Entre la espada y el diamante

Uhmm... ¿Conocer al nuevo rey de Espadas? Como siempre aquellos ancianos dementes del consejo de Diamantes buscaba la forma de hacer sobresalir al reino de Diamantes. Así que sin mucha discusión y demasés, me enviaron al reino azul a conocer a el nuevo integrante de la familia real. Fue un viaje un tanto tedioso porqué el clima no influía mucho, siendo un día de primavera una tormenta se avecino, así que no era fácil para un carruaje real pasar por un camino lodoso.

Igualmente logramos llegar al castillo de Espadas, uno de los sirvientes se bajó del carruaje y fue rápidamente a abrir la puerta de él estirando su mano para que yo la tomará, hecho eso también tuve que agarrar la falda de mi vestido para que este no se llenará de lodo -Igual, mis zapatillas de tacón no se salvaron de eso- Y para más defecto uno de los soldados del reino azul pasó a toda velocidad frente a mí con su caballo, el animal levantaba todo el lodo en su camino así que a pesar del esfuerzo que puse para que mi vestido no se ensuciará, terminó con grandes manchas de lodo en él. El soldado al darse cuenta de quien era solamente pudo bajar de su caballo y pedirme disculpa.

Y ahí me tenían, la reina de Diamantes, con su vestido arruinado caminando por los pasillos del castillo de Espadas mientras que por mi camino dejaba las huellas de mis pasos.

-Buen día para que el clima diera un giro en 360 grados -Murmuré sarcásticamente girando en el siguiente pasillo- ¿Ahora que pensarán de mi?

-¿Me puedo comer al guardia? -Pregunta Necro, en un tono de voz entre sepulcral e inocente, no tuve que responder puesto que Undine se le adelantó para darle un ligero golpe en su cabeza.

-¡Tarado! ¿No ves que no ha tenido un buen día? -Bramó la ala blanca colocando sus manos sobre su cadera, Necro solo refunfuño cruzándose de brazos y gruño al ver como Undine ladeaba la cabeza de forma desaprobatoria.

-Si ustedes dos no se callan yo voy a... -Y antes e terminar la frase había tropezado con algo -O alguien- Cayendo de sentón al suelo, hoy no era pero para nada mi día.

-Ah este paso pensaré que la maldición venia con mala suerte incluida -Susurré mientras me acariciaba la arte baja, me había dado un golpe fuerte al caer de sentón.

En efecto, hoy no era para nada mi día: Mi vestido blanco hecho ruinas, una discusión con mis alas y ahora tropezaba con alguien cayendo de sentón al suelo lo cual me dolió lo suficiente como para acariciarme aquella zona. Al escuchar la voz de quien choqué lentamente levanté la mirada hasta esa persona y encontrarme con alguien ataviados de tantas insignias y demáses artilugios y todos y cada uno de ellos tenía la insignia de la familia real de Espada, mi mente de una vez calculó que aquel hombre era quien buscaba. Tomé su mano en ayuda para levantarme, al hacerlo limpié -O lo que podía- Mi ya arruinado vestido, sin embargo noté que aun tomaba mi mano y se atrevió a besarla, en nada me molesto que hiciera eso a decir verdad.

-Podría decirse que sí, estoy bien -Comenté, ¿En verdad parecía que estaría bien? Ojalá y esta "Mala suerte" que traía desde esta mañana no continué en el trayecto del día- Gracias por sus alentadores palabras

Solté su mano y volví a mirarlo de arriba hacía abajo, ¿No le molestaría tantos aquellos artilugios y demáses? Se le notaba algo incómodo y hasta no muy feliz por ello.

-No esta mal, con todas esas insignias mostrar que usted será el próximo candidato a el trono del reino de azul -Dije atreviéndome a tocar con la punta de mis dedos una de las condecoraciones- Y más si anteriormente estuvo en la armada, pero usted sigue siendo una persona, y como tal debe sentirse cómodo y no tan cargado

Bueno, en comparación con Ky quien al parecer no se mostraba molesto o incómodo por todo lo que carga encima en su atuendo real. Deje de mirar aquellas condecoraciones y volverlo a ver a los ojos, colocando a su vez una mano sobre mi pecho.

-Mil disculpe, Charlotte Amaranth, el placer es todo mió -Me reverencié ante el nuevo rey inclinando ligeramente la cabeza- Como se le informo esto no es más que un encuentro casual, pero si gusta de algo más estoy ahora en su disposición

Ese uniforme tan cargado, no me sorprendía de que fueran los ancianos del alto consejo de Espadas quien les obligaba a hacerlo. ¿Y que hacerle? Ellos harán lo imposible para que su reino quedé bien ante los demás así como los ancianos de mi reino.

-Sería un honor que me llamará por mi nombre -Mencioné tomando su antebrazo para comenzar a caminar- Así como yo espero que me permita llamarle Lord Alfred

Algo recíproco. Sonreí ligeramente cuando dijo que no se sentía preparado para los encuentros reales, pues como iban las cosas en el reino de azul de seguro tendrá muchos encuentros de esa misma índole, más que nada cuando anuncien su boda con Lady Alice Nightray, reina de este hermoso reino.

