[Trama] Escuadrón 4 - Espadas

-Escuadrón cuatro, listo y debo decir que la decoración del castillo es hermosa, es una lástima que las cortinas se hayan manchado de sangre.

Y ahora, Espadas. El retumbar de los mosquetes además del sonido chirriante causa de las espadas entre sí no podía faltar al igual que en los otros castillos. El capitán de este escuadrón ya había terminado de “comunicarse” causando que la gema pasara del mismo tono que del resto a ser solamente blanca. Con su espada en mano se abría paso entre los soldados enemigos, estaba disfrutando lo mucho en como sentía que la sangre enemiga manchaba su propia armadura; lo único del cual sentía lástima era por la decoración del lugar que estaba siendo arruinada.

La familia real siempre lo arruina todo.

-¡Traidores! –Gemía mientras trataba de liberarse del agarre de dos soldados. Un hombre viejo y cuya voz ya resonaba carrasposa y cansada llevando una larga túnica con símbolos y emblemas de la familia real de Espadas. Anteriormente, ese anciano era conocido como uno de los más benevolentes sabios del alto consejo real de Espadas.

Y ahora, solo era un vil traidor más de Joker.

-¡Yo les permití entrar al castillo, no pueden hacerme esto! –No pudo decir más ya que bruscamente le habían arrojado al suelo haciendo que se postrará frente a quien se osaba llamar su capitán del escuadrón.

-Lo siento anciano, ya no te necesitamos… Joker ya no necesita de tu ayuda…

Paso a un lado de él mirándole por sobre su hombro y despidiéndose de él con su mano moviendo solo sus dedos. Había dado unos pasos alejándose del lugar escuchando como gritaba aquel anciano repetidamente “Traidor” “Traidor” Y luego… ¡BAM! El inerte cuerpo del hombre cayo al suelo dejando una gran mancha de su propia sangre en este.

¿Traidor? El hombre sonrió sin importarle en lo más mínimo. Si a fin de cuenta todos eran traidores, ¿Cuántos soldados de la misma armada no estarían ahí ahora? Junto a él, haciendo todo lo que le ordena y hasta más.

Traidores… Jaja, esa palabra solo le causaba risa.

Mientras tanto, yo atravesaba el pasillo principal del cuartel general de la armada azul. Caminaba con rapidez, con pasos largos y firmes, el ceño se veía arrugado en mi frente y había apretado tanto la mandíbula que casi me rechinaban los dientes. Había tenido que leer 3 veces el reporte de los ataques en Diamantes y Corazones para poder creérmelo.

Era algo ridículo y estúpido.

Yo ya había dicho en un juego de dados que si alguien atacaba el castillo de Espadas me lo iba a tomar como algo personal. Y alguien iba a hacerlo, así que perseguiría al autor intelectual hasta encontrarlo. Quería destrozarlo con mis propias manos.

-¡Tenemos código 3, general! -se acercó un joven hablándome con urgencia.

-Cállate, ya oí las malas noticias -dije con calma, no porque estuviera precisamente tranquilo, si no porque si me mostraba alterado los cadetes a mi lado iban a explotar.

O implotar. Qué sé yo. Un grupo de militares de alto rango se posicionaron alrededor mío.

-Quiero un escuadrón de caballería en cada puerta y dos regimientos en el castillo, uno de infantería y otro de artillería -le dije a los capitanes y coroneles presentes.

-Pero, General, -habló uno de ellos- es imposible, no estamos preparados, no tenemos tantos hombres, ni... -lo interrumpí.

-No me parece que lo que dije haya sido una pregunta, capitán -le di una palmadita nada amistosa en el hombro- Ahora vaya por su jodido escuadrón de caballería y lléveselo a la puerta noroeste del palacio. Quiero que comience un trabajo de reconocimiento, espero su reporte en cuarenta y cinco minutos -le dije con la mirada fija en sus ojos, sin dejar lugar para reclamaciones. Él sólo asintió y dijo algo como "Sí, mi general".

