzarle, lo único que pudo hacer el de ojos azules fue retroceder aun sin poder levantarse.

OFF: la migraña es causada por presion intracraneal bastaba con darle un medicamento para aumentar la misma(?) hahaha pero esa tambien esta nice y ay me gusta <3 also si el veneno no le iba a hacer tan rápido me dices pa editarle

Cerró un ojo a la par que la imagen del imponente príncipe de rojo caía como saco cualquier al suelo. Habían pasado solamente 20 segundos; el veneno surtió efecto más rápido de lo que había determinado. Y aún así, ni la albina ni los otros dos soldados hicieron movimiento alguno mientras veían como el mismo castaño se hacía un ovillo justamente ahí sentado en el suelo, las maravillas de combinar ciertos químicos que en esta época no se encontrarían aún; claro, ellos gozan la ventaja de tener miembros del otro lado de la madriguera a sus favores. La de ojos carmines dobló un poco la cabeza a un lado mirando de forma divertida a su majestad real tirado en el frió y sucio suelo, pero no iba a estar mucho tiempo ahí cuando movió su mano unas cuantas veces y el soldado más grande tomó al príncipe por la cuerda que amarraba sus muñecas, sacó una navaja de la bolsa amarrada a su cinturón, comenzó a cortar el nudo de manera que la cuchilla misma no rozará con la piel de su majestad a pesar de lo mucho que quería. Al poco tiempo que también corto el nudo que amarraba los tobillos del castaño, le obligó a pararse a pesar de saber que ahora el sentido del equilibrio de él ya se encontraba muy lejos, con un vago pero tajante esfuerzo lo arrastró hasta la pared más cerca y; ¡Oh pero que casualidad! Esta ya tenía colgando un par de grilletes que ahora aseguraban que el príncipe no se iba a mover más, sus muñecas quedaron a la altura de su propio rostro.

-Oiga, príncipe, ¿Me está escuchando? –Se le acercó como si de una persona íntima se tratase y comenzó a tocarle el rostro, pasando sus uñas sobre las mejillas de este, le satisfacía ver como su “hermoso” rostro comenzaba a demacrarse, como si estuviera enfermo, gracias a su potente veneno- No sé si deba decirle esto ahora, pero mi amiga acá presente le gusta mucho…

Señaló a la soldado de dientes de sierra; una risilla bastante bien imitada de forma tímida escapo de ese par de labios pálidos que no reflejaban alguna vida en ellos. Esta misma, se acercó hasta donde su “superior” y se quedó mirando al príncipe; la albina por su parte se acercó nuevamente hasta donde el más grande y le colocó una mano sobre la hombrera derecha de este.

-Y este otro aquí está celoso –Un bufido se expresó del soldado- Así que creo que te golpeará, no sin antes dejarte un tiempo a solas con ella.

Le indicó que la siguiera y aunque a refunfuños el soldado obedeció, ambos salieron de la habitación dejando a la chica y al castaño solo. En ese momento, a pesar de que este no viera la chica se quitó el casco dejando ver un corto y lacio cabello de color verdoso; pero lo intrigante eran sus ojos. No tenía nada, es decir; sus ojos estaban eternamente sellados, cosidos en forma de cruces para jamás abrirse. Conjunto a la piel pálida de ella más alguna que otras cicatrices que mostraba su cara solamente dictaban una cosa…

Esa persona, no estaba viva.

-Un corderito una vez se perdió en un bosque –Su voz, sonaba tan muerta y a su vez tenía un deje infantil en él- Y el bosque lo castigo, el corderito fue malo muy malo; pero el bosque fue el vencedor…

Su lengua pasaba sobre cada uno de sus dientes haciéndolos relucir más en la poca iluminación del cuarto. Su sonrisa se ensanchó tanto que sus labios parecían haberse quebrado hasta que solamente quedarán ligamentos de la piel y carne muerta.

-Había una vez un corderito que se perdió en el bosque –Y volvía a repetir eso mismo- Y el nuevo corderito eres tú…

Entonces, se le abalanzó y sus filosos dientes se clavaron en la piel del brazo derecho del príncipe. Sus labios quebrajados se movían de un lado a otro así, su boca bajada y descendía, dejaba de morder para volver a morder en otra sección.

-Y el nuevo corderito, eres tú…

Ligeras pero fuertes hilillos de sangre descendía de aquella obra maestra, sin duda alguna sería muy raro ver al príncipe con una cicatriz nueva que marcará un nuevo nombre.

“JOKER”

-[color:5ac2=carmín]¡He Richi! ¡Vamos al bosque, busquemos a la querida Caedis- Mencionó un joven un tanto fornido, de cabellera roja e indicios de barba del mismo tono.