-El clima no influyo mucho para que pudiera llegar cómodamente a su castillo -Mencioné, aunque no sabía como tomaría aquel terminó "Su castillo" Si es que aun no se acostumbraba a él. ¿Un regalo? Solté su brazo para entra por dicha puerta antes de mirarlo de reojo.

Sin duda una habitación llenos de hermosos y extravagantes vestidos, unas sirvientas me reverenciaron y casi caen de cara al suelo al notar mi vestido. No paso mucho tiempo cuando salí con un vestido largo sin manga y de escote pequeño de un color celeste -Le fue algo difícil conseguir un vestido así por mis dos grandes alas-

-Ya estoy más cómoda -Dije mirándome a mi misma una vez más- Así que podemos seguir con el recorrido

Una vez más mire aquel vestido azul que recién el soberano del reino de espadas , era un vestido sencillo pero igual costo un poco encontrar uno donde encajaran perfectamente mis alas. Una leve risilla escapo de mis labios a la vez que llevaba mis dedos a la comisura de ellos y volvía a acercarme a Alfred tomándolo del brazo nuevamente dejándome que me guiará hasta nuestro destino.

Caminamos hasta una pequeña sala de té y ya todo estaba a predisposición para ambos. Asentí levemente a lo que dijo y me senté tomando ligeramente la falda del vestido para acomodarme, mis alas tuvieron que moverse ligeramente hacia los lado para poder recargar mi espalda en la silla. Era extraño estar sentada en el lado donde se suponía debería estar sentado el rey y yo debería estar en la silla del invitado.

Protocolos son protocolos pero si no estaba acostumbrado a ellos, no haría nada para incomodarlo. Tomé delicadamente la taza de te dando un sorbo de ella luego tomando un pastelillo de arándanos, dejándolo sobre el pequeño plato frente a mí.

-Esta usted invitado a ir cuando le plazca lord Alfred, le aseguro que sera bien recibido -Menciona con una leve sonrisa en mis facciones- Ahora bien, es una pregunta bastante mencionada pero, ¿Cuales serán sus disposiciones y propuestas para el reino y los demás cuando lo coronen como rey?

Decía que no lo sabía, pero al haber pronunciado sobre la paz y la felicidad de su pueblo con eso tenía suficiente. Bienestar, trabajo, economía, a pesar de decirse que aún no se sentía en total capacidad para aceptar la corona pues en esa parte ya lo veía bastante capacitado, nada como un rey justo para un gran pueblo. Agarre con una pequeña cuchara un poco de azúcar y lo eche sobre el té, revolviendolo luego con la misma cuchara hasta pulverizar toda la azúcar.

Alcé levemente la mirada hacia Alfred cuando escuché que se proponía a lanzarme una pregunta, la esperaba con calma pero este se veía como si lo que fuera a decirme fuera muy malo o podría causar algo negativo de mi parte, hasta que al fin soltó lo que tenía que decirme y yo solo bajé la taza y sonreí ladinamente cerrando los ojos unos minutos y luego volverlos a abrir mirando a los suyos.

-Sinceramente, pensaba que me preguntaría algo referente acerca de los antiguos reyes de Diamantes u alguna otra cosa así -Tomé el panecillo que había dejado minutos atrás sobre el pequeño plato y con un cuchillo agarre un poco de mermelada y comencé a untarlo en el pan. ¿Como nos conocimos Ky y yo? Suspiré tranquilamente al recordar ese momento- Cuando me anunciaron como sucesora al trono real, antes de ascenderme como reina me habían dado unos años para prepararme y para conocer a quien iba a ser mi acompañante en nuestra larga temporada como líderes del reino.

Al terminar de untar la mermelada al panecillo lo deje sobre el mismo plato sin atreverme a darle un mordico u algo, ya que en verdad no lo hacia por mi. Necro, en ese momento tomó el panecillo y se lo tragó sin masticarlo ni nada.

-Un día me encontraba en el jardín del castillo de Diamantes, tomando el té plácidamente en compañía de mis inseparables alas... -Al decir eso ultimo ambas se movieron un poco, Necro solo hizo un ademán con la mano y Undine se reverencio ante Alfred- ... A mí, un hombre de rubia cabellera apareció, apenado me preguntaba en donde quedaba el camino hacía la sala del trono real puesto que se había perdido...

Reí ligeramente nada más al recordar la cara roja de vergüenza de Ky por el simple hecho de haberse perdido, pero ¿Quien no lo haría? En ese tan inmenso castillo.

-Cuando le lleve a la sala de trono, inmensa fue nuestra sorpresa cuando anunciaron que él era el candidato perfecto para ser el rey... -Volví a tomar la taza y darle un sorbo en esta- Ky no se negó, y yo tampoco lo hice, nos dieron el tiempo suficiente para que nos conociéramos y al final al momento de nuestra boda ambos fuimos coronados como los reyes de Diamantes