Quizá yo podía ser un asco en cualquier ámbito de mi vida personal, pero cuando se trataba de algo tan serio en mi trabajo no podía tomármelo a juego. Y esos traidores se enterarían.

-Hiedra, -llamé a mi yegua una vez que llegué al establo- vámonos.

Así, salimos cabalgando en dirección al castillo de Espadas. Los cascos de nuestros feroces caballos se encargarían de avisar a los traidores que su muerte estaba por llegar.

Entonces lo vi.

Los cadáveres de los guardias de azul estaban tirados por el suelo, regados. Un color rojo intenso había teñido los caminos de adoquín. La sangre en mis venas empezó a hervir. Me enfurecí. Al llegar a la sala de la reunión, abrí las puertas de golpe, azotando cada una en su respectivo lado de la pared.

-El ataque ha comenzado -le dije a mi rey. Mas entró tras de mí al instante un general brigadier.

-Se encuentra listo un regimiento esperando sus órdenes, Sus Majestades, -les reverenció-, General.

-Dejen vivos a un par de hombres y al líder para el interrogatorio. Pero por lo demás... -sonreí- Mátenlos a todos.

Oh, si que los de Espadas eran bastante organizados. No hacia mucho que el ataque había sido llevado al castillo cuando las tropas ya se estaban alistando.

Como si se tratase de un fino bastón, aquel hombre líder de Joker giro su mosquete hasta recargarlo sobre su hombro. Su risa revoloteaba por los muros del pasillo por donde sus hombres, le abrían paso, uniéndose a coro con los gritos ahogados de los pobres soldados que intentaban detenerlos.

Era una lastima, la decoración se estropearía rotundamente, pero era un pequeño precio a pagar por la gran diversión que estaría a punto de llevarse a cabo. Y el evento principal acababa de comenzar.

Lejos de ahí unos cuantos hombres del ejército azul se dirigían hacia uno de los salones principales del palacio, escabulléndose de su escuadrón es como llevaban algunos cuantos barriles de "vino" aunque, el barril no contenía lo que su marca indicaba. No, era aquel polvo negro y extraño -para wonderland- llamado pólvora.

Colocándole en posiciones estratégicas es como súbitamente les hicieron estallar, llevándose consigo una parte de una de las salas importantes, permitiéndose tras su derrumbe que más hombres de aquella armada entrase.

El estruendo pudo sentirse en varias partes del castillo y no solo en las cercanas, sino en las lejanas. Algunos escombros volaron con tanta fuerza que inclusive llevaron a dañar a terceros. Sin duda eso seria algo que el ejército azul no esperaría, ni con tanta precisión como la que habían estado mostrando. Tras el humo y el escombro nuevos disparos de mosquetes se hicieron presentes, trayendo consigo más bajas en la armada celeste.

El capitán de Joker simplemente continúo caminando como si estuviese en un paseo matutino en búsqueda de los reyes del lugar. ¿Cuanto se tardarían en salir?

¡Bingo! Y ahí estaban sus majestades de celeste. Su sonrisa se ensancho al observarles, mucho mas al ver como Alfred parecía quitar a su mujer de la linea de fuego

-¡Vaya, que caballeroso!- Hablo con mofa haciendo acto de presencia finalmente aun con el mosquete recargado sobre su hombro.

Su mirada se afilo sin dejar de enfocar ni un segundo a aquel singular plan. Algunos de sus hombres abrieron fuego contra los soldados que estaban ahí en plan de defensa y así, fue como el color carmín siguió tiñendo las paredes. Fue cuando la segunda explosión pudo sentirse en el lugar ¿Pero que rayos? ¿Tan pronto? Eso si no había sido planeado ¡Pero que importaba! mientras mas sorpresa les diesen a la armada, mejor seria.

Ademas, su misión no era la de arrasar con el ejercito entero, sino otra.