El joven castaño al que le hablaba simplemente se encogió de hombros, no le agradaba la idea de ir al bosque y menos si iban ellos dos solos... Le aterrorizaba, pero era algo que jamás, mencionaría. Así es, el rumor de la princesa Caedis desapareciendo en el bosque se extendió como el fuego en el reino de Corazones, por tal motivo, el joven Richter Iskander desarrolló con buenos motivos el mismo temor que la joven. Había algo ahí, algo que repudiaba a la realeza de corazones, que seguramente les atrapaba por medio de engaños encerrándoles en ese lado oscuro y hostil del bosque que pocos conocían y que aun pocos más habían logrado dejar con vida.

El cuento que conoció el mencionaba a cuatro Alicias ¡Era ridículo! Todo mundo sabe que solamente había una "Alice Lidell" y que actualmente es la General de su ejército, cada una de las mencionadas sufrió una muerte horripilante, la primera, en el bosque...

¿Podría acaso la distorsionada mente de un habitante de wonderland quebrantarse ante los oscuros temores de la locura mas remota?

La respuesta era, si, y el príncipe estaba a punto de saborear el terror del lado oscuro de la locura...

Pronto la oscuridad le atrapo, claro que todo estaba en su mente pues fue cuando el alto soldado le había aprisionado contra a pared. En su distorsionada mente, el de rojo se vio atrapado por los arboles, justo como aquella tétrica canción mencionaba, en lugar de la voz de la albina lo que llegaba a sus oídos eran risas de burla... Las mismas que escuchaba en su madre cuando de pequeño inocentemente le llevaba algún regalo a la misma... Las burlas de los nobles al saber que encontró su lugar en los establos....

¡No! Tenia que salir de ese bosque a toda costa, aunque forcejeo no fue capaz de liberarse. Con apuro y miedo en su mirar, observa hacia todos lados en búsqueda de una salida y pronto, aquella historia. La voz fúnebre llegó a él, una que le contaba una no muy grata historia... Un cordero perdido en el bosque, un cordero que, pronto, seria devorado por el lobo. Aquel mismo lobo que le ataco ese día que Iskandar le propuso buscar a Caedis, la prima de Sarah en el bosque el eco del lugar ayudaba a la alterada mente del príncipe el cual imaginaba el sonido de esa voz viajando entre los arboles, la oscuridad y la niebla del mismo.

Y no tardo en aparecer la bestia a la que tanto le temía en las profundidades de su subconsciente. Un enorme lobo negro de fieros colmillos como navajas y ojos carmines relucientes le atrapo por el brazo y aunque trato de liberarse, todo fue en vano. Con la otra, trataba de encontrar algo con que defenderse, una piedra quizá como lo hizo ese día, pero para su desgracia el mismo árbol que le mantenía preso no le permitía hacerlo. El grito de dolor del castaño no hizo de esperarse al sentir esos colmillos incrustándose en su carne y tampoco la sangre, la cual recorrió su brazo en largas tiras rojas, llegando algunas a encontrar su final en el piso del lugar donde le mantenían.

-¿Qué cree que este pasando por la mente del chico? –La rípída voz del fornido hombre se había hecho presente entre el eco profundo del lugar.

-Quien sabe –Menciono la peliblanca jugando infantilmente con un mechón de su propio cabello- Al menos sé que mi hermoso veneno funciona de algo…

La inquisidora y su fornido guardaespaldas habían entrado minutos después de que la soldado de apariencia muerta había terminado su trabajo de dejar una “presencia” del nombre de Joker sobre la piel del príncipe. Ahora que se notaba, la chica tenía que ser alguna especie de nigromante; y la nigromancia era considerada un crimen en Wonderland ¿No? La albina se acercó a la no-viva y le acaricio la cabeza como si fuera un perro recibiendo de su parte una risilla muy risueña, y era algo irónico teniendo los labios y los costados de la boca rotos como tela cualquiera. La albina se acercó al príncipe y lo miró detenidamente; lo veía sufrir en quien-sabe cual tipo de alucinación tenía, además su brazo sangraba, para ella ya era suficiente tortura.

La tortura física nunca fue su fuerte además odiaba mancharse y romperse sus uñas, así que prefería la psicológica. Y como le habían dicho lo bastante bien de que no debían dañar a los miembros reales sabía que iba a recibir una reprenda por ello. Lo otro era acerca de la proposición de Joker, de ser algo así como los cazadores de Corazones y como nunca obtuvo una respuesta aprobatoria pues…

Ya no tenía nada que hacer; así que su trabajo está hecho y ni siquiera había una gota de sudor en su frente, le llenaba de orgullo aquello.

-¿Y qué hacemos ahora?