[Augusto]

-¡Fuego!- Menciono uno de los hombres de Joker, cuando de repente aquel manto abrazador cubrió todo y con ello los otros barriles que debían ser colocados previamente. Aquello fue inesperado, la explosión cubrió el lugar, dañando tanto a soldados de azul así como de Joker.

Aunque a estos últimos poco les importaba el hecho de perder hombres y recursos. Tras la explosión y abrir mas el camino a la armada enemiga mas hombres aparecieron y todos listos para disparar. El primer batallón que se había abierto paso tras el derrumbe del muro se puso sobre una rodilla y sin esperar abrieron fuego. Una vez hecho esto, procedieron a cargar, alistando los que tras de ello venían sus mosquetes.

Mostraban una gran organización, sin duda.

[Matheus]

Un gran pedazo de escombro salio volando en dirección del rubio, quien si no ha sido por aquel hombre que le tiro haciéndole rodar al piso hubiese salido afectado por el mismo.

-Replieguense- Exclamo uno haciendo un ademan al extender su mano, ahora podían abarcar mas terreno pese al pequeño inconveniente de hacia unos momentos. No eran los únicos barriles que acarreaban, procuraron tener mas de un Az bajo la manga.

-Vaya, vaya, Lord Matheus, que sorpresa- Hablo un hombre completamente enfundado en armadura negra -incluso su yelmo no dejaba mostrar parte de sus facciones haciéndole así irreconocible- Apunto con su mosquete al Noble, y sin esperar ni un segundo, disparo.

[Alpha]

-¿¡Que demonios!? ¡El capitán no nos aviso que la segunda explosión debía ser tan rápido!- Lejos del lugar otro hombre expresaba su desconcierto. Daba igual, su grupo no se vio afectado.

-¿Que importa? Sigan avanzando- Y otro pequeño grupo se separo del mismo en busca de los reyes. Claro que aquel grupo no tenia conocimiento que su líder ya les había visto. -Recuerden no dejar sobrevivientes, y tampoco dañar a los reyes- Recordó a sus hombres antes de continuar su camino.

Uno de los soldados de Joker se percato de un pequeño grupo de personas que buscaban escondite en una de las mazmorras. Era irónico, pero sin duda seria divertido, les tendrían arrinconados cual vil ratas de alcantarillas.

Así fue como la puerta se abrió de golpe, dejando ver a varios hombres, los cuales sin perder ni un minuto comenzaron con la lluvia de disparos, de nuevo.

[Alice y Alfred, de nuevo]

-¡Salve sus graciosas majestades!- Y se quito el sombrero haciendo una caravana para ambos, al erguirse relamió sus labios. Su sombra se proyecto maniáticamente y a una velocidad increíble arrastrándose por el suelo se dirigió en contra de ambos gobernantes.

No habría a donde correr, la sombra pronto les tomo por los talones jalándolos hacia abajo, como si intentase atraparles en la oscuridad misma. No habría escapatoria, y el espectáculo apenas acababa de comenzar.

Al atraparles la sombra ambos se vieron nuevamente en el castillo, aunque este ya no lucia tan majestuoso, las paredes tenían moho y se mostraban ya viejas y demacradas como si miles de años ya hubiesen pasado en el mismo. Pronto, frente a la reina una bestia bípeda apareció. Le faltaba un ojo, sus garras eran alargadas y bastante filosas, de su hocico descendían hilillos verdes, los cuales al caer al piso lo quemaban ligeramente.

Frente al Rey Bradbury algo similar ocurrió, sin embargo, la que se poso ante el era una especie de muerta viviente, su rostro mostraba una expresión de horror como si hubiese sido cruelmente torturada, su largo y blanco cabello parecía mas una telaraña que otra cosa, alaridos macabros escapaban de sus labios abiertos como si gritase...

Los soldados de ambas armadas solamente podían percatarse como la sombra no había dañado a sus reyes, entonces ¿Que efecto habría tenido en ellos? Lo sabrían cuando los reyes mismos comenzaran a atacarse, viéndose como enemigos y no como los amantes que en realidad eran.

OFF: Aclaracion Alice y Alfred se encuentran metidos en una ilusion, el objetivo del lider de joker es que se ataquen mutuamente.

El hombre miraba con atencion al par que esta al mando del reino celeste. Coloco de forma vertical su mosquete mientras apoyaba las manos en el mismo como si de un baston se tratase. Afilo el mirar ¿Es que no pretendian atacarse?

-Umm, un pequeño inconveniente- Menciona, tras de el los soldados que le acompañaban arremetieron contra los guardias que pretendian salir en defensa de sus reyes.


[alice]

-Ah, pero si es tan real como usted, su majestad- La macabra y funesta voz del lider de Joker reboto por las mohosas paredes, seguido de una risa encantadora de chiquillos, la cual poco a poco fue convirtiendose en alaridos de dolor hasta irse apagando poco a poco, de una manera sadica y cruel. Si la chica de azul no arremetia contra la bestia, al menos el se divertiria observando las reacciones de la azabache mientras se adentraba en su mente hasta quebrantarle por completo.

[alfred]

-Ma...MAtA-MatAmE- La distorcionada y chillante voz de aquel horripilante ser irrumpio el grito molesto del rey de Espadas.

-¿Que hara reyecito? Si no libera a esa pobre criatura de su sufrimiento no podra volver a ver a su querisima A-Li-Ce~- Canturreó el nombre de su majestad, seguido de una estruendosa y burlesca risa que hizo eco en las viejas pares. -Porque, debe darse prisa, sino quien sabe que pase. Muchos de los nuestros se mueren por hacer una que otra cosa con su majestad- Y de nuevo, risas.

¿Qué es lo que haria el rey de espadas, se atreveria a atacar a su prometida estando bajo aquel hechizo?

[Augusto Y Matteus]

-¡Vaya ¿Pero que tenemos aquí? - Y coloco su mosquete en su hombro tras haberlo disparado ¿El general de espadas defendiendo a lord matteus? Eso parecia, y tambien que la ira suele consumirle, tal vez no pensaria de forma coherente con la cabeza sumida en la colera. Como si se tratase de un bat de beisbol el sujeto de armadura azabache arremetio con un buen golpe contra el General haciendo uso de su arma de fuego con el único afán de derribarle.

No estaba seguro si podria golpearle, ha escuchado que el castaño es un mago -y comprobado con el hecho de ver a una de su escuadra caer ante uno de sus hechizos- pero seria muy interesante y sobre todo divertido intentarlo.

[Alpha]

-¿Pero qué demonios? Exclamo uno de aquellos soldados antes que su sangre pintara una de las paredes ¿Que clase de magia era la que habia utilizado aquel de cabello azul oscuro?

Quizá habia corrido con suerte, o qui´za se trataria de su magia, no habria manera de saberlo. Lo que si era seguro es que Alpha debia darse prisa y moverse de ese lugar, antes que más soldados aparecieran, pues las pisadas de los mismos comenzarón a escucharse en su dirección

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Y mientras aquel quien organizaba a la oscura armada miraba con atencion a los reyes su ema brilló de un color rojizo.

-Oh~ Así que ya terminaron en los tres reinos restantes. Lo siento, me he entretenido bastante sin duda, pues me ha resultado grata la reacción de los reyes... ¿He? ¿cómo? pero claro que no, sé poner mi limite, pues no quiero verme en problemas con mi superior-

Claro, se le dio la orden de no dañar a sus majestades, y, de verdad, no queria problemas con sus superiores, pues ellos si que eran realmente atemorizantes... Bueno, nadie menciono que no podia "dañarles psicologicamente" aquel susto les duraria mas que un par de dia a los lideres celestes.