-Oww… ¡Tengo una idea! –Se le acercó al hombre, colocándose de puntitas para hablarle al oído. Aquel hombre solo se encogió de hombros y asintió, hubiera preferido estar en medio de la guerra que tener que hacerle caso a una chica y sus absurdas ideas.

Fue y desamarró al príncipe, y se lo echo al hombro tal vil saco de papas cualquiera y salió de la habitación seguido de la albina y la no-viva.


¿Ahora donde se encontraban? Pues, en lo más remoto del bosque, donde dejaron al príncipe recostado a la raíz de un árbol. La albina se agachó a su lado y coloco su mano sobre la frente del príncipe.

-Príncipe Richter, si me escucha tenemos algo para usted

De entre los matorrales, un hermoso lobo de pelaje castaño; su pata derecha tenía una gran mancha blanca y sus ojos de dos diferentes colores, uno era gris y el otro ámbar. A diferencia de otros lobos este era el triple de grande que los normales (Y se movía en cuatro patas, claro) y tenía dos cicatrices, una sobre su ojo izquierdo y la otra en forma de cruz en su lomo.

-Este lobo que se acaba de aparecer se llama…. Uhmm… Trevor -El lobo le miró feo- Bueno, bueno… Uhmm… Cornell

El lobo asintió.

-Este lobo, Cornell –Empezó a susurrar, a forma de canto como si estuviera conjurando- ¿No lo recuerdas? Ha estado contigo desde hace mucho tiempo, ha sido uno de tus más grandes y cercanos amigos…

Entonces el lobo se acercó a un lado del príncipe y se acostó recargando la cabeza en las piernas del castaño. La albina tomó con delicadeza la mano contraria al príncipe y la coloco sobre la cabeza de Cornell.

-Cuídalo bien, Cornell.

El lobo bufó, entendiendo lo que quería decir. La albina se dio vuelta comenzando a caminar a punto de irse, no sin antes mirar una última vez por sobre su hombro.

-Dulces sueños, príncipe.

¿De quien?

¿De qué?

No estaba seguro, lo unico que sabia era que, debia de alejarse de ahi lo mas rapido que pudiera. Con desespero tomaba su antebrazo ahora sangrante "donde aquel lobo le habia mordido" En su rostro se divisaba la desesperacion y el miedo de no saber en donde se encontraba, de haber sido atacado y posiblemente ahora de ser devorado. ¿Era imaginacion suya o las tetricas sombras del bosque comenzaban a extenderse? Y los arboles mostraban ahora rostros demacrados, de horror y unos mas con una expresion de dolor como si los mismos hubiesen sido cruelmente torturados.

Jadeaba, hacia frio, se detuvo para respirar mirando paranoicamente en todas direcciones. Jadeaba y al hacerlo esporadicas nubecillas de baho podian divisarse.

-¡Arquimides! ¡Arquimides, prestame tu vista!- Gritaba con notable horror en su voz.

Pero por mas que espero, no pudo escuchar a su fiel compañero hablandole. Ahora si que habia perdido toda esperanza, supuso que desde arriba podria divisar un camino...

Las sombras fueron extendiendose hacia el como enormes garras y aunque pretendio continuar corriendo fue en vano, pues las mismas le sujetaron desde los pies y la oscuridad comenzo a envolverle. No estuvo presente en la guerra contra aquella desquiciada mujer llamada la Reina Roja, pero no habia sido tan idiota como para no investigar algo de ello.

-¡NO! NO DEJARE QUE ME CONSUMAS!- Y aunque trato de zafarse, sus intentos eran inutiles.

Lo unico que podia hacer, era ver con horror como la oscuridad le iba consumiendo.

¿Y despues?

Sintio como caia de abajo hacia arriba* Su cuerpo golpeo el suelo, fue cuando aquel extraño trio de Joker le coloco a pies del frondoso arbol. Entre abrio los ojos, el mareo le atrapaba, solo escuchaba las voces como mero murmullo y las figuras, eran nada mas que manchones frente suyo, como si alguien hubiese arrojado agua a un lienzo aun fresco...Hizo un esfuerzo mas por intentar enfocar algo, encontrandose con el enorme lobo que la albina mencionaba. Los ojos del principe carmin no mostraban brillo alguno y su mente, se desmorono nuevamente en pedazos. Asintio lentamente mientras, a el, le venian memorias y recuerdos de su niñez con ese lobo... Las veces que jugueteaban en los prados, esas ocasiones que sus padres le reprendian por el mal comportamiento del canido y un sin fin de cosas mas.

Sonrio...

Su mano comenzo a acariciar el pelaje marron del canido, envuelto en su totalidad por el hechizo de esa joven.

-Cornell...- Susurro apenas, antes de caer rendido en un profundo sueño...